Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El obrero y el arquitecto por kurerublume

[Reviews - 132]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Una disculpa por la demora. Solo que estas semanas fueron medio pesadas, hace unas semanas una mamá casi me gritó por cosas que eran su responsabilidad, la directora fue un gran cero a la izquierda y pues quería golpear gente.

Creo que este capítulo viene bueno jaja.

Agradezco a Alcachofa, Martha19, karii27, Flor de occidente, Mabel y The vampire por sus reviews.

¡DISFRUTEN!

CAPÍTULO XVIII: Seré hombre

 

 

 

Dos meses, ¡dos mugrosos meses de tener esta idea en la cabeza! Ya no he podido volver a besar a Rafa, el tramposo ya no se ha quedado dormido cuando vemos películas.

 

Por eso tengo un plan, uno que me hace sentir muy basura: voy a invitarlo a mi casa a desvelarnos viendo la nueva serie que escogimos. Yo voy  a dormir mucho para estar bien despierto y aguantar hasta el amanecer. Y así, cuando Rafa se duerma, podré darle… otro beso.

 

¡Otro beso!

 

Ese es mi triste plan. Creo que hasta me doy lástima, lo escucho en mi cabeza y solo pienso «Eres patético, Fernando».

 

Soy de lo peor, soy un pésimo amigo; soy un cobarde bisexual. Bisexual, bisexual, bisexual…

 

No puedo estar peor. Soy uno de esos a los que llaman «heteroflexible». Aunque… si llegara a pasar algo, no veo a Rafa bien dispuesto a dejarse. Entonces… ¿yo… yo aceptaría ser… el de abajo?

 

¡Dios santo! Eso ni lo puedo imaginar. No me veo haciendo eso. Que el señor perdone mis malos pensamientos, pero no puedo evitarlos.  

 

Si hay algo que me ha quedado claro es que yo quiero hacérselo a Rafa. En mis sueños es… casi perfecto. Rafa se me hace muy lindo, pero también guapo; dedicado. Así que supongo que era cuestión de tiempo para que soñara esto, para que lo quisiera e hiciera planes para lograrlo.

 

Cuando recuerdo sus labios sonrío como idiota. Quisiera…

 

—Fer —llega Gabo—, ay, no mames que estás leyendo —cierro mi libro medio molesto. Estaba teniendo pensamientos muy profundos y llega este menso a interrumpir. Ni siquiera estaba leyendo, solo fingía, pero sí que estaba teniendo pensamientos.

 

—Pues sí mamo —en lugar de darse cuenta que me enojé, mi amigo empieza a reírse.

 

—No, no mamas —se sienta junto a mí. Estamos en un descanso de quince minutos—. Oye —su tono cambia radicalmente y eso me preocupa—, voy a terminar con Diego.

 

Abro los ojos de la sorpresa— ¿No me dijiste que iban bien? ¿Fue por lo del hospital? ¿Te está engañando con alguien? —y entonces de verdad me enojo— ¡Si lo hace por Dios que te acompaño a pegarle!

 

—Tranquilo, salvaje —se ríe—. No me engaña con nadie, pero sí que le gusta otra persona. No me gusta ser el segundo, así que… ya ves.

 

Me quedo en silencio, esperando a que me cuente cómo sabe eso, pero no lo hace. Así que decido abrazarlo nada más pasando mi brazo izquierdo por sus hombros— Pues qué idiota.

 

—Lo es.

 

 

 

------

 

 

 

Lo veo frente a mí. Con la cara de enojado. Pero se sigue viendo bien, supongo. No quiero sonar tan gay.

 

—Oye, Rafa, ¿quieres venir a mi casa? Pero ahora sin que te quedes dormido, eh —le bromeo para intentar calmar mis malditos nervios.

 

—Sí, claro —es todo lo que me responde antes de irse con mis compañeros a revisar algo de un pedido que llegará hoy. Rafa estos días ha estado muy estresado, no lo culpo. Siente que ya nos estamos atrasando y hay un plazo para la construcción.

