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Danke por Melu102

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Notas del capitulo:

Holu~ aquí voy trayendo yo el capítulo número veintitrés de esta… cosa (¿Capítulo veintitrés? Uff, este arco está durando más de lo que imaginé realmente XD)

Bien~ Que lo disfruten~ 

Cinco personas se encontraban en la sala, totalmente concentradas en las enseñanzas de María. En un sillón, Ginji observaba cada detalle con una mirada de niño pequeño totalmente divertida para Ban, quien también observaba la escena, neutramente, pero concentrado al final. En algunas ocasiones se desviaba para apreciar la mirada totalmente impresionada de Ginji, le parecía realmente tierna y graciosa, pero claro, nunca lo diría, su orgullo era mil veces más fuerte cuando se trataba de estar en público. 

   Edward había seguido las indicaciones de la morena, quien le había dicho que se sentara en uno de los banquillos y se quitara la camisa para poder dejar la herida descubierta, que aún no lo estaba del todo, puesto que tenía las vendas aún puestas. Alphonse portaba una cara de temor que se divisaba incluso a tres mil cuadras de distancia. Siguiendo también las indicaciones de la bruja, se había posicionado detrás de su hermano, mientras María se encontraba a su lado, totalmente calmada y sonriente.

   -Bien~ pequeño Al, ahora debes quitar con cuidado la venda en la espalda de tu hermano ¿De acuerdo? – Expresó la morena totalmente paciente, mientras el menor asentía con inseguridad.

   -Nii-san… si te duele avísame ¿De acuerdo? – preguntó preocupado el castaño, mientras su hermano se giraba para verle y articulaba una sonrisa tranquila que lograba calmarlo un poco. Asintió y volvió a su posición nuevamente.

   Alphonse respiró profundamente, llenándose de determinación, estas cosas no le gustaban para nada, y más sabiendo que sobre sus brazos estaba la culpa de que podría causarle dolor a su hermano con un movimiento demasiado brusco. Procedió entonces a quitar la venda, primero lentamente, luego un poco más rápido. A Edward aún le dolía, nunca había dejado de dolerle aquella herida, pues no estaba del todo sanada y el roce de la tela, a pesar de ser mínimo, le raspaba constantemente. Aguantó sin hacer ningún tipo de expresión para no preocupar a su hermanito, sabía que si lo demostraba, Alphonse se detendría y prefería terminar rápido con ello.

   En cuanto terminó de pensar, la venda ya había sido retirada, el menor soltó un gran suspiro mientras el rubio agradecía mentalmente que no hubiese sido peor.

   -Bien~ ahora sigue lo más complicado. – Expresó la mujer con una sonrisa entusiasmada, sonrisa que no calmó para nada a ninguno de los dos hermanos. –Um… 

   María pensó en una forma posible para que el chico pudiese entender sin necesidad de ser tan complicado. “Él es alquimista” dijo mentalmente mientras posicionaba un dedo sobre su mentón. Algunos segundos pasaron hasta que una idea azotó su mente.

   -Espérenme un momento~ – Dijo entonces, retirándose de la sala hacia otra habitación, tomando una tijera y un viejo tejido de lana que tenía por allí y volvió a la sala con ambos objetos en sus manos.

   -¿Para qué es eso? – Preguntó curioso Ginji, quien no entendía que tenia de relación un tejido de lana con sanar una herida.

   -Ya lo verás~ - Respondió la morena mientras con la tijera, cortaba el tejido de lana por la mitad, pero no completamente. –Bien~ pequeño Al… ¿Puedes remendar el tejido con alquimia? – Preguntó María con una sonrisa, mientras Al asentía y se acercaba al tejido de lana.

   Chocó sus manos y las posicionó sobre la lana, remendando hilo por hilo, reconstruyéndola completamente. Al terminar, la idea cayó completamente por si sola.

   -Claro… - Dijo en voz baja mientras María sonreía ampliamente. Lo había entendido rápidamente y ni siquiera necesitó explicárselo, realmente aprendía rápido.

   -Mmm… No entendí… - Expresó Ginji confundido, mientras miraba a Ban con la misma expresión, buscando una explicación.

   -Para reconstruir el tejido de lana, Alphonse recordó en su mente los componentes del material, y volvió a remendar el tejido conforme a aquello. Al no faltarle partes, fue fácil remendarlo sin perder algo a cambio más que un poco de energía. Pero si faltasen partes, tendría que remendarlo aplicando más material o estirándolo, pero eso lo haría menos resistente ¿Entiendes? – Expresó Ban mientras le daba una calada a su cigarro con tranquilidad. Ginji asintió sonriendo.

