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RENACER DE LAS CENIZAS. por patjes

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Hace mucho que no lograba entrar en un sueño tan profundo, tal vez toda la acción y adrenalina que había soltado últimamente le ayudaban a mejorar su sueño y caer rendido a los pies de Morfeo.

Estaba tan cómodo y a gusto que no podía reconocer entre sus sueños y la realidad, pero los ladridos de Lucky no paraban, ladridos agudos y constantes, así que pensó que ya era demasiado tiempo para soñar aquello y dejo el subconsciente para regresar a la consciencia, dándose cuenta de que en verdad el pequeño cachorro no paraba de ladrar.

Salió deprisa de la cama y busco en la oscuridad sus pantuflas, de pronto dejo de escuchar los ladridos, pero aun así debía ir a verificar al can para ver que necesitaba y no volviera a ladrar así o terminaría despertando a Kris y entonces sí que sería echado a patadas.

Abrió la puerta con cuidado de no hacer más ruido y camino de puntillas hasta las escaleras, entonces noto que una luz estaba prendida, y de verdad esperaba que solo se hubiera quedado encendida por olvido de ambos y no porque Kris ya hubiese bajado a regañar al pequeño.

Pero, ¡carajo! Escucho un ladrido más cerca, por lo que supo que Lucky ya estaba fuera del cuarto de lavado; preocupado, bajo un poco más rápido; sin embargo, retrocedió al mirar a Kris, y es que lo que veían sus ojos era algo impactante.

-

Kris había bajado al escuchar la insistencia en los ladridos del perro, estaba cansado y ese animal no ayudaba a calmarse, así que salió de la recamara, percatándose que ChanYeol ni siquiera se había movido, prendió la luz y abrió la puerta donde se encontraba el canino.

-¿Y tú qué? – le gruño al perro, este respondiéndole con ladridos más fuertes. – Maldito perro loco, si fuera por mí ya estarías en la calle con otros perros devorándote. – otro ladrido fuerte.

-¿Qué? ¿Qué es lo quieres? – se le quedo mirando mientras el perro retrocedía y arrastraba con el hocico su cuenco vacío para agua. – Aish, perro estúpido. ¿Acaso tiraste tu agua? Estoy seguro que eso estaba lleno. – más ladridos mientras le ponía  el traste enfrente.

Kris tomo el cuenco aun reclamando al perro por ser tan odioso y estúpido, se dirigió al fregadero y lo lleno. – Pero que quede claro que esto solo lo hago porque ya estoy harto de tus ladridos, así que si vuelves a tirar tu agua, te mueres deshidratado. – bajo el traste con el agua y el perro se acercó como si no hubiera tomado agua en días.

Kris aprovecho para hidratarse igualmente, pero con una bebida más fuerte, y se sentó en la mesa, ya sin ganas de regresar a la cama, solo quería estar tranquilo en su silla, pero Lucky pensó que tal vez podría jugar con el grandulón, se acercó hasta él y con sus colmillos tiro de la manga del suéter.

-¡Ey! Quieto animal. – pero el perro siguió insistiendo y comenzó a lengüetear su mano. – Wah, perro asqueroso, estas todo mojado de la trompa. – trato de limpiar los rastros de saliva en la cabeza del can, tal vez logrando que el pequeño lo interpretara como una caricia y siguiera insistiendo.

-¡Ya! Mugroso con suerte. – lo señalo, Lucky aprovechando para morder ligeramente su dedo. – Aish, bueno ya. – acaricio una sola vez su cabeza. – Satisfecho. – lo cargo y lo metió nuevamente en el cuarto.

Al terminar se decidió por volver a su cuarto, sin esperar que el menor estuviera sentado al final de las escaleras, viéndolo con una sonrisa estúpida en su rostro.

-¿Bueno y tú qué? ¡Lárgate a dormir! – le grito con la cara roja de vergüenza y enojo, no podía con esa cara de estúpido que estaba poniendo Yeol porque significaba que había visto todo.

-Sí, hyung. – el menor salió disparado de regreso al cuarto.

-Acaso... ¿Me dijo hyung? – murmuro para sí mismo, sacudió su cabeza tratando de alejar todo pensamiento ilógico y solo volvió para su recamara.