 

Así que medio triste yo, porque Rafa no me siguió la broma como siempre, me voy a continuar mi  trabajo. Hoy sí que me he ensuciado y sudado como cerdo. Tomo mis herramientas y me pongo junto a Martín.

 

Todo lo hacemos en silencio, hasta que noto que está llorando. ¿Qué se supone que haga? Maldición.

 

—¿Por qué no te tomas un descanso? —le sugiero sin mirarlo a la cara— Desde que llegué no has parado, regresa en diez minutos.

 

Pero no me responde.

 

Pasan un par de minutos cuando por fin deja sus herramientas y se quita el casco de seguridad— Fer, ¿te puedo contar algo? Creo que eres el más confiable de todos y ahorita necesito a alguien.

 

—Claro —le respondo sin pensarlo, ya para que Martín quiera decir algo, es porque es importante.

 

Al principio no dice nada, parece estatua, pero luego lo  escucho suspirar— Mira, Fer, no es sorpresa que tenga problemas y pocos saben cuál es. Mejor dicho, solo dos personas lo saben —aprieta los labios—: el señor Martín y… Roberto.

 

¿Roberto lo sabe?

 

—Ok —le digo casual.

 

—Fue Roberto quien me ayudó a estar aquí. Nos conocimos hace dos años y medio. Yo iba a ser… bueno, lo necesitaba, así que no me juzgues, por favor.

 

—Jamás lo haría, Martín.

 

—Pues me querían contratar para que traficara droga y si no, para trabajar en un club y ser un señuelo.

 

—¿Señuelo? —pregunto confundido.

 

—Ya sabes, para los que tiran a ambos lados y no lo dicen abiertamente —¿qué rayos me está contando este Martín? Parece historia de matones.

 

—Ah, entiendo  —mentira, no entiendo nada— ¿Y qué decidiste hacer?

 

—Señuelo, era más fácil y menos riesgoso. En el club conocí a Roberto, era asistente de cocina o de barra, ya no me acuerdo. Pero el punto es que él me dijo que me saliera de ahí, fue muy amable conmigo y me consiguió trabajo con el señor Ramón. Desde entonces he estado aquí.

 

Cada vez entiendo menos, pero solo afirmo con la cabeza como si de verdad captara lo que me quiere decir— Comprendo.

 

—Ok, Fer. Aquí va —inhala profundo y se acerca más a mí—: este Roberto me gusta, pero se está portando muy grosero conmigo —susurra en mi oído.

 

¡¿Qué?! ¡¿Tanta historia para que me diga que está enamorado de un hombre?! ¡Yo pensé que me iba a contar por qué necesita el dinero! Aunque supongo que esta noticia es igual muy importante. Jamás me pasó por la cabeza que a Martín le gustara ese Roberto.

 

Y ahí entiendo de qué va todo esto y sinceramente no se me hace buena idea.

 

—¿Quieres que yo haga algo? —pregunto con algo de nervios— Sabes que yo ni he podido avanzar con Rafa. Soy más lento que nada en estas cosas. No entiendo…

 

—Quiero que me ayudes, sí —me interrumpe—. Eres muy torpe en esto, pero eres el único que yo conozco que se siente como yo me siento.

 

—¿Y qué haría yo por ti?

 

—Pues tú llevas más tiempo sabiendo que te gusta un hombre, ¿no se te han ocurrido ideas para… acercarse? —susurra aún más.

 

Con su pregunta me pongo mucho más nervioso que antes— ¡Claro que no! ¿Por qué crees eso? Solo queda superarlo y adiós —intento sonar casual, pero Martín no me cree por la manera en que casi cierra los ojos, como buscando mi mentira—. Es en serio. No queda de otra.

 

—Ok, Fer. Gracias —se pone de espaldas a mí, pero sé que está molesto. Y ah, maldito sentimiento de culpa.

 

Inhalo bien fuerte antes de hablar— Planeo invitarlo  a mi casa a ver una serie… y cuando se duerma… ya sabes —cierro mis ojos por la vergüenza. Decir mi plan en voz alta hace que suene aún más patético.