   -Pero sigo sin entender la relación entre la lana y una herida… -Expresó Ginji con una sonrisa confundida. El ojiazul suspiró sonriendo, a veces su compañero era tan imbécil.

   -Alphonse también podría recordar los componentes del tejido humano y cerrar la herida así como lo hizo con la lana, pero no sería tan parecido. Aunque es un ejemplo un poco extraño, María lo aplicó para entender mejor la formula ¿Comprendes ahora?

   -Ahh… ¡Ahora si entiendo! Gracias Ban-chan~ - Expresó contento Ginji mientras reía torpemente y Ban revolvía sus cabellos.

   -¿Crees que puedes hacerlo pequeño Al? – Preguntó María con suavidad, el castaño asintió levemente, completo de determinación.

   Se acercó nuevamente hacia su hermano y posicionó detrás de él. Tenía determinación sí, pero aún estaba nervioso y debía admitir que tenía bastante miedo. Si bien un tejido de lana era un buen ejemplo, en nada se comparaba al tejido humano, además, el tejido de lana podía divisarse fácilmente, pero no podía hacerlo de la misma manera con la herida. Alphonse tragó saliva, estaba confundido.

   María, al notar aquello sonrió y se posicionó  más cerca de él.

   -Pequeño Al… - Llamó la mujer, el castaño se giró un poco para verle. –Recuérdalo… hay cosas que no pueden notarse con los ojos. No todo lo que vemos es real, ni todo lo que soñamos es fantasía. – Dijo entonces con una sonrisa tranquila, calmando un poco los nervios del menor. –Trata de tener la imagen mental en tu mente además de los componentes del tejido humano. Crea en tu mente la imagen de los tejidos humanos regenerándose, procésala y aplícala. Inténtalo, todos creemos en ti.

   -Al. – Alphonse giró su vista hacia Ginji, quien lo observaba sonriente. - Cree que puedes  hacerlo y funcionará. – Dijo entonces entusiasmado, Ban asintió sonriéndole también.

   -Al. – El castaño giró su vista hacia el frente al escuchar la voz de su hermano. –Siempre me lo dices todo el tiempo, es momento de que te lo diga yo también. Deja de pensar demasiado, simplemente cree y hazlo, tú nunca podrías hacerme daño Al. – Expresó mientras le sonreía cálidamente, Al se sonrojó ante aquello, luego sonrió. Sin darse cuenta, había tomado la misma actitud que su hermano, el miedo y los nervios le habían atacado y no podía salir de aquel problema.

   Asintió con seguridad mientras sonreía ampliamente, chocó sus manos y las posicionó con suavidad mientras creaba la imagen de los tejidos humanos regenerándose en su mente. “Procésala, procésala” Pensó mientras sentía la energía fluir, y los tejidos empezaban a regenerarse, uno por uno, fibra por fibra. Un fuerte cosquilleo, casi insoportable atacó a Edward en su espalda, “No te muevas Edward” pensó el rubio mientras cruzaba sus dedos, intentado contenerlos en su lugar. Al cabo de unos segundos, Las heridas se habían sanado completamente, pero nada era perfecto, y como consecuencia, tres grandes cicatrices en forma de garras adornaban la gran espalda de Edward. María soltó un alarido de alegría.

   -Woow, bien hecho pequeño Al~ - Ambos hermanos soltaron un gran suspiro de alivio, Al, por no haber cometido ninguna clase de error, y Edward, porque el insoportable dolor por fin se había disipado por completo.

   -Wooow ¡Eso fue increíble! ¡Felicitaciones Al! – Expresó Ginji contento mientras aplaudía con muchos ánimos.

   -Muchas gracias a todos, de verdad no sabría lo que podría haber sucedido si no me hubiesen aconsejado. – Expresó Alphonse con gran alivio.

   -No fue nada~ - Respondieron María y Ginji, Ban solo asintió.

   -Bien~ ya es muy tarde, así que será mejor que todos vayan a descansar, yo me quedaré un rato más y limpiaré todo este desorden~ - Expresó la morena mientras giraba en su lugar dejando que su falda revolotease al compás del viento.

   -Ah… déjeme ayud- El menor había comenzado a hablar, pero fue interrumpido por la animada voz de la bruja.

   -Claro que no, todos se irán a dormir en este instante~ - Interrumpió mientras agitaba su dedo índice en señal de falso regaño. Alphonse sonrió, tenía un aire de maternidad que lograba calmarlo en todo momento. Todos asintieron mientras se retiraban a sus respectivas habitaciones. -Ah, cierto~ Ban, Ginji, como no tengo suficientes camas ustedes tendrán que dormir en el futón~

   -Ahh~ ¿Por qué nosotros en el futón vieja? – Expresó Ban con molestia en su voz.

