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Conquistando a una ilusión por 1827kratSN

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El primer encuentro no fue nada bueno como era de suponerse, el castaño parecía nervioso y se fue en cuanto tenía todas las cosas que compraría, eso, aunque Spanner esa vez sí desechó su estupidez momentánea y mostró lo verdaderamente serio y amable que podía llegar a ser.

Sin embargo, no se iba a rendir por una derrota así.

La segunda ocasión fue más casual, Spanner tenía elegido su nuevo dulce para probar y el castaño recién llegaba a adquirir los suyos, así que una leve conversación se pudo dar antes de que el rubio tuviese que irse ya que tenía algo pendiente que hacer, y por única ocasión no se quedó a ver a Tsunayoshi por un tiempo extendido.

Las otras veces coincidieron en otros lugares, como en una cafetería, y eso ya no podía ser tomado como acoso porque Spanner hace mucho que iba allí. Por lo que dedujo, el castaño era nuevo en la ciudad pues a veces parecía perdido entre las tiendas en donde ingresaba y el rubio amablemente ayudaba a su ángel si es que era necesario. Fue así que pasó un mes, uno lleno de raros encuentros y una incomodidad que desaparecía poco a poco

 

 

—Debo agradecerte por guiarme — un mes… un largo mes después de que, al fin, la tensión desapareció — no sabría qué hacer si llegaba tarde — Spanner vio una sonrisa sincera, hermosa y brillante dirigida hacia él. Nada mejor que ese detalle

—No hay problema — sonrió el rubio más feliz de lo que debería estar alguien a quien se le dedica una sonrisa

—Sabes… debo decir que ahora no me pareces una mala persona — confesó Tsuna un tanto avergonzado pues en las últimas ocasiones en donde se encontró al rubio, éste se ofreció a ayudarlo en lo que necesitase y no volvió a decirle aquellas cosas tan vergonzosas como las que se dieron en la juguetería — bueno…

—Lamento haber sido tan intenso al inicio, pero cuando algo me interesa no puedo dejar de pensar en ello y tratar de obtenerlo

—Eso suena muy raro — soltó una risita baja por la respuesta del otro

—Ah… lo siento de nuevo — rascó su nuca mientras mentalmente meditaba sus palabras — a veces no me doy cuenta de que te asusto

—Eh… no es eso… sólo que tus palabras me impactan a veces — sonrió nervioso mientras hacía un gesto negativo con su mano — como tu manía de decirme “ángel”

—¿Te desagrada?

—Es que no creo conveniente que un chico sea llamado así, ¿por qué mejor no me dices Tsuna?… Me he acostumbrado a eso

—Ya veo — miró el destino del castaño a sólo unos metros y suspiró — creo que es momento de despedirse

—Debo agradecerte esto de alguna forma — Tsuna sonrió al leer el nombre del edificio que buscaba

—No aceptaría un pago por algo que hago de corazón — sonrió con galantería espontánea — pero puedo aprovecharme un poco de eso

—No me asustes — bromeó, aunque tal vez sólo era una advertencia

—Podemos ir juntos a la cafetería en alguna ocasión — ¿nervios? Un poquito. Spanner sentía un nudo en su estómago mientras esperaba una respuesta, unas ganas inmensas de abrazar al castaño que hacía un gesto al ladear la cabeza mientras pensaba, incluso quería besarlo, pero sabía que nada de eso sería correcto. Sólo debía esperar

—Si es sólo eso, puedo aceptar — ¡Punto para Spanner! — pero tendrá que ser en la mañana

—¿El jueves a las 10? — casi olvidó respirar al escuchar la afirmativa que le habían dado, pero se controló para soltar una hora precisa

—Suena bien — sonrió y bajó la guardia. Perfecto. Sin pensarlo ya tenía al rubio tomando su mano, se avergonzó enseguida porque no era la primera vez que Spanner se despedía así — espera… ¿qué haces?

—Despedirme de ti, Tsuna — besó el dorso de aquella mano enguantada y sonrió — me gusta hacerlo

—Y yo te pido que no lo hagas — se avergonzó separando su mano y cerciorándose que la gente no haya notado aquel gesto — es demasiado llamativo. Por favor, despídete normalmente

—Está bien — sonrió sutilmente — no quiero que de nuevo creas que soy un acosador o algo así

—Pues en un inicio lo parecías — y al fin… una risita divertida en un tono tan agradable que Spanner enrojeció levemente

—Creo que me desmayaré en algún momento

—¿Eh?