“¿Ahora cuidas de pequeños animalitos indefensos?” – se burló una sombra en su cuarto, aquella en forma de hombre, voz rasposa y ese maldito sombrero que usa para cubrir su rostro y solo dejar ver su sonrisa siniestra.

Kris trataba de ignorarlo, sabe que no es real, solo debe calmarse, tomar su medicamento y esperar a que esa voz salga de su mente.

El medicamento tarda en hacer efecto, no logra dormir con esas burlas en su cabeza, pero al final logra que se desvanezca, al menos por ahora se ha deshecho de una alucinación, pero mira el frasco y observa que solo le quedan 5 pastillas más, y entonces ¿Qué hará después?

~

Los días pasaban tranquilamente, Kris no había recibido ninguna llamada para realizar algún trabajo, y por el momento está bien así, podían solo descansar, cuidar de Lucky y fumar en medio de la noche, mirando la luz de la luna y las estrellas que parecían brillar más intensamente.

ChanYeol estaba seguro de que habían entrado en el mes de junio, pero no deseaba saber más en que día exactamente, en ese lugar no era necesario estar informado de nada; o quizá, era solo el deseo de olvidarse de todo, de que pronto llegaría una fecha que festejaba con una persona especial, amada; sin embargo, esa persona especial lo había abandonado y olvidado, así que él intentaría lo mismo. Cada día tallaba con fuerza su piel donde aún sentía las  caricias de BaekHyun, trataba de tirar los recuerdos por la regadera y distorsionaba su cara en esas noches de sueño donde decidía aparecerse, todo con el propósito de comenzar a olvidarlo.

¿Si lo lograría? Eso no estaba seguro, pero seguía en proceso; además, ya no tenía nada en Seúl, y sabía que la última vez que tuvo la oportunidad para escapar fue aquella cuando la policía los seguía, pero no lo hizo, la adrenalina era más poderosa y el pensamiento de poder meterse en problemas cuando lo cuestionaran por la muerte de su padre, a estas alturas claro que debían saber que fue intencionado, y que estaban buscando al culpable y si el reaparecía podría ser incluido en la lista y quizá ser atrapado, y no, no deseaba estar en prisión, no quería que nuevamente alguien lo retuviera en contra de su voluntad y, al menos con Kris tenía un poco de libertad y ya no temía, o eso pensaba.

En el momento en que ChanYeol encontró a Kris dándole agua a Lucky y acariciando su cabeza, pensó que hasta la persona con el corazón más frío y cruel puede cambiar y querer a otros seres vivos, esa era su prueba, Kris bien pudo correr de la casa al pequeño o hasta patearlo hasta callarlo, pero no lo hizo, y está seguro que hasta vio un diminuta sonrisa implantada en su cara, estaba tan emocionado por aquello que ni siquiera se percató de la forma en que lo llamo.

Hyung, le había dicho, obedeciéndolo al instante y sin la oportunidad de ver la reacción del otro.

Que importaba, lo había soltado con sinceridad al ver que aceptaba al perrito y lo dejaba conservar. Sin poder evitarlo, ChanYeol se sentía feliz por aquello; no obstante, algo llevo todo al carajo en una sola noche.

Había despertado bien descansado como hacía varios días desde que dormía en esa cama, bajo rápidamente y aprovechando que Kris les dejaba la puerta abierta para salir cuando desearan, saco a Lucky para que diera un paseo por alrededor de la casa e hiciera sus necesidades; después preparo el desayuno para los dos, pero Kris no le respondía, así que fue hasta su cuarto y toco la puerta volviéndole a insistir que bajara a desayunar, pero su respuesta fue negativa.

-¡Te escuche, carajo! Bajo en un rato, solo… solo déjame en paz por unas horas.

-Bien. – le respondió simplemente, alejándose para no molestarlo más, tal vez no durmió bien, pensó, tratando de excusar su comportamiento para evitar al mismo tiempo recordar al Kris del pasado.

Desayuno solo con la compañía de Lucky, dándole algunas probaditas de su preparación. Al terminar abrió la puerta y salió a jugar con el cachorro, tratando de enseñarle nuevos trucos y logrando solo que el perro corriera como loco a su alrededor.

-Lucky. – le reclamo como un niño, pataleando en el piso. – Se supone que los perros como tú son muy inteligentes, esperaba que pronto aprendieras y me llevaras las pantuflas a donde fuese necesario.

