Sin plantearse el acuerdo que se ha establecido entre ellos, Naruto hace un gráfico. Por supuesto, decorado con adornos de Navidad por todas partes. Un muñeco de nieve en la esquina inferior derecha y un pequeño copo de nieve (extrañamente dibujado, se debe decir) en la superior izquierda. Si hay un pequeño "dibujo de labios que no parecen labios" justo en la parte de atrás, donde no es visible, nadie debe saberlo.
Así que en cuanto amanece, lo saca de debajo de su cama y corre a la cocina, sin ni siquiera decirle buenos días a su mejor amigo, y lo cuelga en el frigorífico. Cuando Sasuke, ya en la cocina, con su taza en la mano, lo ve solo puede reír, y aún ríe más fuerte cuando Naruto lo mira con una expresión de preocupación. Cuando Sasuke se dobla en sí mismo sin poder aguantar la risa es cuando Naruto gruñe.
—No es divertido, ¿sabes?
—¡Es muy divertido, dobe! ¿Un gráfico? ¿En serio? ¿Sobre cuántas veces me besas? Es extraño.—Pero aún así, a la vez que le tiende una taza de humeante y caliente chocolate, le pasa su brazo por los hombros, susurrando un agradecimiento totalmente sincero. Se queda mirando unos momentos el cartel que el rubio ha hecho y lee en voz alta: —Cincuenta besos por Navidad (o algo así, ¿no, teme?)— Y vuelve a reír porque, simplemente, eso es demasiado Naruto.
Y sin decir más, se da la vuelta y tacha las primeras casillas. Los marcadores que sostiene en la mano, sin sorpresa de nadie, son rojos y verdes. Tres exactamente.
—¿Esos contaban?— Pregunta el mayor, como si le hubiese pillado totalmente desprevenido que Naruto hubiese tachado tres casillas de las cincuenta que había dibujado.
—Yo... em...—¿Eso había sido de mala educación? ¿Pensaría Sasuke que solo lo estaba besando por tachar casillas o algo así? ¿Le habría sentado mal? ¿Quizás él...
—Está bien.— Se encoge de hombros, como si todo aquello no fuese nada, y luego se apoya en la encimera de la cocina, mirando expectante al menor, quién le devuelve la mirada, intentando leer su mente.—¿Dónde está mi desayuno? Prometiste que ayer me harías un "desayuno navideño", dobe.
—Uh... ¿lo olvidé? Estaba tan concentrado en hacer esto que se me olvidó totalmente.—Responde, con sus mejillas sonrojadas, todavía mirando la puerta del frigorífico como si esta contuviese los secretos de la humanidad.
—¿Mis besos te distraen? ¿Es eso, dobe?— El tono cantarin y burlesco deja claro cuanto divierte esa situación a Sasuke. Pero Naruto sabe, porque se conocen desde hace más años de los que él mismo puede recordar, que hay algo más allí. Que Sasuke no ha dormido bien, que no puede estarse quieto el suficiente tiempo para respirar adecuadamente, y que está agarrando la taza de café con demasiadas fuerzas.
—Sí. — Comenta sin cuidar demasiado lo qué está diciendo, totalmente absorto en Sasuke, y ni siquiera nota como Sasuke ensancha sus ojos, y aún cuando está a punto de decir algo, él simplemente no es capaz. —¿Cómo te sientes?— Susurra, sin estar seguro de si Sasuke quiere volver a abordar ese tema tan cuidadoso. Mientras tanto, Sasuke está intentando encontrar un tomate en el frigorífico, para poner en su tostada.—Están en el segundo estante, justo al lado de la lechuga y las zanahorias, teme.
—Estoy mejor.— Está con su cabeza metida en el frigorífico, y Naruto no puede más que reír con la escena ante él. — ¿Estás seguro de que está aquí?
—¿Algo mejor que ayer?— Cuestiona Naruto, porque sabe que aunque Sasuke estuviese hundiendose frente a sus ojos, el mayor se resignaría a decir una y otra vez 'estoy bien'.— Sí que estoy seguro. Fuimos a comprar hace menos de una semana, ¡es imposible que te hayas comido todos los tomates!
—¡Oye, que tú te acabas el Ramen en menos de tres días, no puedes quejarte de mí, así que...
Pero antes de que pueda seguir, solo porque ahora puede hacerlo, Naruto lo coge de la parte trasera de la camiseta del pijama, y lo atrae hacia él, para segundos más tarde unir sus labios unos pocos segundos. En la habitación reina el silencio, los sonrojos, ambos de nuevo en su burbuja.
—¿Así es como terminarás nuestras conversaciones a partir de ahora, dobe?
—Es mucho mejor que discutir en plena mañana y que los vecinos vengan a quejarse, ¿no?
Ambos carcajean, suave y melodiosamente, sin querer romper el momento.
Sí, esto está bien. Se siente familiar, cálido y como si cada beso estuviese acompañado de miles de fuegos artificiales. Y eso está bien. Además, ayuda a Sasuke. Y eso es porque lo hacen, ¿verdad? Porque ayudar a su mejor amigo a estar bien es lo más importante.
—Cuatro.— Dice Naruto, a la par que tacha otra casilla en el gráfico que ha hecho.
Y después, como es habitual en sus mañanas, ambos están sentados en el sillón, acurrucado el uno contra el otro, viendo el capítulo dos de la tercera temporada de Sherlock, donde se quedaron hace una semana. Comentándolo -mayormente Naruto, por supuesto-, e incluso gritando cosas a la pantalla. Sasuke sonríe también, de vez en cuando, algo más animado que los días anteriores, y Naruto abraza la sensación que eso trae hacia él.
(...)
El quinto es un beso de mariposa, fugaz y somnoliento, sobre la frente del mayor esa misma noche, antes de ir a dormir, seguido de un buenas noches.
"Cinco" cuenta el rubio en su cabeza, asegurándose que por la mañana lo tachará. Ahora mismo solo quiere dormir, aún manteniendo ese calor que lo ha acompañado durante el día.