Ambos hermanos se dispusieron a salir de la habitación, deteniéndose un momento en cuanto escucharon nuevamente los ladridos de Den, esta vez, más potentes y alegres de lo normal, Ed miró a su hermano y ambos bajaron rápidamente por las escaleras, encontrando algo que nunca se imaginaron.
-Hey Acero, Alphonse, ¿Cómo están? – Ambos hermanos se sorprendieron al ver no solo a Mustang en el umbral de la puerta, sino también a la Teniente Coronel Riza, Havoc, Breda, Kain, Falman, y más atrás a María Ross, Denny y Sheska. Todos saludaron animadamente mientras Winry soltaba grandes carcajadas ante la sorprendida mirada del rubio, quien no podía creer aquello. Ed despertó finalmente al notar como su hermano menor soltaba una pequeña risa.
-Nos engañaron. – Replicó Alphonse entre risas mientras se dirigía hacia la puerta para saludar a todos los invitados.
-¡¡¿¿EHH??!! ¡¡Yo no pienso pasar las fiestas junto a un General fracasado!! –Bromeó entonces, mientras una antipática sonrisa se creaba en su rostro.
-Oye, yo las voy a pasar junto a un enano, trata de ponerte en mi lugar Acero. – Esta vez fue Roy quien bromeó, causando una gran molestia en el rubio debido al comentario.
-¡¿¡¿A QUIEN LE ESTAS DICIENDO QUE ES TAN ENANO QUE LO COFUNDEN CON UNO DE LOS DUENDES DE SANTA EHH!?!? – Los gritos de Ed y las risas de todos los invitados inundaron las paredes de la casa dulcemente.
Alphonse sonrió, esta sería una reunión de las que no tenía hace mucho tiempo, se sentía muy cálido estar junto a todas las personas que quería en un solo lugar, divisó entonces a Winry quien se encontraba llevando algunos vegetales y utensilios hacia la cocina.
-Ah, Winry ¿Necesitas ayuda? – Preguntó animado el castaño.
-Claro, gracias Al. – Dijo la chica sonriendo, a esto se sumaron también Riza, Sheska, María, la sensei Izumi y Kain, Quienes expresaron que también querían ayudar, pues se sentían descorteses si no lo hacían. La rubia asintió y todos se dirigieron a la cocina.
-Eh, ustedes dos. – Dijo entonces Winry antes de dirigirse hacia la siguiente habitación, logrando que tanto Roy como un molesto Edward quien estaba siendo tironeado de las mejillas por el primero voltearan hacia la chica. –Si tantas energías tienen para pelear entonces úsenlas en algo productivo. – Acotó entonces mientras les lanzaba a la cara paños, escobas y otros productos de limpieza.
-¡¿Eh~!? – Dijeron ambos chicos al unísono y sin ganas de absolutamente nada, logrando que todos riesen nuevamente.
~~~~~~~~~~Alphonse~~~~~~~~~~
Me sorprendí bastante por la cantidad de comida que habíamos preparado todos juntos, si bien tanto el General como Ed y los demás del cuartel comían bastante, aun así me parecía demasiado, luego entendí por qué cuando Winry me comentó que comeríamos afuera con todos los vecinos, aprovechando todo lo que se había estado cosechando para esta fecha. Nunca pensé que sería tan divertido cocinar con varias personas en la misma habitación, charlábamos animadamente y compartíamos algunas anécdotas mientras tanto.
-¡Oye quítate! ¡Me toca limpiar aquí imbécil! – Expresó mi hermano enojado, mientras quitaba a Roy del lugar que estaba aseando.
-¿¡Y tú que!? ¡Estas pisando donde ya barrí! – Respondió Roy, empujando a Ed.
-¿¡Y donde diablos quieres que pise retrasado!?
-¡No sé! ¡Súbete a una mesa o yo que sé! Ah… espera, tú no llegas ajajaja.
-¿¡QUÉ DIJIST-
-¡¡YA BASTA!! – Wrath, quien por pedido de la sensei también tuvo que limpiar, intentaba sin ningún éxito tratar de separar a los otros dos, quienes ahora derramaban sobre el piso y ellos mismos todos los cubos de agua que habían usado para limpiar.
