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Danke por Melu102

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Notas del capitulo:

Holu~ vengo a traerles el capítulo número veintinueve de esta em, historia XD y avisándoles que pronto el arco termina y empieza uno nuevo (Uh… se acerca el arco principal de la historia y la autora empieza a sufrir xd) bien~

Que lo disfruten~

Alphonse lo había intentado con absolutamente todo lo que tenía alrededor, pero nada había sido suficiente para calmar al chico rubio con quien le había tocado compartir la búsqueda, aun si lograron encontrar el perro ese error les estaba siendo fatal.

   Para mala suerte del castaño, había usado demasiada energía y empezaba a marearse, sus movimientos se hacían cada vez más lentos al intentar esquivar los ataques que Ginji lanzaba con violencia, pero le extrañaba mucho que el recuperador no tuviese ni una pizca de cansancio, al mismo tiempo, se preguntaba en donde diablos se había metido Berthold. En ese momento, Alphonse prefirió no haber pensado en él, puesto que, al encontrarlo escondiéndose detrás de un pedazo de concreto, pareció ser que no solo Alphonse le había descubierto, sino también un descontrolado Ginji Amano.

   -¡Ginji! ¡¡No!! – Gritó con fuerza mientras intentaba levantarse del suelo, pero una fuerte pérdida del equilibrio volvió a dejarlo sobre el piso. Con sus ojos fuertemente cerrados y sin poder abrirlos por el cansancio, chocó sus manos y las dirigió al concreto, transmutando el suelo en lo primero que se le viniese a la cabeza, rogando porque Ginji no cometiese ningún tipo de locura pero, supo que fue tarde cuando escuchó el desgarrador grito del señor que, supo en ese momento, estaba muerto.

   Lo siguiente que pudo sentir fueron cinco dedos rodeándole el cuello y levantándolo hacia arriba, cortándole la respiración a medida que la fuerza se aplicaba en aquella zona. Chocó sus manos una vez más y las dirigió hacia la muñeca del agresor, desequilibrando el calor corporal y quemando con insistencia aquella zona, el agarre perdió fuerza, y Alphonse calló al suelo mientras escuchaba vagamente un grito de dolor.

   -¡¡Ginji!! – Gritó Ban dirigiéndose con fuerza hacia el chico en cuestión, depositando un fuerte puñetazo en su cabeza y tirándolo metros más adelante. -¿¡Que mierda crees que estás haciendo!? – Preguntó furioso, dirigiéndose hacia él.

   -B… B-Ban – Articuló Ginji con confusión en cada letra.

   -Regresa, idiota. – Dijo el castaño con dulzura, acariciando sus cabellos, Ginji cerró sus ojos y las descargas dejaron de crearse para dejar ver al rubio que todos conocían nuevamente, quien totalmente agotado, se desmayó sobre los brazos de su compañero.

   -¡¡Al!! – Ban giró  su cabeza para ver a Edward, quien ahora se encontraba en el suelo junto a su hermano, con semblante preocupado y ojos vidriosos. Alphonse despertó un par de suaves sacudidas más tarde, articuló una débil sonrisa y posó su mano en la mejilla del mayor.

   -Estoy bien, nii-san. – Expresó con la voz apagada, sonriendo.

   -Al… - Edward sonrió un tanto aliviado, y levantó a su hermano dejándolo sobre su espalda, realmente se sorprendió un poco cuando notó que pesaba un poco menos.

   -¿Es esto lo que estaban buscando? – Preguntó Ban, quien también había montado a su compañero a la espalda. Ahora estaba frente a la columna que tenía un perro esculpido realmente hermoso de cristal, Edward al verlo asintió y Ban tomó el objeto, acercandose hacia ambos hermanos.

   -Ban-san… - Expresó Alphonse con suavidad y arrepentimiento, Ban giró la vista hacia él, notando la tristeza y el cansancio en su semblante. –No pude lograr calmarlo, él… lo siento.

   -No te preocupes, está bien. – Respondió el castaño con una sonrisa, aliviando al menor de los Elric. Edward, al sentir una pequeña molestia en su nariz subió la vista hacia el techo, grande fue su sorpresa al notar que infinidad de grietas cubrían el mismo, el lugar comenzaba a derrumbarse.

   -¡¡Corre Ban!! – Expresó entonces, y ambos cuatro abandonaron el subsuelo.

   Al subir las escaleras volver al baño de hombres, salieron de la pequeña habitación, encontrándose con un sorprendido hombre que nada entendía de algo. Los tres se miraron por unos segundos, hasta el rubio reaccionó.

