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Besos por Navidad. por PinketDiana

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Notas del capitulo:

¡¡Y... el siguiente capítulo será el final!! Así que espero que disfruten muchísimo de esta lectura, y que esperen el siguiente con ganas. 

Nos vemos en los comentarios :D (O en la nota final xD)

No pasa demasiado tiempo, cuando el sol asoma por su ventana y Sasuke se niega a que sus súplicas de la noche anterior incomoden su amistad con Naruto -por su propio orgullo Uchiha, por supuesto-, por lo que, tras tomarse unos segundos para contemplar como Naruto se despierta, diciéndose que parece un pequeño ciervo desorientado y perdido mientras se despereza, dice que preparará café y que Naruto debe darse prisa y unirse a él en la cocina para ayudarle a hacer el desayuno.

Sin embargo, Naruto se hace un lío con las mantas y se deja caer en la almohada, durante un tiempo más, hasta que finalmente está lo suficiente consciente como para sentarse en la cama, frotar sus ojos perezosamente, admitiéndose en un pequeño susurro en el interior de su cabeza que con Sasuke duerme mejor, mucho mejor. Y que se siente demasiado bien no tener el espacio al lado de él vacío y frío por las noches. (Y puede, o no, haberse dicho "y por el día". Pero nadie tiene que saberlo, pues todo son pensamientos de un muy poco despierto Naruto en plena buena y temprana mañana)

Camina a la cocina, donde Sasuke ya está vertiendo el café en ambas tazas y tiene la tostadera lista para que Naruto corte el pan.

—¿Cómo vas a contarlos?—Pregunta, y Naruto casi salta justo allí. Realmente no imaginaba que fuesen a hablar de ello, creía que iba a ser algo como si no piensas demasiado en ello, si no lo dices en voz alta, no cuenta. Así que si no hablamos de ello por la mañana, ni tú y yo nos besemos anoche hasta que caímos dormidos. Así que todo lo que puede hacer como primera respuesta es carraspear para encontrar su voz.

—¿El qué?— Pregunta, dejando un beso perezoso en el hombro de Sasuke como un 'buenos días'. Se pone frente al pan, ya sacado de la bolsa, para hacer las tostadas. El mayor a su lado, echa el azúcar a las tazas de café sin ni siquiera preguntar al rubio cuántas quiere. Tres. Debe estar realmente dulce o Naruto no beberá el café jamás.

—Los besos. Antes de que... nosotros nos quedásemos durmiendo. Anoche.— Susurra, como si estuviese totalmente absorto en la tarea del café, y básicamente, así es porque estúpidamente ha echado demasiado en su taza y debe tener un cuidado experto para no derramarlo.

—Oh, pues...—Naruto muerde su labio y siente como sus mejillas se calientan estúpidamente.—¿No lo sé?—Dice, tras unos segundos de silencio, esperando que de alguna manera Sasuke hubiese llevado la cuenta. Sí, lo sabe, es imposible. Sasuke estaba tan perdido como él en aquellos besos. Intenta contar en su cabeza, pero resulta imposible. Se sintieron como más de cien besos si él es completamente sincero, pero no lo diría en voz alta aún si su vida dependiese de ese momento.—¿Doce? ¿Quince?— Ofrece, cortando el pan y dejándolo correctamente en la tostadora para ir al frigorífico en busca de mantequilla y mermelada para ambos.

Sasuke simplemente asiente susurrando un 'seguro', y Naruto no está seguro de si eso significa que está de acuerdo con esa cuenta, o le parece una tontería. No se lo plantea demasiado.

—¡Oye!—Grita Naruto cuando se gira para dejar su parte del desayuno en el plato y ve a Sasuke con una bolsa de nubes en la mano.—¡Habías dicho que no quedaban ningunas, teme!

—No me mires así. Tengo que esconder los dulces de ti porque ya eres demasiado inquieto e hiperactivo sin tanta azúcar. ¿De verdad crees que te aguantaría con un una bolsa de estos?— Sin embargo, deja caer des nubes en el café de Naruto solo porque es un gran mejor amigo -y no porque le guste la forma en la que a Naruto le brilla los ojos ante ello, o como agradecimiento por lo de anoche-.

Naruto, a pesar de todo, no responde a esas acusaciones -muy faltas, según su opinión-, sin embargo se sube en la encimera que está frente al microondas, y se pone de puntillas para mirar encima del frigorífico, donde supone que Sasuke esconde todas los dulces que a Naruto le han ido desapareciendo y volviendo a aparecer en intervalos de tiempo.

—¡Teeeeme!

—Oye, siente pena por mí, no por ti. Ahora tendré que encontrar otro escondite... ¡Y bájate de ahí o te caerás, dobe!