El perro solo le ladro y se le acercó para morder la manga de su sudadera. – Bien, te lanzo la vara. – aventó la ramita con la que jugaban y Lucky corrió tras ella. – Bueno, al menos sabes ir por la vara. – acaricio la cabeza del can cuando regreso y continuaron el juego.

Entro poco después para ver si Kris ya había comido, pero parecía que ni siquiera había bajado, no quería molestarle para nada, así que mejor se quedó en la sala sin hacer mucho.

Pasaron horas, el mayor ni se asomaba, y él había perdido el apetito, por lo que busco en el cajón de una encimera un porro, pero por desgracia no había más de ellos, sabía que podía encontrar varios en el cuarto de Kris, pero por ahora no podía comprobar. Rebusco un poco más y solo encontró una pequeña bolsita con polvo blanco.

-Esto estará bien por ahora. – abrió el paquete y corrió por un pequeño plato extendido metálico, en el que formo algunas líneas del polvo con una vieja tarjeta y comenzó a inhalar.

Le ardía como el infierno, pero sabía que pronto habría recompensa.

Lucky se le quedo mirando, y enseguida comenzó a ladrarle.

-¿Qué sucede, Lucky? – tal vez el perro si sabía lo que sucedía a su alrededor y no deseaba que ChanYeol se dañara. – Basta, Lucky. – trato de callarle, pero al no lograrlo decidió salir para evitar que los ladridos fueran escuchados hasta el cuarto.

El perro parecía no querer dejarle entrar de nuevo, así que no tuvo de otra más que continuar jugando con él.

Pasada la tarde, ChanYeol entro de nuevo al hogar con una gran sonrisa y un perro igual de alegre al ver a su dueño así.

Miro a Kris apoyado en el fregadero de trastes y corrió emocionado cerca del tipo.

-¡Kris! ¿Qué crees? Lucky ya sabe dar la pata. – menciono alegre, hasta que Kris lo miro a los ojos y pudo notar algo extraño en su mirada, parecía fatigada, ensombrecida, muy oscura. – Kris ¿Qué sucede?

-¿Tienes que ser tan escandaloso? – le pregunto irritado. – Ese estúpido perro me tiene harto, no sabe hacer nada más que ladrar.

ChanYeol endureció la mirada, estaba cansado de decir que si a todo. – No es estúpido, de hecho, creo que el único estúpido aquí eres tú.

Kris rió amargo. – ¿Te crees muy valiente? – lo reto con la mirada.

El menor quería retroceder y retirar sus palabras, pero su orgullo no se lo permitió y lo reto de igual manera con la mirada. – No entiendo que sucede ahora, pero no es mi jodido problema que tengas problemas en la cabeza.

Y entonces si se arrepintió, la cara de Kris se puso tensa y roja de furia, él mismo podría llamarse loco, pero que alguien más lo hiciera era la peor de las ofensas.

El pelinegro dio un paso hacia atrás, dispuesto a irse del lugar, pero Kris no tenía planeado permitírselo, lo jalo de la muñeca y lo puso de un solo movimiento de frente al fregadero, con el mayor apretándolo desde atrás con su cuerpo y rodeándolo con un brazo.

-¡Kris, suéltame! – le exigió.

-¡Tú provocaste esto, así que ahora te aguantas! – vocifero.

ChanYeol trato de librarse del agarre, pero pronto Kris lo tomo de su larga cabellera inmovilizando su cabeza; Lucky comenzó a ladrar y a acercarse a Kris, tratando de impedir que lastimara al menor, pero Kris le pateo con fuerza, alejándolo de ellos, con el perro llorando y tirado en el suelo.

-¿Qué haces, imbécil? – quiso defender al perro y a sí mismo, logrando solo que Kris lo aprisionara más.

Vio a Kris tomar un cuchillo de un cajón cercano.

-Lo matare. – le dijo con rabia.

-No, él no tiene nada que ver en esto. – el mayor seguía señalando con el arma al animal tirado en el piso. – Por favor, Kris, no lo lastimes, yo… yo haré lo que digas ¿sí?

-Hmm. – se lo pensó, pasando el filo del cuchillo cerca de la cara de ChanYeol. – Bien, creo que eso puede funcionar; – dejo el cuchillo en su lugar. – pero, debes cooperar. – menciono con un tono un octavo más grave, dándole un aspecto aterrador.