   -¡¡Se derrumba el subsuelo, corran!! – Gritó Edward alertando al señor y obligándolo a abandonar el baño con miedo, mientras les avisaba a las demás personas la noticia, quien también asustados, crearon un tremendo caos al abandonar el edificio.

   Efectivamente, el lugar se estaba derrumbando, y en cuestión de segundos la policía militar interceptó el lugar para averiguar la causa. Al final, según las investigaciones, las consecuencias se dieron a entender por una “falla eléctrica” bajo la mansión que generó el derrumbe del edificio, y, entre ellas la muerte de varias víctimas y el mismísimo Berthold. María apagó la radio luego de escuchar las noticias, girándose a ver tanto a Ban como a Edward con una radiante y, a la vez, consoladora sonrisa.

   -Bueno… al menos pudieron recuperar el perro ¿No? – Dijo la mujer, ladeando su cabeza hacia un lado. Edward solo la miró con una media sonrisa forzada, Ban solo bufó con molestia.

   -Si… pero, Al está muy triste. Me preocupa lo que pueda estar pensando. – Dijo Edward mientras fruncía su ceño en señal de preocupación.

   -Estará bien, solo necesita pensar un poco. – Expresó María con una sonrisa, tomando las manos del rubio con suavidad. – Todo estará bien ¿Si?

   -Gracias, María. – Respondió el chico, agradecido con las palabras de la mujer.

   Todos giraron su cabeza al ver a Ginji, quien bajaba las escaleras con una sonrisa, sonrisa que Ban reconoció al instante como forzada, falsa. Se dirigió hacia la mesa y tomó asiento junto a su compañero, apoyando ambos brazos sobre la mesa.

   -Ya le pedí perdón a Al, pero dice que no fue mi culpa. También lo siento por ti Ed, por favor, discúlpame. – Dijo entonces, quitándose la máscara que ocultaba su verdadera situación sentimental. Edward sonrió de medio lado, realmente le había hecho mucho daño a su hermano menor, pero era cierto que él no tenía la culpa, no podía controlarse.

   -No te preocupes Ginji, está bien. – Respondió entonces, sonriendo verdaderamente esta vez.

   -Ginji. – El rubio giró su cabeza hacia Ban, quien le miraba con una dulce sonrisa, tomó entonces su mano con suavidad y sonrió aún más ampliamente. Ginji también sonrió, se conocían tan bien, que no necesitaban palabras, el chico sabía perfectamente lo que su compañero le estaba diciendo, y supo que era un tanto tonto deprimirse, ellos habían visto la muerte muchas veces, sí, pero sabían y comprendían que por más que intentasen evitarlo, sucedería, y aquello dolía, dolía mucho.

   Sabían también que habían aceptado el trabajo de ayudarlos comprendiendo los peligros de este y como de seguro terminarían las cosas. Y si algo era seguro y realmente alíviate, era que estaban juntos, y que la misión, a pesar de los bajos, había sido una vez más, un rotundo éxito. Con solo un contacto, Ginji había podido recuperar sus fuerzas y lograr sobreponer el dolor. Además, no estaba solo en aquello, después de todo, Ban siempre estaría allí para levantarlo cuando cayese en el barro.

   -Deberías ir a ver a Al. – Le dijo María a Edward, este asintió y se dirigió directo a las escaleras, al subirlas se encaminó a la habitación y abrió la puerta con temor de encontrar demasiado destruido a su hermano, pero para su sorpresa y alivio, este se encontraba medio acostado en la cama, observando hacia la ventana. En cuanto notó su presencia se giró y le sonrió con un poco de pena en sus ojos.

   -Hola…

   -¿Cómo estás? – Preguntó el mayor mientras tomaba asiento a un costado de la cama.

   -Um… Ya no siento cansancio, estoy bien. – Respondió neutramente el castaño, mirando hacia abajo. Edward frunció el ceño con temor de hablar demasiado y lastimarle.

   -No me refiero a eso, Al.

   Alphonse dio un pequeño respingo ante las palabras de su hermano. Si hubiese podido hacerlo, habría bajado aún más su cabeza.

   -Yo… - Comenzó a decir, pero la angustia llegó a su garganta antes que sus palabras, evitó decir algo más por temor a que se sintiese en estas y calló completamente con solo dos letras. Edward tomó suavemente la mano que ahora sujetaba fuertemente las mantas, el menor supo con esa acción que no estaba bien contenerse de esa forma. –No pude hacer nada… yo… - Sus brazos temblaban con insistencia y la angustia subía ahora hacia sus obres, humedeciéndolos con cada silaba que lograba con mucho esfuerzo articular. – Lo siento tanto… - Lo había hecho, se había contenido bastante, pero no pudo evitar que su hermano notara la lacerante lágrima que ahora surcaba por su rostro.