 

Martín voltea sonriendo— ¿En serio? Cielos, como un pervertido acosador —dice con sinceridad pero sin mala intención—. Yo pensé que serías más del estilo romántico: toque de manitas sin querer, abrazos “inocentes”, palabras bonitas…

 

Al darme cuenta que va a seguir enumerando esas tonterías, lo interrumpo— Hago todo eso, pero somos hombres, Martín. Está bien ser homo o bi, pero tampoco hay que exagerar.

 

Se queda dos segundos pensando cuando por fin me responde—Tienes razón, si tú vinieras a darme una flor o algo así, me espantarías —noto que sonríe porque se está imaginando esa escena—. De solo pensarlo me da cosita —admite fingiendo que le dan escalofríos.

 

—Ya entendí, ya entendí. Bueno, pues entonces, no sé. No te imagino intentando conquistar a ese tipo. Se ve que es medio creído —Martín me lanza una mirada entre indignado y divertido—. Con respeto, pero ese tipo se cree la gran cosa.

 

—Vaya que sí, pero me gusta. Maldición, lo confundía con admiración o gratitud, pero no es solo eso. ¿Te pasó lo mismo con tu cotorrita?

 

—No, no, no. A ver, espera… ¿Es por ese tipo que estabas llorando?

 

Su cara cambia totalmente— Claro que no, sería muy chillón si llorara por algo así. Solo que quería distraerme al contarte esto y no la razón por la que necesito dinero. Así que dame ideas ya, quiero ser “hombre” —dice casi con burla, pero serio al mismo tiempo.  

 

—No se me ocurre ninguna ahorita, mi cerebro ni lo ha procesado, Martín.

 

Pone los ojos en blanco por mi lentitud, supongo. Pero me vuelve a sonreír y volvemos a trabajar.

 

Y Dios santo, una vez que me ha dicho todo eso creo que es muy obvio que le gusta: lo recorre todito cuando pasa. De verdad soy muy ciego para estas cosas, espero que Rafa no sea así cuando de verdad intente ¿conquistarlo? Sí, creo que esa es la palabra. Ruego a todos los dioses habidos y por haber que se dé cuenta de todo, porque si no, esta batalla está perdida.

 

 

 

------

 

 

 

Por fin terminó la jornada y Rafa llegó conmigo medio tenso, medio enojado, no sé; llegó raro.

 

Llegamos  a mi casa y desde que le puse al capítulo de la serie, como que lo veo distante.

 

Con tranquilidad golpeo su pierna con el plato de papas, pero solo toma una mísera papa. Una.

 

—Rafa —le llamo muy decidido a saber qué rayos tiene—, ¿por qué estás así?

 

—¿Así cómo? —pregunta confundido, como si no supiera que su actitud es diferente.

 

—Así como enojado, tenso. Sé que el trabajo está pesado, pero estas semanas ya casi nos ponemos al corriente con tu cronograma o ese calendario raro que tienes.

 

Ríe cansado— Cronograma, algo muy útil —suspira fuerte—. Pues es que mi exnovia me marcó hace dos días, pero no para regresar ni nada de eso —aclara en cuanto ve mi cara de espanto—, sino para pedirme un favor.

 

—¿Y qué favor es ese? Si se puede saber, claro.

 

—Darle empleo a su hermano.

 

Abro los ojos por semejante petición— Wow, seguro terminaron muy bien como para que se atreva a pedirte eso —Rafa mueve los hombros como quitándole importancia.

 

—Supongo, no nos guardamos rencor ni esas estupideces. Recuerdo que me decía que le gustaba mucho mi barba —dice mientras una de sus manos acaricia su barbilla.

 

«Es que tu barba es fabulosa y muy envidiable» pienso en mi momento que he decidido llamarlo «marica pero masculino». Envidiar la barba de un hombre es muy comprensible, creo yo. Pero si envidias la barba del hombre que te gusta, pues… marica.

 

—¿Y entonces? —pregunto cuando lo veo recordando sus buenos momentos con esa exnovia.

