Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Danke por Melu102

[Reviews - 42]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holu~ Hoy traigo el capítulo número treinta y uno de esta historia rara XD

Que lo disfruten~

Capítulo 031

   A algunas bastantes cuadras de su casa, Edward y Alphonse conversaban bajo la tranquilidad de la noche y la vigilia de las estrellas, recorriendo las grandes calles deshabitadas a pasos tranquilos.

   -Y entonces Breda gritó: “¡¡YO NO TOCARÍA ESA COSA NI EN MIL AÑOS!!” – Edward, imitando la voz del Teniente Breda, comentaba alguna anécdota de las que experimentaba en los días aburridos de trabajo, ante la constante risa de Alphonse, al cual le causaba más gracia la imitación de su hermano que la mismísima anécdota.

   Las risas dejaron de escucharse, en cuanto un fuerte estruendo resonó por uno de los callejones escondidos entre las calles. Lo siguiente que llegaron a divisar, fue un perro saliendo de uno de los dichos callejones, lanzando alaridos de terror mientras corría apresuradamente.

   -Y… ¿Eso? – Preguntó Edward ante la sorpresa del momento.

   -Vino de allá. – Acotó su hermano con seriedad y curiosidad en su rostro. Luego, casi corriendo, se dirigió hacia el callejón mencionado, ignorando completamente las advertencias del rubio, quien lo siguió después de algunos pasos.

   Al llegar al lugar estrecho, ambos quedaron inertes ante la mirada expectante de dos obres rojos entre la oscuridad. “¿Otra quimera?” pensó Edward con algo de temor, tomando posición de batalla.

   -Al, aleja… ¿Te? – Volviendo a ignorar con facilidad las palabras del mayor, Alphonse se acercó lentamente hacia aquellos ojos del color de la sangre. -¡Al! ¿Qué estás haciendo?

   -Tranquilo… - Interrumpió el castaño, dando dos pasos más hacia la criatura. Edward divisó como los obres se afilaban con violencia, y su mirada se tornó preocupante. –Ven aquí… No te haré daño.

   -Al… es mejor que lo dejemos aquí... – De repente, la criatura se abalanzó hacia Alphonse, quien la atrapó y cayó de rodillas al suelo por la fuerza del impacto. -¡AL!

   -Está bien… No pasa nada. – Respondió el menor con tranquilidad, preocupando aún más a su hermano.

   Edward se acercó hacia el menor con un poco de hostilidad en sus pasos, alerta en todo momento, “Por las dudas” se repetía él en su mente. Dio cinco pasos más hasta quedar justo a su lado, acostumbrándose a la escasez de luz, calmó todo tipo de preocupación y cada centímetro de alerta. La razón de tanto escándalo, era una criatura de pelo blanco y cola esponjada del mismo color, que se mecía de un lado a otro, ronroneando ante las caricias de un sonriente Alphonse Elric.

   -Un… ¿Gato? – Dijo Edward como quien no creía la cosa, ocasionando que Alphonse soltase una pequeña risa.

   -Un gato. – Repitió el menor, afirmando.

   El rubio se arrodilló en el suelo junto al menor, mirando como la cosa blanca ronroneaba con cada caricia que su hermano le entregaba. En cuanto el gato divisó al mayor junto a la persona que ahora le proporcionaba cariño, soltó un pequeño maullido y girándose, dejó ver sus rojizos y brillantes ojos. Se soltó de los brazos de Al, para dirigirse hacia las piernas del rubio, quien dio un pequeño respingo ante el ronroneo del animal.

   -¿¡Q-Qué!? – Expresó Edward con molestia, luego de unos segundos, acercó su mano hacia el lomo de “la cosa blanca” y lo acarició, notando como la criatura se recostaba sobre sus piernas, aun ronroneando. –Ah…

   -Parece que le gustas. – Acotó el menor con una sonrisa, haciendo que su hermano desviase su vista del gato para mirar al dueño de la voz, quien le observaba con una radiante sonrisa. –Esta vez… si tenemos un hogar. – Dijo entonces, haciendo que el comentario dijese por si solo todo lo que significaba detrás.

   -Eh… Al… - Comenzó a decir Edward, sabía por dónde venía la cosa, y tanto él como su hermano sabían perfectamente que la respuesta seria un rotundo “No”. Sabiendo aquello Alphonse bajo la cabeza con algo de vergüenza y tristeza a la vez.

   “Me siento solo, Nii-san”. Aquellas palabras resonaron en la mente de Edward por casi millones de veces en ese preciso momento, se sintió fatal, un desastre, un completo idiota. Miró entonces al minino entre sus piernas, sonriendo de medio lado. “No es lo mismo” pensó entonces, pero aquello le hizo pensar que una mascota le daría a su hermano una razón para no pensar en él mientras estaba en el trabajo. Soltó un suspiro y continuó mirando a la cosa blanca, decidido, comenzó a hablar.