-¿¡QUE ACASO NO SABEN HACER ALGO BIEN PEDAZO DE IMBECILES!? – Gritó a sensei Izumi, mientras los tres daban un gran respingo y de disponían a ordenar todo. Todos reíamos ante aquello.
Estos eran momentos de los cuales me gustaba guardar muy dentro de mi mente, todas las risas, las bromas y las peleas inofensivas que no lo parecían pero así eran, todo aquello era simplemente hermoso. Me hacía sentir feliz, más de lo que uno podía pedir, porque aquel sentimiento de familia que se viva en estos momentos era simplemente gratificante, me dejaba saber que no solo pertenecía a una familia, sino que pertenecía a la mejor familia de todo el mundo, no era más, ni mucho menos.
Ahora todos comíamos animadamente en muchas mesas juntas afuera de la casa junto con los vecinos, quienes también habían traído muchas cosas para compartir, disfrutamos una animada cena mientras veíamos a mi hermano pelear con los demás por devorar todo lo que había sobre la mesa, y al dar las doce, todos chocábamos nuestras copas por una mil noches más como esta.
Al pasar las horas, la gente bailaba y bebía animadamente al compás de la música, tal vez esa era la razón por la cual ahora Havoc, quien estaba un poco ebrio, había sacado a bailar a Breda, quien instintivamente trataba de sacárselo de encima tanto como sus fuerzas le permitían. Solté una gran risotada y giré mi vista hacia la derecha, encontrándome con María, quien estaba sentada a mi lado, junto a una gran botella de alcohol a su lado, mientras murmuraba cosas sin ningún sentido. Pronto giro su vista hacia mí, mientras yo daba un pequeño respingo.
-Oye… tú no has bebido casi nada-hip. – Expresó entonces mientras una mirada de molestia se creaba en su rosto.
-Em, no, es que yo no bebo mucho y… pues… - La expresión de María se hacía más seria mientras intentaba hablar, logrando que al final se hartase y tomase la botella que tenía junto a ella, depositándola sobre mi boca y vaciando todo el contenido hacia mi estómago, o tal vez hígado. Lo demás, simplemente no lo recuerdo.
~~~~~~~~~~Edward~~~~~~~~~~
Me encontraba haciendo nada en especial, mientras jugaba con el vaso que tenía frente mío, pues Al se había separado de mi hace algunas horas y no podía encontrarle. De repente en la lejanía pude divisar a Mustang, quien estaba en un costado un poco alejado de la gente, con una sonrisa tranquila mientras miraba al frente. Me acerqué a él pensando en alguna broma, tal vez se sentía deprimido.
-¿¡Qué paso General fracasado!? – Dije entonces, logrando que saliese de su trance y se sorprendiese, me senté a su lado, mirando hacia el frente como antes él estaba haciendo, logrando que pudiese ver a todos los invitados charlando y bailando animadamente, debía admitirlo, era una buena vista.
-Pues como podrás ver, estaba tranquilo hasta que una habichuela me distrajo. – Expresó él volviendo a mirar al frente.
-¿¡A QUIEN LE ESTAS DICIENDO QUE ES TAN CHIQUITO QUE SE LO CONFUNDEN CON UNA SEMILLA DE MANZANA EH!? – Él comenzó a reír animadamente, mientras yo desviaba la vista hacia un lado.
-Acero, ¿Eres feliz en este momento? – La pregunta logró que me sorprendiese un poco, volviendo a desviar la vista hacia Roy, quien ahora tenía una mirada un poco melancólica.
-¿Por qué no lo seria? Tengo todo lo que necesito después de todo. ¿Tú eres feliz en este momento? – Respondí entonces, logrando que Roy sonriese y volviese a mirar al frente nuevamente.
-Sabes, hace mucho tiempo no solía tener una fiesta tan animada como esta. Siempre suelo pasar las fiestas en soledad, no es porque no tenga con quien pasarlas, sino porque siento que no lo merezco. Siempre pensé que no tenía nada que me aferrase a este mundo, que no merecía algo así pero… Ahora al verlos a todos aquí tan felices, festejando, bailando y riendo, me hace pensar que si tengo algo como eso, algo que me haga abrir los ojos todas las mañanas, algo que me haga salir adelante, incluso a pesar de todo lo que he hecho, la vida me sigue regalando cosas hermosas. Siento entonces que a pesar de todo, pertenezco a algo.