 

—Pues es que… ese tipo me cae mal, Fer. Pero es muy mío, como cuando yo te caía mal al principio.

 

—¿Te estás diciendo infantil?

 

—Sí, porque sé que ese tipo no me ha hecho nada, pero me fastidia como no tienes idea. Y bueno —dice suspirando—, creo que por eso he estado raro. Porque quiero decirle a mi exnovia que no hay vacante, pero eso sería ser deshonesto por una estupidez mía. Y tú sabes cuánto detesto ser así, por Dios que sí…

 

Sé que si lo dejo seguir hablando se va a echar otra Biblia como la que me dijo esa vez que vino a mi casa a disculparse, así que es mejor llenarle la boca. Pero no con besos, ojalá pudiera, así que decido meterle dos papas para que se calle.

 

—Entiendo, Rafa. Pero mira, al final tú me caíste muy bien —lo señalo con una sonrisa—, tal vez pase lo mismo aquí, quién sabe —observo cómo termina de masticar mientras me da una patada.

 

—Ya sé. Maldito seas, me hiciste ver más infantil —vuelve a llenarse la boca con papas—. Gracias, Fer. Supongo que tenía que sacarlo.

 

—Cuando quieras —le doy una palmadita en la espalda mientras volvemos a concentrarnos en la serie.

 

Y entonces mis ansias regresan. Y aumentan más y más mientras noto cómo se empieza a quedar dormido.

 

Quiero besarlo ahora.

 

¿Y por qué esperar más si ya aguanté semanas, meses?

 

No lo pienso más en cuanto veo su boquita.

 

¡Ahhh! Me voy a desmayar del gusto. Justo esto era la que necesitaba: sentirlo.

 

Por un momento todo va bien, hasta que Rafa suspira y se mueve un poco, pegando más nuestros cuerpos. Eso me trae un recuerdo muy raro: aquella vez del inflable, donde, sin querer, terminó sobre mí; moviéndose no por su voluntad, pero sí muy frenético y tan sexualmente.

 

El beso se hace más intenso en cuanto me animo a delinear parte de sus labios con mi lengua. ¡Perdóname, Rafa!

 

—¿Qué?

 

Y me quedo quieto, quieto como estatua… como muerto. Literalmente el alma se me acaba de salir del cuerpo.

 

¡Es Juan!

 

Su voz provoca que Rafa empiece a abrir los ojos y yo apenas y tengo tiempo de quitarme.

 

—Juan —dice mientras bosteza—, ¿qué haces despierto? ¿Qué hora es? Oh, no, otra vez me quedé dormido —voltea a verme con cara de tristeza—. Perdóname, Fer, no fue mi intención. Es que aquí está muy cómodo.

 

Abro la boca para intentar contestarle, pero maldita sea, creo que me he quedado mudo.

 

—No se preocupen, solo venía por cereal. Me dio hambre —da media vuelta y yo corro atrás de él.

 

—Juan —llego susurrando—, no digas nada a nadie, ¿sí? Fue un accidente.

 

—¿Accidente? Claro, a otro perro con ese hueso, Fernando —responde sin mirarme—. Pero no se lo diré a nadie si tú se lo dices a Rafa en una semana.

 

—¿Qué?

 

—Ya me oíste. Papá y tú siempre me han dicho que mentir está mal, ¿quieres que mienta ahora y por ti? Sé hombre, Fer —cierra la puerta del refri con su leche. Se va a la mesa y se prepara su cereal.

 

¿Ser hombre significa confesar mis perversidades?

 

¿Ser hombre significa decirle a otro hombre que me gusta y que me lo besuqueé en mi casa?

 

Siento que quiero ir al baño. No quiero decir la verdad, no quiero. Es una verdad terrible y vergonzosa. Es un maldito dilema moral. Odio esas cosas…. Porque siempre acabo haciendo lo correcto.

 

No queda de otra, seré hombre.

Notas finales:

¿Ccómo creen que sea la confesión de Fer? jaja

Ojalá les haya gustado el cap.

¡BESOS!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).