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Danke por Melu102

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Notas del capitulo:

Holu~ vengo dejando el capítulo número diecisiete de esta linda y divertida historia, y agradeciéndoles a todos porque casi llegamos a las mil lecturas (Tal vez no sea mucho, pero para mí lo es todo <3 gracias) En fin~

Que lo disfruten~

-¡Al! ¿Ya terminaste? – Edward, quien ya se encontraba cerca de la puerta con una maleta en su mano derecha y un sobretodo color marrón oscuro, esperaba pacientemente a que su hermano terminase de cerrar todas las ventanas de la casa y fuese a buscar algo a la cocina que se había olvidado.

   -¡Sí, ya voy! – Respondió el chico bajando animadamente por las escaleras con un sobretodo al igual que su hermano, solo que este, de color negro, sosteniendo entre sus manos una gran caja envuelta con un pañuelo. El rubio enrojeció ante la pequeña coletita que Al se había hecho en el pelo, la cual no lograba llegar más allá de su cuello. -¿Me queda mal? – Dijo entonces un poco sonrojado ante la atenta mirada que le dedicaba su hermano. El mayor negó con la cabeza mientras sonreía.

   -Te queda muy bonito. – Respondió mientras acariciaba los cabellos del castaño, este enrojeció ante las palabras de su hermano mayor, obligándolo a bajar solo un poco su cabeza y caminar hacia adelante, para ocultar el notable color en sus mejillas.

   -Vamos, o perderemos el tren. – Expresó Al mientras se giraba para sonreírle al rubio, este asintió, y ambos salieron por el umbral de la puerta.

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   -¿Se te perdió algo?

   -¿Tu perro, un camión o alguna foto?

   -¡Llama a los GetBackers! ¡Con un porcentaje de eficacia del 100%!

   -¡Sí, del 100%!

   Ambos jóvenes dieron un gran suspiro, las calles se encontraban como absolutamente siempre, repletísimas de gente, pero aun así nadie parecía querer aceptar la existencia de ellos dos, quienes eran completamente ignorados por la multitud. Ginji, un poco cansado por el fuerte sol que azotaba la mañana, fue a sentarse unos metros más en el piso, cerca de un árbol en el que podía tomar algo de sombra para quitarse el sofocante calor de la cabeza, aburrido tomó uno de los carteles de cartón que se encontraban totalmente en blanco junto con algunos marcadores y comenzó a pintar algo sin sentido en él.

   -¡Ora Ginij! ¡Eres un vago! Si no le pones ánimos al trabajo nadie va a venir. – Dijo el castaño mientras miraba como su compañero intentaba con dificultad dibujar algo con sentido en el cartón.

   -¡Pero Ban-chan! Nadie va a venir, todos nos ignoran. – El ojimiel tomó su típica postura chibi, colgándose instantáneamente en la cabeza de Ban mientras pequeñas lagrimas salían de sus ojos.

   -¡Callate! Nos estas dando mala suerte… ¡Y bájate de mi cabeza que no soy un puto pony! – Expresó el ojiazul mientras golpeaba suavemente a su compañero. –Mira, dedícate a terminar esos carteles, yo iré a hablarle a la gente, ya verás cómo me hacen caso. – Acotó entonces mientras se dirigía hacia la multitud de gente, siendo atentamente observado por el rubio, quien debía admitir que bien en el fondo de su ser, no quería perderse aquello. 

   -¡Señora! ¿Necesita recuperar algo que perdió? – la señora pasó rápidamente de él, ignorándolo completamente. -¡Señor! Se lo ve un poco deprimido ¿Por casualidad perdió alguna cosa? – Preguntó entonces a otra persona, este se giró a verle con una cara que parecía que moriría en cualquier momento.

   -Si… acabo de terminar con mi novia… ¿Por qué? – Preguntó entonces, Ban puso una cara que parecía de lastima, mientras golpeaba un poco la espada del chico, consolándolo.

   -Ah… disculpe usted. – El chico se marchó por donde vino, mientras el castaño fue en busca de otra persona. -¡Oiga señora!  ¿Qué le par– La chica se giró rápidamente mientras lo golpeaba con su cartera de lleno en la cara, completamente molesta.

   -¡¿A quién diablos le estas llamando “señora”, pedazo de imbécil!? – Expresó la chica aun molesta, mientras se giraba nuevamente y seguía su camino. El ojimiel no pudo evitar soltar una gran risa, mientras su compañero se recuperaba del golpe.

