Sasuke se encerró en sus pensamientos, parecía una persona muerta en vida.
Se volvió callado, dejo de comer y lo único que hacía era acostarse mientras lloraba hasta quedar dormido.
Los ojos que alguna vez estuvieron llenos de vida, ahora estaban perdidos.
Mikoto estaba asustada, sabía que algo malo pasó con su hijo, pero este jamás le decía que ocurrió, en algún momento de esta etapa, Sasuke dejo de hablar, la mujer estaba paranoica al ver en ese estado a su hijo, aún que llorara, aún que gritara diciendo que le dijera alguna palabra.
Sasuke se quedaba ahí, sin hacer ningún movimiento, como si el azabache ya no perteneciera en este mundo.
El cuerpo de mikoto estaba decayendo a pesar de ser tan joven para padecer enfermedades, pero así era, la azabache sufría de leucemia y cada día hacia mal estrago en ella.
Fugaku estaba enfadado por su hijo tan inútil, y no dudaba en reprimir la actitud que el pequeño ojinegro había tomado.
Lo que había sido un matrimonio perfecto de 20 años, empezó a desmoronarse ante las peleas que giraban entorno del menor Uchiha.
"¡Deja de decir estupideces Fugaku!, es tú hijo, ¿Qué no lo ves? Está mal y ¡no tenemos idea de qué ocurre con el! " la voz histérica de la mujer resonaba en la gran casa que compartían los 3
Gran error de ellos, en vez de estar discutiendo, hubieran ido con su hijo a abrazarlo con fuerza mientras tenía ese ataque de pánico.
Pobre Sasuke, quien se abrazaba el solo, llorando, con la respiración entre cortada y rogando que se callaran, sintiendo pánico al no poder dejar salir su voz y gritarles que se detuvieran.
"¡Pero es un inútil!, ¡No voy a estar soportando estas niñerías!, el está bien, solo quiere llamar la atención"
"¿Llamar la atención? ¡Tu hijo no puede hablar ni comer! ¿No te preocupa que tu hijo parezca un muñeco de trapo? Y no tenemos una mínima idea de por qué llora todo las noches, y tú dices que niñerías, ¿es en serio Fugaku?"
"Son estupideces"
"Tú eres el único que está haciendo y diciendo estupideces" Mikoto estaba llorando de la frustración y rabia que sentía, nunca había visto ese lado tan indiferente en su esposo, o tal vez si, siempre era tan estricto con Sasuke, haciéndolo sentir inferior comparándolo con su hermano mayor.
Pero ella no tenía derecho de juzgar a Fugaku, sabiendo que había hecho lo mismo.
Cuando subió las escaleras en buscar de ir a su cuarto y poder dormir. Se encontró con la puerta abierta de la habitación de su hijo, caminando hacia ella, abriéndola lentamente, sin avisar que iba a entrar, después de todo, nunca recibía respuesta.
Y fue en ese momento, que se dio cuenta de todo el daño que había provocado a su pequeño y que ya era muy tarde para arreglarlo.
Sasuke temblaba, abrazando sus piernas con desesperación de sentir calor ajeno, se sentía solo y temía a la oscuridad que había en el lugar, escuchaba voces susurrándole cosas que no entendía. Quería pedir ayuda pero su voz se quedaba atorada en su garganta, su cuerpo estaba lo suficiente tieso como para poder moverlo y se había quedado en esa manera, rogando en su mente que alguien viniera a ayudarlo, pero como siempre lo era, nunca nadie estaba ahí, más que los gritos de sus progenitores sonando en su mente como ecos en una cueva.
Mikoto se acercó lentamente, dudando de que ese pequeño ser tan débil era su hijo, ese pequeño ojinegro orgulloso y con una linda sonrisa, ¿era el mismo que temblaba por el frío que sentía? No podía creerlo, parecía irreal y sinceramente, Mikoto deseaba que no fuera verdad por su conciencia la estaba carcomiendo viva.
"¿Cariño?" Sasuke no sabía si se trataba de su mente volviéndole hacer una broma de mal gusto o si realmente era su madre, hubiera deseado poder mover su cuello para verla, pero le era imposible.
"Cariño, yo... no entiendo, bebé, ¿Cuando te volviste así y no me di cuenta?" Le preguntó, aún sabiendo que no iba a recibir respuesta alguna, pero estaba incrédula, sin creerse el estado del menor, pero tienes que creerlo mikoto, tú fuiste una de las personas que provocó esto.
Se hincó para estar a la misma estatura de su hijo, sintiendo algo mojado en sus rodillas, pero la habitación estaba oscura sin un rastro de luz y era difícil saber que era ese líquido que rodeaba al ojinegro.
Se acercó al menor, con las mejillas empapadas y la conciencia gritándole lo mala madre que era, su corazón se estrujaba cada vez que el chico temblaba en sus brazos.
"Lo siento tanto cariño, yo nunca quise hacerte esto" le decía, esperando que sus sentimientos llegaran al menor Uchiha, pero este, seguía llorando sin estar consciente de lo que pasaba a su alrededor "Lamento dejarte solo cuando más me necesitabas"
Oh mikoto, no importa cuántas lágrimas derrames, ni todas las palabras que digas, el daño ya está hecho, Sasuke esta roto.
La mujer tenía que hacer algo, lastima que no iba a estar mucho tiempo en esta vida como para solucionar el problema que le causó a su pequeño.
Si tan solo la vida no fuera tan ruda con el pequeño y tierno Sasuke, su madre hubiera estado con el, y el hubiera superado esa mal etapa.
Pero las cosas no eran así, Sasuke sabía bien que el no se merecía ser feliz, y esta vez no sería la excepción.
