Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El obrero y el arquitecto por kurerublume

[Reviews - 132]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Como lo prometí, otro capítulo. Quedó cortito, pero es porque ya se viene lo bonito ^^

 

Gracias a Alcachofa y Martha19 por sus reviews.

Disfruten

CAPÍTULO XXXVI:

El día de las reflexiones

 

El fin de semana pasa sin mensajes de su parte, ni de la mía. Esto no es algo que se solucione con mensajes. Pero me da pena.

—Oye, hijo, haz el desayuno —dice mi padre por la puerta, es domingo en la mañana.

—Entiendo, ahí voy —me levanto de la cama, con mucha flojera.

Llego a la cocina, decido preparar unos huevos con jamón y un poco de pan tostado. Me distraigo haciendo eso, cuando sale mi papá del cuarto otra vez.

—Wow, qué rápido andas, eh —dice para aligerar el ambiente, porque sé que desde ayer ha notado que estoy extraño. De por sí a veces soy callado, pero ahora lo he sido más de lo normal—. Te ayudo —se pone junto a mí, moviendo el sartén y los huevos con una pala de tanto en tanto—. Ya no te pregunté cómo te fue el viernes, ¿todo bien?

—Sí, ¿por qué?

—Pues uno suele llegar más animado de una fiesta, Fernando. Parece que te llevaron a un velorio —voltea a verme serio, yo sólo me encojo de hombros.

—Pues nada exagerado, pá. Sólo que no me divertí tanto al final —sigo con lo mío, pretendiendo que estoy muy concentrado en hacer el desayuno. Aunque por dentro sigo y sigo pensando y recordando las palabras de Rafa. Se veía tan dolido, tan triste.

Pero así se supone que son las cosas cuando uno quiere conservar una amistad.

Eso sí, mi cabeza me jugó una mala broma cuando consideró tener un noviazgo con Rafa. Jaja, qué raro suena eso ahora. Es muy descabellado.

—¿Y qué tal Rafa? —suelta de repente y yo sólo vuelvo a encogerme de hombros— ¿Te enojaste otra vez con él? Si parecen esposos.

Su comentario me hace abrir los ojos de miedo e intento defenderme— ¡Papá, por Dios, no digas eso! Qué asco —muerdo mis labios por haber dicho eso. No es algo que dé asco, Rafa no me da asco—. Es que luego Rafa cambia de parecer muy rápido y no lo entiendo.

—Ah, te entiendo. Pues lo mejor es darle su espacio y ya cuando lo veas más calmado, hablas con él —básicamente, lo que hice cuando me le confesé y dejé que él se me acercara primero, aunque después fue que le dije cosas muy feas.

—Creo que eso haré.

¿O mejor le hablo cuando se le pase el enamoramiento? ¿Cuánto dicen que dura? ¿Seis meses… dos años?

Dios, no.

Es que todo el rollo que pasó, ¿para que todo se repita? Nuestro distanciamiento, la vez que casi lo hice llorar; luego cuando fue a mi casa a pedir que fuéramos amigos. No quiero volver a pasar por eso.

 

Así que al día siguiente, evito a toda costa quedarme solo. Siempre estoy con Martín, con Paco, que por cierto es primo de Gabo, me cae muy bien. Entonces Rafa no tiene oportunidad de decirme nada y me alivia, pero siempre estoy en tensión.

A la salida, camino hacia donde están Paco y Martín, Gabo apenas está llegando a ellos cuando veo que lo llama este Santiago muy serio, así que no creo que sea para algo bueno.

—Fer —me asusto al ver a Rafa tan nervioso—, ¿puedes venir?

Quiero decirle que no, pero como siempre, no me puedo negar— Claro, ¿a dónde?

—Sólo al primer piso, ya todos se están yendo.

—¿Sabes? Me sorprende que estés aquí con nosotros, normalmente los arquitectos no se la pasan tanto tiempo en la construcción.

—Pues es que estamos así de comprometidos —dice con orgullo—, si por algo no nos han venido a clausurar ni una sola vez.

—Eso sí, a veces en las otras construcciones sí llegaron a hacer eso y teníamos que esperar a que los demás lo solucionaran, llegaba el señor Ramón muy enojado y luego teníamos que apurarnos —vamos llegando al primer piso—. No quiero imaginarme qué tenían que hacer para volver a construir ni cuánto dinero tuvieron que dar.

Rafa hace cara de miedo— Ay, la verdad a mí no me ha tocado algo así, pero Santiago me ha contado que luego lo hacen a propósito para ganar más dinero, porque saben que a nadie le conviene dejar un terreno a medio construir —suspira—. Por eso me da gusto que Santiago y Sebastián no se hayan dejado.

—Ya lo sé. Pero espera, ¿Sebastián? ¿Tu amigo?

Rafa empieza a reírse— Claro que no, Sebastián se llama así también el socio de Santiago. Ellos empezaron con la empresa “Áurico”.

—Ah, eso no sabía. Jamás he visto a ese tal Sebastián.

—Es que él y Santiago se dividen los proyectos y tienen juntas semanales para saber cómo van. Sebastián es mucho más tranquilo y amable que Santiago.

Al final, llegamos a uno de los cuartos del primero piso— ¿Y bueno? ¿De qué quieres….

—Ya sabes de qué —asegura medio tenso—. Fer, soy muy terco. No me rendiré contigo, siento que muy dentro de ti todavía sientes algo por mí. Me da miedo —respira hondo—. Pero después de todo este fin de semana, la verdad es que estoy seguro que no me arrepiento de haberte dicho y que sería la persona más afortunada de tener como novio a alguien como tú —eso me sonroja muchísimo. Cielos, eso es… lo más bonito que me han dicho en mucho tiempo—. Y si… lo que no te deja decidir es por… —se sonroja más y aprieta sus manos con fuerza— lo sexual. Yo… me esforzaré y seré el de abajo, para que no pienses más cosas innecesarias. Estoy dispuesto a eso. Tú sólo tienes que quererme y consentirme mucho.