-¿Con… que? – pregunto con miedo, Kris jalo un poco más de su cabellera, haciendo que el menor soltara un quejido doloroso. – Ya basta, Kris. – le suplico con los ojos cerrados.

-Pero si apenas empezamos. – movió la cabeza, como intentando que alguien no lo tocara. – ¡Él es mío! – grito al viento y con la mano libre jalo de los pantaloncillos elásticos de ChanYeol, tocando sin pudor sus glúteos.

ChanYeol se estremeció, el toque no era agradable, era más bien agresivo y tuvo miedo, su corazón comenzó a latir a prisa.

-No, Kris. – trago saliva audiblemente, tratando de removerse de la posición, pero fallando sin remedio. – Tú no quieres hacer esto ¿cierto?

-Sí que quiero. – dijo con la voz distorsionada, haciendo temblar al menor.

-¿Tomaste tus medicamentos? Iré por ellos si me lo permites.

-¡No! – le grito. – Ya no hay medicamentos y no pienso pedir por más.

Abrió la llave del grifo y mojo sus dedos, y sin previo aviso enterró un dedo en el interior del menor.

ChanYeol soltó un pequeño grito por la sorpresiva intromisión, trato nuevamente de soltarse. – Kris, para. – le exigió tratando de no mostrar temor en su voz.

-Si paro ahora… mato al perro, frente a ti, haré que limpies sus restos y será toda tu culpa. – Kris trato de dejarlo sin salida, poniendo más imágenes en su memoria que no quería saber.

-No, ya basta- - siseo al sentir dos dedos más en su interior.

Pero sabía que no acababa ahí, si la intromisión de los dedos le había resultado dolorosa, la intromisión feroz del miembro del mayor dolió más; y aun así, Kris intento bruscamente darle placer a él también, besando su cuello, marcándolo, tomando de su miembro y masturbándolo a diferentes ritmos, y es cierto, llego cierto momento en el que comenzó a sentir que su pene se ponía erecto, no lo deseaba, no quería que pasara y terminara siendo una persona masoquista ante los ojos de un sádico, pero la mano de Kris comenzaba a hacer estragos en su cuerpo.

Sintió la liberación de Kris en su interior, estaba molesto por eso, pero sin importar si ChanYeol llegaba a su clímax o no, Kris solo salió.

ChanYeol de inmediato se alejó y tropezó con sus propios pies, cayendo de costado, mirando con molestia al rubio.

-Tú eres mío. – le dijo señalándolo, y de pronto tomo las llaves de la camioneta y la casa, salió dejando asegurada la puerta y se largó.

Entonces ChanYeol se acomodó, levantándose con dificultad y acercándose a ver al animal herido. – Lamento esto, Lucky. – le dijo con la voz quebrada, el perro solo se acercó a lamerle la cara, limpiando esa lagrima traicionera.

Kris había estado todo el día encerrado en su cuarto, tratando de callar las voces internas que tanto lo molestaban, ya le habían dado una mala noche, haciéndolo rodar por la cama, intentando tapar sus oídos en balde; y es que, ya llevaba alrededor de una semana sin tomar los medicamentos, y eso estaba mermando su mente.

Logro calmar sus demonios por un buen tiempo, sin saberlo ChanYeol estaba ayudándolo; sin embargo, no aguantaba más, había llegado a su límite.

Esa mañana aun trataba de pelear con aquellas voces materializadas que se burlaban y lo influían a hacer cosas desagradables.

“El chico es bello, tal vez debería ir a probar sus labios.” – le provocaba la mujer, danzando entre cada palabra.

“Yo quiero jugar con él.” – dijo el niño, sacando de quien sabe dónde un gran cuchillo que parecía realmente afilado. “¿Quiero saber qué pasaría si clavo esto en uno de sus ojos.” – rió traviesamente.

Y el hombre reía sin parar, disfrutando de todas las emociones por las que pasaba Kris, desde los celos hasta ira.

“¿Qué pasa, Kris? Quizá quieras que sea yo el que tome a ese chico bello o el que quiera jugar con sus ojos” – soltó una risotada provocadora.

-¡Basta! – les grito a los tres, tratando de alcanzarlos sin éxito para golpearles. – A él no lo toca nadie. ¡Es mío! ¡Mío!