La enfermedad atacó muy fuerte a mikoto a la corta edad de 42 años, dejando así, a Sasuke completamente solo, a la mitad de superar esos traumas.
Oh Mikoto, si tan solo hubieras estado en este mundo un poco más, Sasuke no hubiera decaído nuevamente en esos malos hábitos suyos, ni hubiera vuelto a aceptar que esos monstruos le volvieran acechar.
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Sasuke ya tenía 19 años, había pasado 2 años después de la muerte de su madre y estaba bien, claro, eso decía el azabache.
El Uchiha aprendió a nunca mostrar sus sentimientos, por qué es malo, la gente es mala cuando sabe tus pensamientos y te ataca con ellos. Sasuke ya no quería sufrir más así que se encerró en su burbuja para no ser lastimado nunca más.
Pero estaba bien, "podría estar peor" siempre pensaba el chico.
Había estado trabajando y estudiando desde que tenía 17 años, por qué claramente su padre no lo iba aceptar, después de esa noche en que su madre vio ese lado enfermizo suyo, con los meses y las terapias psicológicas, Sasuke volvió a hablar y pudo contarle a su madre que había pasado, emitiendo quien era sus agresores, limitándose a decir que era molestado.
Mikoto levantó una demanda y pronto ese tema se esparció en la preparatoria, la madre quería saber exactamente quién eran los agresores, la ironía de esto, es que era toda la escuela, hasta algunos profesores.
La verdad siempre sale a flote.
Esa frase era muy correcta, por qué cuando Naruto se enteró, fue a la dirección a acusar a ese grupo en específico y a el, sabía que esos rumores de que era un gay asqueroso, era por su culpa y por haberlo rechazado de esa manera y humillarlo.
Pronto las cosas empezaron a a encajar justo como un rompecabezas, los rumores, su casillero lleno de mensajes ofensivos, los baños rayados de oraciones ofensivas hacia el azabache, el pupitre rayado diciéndole que se muriera, esas cosas que se veían simples a la vista, pero si tú hubieras pasado eso cada día de tu vida, Ya no sería tan simple, ¿verdad?
Todo aquel que llegó a molestar y humillar al azabache, empezó a temer de sus acciones, así que cada uno fue acusándose de las barbaridades que hicieron con el Uchiha, mikoto estaba tan sorprendida al escuchar las confesiones de los alumnos y rompía en llanto cada vez que se ponía a pensar todo el martirio que tuvo que sufrir su hijo menor.
No era sorprenderse que el chico casi cayera en la locura, después de soportar eso durante tanto tiempo, ni siquiera tenían idea de cuánto tiempo pasó esto, pero estaban seguro que había pasado más de 3 años sufriendo bullying.
¿Qué pasó con Naruto? Después de ser el primero en acusar a los agresores, empezó a volverse el blanco de odio para todos y empezaron a molestarlo, Naruto se culpo de todo, se merecía lo peor, por ser una basura con aquel chico de mirada dulce.
Minato estaba decepcionado de su hijo, y la amistad perfecta de hijo y padre, se destruyo. Minato volvió a ser iluso y no se dio la cuenta de las señales de su hijo, por qué claro, Naruto era fuerte y podía defenderse, eso pensaba Minato, pero estaba tan equivocado, Naruto no podía con toda la escuela y aún que pudiera, se castigaba por un error que cometió.
Oh pobre Naruto, los seres humanos siempre nos equivocamos, no tienes que culparte solo a ti.
¿Qué pasó con el matrimonio perfecto? Claramente se divorciaron, Fugaku negó a su hijo cuando supo que era un maricon, y se fue de la vida de Mikoto y Sasuke sin mirar atrás.
Oh pobre de Fugaku, cada vez envejeces más rápido y te lamentaras de no tener a alguien que te cuide y brinde amor cuando seas incapaz de hacerlo tú mismo.
¿Qué pasa ahora con Naruto y Sasuke después de casi 4 años de todo ese incidente?
Te sorprenderá realmente saber que el mundo es muy pequeño, por qué si, ambos chicos están en la misma universidad de artes visuales, pero no... no se volvieron a encontrar gracias a la universidad, nada de eso.
Fue una noche fría de octubre, mientras que el azabache caminaba a su casa después de una larga jornada de trabajo.
Cuando subía las escaleras del puente, se encontró con un chico que se estaba perdido en sus pensamientos, mirando hacia la calle donde transitaban muchos carros con velocidad y el ruido de los claxon se escuchaban cuando el semáforo se volvía rojo.
Sasuke lamentablemente, conocía esa clase de mirada, así que se acercó, y toco gentilmente el hombro del rubio.
"¿Estás bien?" Cuestionó cuando el chico por fin salió de su trance y giró para verlo, fue en ese momento que azul y negro se juntaron, Sasuke tembló y retrocedió hacia atrás con temor, sin creer que aquel chico era su gran amor.
No podía verlo, no quería verlo, no estaba listo, no lo estaría nunca, no deseaba ver esa mirada azul tan perdida y rota como la suya.
"Y-yo lo siento" hablo el pequeño, odiaba tanto ver su asqueroso cuerpo reflejado en la mirada de Naruto.
Salió corriendo de ahí, abrazando su estómago plano y rompiendo en llanto cuando entro a su departamento.
Naruto no podía ver ese lado tan repugnante suyo, no debía de ver aún a su cuerpo asqueroso, por qué seguía siendo ese cerdo pervertido.
Tenía que ser hermoso para el y tan solo así, si lo volviera a ver, no le daría asco su reflejo en la mirada del rubio.
Pero Sasuke estaba muy enfermo para notar que debajo de esos suéteres grandes que siempre llevaba consigo, había un cuerpo esquelético.
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