Como hace algunos meses lo he dicho, Rafa cuando se quiere disculpar o algo así, habla mucho y muy rápido. Incluso aunque tartamudeó, habló rápido.

—Ahhh —respondo como estúpido. Otra vez siento cómo mi corazón está latiendo con mucha fuerza. Creo que esta podría considerarse una segunda confesión y por eso me pongo así. Es una reacción natural. Carajo, creo que hasta estoy sudando—. Yo…

—Te quiero, Fer. Piénsalo, y por favor, no dejes de hablarme ni de considerarme un amigo. ¿Porque sabes qué? No tenemos que sacrificar nuestra amistad para ser novios; los novios también son los mejores amigos que tenemos en nuestras vidas: podemos contar con ellos, nos apoyamos, nos queremos.

—¿Y qué pasa cuando terminan? —pregunto asustado.

—Duele, porque pierdes a tu amigo y tu novio al mismo tiempo —asegura totalmente honesto.

—Eso es lo que yo no quiero, Rafa.

—Y sé que ambos somos lo bastante maduros para eso, ¿eso es lo que temes? —se acerca a mí y toma mi mano— Créeme, Fer. Si de algo estoy seguro es… que si esto no funciona, aún así te quiero en mi vida.

—Eso dices ahorita.

—Y lo diré en el futuro, te lo aseguro . Porque eres noble, lindo, atento —sus dedos juegan con los míos, tiemblan un poco—. Y Dios, me estás haciendo decir cosas tan vergonzosas —se tapa la cara y me da la espalda—. Qué confesión tan cursi y patética —vuelve a voltear hacia mí—. Sólo piénsalo y ya.

Se va de ahí, dejándome en ese lugar que me acabo de dar cuenta estaba medio oscuro. Y aún así pude ver cómo se ponía todo rojo este Rafa.

Me recargo en la pared.

¿Es que acaso Rafa pudo ver mis miedos?

¿Por qué me siento tan… aliviado y contento?

 

***

 

Entonces, cuando Fer y Paco me acompañan a mi casa, me encierro en mi cuarto. Sigo en shock.

—¿Ya tienes tus cosas para mañana? —pregunta mi mamá detrás de la puerta. 

—Ya — le contesto cortante.

—¿Estás bien? Ven a cenar —me levanto de la cama medio de malas porque sé que si no voy, esta señora seguirá insistiendo.

Hablando de insistencia…. ¡qué miedo! Si de por sí cuando el Santiago no sabía bien qué pedo, era bastante pesado. Ahora que ya se… “decidió” y me lo dijo en la cara para algo serio. ¿De qué será capaz ese pendejo?

Qué puto oso. Ojalá siga siendo igual de discreto que siempre. Es más, prefiero que me siga viendo feo a que haga otra cosa más estúpida.

¿Y si engordo? Porque hasta donde sé, este Santiago es superficial, capaz  que si engordo entonces ya no le guste y se rinda.

 

Salgo al comedor, ya todos están ahí, así que tomo un poco de carne, ensalada y pasta.

—Hoy nos lucimos, cariño —le dice mi papá a mi mamá, porque oh, sí, les encanta cocinar juntos todos empalagosos y la chingada. Cuando están en la cocina es mejor ni entrar. Una vez los caché y mi papá le dio un agarrón a mi mamá. Ya imaginarán cuánto me ardieron los ojos. Así que, esa zona está prohibida cuando ellos dos están adentro.

—Riquísimo —yo pongo los ojos en blanco, estos señores son tan cursis. Pero me gusta que se quieran tanto, aunque obvio es un secreto.

—¿Cómo te ha ido en el trabajo, Gabo?

—De poca madre —respondo sin pensarlo y de inmediato me tapo la boca. Mis papás me miran como asesinos. Mierda, se me olvidó cuidar mi lenguaje frente a mis hermanitos—. Pfff, sí, madre mía. De poca tensión, ya sabes. Todo tranquilo y normal.

David se empieza a reír y mi papá responde— Ah, qué bueno, Gabo. Porque tienes que distribuir bien tus tiempos para la Universidad.

—Ya sé, ya sé.

—Ya falta poco para Navidad, ¿harás algo con tus amigos?

—No sé, no hemos quedado en nada —sigo comiendo y los demás por fin se quedan en silencio.

—¿Y tú, David? ¿Para cuándo la novia? —pregunta mi mamá de la nada y David comienza a atragantarse. Huh, aquí hay gato encerrado— ¿Estás bien? —mi mamá se preocupa y le pasa agua a David.

—¿Por qué la pregunta? —dice David todo rojo— No hay prisa.

—Pero va a ser Navidad, todos quieren estar con su pareja… o con la persona con la que sale —contesta mi papá divertido—. ¿Ustedes salen con alguien?

—¡Papá! —gritamos David y yo al mismo tiempo.

Ugh, qué asco de interrogatorio. Nunca falla que tus papás quieren averiguar de manera “sutil” qué chingados está pasando con tu vida.

A mí me gusta la Navidad, pero no para pasarla con alguien. Ay, a quién engaño, creo que eso lo saqué de mis papás porque me pinches encanta salir con alguien así todo lindo. Me caga. 

Y ahora que lo pienso ¿el pendejo de Santiago me invitará a algo así para conquistarme?

Sería muy bonito.

Notas finales:

Bonito día.

Nos seguimos escribiendo.

 

¡BESOS!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).