-¿Algo como una familia? – Pregunté, él asintió.
-Sí, algo como una familia, algo que nunca creí necesitar, algo que nunca creí que fuese tan perfecto.
-Tú siempre has pertenecido a una familia, Roy. – Dije entonces mirando al frente, señalando a Riza, Havoc, Falman, Breda y Kain. –Ellos son tu familia, con ellos has vivido infinidad de cosas, cosas de las que estoy seguro que guardas siempre bien adentro de tu ser. Ellos te ayudaran siempre que lo necesites, porque te quieren Roy, porque para ellos tú eres parte de su familia, porque ustedes son una familia.
-Edward…
-Créeme que mereces algo como eso, porque el amor no mezquina nunca Roy, tú tienes una familia, tú mereces una familia. Nunca creas que estas solo en este mundo, porque siempre habrá alguien que piense en ti y que se preocupe, aun si no lo mereces. Ten por seguro que si algún día se sienten solos, siempre serán bienvenidos a nuestra familia. – Desvié mi vista hacia Roy, quien ahora al igual que yo, tenía gruesas lágrimas en sus ojos y miraba al frente sonriendo ampliamente.
-Gracias Ed. – Levanté mi puño, y Roy lo chocó con el mío.
-Que oscuro que está aquí, ni siquiera puedo verte el rostro. – Roy sonrió nuevamente, mientras miraba hacia el cielo.
-Ni yo.
-¡¡ROOY!! ¡Ven a bailar, no te quedes ahí, pareces un muerto! – Gritaron Havoc y Breda, mientras los demás reían.
-Acero, ve con tu hermano, lo vi entrar a la casa hace unos minutos. – Dijo Roy sonriendo, mientras se dirigía hacia los demás.
-¿Adentro?
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Edward se adentró hacia la casa de los Rockbell, la cual al entrar, notó como se encontraba en completa oscuridad dejando como única luz la chimenea. Se dirigió entonces hacia la sala, donde al entrar divisó a su hermano menor, quien se encontraba frente al fuego abrazando sus piernas, con una sonrisa tranquila, mientras el calor le envolvía cálidamente y la pacifica luz que emitía el fuego se reflejaba preciosamente en sus ojos.
-Al… - El menor desvió la mirada hacia el dueño de aquella voz, mientras una sonrisa se alojaba en sus labios, Edward se sorprendió un poco al ver las mejillas de su hermano totalmente coloradas.
Alphonse se levantó rápidamente del suelo, corrió hacia su hermano y se colgó de su cuello mientras reía animadamente.
-¡Has venido cariño! – Dijo entusiasmado mientras si separaba un poco para sonreírle cálidamente, Ed no pudo evitar sonrojarse ante el comentario y la acción de su hermano.
-¿A-Al? – De repente el semblante del castaño cambió, articulando uno graciosamente enojado.
-Pero no trajiste el conejo para la cena de hoy. – Dijo entonces mientras inflaba las mejillas, sonando un poco molesto.
-¿D-de que hablas Al? – El mayor aun sonrojado por la cercanía que tenía con Al, comenzó a preocuparse por las incoherencias que estaba diciendo. De repente su semblante cambió a uno de alegría, mientras cerraba sus ojos en arcos y articulaba una gran sonrisa.
-¡Vamos a bailar Ed! – Dijo entonces, mientras tomaba las manos de su hermano y comenzaba a girar por toda la sala mientras reía. La palabra “Ed” resonó en los oídos del rubio, generalmente no solía llamarlo así, pero realmente debía admitir que sonaba particularmente hermoso al ser emitido por su voz. Una canción bastante lenta comenzó a sonar entonces, ocasionando que Al se pegase abrazando a su hermano. El castaño comenzó a moverse lentamente al compás de la música, mientras Ed tomaba entre sus manos la cintura del menor totalmente sonrojado. Fue entonces que el rubio percibió el aroma del alcohol en su hermano, en cuestión de segundos comprendió el extraño comportamiento que adoptaba su hermano, estaba ebrio.