El pelinegro da un paso hacia adelante y hace cosquillas en los costados de Naruto por debajo de la camiseta, la cual está subida y deja ver su abdomen, para que el rubio se detenga en su tarea de buscar y bajar más bolsas de dulces.

—¡No! ¡No! Para. ¡Para!— Antes de que pueda darse cuenta, Naruto ha vuelto al suelo casi llorando de la risa. Sasuke se acerca a él con una sonrisa arrogante.—¿Qué?— Pregunta, pero su aliento es robado cuando vuelve a sentir las manos de Sasuke debajo de su camiseta.

—¿Cosquillas? ¿En serio? Sé que tienes detrás de las rodillas y en el cuello, pero a la gente normal las cosquillas en el costado le molestan.— Se burla, pero no hay maldad alguna en su voz, sino un tono dulce y cariñoso, acompañado de caricias sobre el pecho de Naruto. De alguna manera, le gusta saber cuán sensible es su amigo a su tacto, y todo lo que Sasuke puede pensar al ver a su mejor amigo sonrojado por las cosquillas en su pecho es hermoso, hermoso y hermoso.

Se separa rápidamente, muy a su pesar, porque la segunda tostada está lista, con sus corazones latiendo rápidos y aún rodeados en su propia burbuja.

—Llevaré esto para allá, trae el café y la mermelada.— Ordena Naruto cuando vuelve a encontrar su propia voz, sujetando ambos platos y caminando hacia el salón.

(...)

Cuarenta y uno.

Después de fregar los platos, Naruto tacha quince líneas en su pequeño gráfico de la cocina, alterando los colores rojos y verdes. Quedan nueve besos.

No sabe si sentirse aliviado o apenado por ello.

Toma una respiración profunda, y todo lo que puede pensar después de eso es que debe encender las luces del árbol de Navidad.

(...)

El número cuarenta y dos es un beso en la frente que quiere significar un 'buenas noches, estaré justo aquí si me necesitas' cuando Sasuke se va a dormir. El número cuarenta y tres es un suave beso en el cuello del pelinegro cuando ambos están preparando el desayuno al día siguiente.

Ese día deciden que ya no pueden dejarlo más y deben ir a comprar los regalos de Navidad para su familia en ese mismo momento. Por lo que hay un beso de mariposa, aunque no cuenta, como Naruto se ha repetido bastantes veces, cuando Sasuke está un poco -muy- contento al haber encontrado finalmente un regalo para el padre de Naruto y otro para su propio hermano.

Verlo feliz siempre hace que el corazón de Naruto aletee en su pecho.

Cuando después Sasuke sugiere que la siguiente semana deberían ir a cenar a algún restaurante, como ocasión especial, -no es una cita, no es una cita- de forma inesperadamente casual mientras entrelaza sus manos cuando están comprando un CD de música para la tía del rubio, Naruto tiene que tomar toda su fuerza de voluntad para no besarlo justo en ese momento. Y le sorprende lo profundo que es su deseo por unir sus labios con los del mayor, pero se asegura que es porque se está acostumbrando a la rutina.

...

¿Pero a quién quiere engañar?

Ya ha caído por Sasuke.

Quizás es cosa del destino que en ese momento Sasuke lo estuviese mirando con ese tipo de brillo en los ojos, totalmente perdido en su mirada. Y es cosa del destino que Naruto se acercase tan, tan poquito a él solo para saber si de alguna loca manera, Sasuke estaba pensando como él. Y fue cosa del destino que Sasuke cerrase los ojos y apretase durante unos segundos sus dedos entrelazados.

Es el destino, por supuesto.

Pero no es el destino quien decidió cuando Naruto se inclinó hacia el mayor, uniendo sus labios en un toque cálido y embriagador.

El que decidía en ese momento, fue lo enamorado que estaba Naruto.

(...)

Después de un pequeño descanso para comer, van por caminos separados por primera vez durante todo el día, acordando que se reunirían frente al Starbucks de la primera planta dentro de una hora. Es extraño se dice Naruto, porque aún si Sasuke quisiera comprar su regalo de Navidad, normalmente solo lo pediría online. Quizás es un regalo para mi madre porque es el único regalo que no ha comprado, se dice, algo confuso y perdido, preguntándose qué va a hacer durante una hora totalmente solo.

Quizás buscar un regalo para Sasuke, y así no tiene que esperar a que la entrega llegue justo a tiempo.

(...)