   -No pienso alimentarlo.

   -¿…Eh? – Sorprendido, necesitó preguntar para volver a escuchar las palabras que Edward había pronunciado casi en un susurro, quería creer que no era imaginación suya, que realmente había dicho lo que él había interpretado.

   -Dije que no pienso alimentarlo. – Volvió a decir el mayor, girando la mirada que todo este tiempo había tenido desviada en el suelo, para posicionarla sobre los ojos su hermano, sonriendo internamente al ver aquellos obres brillar con una alegría que no se explicaba y poder apreciar una sonrisa llena de anhelo entre sus labios.

   -¡Gracias! – Respondió feliz el castaño, abalanzándose hacia su hermano y abrazándolo con fuerza, causándole un sonrojo indescriptible que al mismo tiempo, lo llenaba de alegría y asfixia por la intensidad que sin querer el menor aplicaba.

   -A-Al… Me estas asfixiando… - Respondió el mayor posicionando ambas manos sobre los hombros de Al, tratando con suavidad de aflojar solo un poco su agarre. Este, al darse cuenta de la presión con la que estaba abrazando a su hermano, se separó al instante de él, pidiendo disculpas con una avergonzada sonrisa.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

   Y ahí estaba la pequeña cosa blanca, en la sala de su casa, sobre la alfombra, justo en frente del sillón en donde él estaba sentado. Al lado, su hermano Alphonse, con una sonrisa tranquila, acariciando el lomo del minino que, moviendo su larga cola de un lado a otro con parsimonia, bebía todo el contenido blanco del pequeño plato que le había entregado su partir de ahora, dueño.

   Bufando, Edward se levantó del sillón, dirigiéndose hacia el gato y arrodillándose de cuclillas junto a él. Le miró por varios minutos completamente extrañado, mientras el menor tomaba el pequeño platillo y depositaba más leche en él, dándoselo nuevamente al minino, quien comenzó nuevamente a devorar todo su contenido.

   -¿Cómo te puede gustar esa cosa? – Preguntó el rubio con molestia, el minino dejó de tomar el líquido blanco para mirar a quien tenía a su lado, soltando un pequeño maullido como respuesta. – Sabe horrible. – Volvió a decir el mayor, frunciendo el ceño. El gato solo soltó otro maullido, estiró su cuello y lamió la nariz del chico. -¡¡AHHH!! ¡No hagas eso! – Expresó con fuerza y falsa molestia, nunca había creído que las lenguas de aquellas cosas fuesen tan ásperas.

   Edward miró entonces a su hermano, quien reía animadamente, aun arrodillado en el suelo. Sonrió, le gustaba verlo feliz de esa manera. Dejó de reír luego de un rato y tomó el pequeño collar rojo que tenía a su lado, se acercó hacia el minino y lo colocó alrededor de su cuello.

   -Te ves bien. – Le dijo entonces, observando como el animal movía su cabeza de un lado a otro, haciendo sonar el cascabel que tenía el collar.

   -Y… ¿Cómo va a llamarse? – Preguntó Edward, curioso.

   -Mmh… no lo sé. ¿Se te ocurre algún nombre, nii-san? – Respondió el menor, con la duda entre sus manos. El rubio posó una mano en su barbilla, pensativo.

   -Bueno… creo que primero deberíamos saber su género, ¿No?

   -Ah, es cierto, no me fijé… - Expresó el castaño, tomando al minino con ambas manos y dejándolo suspendido en el aire, haciéndole maullar luego de un rato por la altura. –Es niña. – Dijo entonces, volviendo a dejar a la ahora minina en el suelo. –Bien…

   -Qué te parece… “Meeko”. – Opinó el mayor, mientas veía como la cosa blanca volvía a su respectivo lugar junto al plato color café.

   -Sí, me gusta. – Respondió Al con una sonrisa, para luego mirar a la gata. - ¿Te gusta a ti también? – Preguntó, obteniendo nada como respuesta, pues la minina estabas más concentrada en comer que cualquier otra cosa. Aquello hizo reír a ambos hermanos con alegría.

   -Bienvenida, Meeko. – Dijo el mayor, sonriendo. 

Notas finales:

¡Y le damos la bienvenida a Meeko, la nueva integrante de la familia Elric! <3

Y sí, le puse Meeko, como la gatita de los hermanos Yagami. Linda ¿No? XD Además, en pronunciación sonaría como “Miko”, y pues no sé, me gusta ese nombre XDD

Bieen, ¿Qué aventuras les esperarán a los hermanitos Elric a partir de ahora? Yo lo sé, pero ustedes no XD así que se aguantan hasta saber, a menos que ya lo vengan sospechando~

¡Nos vemos en el próximo! <3 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).