   Edward soltó la mano del castaño para rodearlo con ambos brazos, y fue entonces cuando Al comenzó a derrumbarse. El mayor no dudó estrecharlo fuerte en cuanto los sollozos se escucharon por toda la habitación, tampoco dudó acariciar con suavidad su cabello al sentir ambas manos llenas de impotencia sujetar con fuerza e insistencia su camisa blanca, y sufrió también, al sentir la humedad sobre su pecho.

   -Estoy aquí Al. Sé que no sirve de mucho ahora pero…

   -Lo sé. – Interrumpió el castaño sin despegar su rostro de la camisa ahora, empapada en lágrimas. –Gracias. – Dijo entonces, con sonrojo en sus mejillas, con los lagrimales hinchados y una sonrisa que lastimaría a cualquiera. Todo aquello, Edward no podía verlo, pero lo imaginaba, y sonreía también al saber que al menos en ese mismísimo momento, su existencia servía para algo. 

   Los sollozos continuaron unos minutos más, hasta que Alphonse se detuvo lentamente. Había olvidado, que aquellas cosas pasaban todos los días. Hace algunos años, también habían fracasado  en salvar a la gente. El menor entendió entonces, que a pesar de lo sucedido habían logrado conseguir lo que necesitaban, la razón por la cual habían venido hasta ese lugar estaba resuelta, y nada era perfecto nunca. Además, Alphonse le había insistido a su hermano que quería acompañarlo, no podía quedarse allí destruido cuando debía levantarse y enfrentar las consecuencias, porque aunque laceraba bastante pensarlo, la verdad era que llorar no volvería el tiempo atrás, ni tampoco evitaría aquel desastre.

   Con una sonrisa ahora completamente sincera, aquel chico había recuperado la confianza, y estaba completamente decidido a seguir adelante. Se separó del abrazo de Edward y le miró a los ojos para sonreírle ampliamente, para anunciarle que realmente se sentía muchísimo mejor, Edward también sonrió al ver la felicidad en su pequeño hermano. 

   -Siento haberte preocupado, nii-san. – Edward estiró su mano izquierda hacia la cabeza del castaño, acariciando sus cabellos con fuerza totalmente fingida.

   -Está bien, no te preocupes. - El menor puso su vista en el pecho de su hermano, y rio un poco al notar que su camisa estaba totalmente empapada.

   -También lo siento por eso. – Dijo, señalando el lugar que antes estaba observando, logrando que una graciosa carcajada saliese de los labios del mayor.

   -Hay que bajar. María dijo que nos preparó una fiesta por recuperar al perro. – Acotó Edward entonces, para luego recordar la condición de su hermano. –Ah, lo siento. Puedes bajar ¿No?

   -Claro que puedo hacerlo. – Respondió el menor entre risas haciendo sonreír a Edward, realmente se sentía feliz de poder ver recuperado a su pequeño Al. Luego paró en seco, “Su pequeño Al”, no pudo evitar sonrojarse ante aquel pensamiento, y tuvo que girar su vista para evitar que el menor notase el rojo sobre sus mejillas. Alphonse al verle se extrañó solo un poco. – ¿Mm? ¿Nii-san? – Preguntó, curioso.

   -E-Estoy bien, no te preocupes, voy bajando ¿Si? – Respondió mientras salía de la habitación como alma que llevaba el diablo.

   -C-Claro… - Expresó el castaño con extrañeza, luego soltó otra risa, quitándole importancia al asunto y sacándose las mantas de encima para cambiarse de ropa y bajar. – ¿Eh? – Se extrañó, puesto que al levantarse tuvo que dejarse caer nuevamente en la cama, las fuerzas le habían abandonado de repente, supuso que era por levantarse muy rápido o por estar llorando demasiado. Sacudió su cabeza tratando de alejar alguna cosa, y se dispuso a cambiarse de ropa.

Notas finales:

¿Alguien esta emocionado? ¿O soy solamente yo? Xd

La verdad, debo admitir que nunca pensé que este arco durara tantos capítulos, pero ahí lo tienen, quince capítulos con este arco, Diosh XD

Bien, espero que les haya gustado, ¡Y nos vemos en el próximo!

Se los quiere~ un abrazo <3


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