Después de tratar de lidiar tan fuerte con aquellos tres demonios, porque para Kris no podían ser otra cosa; decidió bajar, necesitaba al menos un poco de agua.

Mojo su cara y bebió del vaso con agua, apoyándose del filo del fregadero pues su cabeza no dejaba de latir dolorosamente, parecía que tenía a alguien martilleándolo constantemente.

Escucho los gritos emocionados de ChanYeol y los ladridos del perro, atormentando su interior, sabía en una situación normal él querría escuchar esa risa y emoción; pero no ahora.

Después de intercambiar gritos e insultos, exploto, y no exactamente por las palabras de ChanYeol.

“Así es, aléjalo, deja de venga a mí, yo me haré cargo de su linda cara” – le dijo el hombre del sombrero cuando ChanYeol estaba dispuesto a irse, pero Kris no dejaría que aquel tipo lo tocara, así que lo jalo y lo mantuvo preso entre su cuerpo y el fregadero.

Lo que hizo después, fue para mostrarle a aquellos tres personajes que ChanYeol solo podía ser tocado por él, que solo él podía darle placer al chico y a sí mismo, y que en esa casa era el único que decía cuando y donde, no había dejado de imponer, aún era fuerte y estaba consciente de su propósito principal.

Al terminar de liberarse dentro del menor sintió que aquellos monstruos se calmaban, ligeramente satisfechos; pero necesitaba de más.

Dejo encerrado al menor y salió directo a calles oscuras y poco concurridas de Busan. Sabía perfectamente donde encontrar lo que necesitaba.

Entro a un pub con una facha sencilla, donde nadie sospecharía de nada a excepción de que ahí llegaban varias personas a divertirse, pero conocía al dueño del lugar y el negocio ilícito por detrás de algunas puertas privadas.

Cogió a varias chicas ese día, duro, sin vacilaciones ni miramientos, incluso dejando a más de una herida; pero no le importaba, mientras tuviera el dinero suficiente para pagar por sus demandas, nada pasaría; además, que con cada chica violentada, las voces disminuían de a poco, calmando su mente, liberando su demonio.

Llego a su límite con aquella chica rubia pequeña y delgada que no paraba de llorar, ya estaba cansado, así que solo salió por varias bebidas.

Al salir estaba tan ebrio que ni siquiera se percató de que se quedó dormido dentro de su camioneta hasta el día siguiente.

Muy temprano en la mañana decidió regresar a casa, esta vez con otro tipo de voz haciéndole saber qué es lo que hizo anoche, su estúpida y diminuta consciencia.

Solo entonces se percató del gran daño que le hizo a ChanYeol y a esas mujeres, no recordaba la cara de ninguna de las féminas, aunque si recordaba algunos de sus lamentos; sin embargo, lo que más recordaba era la cara de horror de ChanYeol combinada con toda la impotencia y coraje que tenía.

Se la pensó más de dos veces antes de abrir la puerta, pero necesitaba saber si el pelinegro estaba bien.

Estaba por subir al cuarto cuando escucho un ronquido proveniente de la sala, se asomó para ver al menor durmiendo con Lucky entre sus brazos.

ChanYeol sintió la mirada del rubio porque de inmediato abrió los ojos, evitando el contacto directo, llevo a Lucky aun dormido entre sus brazos al cuarto de lavado y lo acomodo en su cama improvisada, dándole algunas caricias.

Quiso alejarse después, pero fue detenido por Kris.

-ChanYeol. – le llamo.

-¿Ahora qué quieres? – le contesto con rabia.

-Yo… es que… ¡Aish! – le soltó y froto su cabello.

-¿Eso es todo? Bien, adiós.

-Lo lamento. – le dijo antes de que se fuera.

ChanYeol se detuvo al principio de las escaleras, girándose para mirarlo con ojos inquisitivos, tratando de encontrar el trasfondo de sus palabras. Soltó una pequeña risa que le hizo saber al mayor que no le creía nada.

-Creo que he escuchado eso antes, ¿y sabes qué? Me da completamente igual.

-No, Yeol. – se acercó más a él. – En verdad…

“Ahora le ruegas perdón” – rió el hombre, regresando, dejando ver su oscuridad.

ChanYeol noto el cambio repentino en Kris, miraba a otro lado con el ceño fruncido, como retando a alguien, volteo por instinto, sin encontrar a absolutamente nadie.

