Minato miró los escombros de Rasengan Corp.
No podía creerlo.
Esa empresa existía desde hace más de 60 años, sus abuelos la habían fundado.
Jamás imaginó que terminaría así. .
Fue tonto por vender la empresa.
Usted seguirá siendo el administrador. O eso hasta que mi jefe lo decida. Él no consulta con nadie. Todo lo hace a su antojo.
Las palabras del pelirrojo fue una trampa. Lo habían engañado.
Kushina, Menma e Ino miraban con dolor todo.
—¿Por qué hizo esto? A caso...
—Venganza.
Esa voz la reconoció de inmediato—¡Tú!
Menma y Kushina detuvieron al rubio.
Kurama sonrió deleitado por el rostro del rubio. Naruto estaría feliz y triste de verlo así —Le dije que Ōtsutsuki era impredecible. Toma decisiones sin consultar a los demás.
—¿Sabías que era mi hijo?
_¿Hijo?_ arqueó su ceja—. Vaya descaro. Llamarlo hijo cuando ustedes le dieron la espalda desde bebé.
_¡Tú no sabes nada!
—Lo único que sé es que cuando su padre, Ōtsutsuki Hagoromo, lo encontró. Naruto y Gaara vivían en la calle. Naruto hacia lo posible por llevarle un plato de comida a Gaara. No importando que él no comiera. Eso es lo que se. Incluso estuvieron a punto de violarlo. Quien lo salvó fue su padre. Y desde ese entonces se hicieron inseparables.
Kushina sollozó.
—Naruto y Gaara conocieron lo que era el amor de un padre, tener una familia. A alguien a quien poder llamar papá.
Kushina y Minato bajaron la mirada.
—Conozco a Naruto, y no hará nada más contra ustedes. Él solo quería que sufrieron un poco por todo el daño que les hicieron, y veo que lo ha logrado.
Miró a los hermanos —Naruto los ama. Me contaba como su pequeña hermanita cuidaba de Gaara mientras que él limpiaba la casa para poder comer, y le enseñó a leer. Y tú Menma... Está muy agradecido contigo por las veces que se enfermó y se hicieron pasar el uno por el otro. Con esto que hizo, no se alejen de ellos. Ambos los aman. Y siempre desearon poder convivir con ustedes dos. Ahora tendrán que decidir que hacer.
Kushina miró a su hijo —Menma, tú...
Asintio y limpió sus lágrimas —Yo casi no me enfermaba, quién lo hacía era Naruto. Así que gracias a Chiyo-san nos hacíamos pasar uno por el otro para que mi hermano fuera atendido.
Por la mente de Kushina pasó un recuerdo.
-Kushina-sama... Mamá ¿Me quieres?
-Claro que sí. Te amo mi bebé.
-Te amo, mamá.
-Yo más a tí Menma... - el pelinegro comenzó a llorar -Tranquilo, Menma. Te recuperarás y regresaras a jugar.
Aquel no había sido Menma, sino Naruto. Su pequeño Naruto.
—Se que Naruto-niichan debe estar muy enojado con ustedes... Siento lo que hizo con la empresa, pero yo lo buscaré— dijo Ino.
———
Naruto mantuvo la sonrisa hasta el final. No había visto a Gaara así que supuso que se había adelantado a casa.
Se apoyó en la pared, y todo rastro de felicidad se fue.
Lo había hecho. Al fin se había vengado... Y no se sentía bien.
—Naruto.
—Sasukee...— murmuró, bajó la mirada. No queria ver el rostro del azabache, de seguro lo odiaria.
—Mírame...— su blondo no lo miraba. Sujetó delicadamente el mentón y obligó al rubio a que lo mirará. Lágrimas surcaban las mejillas del rubio. Lo abrazó —Llora, Naruto.