   -¡Pues primero quítate ese maquillaje de la cara porque parces una vieja! ¡¡Y tú deja de reírte maldita sea!! – Molesto, se dirigió hacia una señora que estaba junto con su hija pequeña, entonces cambió su cara de enojo por una realmente amable, a veces Ginji se sorprendía por el cambio radical que tenía su rostro. –Señorita, ¿Por casualidad se le perdió algo importante? – Dijo entonces, haciendo que ambas chicas giraran, la niña lo miró con extrañeza para luego jalar la falda de su madre.

   -Mamá… ¿Quién es este señor y por qué parece que se está muriendo?

   -No lo sé hija… pero no lo mires a los ojos, ven. – Dijo la señora en voz baja, pero no lo suficiente como para que el castaño no pudiese escucharla, mientras tomaba con fuerza la mano de su hija y comenzaba a caminar más rápido. El ojiazul dio un gran suspiro, y derrotado se encaminó nuevamente hacia donde se encontraba su compañero, sentándose junto a él.

   -Te lo dije, Ban-chan. – Expresó Ginji, logrando que el castaño lo tomase por el cuello y comenzase a rascar fuertemente su cabeza.

   -¡Guarda silencio! – Expresó con molestia fingida mientras el rubio intentaba zafarse de su agarre. De repente se detuvo al divisar un pequeño pájaro de papel que volaba sobre el cielo, frunció el ceño mientras el ave bajaba hasta su altura, ocasionando que Ginji le observase con extrañeza.

   -¿Qué es esto, Ban-chan? – Preguntó el ojimiel tomando el pájaro entre sus manos.

   -Debe ser de la vieja, nos está llamando. – Respondió el castaño, logrando que el pájaro volase con molestia de las manos de Ginji y estampase contra la cara del ojiazul con fuerza. – ¡Ouch!... Definitivamente es de la vieja. – El pájaro iba a golpearlo nuevamente, pero Ban lo tomo entre sus manos y lo destrozó en mil pedazos.

   -¿De María-san? ¿Qué crees que necesite? – Preguntó el rubio animadamente.

   -No lo sé… pero espero que sea algo bueno. – Respondió mientras se paraba del suelo y se giraba hacia su compañero. -Vamos, Ginji. – Dijo entonces ante la mirada estupefacta del rubio.

   -Emm… Ban-chan… - Expresó el chico mientras señalaba hacia el frente tratando de no alterar demasiado al ojiazul.

   -¿Qué diablos te pasa? – Dijo el castaño mientras se giraba en dirección donde apuntaba el dedo, sorprendiéndose al notar que metros más adelante, una grúa se estaba llevando su auto. -¡¿¡AAAH!?! ¡¡Pero si solo me estacioné muy pocos centímetros fuera de la cera! ¡¡No es para tanto maldita sea!! – El chico comenzó a correr rápidamente mientras gritaba todo tipo de incoherencias persiguiendo el auto, mientras era alcanzado por su compañero, quien iba un poco más lento debido a la costumbre que ya parecía rutina. Se preguntó entonces cuando seria la bendita vez que el ojiazul aparcaría de una forma normal que no ocasionase que le secuestraran el auto todo el maldito rato.

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   Edward observaba entretenido el suave paisaje que se cernía sobre la ventana, no se sorprendió nada al ver solo vacas, árboles, vacas y más árboles, puesto que sería lo único que habría durante bastante rato. Giró su vista dentro del tren, divisando como con cada estación se iba vaciando más y más el tren, quedando al final solo unas cinco o seis personas. Miró entonces hacia su izquierda, disfrutando las finas y durmientes expresiones de Al, quien se encontraba durmiendo a su lado, totalmente absorto de aburrimiento, sonriendo a ratos y susurrando algunas cosas sin sentido alguno. El mayor sonrió un poco con ternura, mientras aprovechaba para acariciar los cabellos de su hermano y por qué no, depositar un beso sobre su frente.

   -Nii-san… - Susurró el menor en sueños mientras sonreía y se acurrucaba más cerca de su hermano, si era posible. Edward soltó una pequeña risa mientras volvía a mirar por la ventana, “Ciudad Oeste”, decía el cartel de la estación, y los últimos pasajeros que abordaban el vagón bajaron dejándolo todo totalmente desierto. “Solo una más y llegamos” pensó el rubio mientras intentaba encontrar una forma de entrar a Creta sin ningún problema, o la minoría de ellos.

Notas finales:

Uuuy acá vamos (Extrañaba hacer esto xd)

¿Podrá Ed despertar a su bonito hermano?

¿Lograba Ban estacionar bien por una vez su pequeño auto?

¿Dejará Ginji de recibir golpes y más golpes de su compañero?

¿Conseguirán alguna vez los GetBackers un trabajo decente?

¡Todo y más en el próximo capítulo!

Gracias por leer~


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