La mujer danzante se acercó por detrás de ChanYeol, rozando con sus dedos su cuello.

-¡No lo toques! – Kris soltó un puñetazo muy cerca de la cara del menor, haciendo que este se encogiera en su lugar.

La risa del niño se escuchó muy cerca, con un cuchillo grande y afilado que podía llegar a ser hilarante por el tamaño del mismo comparado con la del menor, pero sus ojos mostraban maldad, sabía que quería herir al pelinegro con esa arma.

Kris jalo de ChanYeol, para después colocarlo detrás de su espalda, protegiéndolo de algo invisible.

-Kris, ya basta. Suéltame ¿Qué te ocurre? – forcejeo con el agarre del mayor.

-¡No le harás daño! – volvió a gritar al viento; y entonces, ChanYeol lo entendió, Kris trataba de defenderlo de algo inexistente, pero que en su cabeza era muy real y posiblemente aterrador.

-Escúchame, aquí no hay nada. – trato de razonar con el otro, pero él estaba muy metido en tratar de protegerle.

Kris observo al niño acercarse con el objeto filoso, tomo con rapidez una estatuilla y la aventó al aire, estrellándose en el piso, no muy lejos de ellos, mientras seguían retrocediendo; de pronto, se impulsó para tratar de golpear al hombre y a la mujer que trataban de acercarse a ellos, cayendo al no haber nadie en el sitio, e incluso aterrizando por debajo de la estatuilla rota, provocándose varios cortes en rodillas y manos que ya empezaban a sangrar.

-¡Kris, por favor, detente! – le grito el menor, aun con miedo de acercarse y terminar herido.

-No te preocupes, – se volteo Kris, hablándole con la voz entrecortada por la falta de aire y un poco ronca por los excesos, pero había algo más, ChanYeol logro ver algo en sus ojos, no sabía exactamente que era, pero era muy diferente a todo. – no dejare que te lastimen. – le dijo, y fue ahí, cuando descubrió que lo que veía era sincera preocupación, él le protegería sin importar que fuese o que ni siquiera pudiese ser visto por alguien más, él de verdad tenía esa necesidad de cuidarle.

No obstante, ChanYeol se preguntó porque se sintió diferente al miedo, si Kris lo había lastimado una vez más, y era probable que lo volviera a hacer, pero… no podía seguir viéndolo así, aventándose a la nada y golpeando hasta herirse solo a él.

Se acercó sin pensarlo. – Hey, escúchame. – le hablo con calma.

-No, no Yeol, debo alejarlos primero y luego-

-Para. – le ordeno tomando su mentón.

Kris dirigía frecuentemente la mirada hacia los lados y es que en su cabeza los tres se acercaban y estaban cerca de herir al pelinegro. – Están cerca, te van a lastimar. No lo toques. – su voz cambio a una suplicante, mientras Kris ponía la mano en la cabeza de ChanYeol a modo de protección.

-Ellos no me pueden tocar. – la mirada de Kris bajo instantáneamente a los ojos de ChanYeol.

-Si pueden, están haciéndolo.

-Mírame. – le dijo en demanda. Kris seguía intercambiando la mirada con el menor y con el espacio, realmente sin ponerle atención. – Mírame – le dijo nuevamente, y Kris aun temblando y con mirada de horror le prestó atención a lo que le diría.

-No quiero que te lastimen. – fue lo que logro decirle.

-Escúchame solo a mí ¿de acuerdo? – recibió el asentimiento del rubio. – Nadie más puede tocarme ¿ves? – paso la mano de Kris por su cabeza, despeinando algunos mechones. – Solo tú lo podrás hacer.

-Pero-

-No ha pasado nada, estamos aquí solo los dos, puedes mirarme, puedes tocarme, puedes olerme y sentirme ¿cierto?

-Sí. – contesto con más calma.

-¿Ellos a que huelen? ¿Cómo se sienten sus manos?

-No, yo… no puedo olerlos y… ­– trato de alcanzar el brazo del niño. – no sé cómo se sienten, no puedo tocarlos. – hizo una pausa para después seguir. – Pero, aún siguen ahí, burlándose, queriendo hacer daño, desesperándome a niveles superiores, no paran de molestarme con sus palabras.

-¿Qué te dicen?