   -Porque los invitados nuevos deben usar la cama~ ¡Y NO ME LLAMES VIEJA!

   -Ban-chan, mírale el lado positivo: Es mejor que el subaru… al menos no moriremos congelados. – Dijo Ginji con una sonrisa, el ojiazul solo bufó y se dirigió a su cuarto.

   -Ah… María-san… - Expresó Al mientras bajaba las escaleras. – No es que estuviese loco ni me quejase de nada pero… ¿Qué no eran dos camas separadas hace algunas horas? Porque, em… ahora solo hay una y… es de dos plazas. – Terminó de hablar mientras bajaba la cabeza, algo sonrojado.

   -Ehh~ No sé de qué me hablas pequeño Al~ Si siempre fue una sola cama… - Expresó la morena mientras sonreía nerviosamente.

   Ban la observó con una mirada que detonaba reproche, él no era estúpido y sabía que María de seguro había hecho algo. La bruja, al darse cuenta de la mirada del ojiazul, desvió su cabeza hacia otro lado mientras reía con una mano sobre sus labios.

   –Ah, hablando de eso, también recogí sus maletas cuando los encontré, las dejé del lado de la puerta, descansen bien~ - Dijo nuevamente mientras hacia un ademán con su mano y se dirigía hacia la cocina.

   -Ah…  muchas gracias por todo María-san, buenas noches. – Dijo Alphonse mientras volvía hacia su respectivo cuarto. Al abrir la puerta encontró a su hermano quien estaba quitándose la coleta del cabello, sentado en uno de los costados de la cama con una camiseta blanca y pantalones sueltos de color negro. El castaño articuló una mirada de culpa, aun por el cuello de la camiseta, del lado de su espalda, podía divisarse un poco de las tres cicatrices que marcarían a su hermano por siempre.

   -¿A dónde fuiste Al? – Preguntó Edward con curiosidad, mientras sonreía tranquilamente.

   -Ah… solo fui a preguntarle algo a María-san… - Respondió mientras se dirigía hacia su maleta y tomaba algunas cosas, luego volvió a salir por la puerta, dirigiéndose al baño. Se vistió con un pantalón suelto color celeste opaco y una camisa del mismo color, y volvió al cuarto. Guardó lo demás nuevamente en la maleta y se giró a ver a Edward, quien ahora había terminado de cepillarse su cabello. El rubio giró su vista hacia su hermano, al notar su mirada triste frunció el ceño.

   -¿Qué pasa, Al? – Preguntó entonces, notando como Al bajaba su mirada aún más triste. – Es por esto ¿Verdad? – Volvió a cuestionar, mientras con una mano señalaba su espalda, el menor asintió aun con la cabeza gacha, Edward suspiró con una sonrisa resignada, Alphonse nunca cambiaria para nada.

   El mayor se incorporó de la cama y se levantó de está dirigiéndose hacia su hermano, en cuanto lo alcanzó lo rodeó con sus brazos, estrechándolo fuertemente. Alphonse se quedó algunos segundos sin corresponder el abrazo, no quería lastimar a su hermano.

   -Tranquilo, no me duele. Tú lo sanaste ¿Recuerdas? – Preguntó Edward mientras descansaba su mentón en el cuello del castaño. Por un momento se sintió feliz de tener que encorvarse un poco para hacerlo, eso demostraba que de verdad había estado creciendo. Alphonse correspondió el abrazo con suma suavidad, apoyando su frente en el hombro del rubio.

   -Pero te dejé esas horribles cicatrices. Lo siento nii-san… si me hubiese fijado antes tal vez no-

   -Al. – El menor se sorprendió ante la rudeza con que su nombre había salido de los labios de su hermano. Edward se separó un poco de el con una expresión seria, para luego sonreírle tiernamente. –Lo dije aquella vez, y volveré a decirlo ahora. – El rubio tomo la cabeza del menor y la apoyó suavemente sobre su pecho, rodeándolo nuevamente con su brazo libre, con el otro, acariciaba sus hebras castañas. -Seguimos vivos ¿No es así? Deja de preocuparte por detalles insignificantes Al, por favor. – Alphonse asintió luego de un momento, apreciando el calor de su hermano, disfrutando las caricias en su cabello, Edward siempre encontraba las mejores formas de lograr que dejara de preocuparse. Luego de un momento ambos se separaron. – Hace frio, vamos a dormir ¿Sí? – Preguntó el rubio con una sonrisa, y el menor asintió. 

 

Notas finales:

Y bienn~ …………………………… no se me ocurre que decir XDXD

Bueno~ espero que les haya gustado y ¡muchísimas gracias por leer!  Nos vemos en el próximo~

Bye~


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