Efectivamente, Sasuke estaba buscando un regalo para su madre. Y mientras Sasuke habla emocionado sobre cómo ella va a adorar su regalo, Naruto debe sacudir el pensamiento de cómo Sasuke se ha convertido en un pilar fijo en su vida, regalando cosas a su familia y ésta tratándola como si de su propio hijo se tratara. Quizás es lo que trae consigo tener un mejor amigo, ¿verdad? El que tu familia lo quiera de esa forma también. Sí, es el riesgo de tener un mejor amigo.

Que no puedes imaginar un futuro sin él.

(...)

El beso cuarenta y cuatro es un pequeño roce de labios cuando Sasuke lo abraza en la plaza principal de la ciudad, porque hace demasiado frío y Naruto no puede dejar de tiritar. El rubio agradece de nuevo y Sasuke solo lo preciosa más contra su cuerpo.

Está todo helado, pero el cuerpo de Sasuke pegado al suyo desprende tanta calidez que el frío que rodeaba y recorría a Naruto sin darle tregua, ya no existe nunca más.

Y ahora sí es seguro. No se debe sentir de esa forma. No se debe sentir de esa forma el besar a tu mejor amigo -¡los mejores amigos no se besan, en primer lugar!-, y tampoco debes sentirte tan completo cuando abrazas a tu mejor amigo y mucho menos el pensar vivir un futuro juntos. Y no juntos de vivir uno en frente del otro. No. Juntos de vivir juntos, despertar en la misma cama, abrazados y pasar el resto de sus días junto a él.

No. No se debe sentir así.

Pero Naruto ya no sabe cómo no sentirse de esa manera.

(...)

Cuarenta y cinco en la mejilla. Cuarenta y seis en la frente. Cuarenta y siete es un beso demasiado prologando debajo de un muérdago, porque Naruto hace ese puchero al que Sasuke no se puede negar. Cuarenta y ocho es la despedida a la noche y...

Y luego es el día antes de Navidad. Y ellos están en la cocina intentando hacer cerveza de mantequilla.

La cocina es un auténtico desastre, pero Naruto aún tiene una alta creencia en que estará realmente rica. Pasan casi tres horas buscando una receta lo confiable, y finalmente encuentran la que quizás usan en el Harry Potter Word.

Sasuke, con el paso de las horas, ha ido disminuyendo su entusiasmo y participación, hasta que finalmente está recostado contra el umbral de la puerta asegurando que eso será un auténtico desastre.

—Cállate, teme. Va a salir bien.

—Iluso.

—Cállate.

—Idiota.

—Teme.

—Dobe.

—¡Es el día antes de Navidad! Ya verás como saldrá bien.—Grita, midiendo con cuidado los ingredientes mientras los arroja para batir.

—Eres muy crédulo. Yo demasiado realista.—Suspira, pero aún así se acerca y sostiene los ingredientes para el rubio.—No va a salir bien, ya verás.—Repite.

Naruto levanta su cabeza y frunce el ceño, a la vez que Sasuke rueda los ojos con fingido cansancio, y seguidamente levanta la mano mientras ríe, susurrando que Naruto tiene algo de líquido en la nariz. Pero antes de que Sasuke pueda llegar a tocar su nariz, Naruto agarra su mano y lo acerca a él, inclinándose para besarlo.

Salvo... que no lo hace.

Se detiene a tiempo, riendo e intentando dejar de lado la incomodidad que se ha dado tras ese momento. Mas Sasuke lo mira con confusión durante todo el tiempo que ellos siguen en la cocina. Y mucho después, cuando es de madrugada y ambos están haciendo un maratón de how to get away with a murder, no comentan ningún capítulo y hay un pesado silencio en toda la habitación.

Pero, la cosa es que estúpidamente, muy estúpidamente, ha decidido guardar los dos últimos besos que le quedan con Sasuke para el día de Navidad. Porque ahí acaba todo. Ya no habrán más. Y él no sabe porqué de la decisión, pero le gustó la idea. Y quizás Sasuke aprecie esos besos un poco más solo porque es Navidad. Algo apropiado para la estación. Quizás es estúpido, el querer dar tanta importancia a algo tan mundano como los besos, pero, le guste o no, está enamorado de Sasuke, y quiere que sea importante para él.

A pesar de la incomodidad que hay entre ellos esa noche.

Debe ser importante. Una despedida importante.

Notas finales:

Tararán, ¿qué les ha parecido? Dije que iba a subir el viernes, pero al fina se me hizo imposible con todo lo que me mandaron de trabajos y finales xD. Así que lo traigo hoy que estoy un poco más despejada y he podido mirar todo con más cuidado y cambiar algunas partes :D 

 

Espero que les haya gustado~ El siguiente es el final asdñfkjadsfñkadsf, estoy nerviosa por publicarlo :v. 

 

Nos vemos en los comentarios ^_^


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