Condujo a casa.
Eran las 11 de la mañana.
Estaba 100% seguro de que Gaara lo iba a reprender.
Por el espejo vio que Sasuke cruzó el portón de su casa. Condujo unos metros más y entro a la propiedad. El auto de Kurama estaba estacionado al frente. Se estacionó a un lado, apagó y descendió del auto, y entro a la casa.
—Buen día.
—Buen día— saludó a su pequeño hermano.
—¿Así que con Sasuke Uchiha?
Se sonrojo —Ammm yoo...
—¿Tú, qué?
—Gaara, deja de molestar a Naruto. Ya está lo suficientemente grande para ser desvergado.
—¡Deidara!— gritaron ambos avergonzados.
—Ya deja de molestarlos Deidara. Anda Naruto, ve a ducharte. Tomaremos el desayuno en el jardín, y estaremos un rato en la alberca.
—Esta bien.
Corrió a su habitación, tomó el traje de baño y entro al baño. Se desvistió y entro a la ducha.
El agua fría se deslizó atraves de su piel.
La sonrisa confiada y excitada de Sasuke apareció en su mente.
Acarició sus labios. Aún sentía los labios de Sasuke sobre los suyos.
¿Realmente habían tenido relaciones sexuales?
No tenía ningún malestar de los que Deidara le había hablado.
—¿Qué fue lo que sucedió?
—Naru ¡Apresúrate!
_¡Voy!—cerró la llave y tomó la toalla, se vistió y se dirigió al jardín.
Su hermano y amigos ya estaban desayunando. Aún no tenía apetito, se despojo de la camisa y corrió a la alberca.
—Esta deliciosa— Se apoyó del bordo—. ¿Saben algo...?
—Periódicos. Televisión. Rápido. Internet.
—Dios...
—Sus gritos no pasaron desapercibidos. Todo mundo habla de que Gaara y tú son sus hijos.
_¡No lo somos!— exclamaron al unisono.
—Estos pancakes están deliciosos— farfulló Deidara con la boca llena.
El aroma le llegó y su estómago gruño. Salió de la alberca y tomó una toalla que estaba a espaldas de la mesa de desayunar.
—Vaya...
—Ehhh. Quién diría que el santo Naruto sería comido.
—¿Qué tal es el Uchiha en la cama?
Se avergonzo —¿DE QUE HABLAN? Sasuke y yo... Yo...
—Mira tu espalda.
Se acercó a la ventana de la entrada del jardín, se reflejó en ella. Giró un poco ¡No podía ser cierto!
—————————
Sasuke entró sonriendo a la casa.
—¿Por qué esa sonrisa hermanito?— preguntó Itachi.
—Sí, hermanito. Porque esa sonrisa.
—Que, les importa.
—Sasuke. Yo no te eduque de esa manera. Anda, salgamos a desayunar.
—Sí, madre— dejó el saco en el sillón.
Se sentaron a desayunar.
—¡Sasuke Uchiha!
El nombrado sonrió. Al parecer ya había descubierto su regalito.
—¿Ese fue Naruto-san?— preguntó Sai.
————————
Naruto miró horrorizado y avergonzado su espalda. Tenía cientos de marcas rojas en su espalda y se perdían en el pequeño shorts.
Temeroso deslizó su shorts...
—¡Sasuke Uchiha!— gritó enfadado.
¡Inclusive le había mordido los glúteos!
Rieron a carcajadas al escuchar decir tantas groserías. Era algo raro en el rubio.
—¿Así que ya te desvergo?
Naruto se sonrojo tanto que el color de su rostro competía con el color de cabello de su hermano Gaara.
—¿Te a gustado?— preguntó Konan.
—¿Esta bien dotado el Uchiha?
—¡Déjenme en paz!— huyó despavorido de las preguntas.
Eso no se quedaría así.
Sasuke Uchiha lo pagaría muy caro.