La familia Uchiha y Namikaze se encontraban reunidos en el jardín de la casa Uchiha, hablando de los últimos acontecimientos en las empresas.
—¿Cómo vez lo de Yamanaka?— preguntó un azabache de ojos negros.
—La verdad me lo esperaba, Fugaku. Estaba quebrando. Pero no entiendo porque. Tenían nuestra capital.
—Yo tampoco lo entiendo. No entiendo cómo desapareció el dinero. Todos su reportes y todo estaban correctos. De seguro alguien desvío el dinero, y ellos no se dieron cuenta.
—La auditoría salió limpia. Sin ningún desvío.
—Solo Dios sabrá. Pero ahora ellos están más tranquilos.
—Kushina tiene razón. ¿Ya saben quién les salvó de la banca rota?
—No. Pero tiene que ser alguien muy poderoso e inteligente. Mirá que pedirles el porcentaje de la asociación a cambio de salvar la empresa.
—Supongo que esa persona quiere hacer negocios. Los mejores somos Uchiha.
Kushina solo puedo mirar a su esposo. La verdad es que ellos se estaban quedando sin dinero. Sus hijos se gastaban todo el dinero en banalidades. No sabía que podía pasar cuando llegaran al límite.
Minato hacía todo lo posible por salvar la empresa de sus padres. No quería perderla.
—Papá. Mamá. Alguien se va a mudar a la casa de enfrente— dijo un joven varón de unos 20 años.
—Imposible— dijo Fugaku y miró al frente. Era cierto. Varios carros de mudanzas estaban en la acera.
Todos miraron con curiosidad. Pues sabían perfectamente de quién era esa mansión.
Un auto deportivo último modelo se detuvo frente a las rejas. Alguien con cachucha se bajó del auto, por como vestía era obvio que era doncel, abrió el candado de la puerta y luego la reja.
El auto entró a la propiedad seguido de los de mudanza.
Uchiha y Namikaze vieron a bajar a otro doncel, pero éste traía una sudadera que cubria su cabello.
El de la sudadera abrió la puerta de la casa y los de la mudanza comenzaron a descender las cosas.
—¿Y esos quienes son?
—¿Ōtsutsuki-sama tenía familia?
—Hasta donde yo se sus hijos fallecieron hace 20 años.
—Tal vez son sus nietos— dijo una mujer rubia.
—Posiblemente Ino tenga razón.
—Hasta que dices algo.
—Cállate, copia barata.
—No sé. Pero sin duda son una belleza de donceles— dijo Fugaku—. Siempre quise donceles. Lamentablemente tuve 3 hijos varones. Uno sensato, un vanidoso y un raro.
—¡Papá!— se escucharon las tres exclamaciones.
—¿Qué? Envidio a las familias con donceles. Se cree desde la antigüedad que los donceles son los que más aman a la familia y los protegen.
Cuatro personas se miraron y bajaron la mirada. Hace 16 años que sus dos hijos/hermanos donceles desaparecieron, y no los habían vuelto haber... De hecho ni recuerdan como eran.
—¿Kushina, estas bien?
—Si— ¿Cómo iba estar bien? Por no ser valiente habían perdido a dos de sus hijos. Lo peor de todo es que no sabía que les gustaba, ni como eran. Y para ser exactos no sabían cuando desaparecieron.
-----flashback-----
Había notado a sus dos hijos triste últimamente. Pero cada vez que les preguntaban no respondían. Y para pero, gran parte del servio había renunciado en menos de 4 años.
Era el cumpleaños 18 de sus hijos. En vez de verlos felices como esperaban se miraban desvastados. Como si un gran dolor los consumiera.
Una vez que terminó la fiesta y todos se marcharon los preguntaron que sucedía.
Ino se quebró —Extraño a mis hermanos.
Minato frunció el ceño —Pero que tonterías dices Ino. Ustedes no tienen hermanos.
—Claro que tenemos hermanos— el azabache habló —¿Al caso ya olvidaron a Naru-niichan y Gaa-onichan?
—¿Qué les hicieron a mis hermanos? ¿Por qué se los llevaron? ¿Dónde están mis hermanos?— sollozó la rubia —¿Qué les hicieron a mis hermanos?
Ambos abrieron los ojos con horror.
Kushina negó y cubrió su boca. Aquellas preguntas hizo que corriera con los del servicio.
—¿Dónde están mis hijo?— preguntó a la primera que encontró?
—Supongo que descansando de la fiesta. Ino-sama y Menma-kun deben estar agotados.
—Estoy hablando de Naru y Gaa.
—Kushina-sama. Yo tengo 5 años aquí y jamás he visto a otros hijos que no sean los señoritos.
continuara..