-Que te harán daño, que estoy olvidándome de mi principal objetivo por ti, que… debería deshacerme de ti.

-¿Cuál objetivo?

-Eliminar a los hombres que destruyeron mi familia. – tapo sus oídos. – Has que paren, por favor. – parecía realmente desesperado por callar esas voces.

ChanYeol trataba de hablarle, pero Kris seguía sin querer escuchar nada, hasta que dijo ese nombre – Kevin. – le llamo con un tono bajo y conciliador, sabiendo que se exponía, pero queriendo intentar todo para calmarlo; y parecía funcionar, por un momento el rubio se quedó sin aire, mirándolo atentamente a los ojos, soltando sus oídos.

-Kevin. – repitió el mayor, queriendo tal vez encontrar el significado de ese nombre en desuso, el que su madre le había dado, y la única que le llamaba así después de dejar su lugar de origen; y no sabe por qué, pero se sintió lleno, cálido como cuando su madre le hablaba, ese nombre no pensaba volver oírlo hasta que vengara a sus padres y todos supieran quien era K y que habían hecho con su entorno, y sabe que ni siquiera había permitido a Lay nombrarlo así, nadie lo había hecho desde entonces, pero ChanYeol se había atrevido y… estaba bien.

-Solo concéntrate en mi voz, toca mi piel. – ayudo al mayor a pasar el dorso de su mano sobre su brazo. – Soy real, estoy aquí, y ellos no pueden tocarme ni un pelo, así que ignóralos y se irán.

-No lo harán. – negó varias veces. – Ellos son unos demonios.

-Lo harán porque ahora yo te ayudare ¿de acuerdo? Esos demonios no te molestaran más porque terminaremos lo que empezaste hace poco y limpiaremos el nombre de tus padres y después huiremos, tal vez a Canadá ¿te gusta esa idea,…Kevin?

-Tú… ¿harías eso? – pregunto sorprendido, para luego negar. – No, no puedes ayudarme en ello, eso es mi asunto, no puedes exponerte a algo que no te concierne.

-Ahora también es mi problema, lo siento pero decidiste contarme tu historia, por lo que se volvió personal; además, esta será mi nueva vida, viviré contigo y acabaremos con las personas correctas y después nos alejaremos de todos.

-¿Por qué? – frunció el ceño. – ¿Por qué estarías dispuesto a entrar a este infierno conmigo?

ChanYeol no estaba realmente seguro del por qué, tal vez era miedo, la empatía de sus terribles pasados, o quizá… ¿lo quería?, puede ser que las tres o ninguna de esas respuestas, a lo mejor solo necesitaba sentir nuevamente esa adrenalina en su cuerpo, pero eso era demasiado; estaba enloqueciendo, ¿Cómo podía ayudar a alguien que le causo tanto daño, que lo humillo y abuso tantas veces y que lo separo del que creía era el amor de su vida?

No tenía respuesta a nada, solo lo haría porque sí.

-Tan solo lo haremos. – menciono con determinación. – Pero por ahora, tienes que hablar con Lay y dejarte ayudar, no podemos hacer esto si tú estás mal.

Kevin negó de inmediato. – No puedo hablarle ni verlo después de la discusión.

-Entonces déjame hacerlo a mí. – vio una leve desconfianza en su mirada, por lo que ChanYeol rió levemente. – Ya he tenido varias oportunidades de escape, y no lo he hecho, dije que estaría contigo, y así lo haré, solo déjame ayudarte.

El rubio asintió, dándole el celular, ChanYeol descubriendo que su agenda era corta, pero varios de esos nombres ya tenían cara en su mente, tal vez varios otros de ahí serian personas con las que el mayor trabajo alguna vez, dejo de pensar en eso y marco el número de Lay.

-¿Kris? – contestaron del otro lado.

-No, soy Chanyeol.

-¿ChanYeol? ¿Qué sucede? ¿Estas herido?

-No, pero creo que Kris te necesita, son sus medicamentos.

-Oh…, bien, iré en la tarde. – respondió con cierta incomodidad.

Colgó y devolvió el teléfono, después se le acercó para preguntarle: – Dime los detalles, ahora necesito saber quiénes son los de la lista, terminaremos con ellos.

Y si, ahora estaba metido en algo terrible y oscuro, tomando un sendero lleno de sangre, en camino de convertirse en un demonio más.


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