—Nos veremos el jueves, Tsuna — corrigió sus palabras aprovechando que el castaño pareció no haber escuchado

—Claro — una sonrisa más amplia esa vez. Tsuna presentía que aceptar la invitación no sería tan malo

 

 

Enamorado. Eso fue lo que dedujo Spanner desde el primer momento en que vio a ese adorable castaño en aquella dulcería, sin embargo, el sentimiento o la atracción física inicial fue creciendo y cambiando hasta el punto en donde adoraba ver como Tsuna arrugaba la nariz al pensar en qué cosa elegir del menú en la cafetería. Podía morir en ese momento y no renegar de su muy feliz vida, pero debía disfrutar de su primera cita. Adoraba más cuando Tsuna reía al simplemente caminar juntos por la dulcería o contarse alguna cosa de su rutina diaria. Era en verdad una persona maravillosa. Con sólo esos detalles el corazón de Spanner parecía perder compostura y cambiaba de ritmo sin preguntar, pero no se quejaba, lo disfrutaba mucho

En el siguiente mes en donde mantuvieron encuentros parecidos a una cita amistosa, cada quien logró abrirse sin miedo hasta el punto en que no era difícil mantener una plática de horas sin detenerla. Spanner estaba fascinado con el castaño que, siendo escritor de libros infantiles, no podía ser la más perfecta imagen de inocencia que halló en toda su vida. Por dios que no podía hallar mejor símbolo de perfección, a su parecer

La primera cita romántica oficial que tuvieron fue a mediados de Julio, como en todas las demás ocasiones fue en una mañana de jueves. Spanner hasta cambió su horario de trabajo para que el jueves fuera su día libre y no tener conflictos con su equipo, eso solamente para que sus días de descanso coincidieran con los del castaño. Ni siquiera le importó tardar meses en lograr que Tsuna se relajara y accediera a darle una oportunidad. Él era un enamorado feliz y lo demostró en cada detalle y sonrisa.

En aquel maravilloso día fueron a un museo de figuras de cera porque era una atracción nueva y Tsuna se veía en realidad interesado en ir. Charlaron durante todo el trayecto al lugar, rieron juntos al confundir personas reales con las que estaban recreadas con la cera, se tomaron diversas fotos, compraron un par de postales del lugar y al final almorzaron juntos en un restaurante familiar. Un detalle simple pero que era agradable para ambos. Simpleza y confort

Los detalles a partir de ese entonces se volvían más demostrativos. Spanner se aseguraba de sonar sincero con sus intenciones, incluso llegando al punto de ofrecerle al castaño un pequeño detalle en cada cita. Una flor diminuta hecha de cristal rosado o una mariposa hecha con alambre delgado, cada regalo hecho a mano, reflejando el amor sincero que el rubio profesaba. La sonrisa de Tsuna valía el esfuerzo, además esos ojos brillantes y enternecidos le daban muestra que los presentes eran del gusto total del castaño. Aquel ángel sólo se volvía mucho más hermoso con cada cosa que descubría de él en los contados días que podía verlo al mes. Era simplemente perfecto.

 

 

—Muchas gracias por todo, Spanner — caminaban en medio de los rebosantes árboles de un parque — me he divertido un montón

—Me alegro por eso, Tsuna

—Spanner… — apretó sus labios mientras buscaba las palabras correctas para proseguir con esa plática — hemos estado saliendo durante un tiempo y yo no te he dado una respuesta concreta — suspiró mientras jugaba con sus manos

—¿Me la darás ahora?

—Antes de eso tengo que contarte algo — suspiró nuevamente y su semblante alegre de pronto se esfumó

—¿Es grave? — se extrañó por el cambio drástico, aunque sinceramente fuera lo que fuera poco influiría en sus sentimientos

—No lo sé — Tsuna se detuvo en una banca pues necesitaba un lugar firme donde reposar para poder centrarse sólo en sus palabras — pues es algo complicado

—No creo que eso cambie lo que siento por ti, Tsuna — se giró hacia el castaño y le puso completa atención

—Pero… es que yo…

—Lo único que desearía saber es si te gusto, aunque sea un poco — ansiaba escuchar una afirmativa, lo deseaba por sobre todas las cosas

—Pues — sus mejillas adquirieron un tono rojizo con rapidez — no es sólo un poco — su voz temblaba debido a los nervios —. Admito que… me gustas mucho, Spanner — al fin lo había dicho, la vergüenza no podía ser mayor a la que sentía en ese instante

—Eso me basta — acarició la mejilla contraria y sonrió. La emoción era tanta que incluso sus mejillas se colorearon levemente en sincronía con su ángel — esperaba que algún día me dijeras algo así

—Pero lo que tengo que decirte es importante — volvió a centrarse en aquello que tanto le afectaba, pero no encontraba como exteriorizarlo

—Entonces te escucho

—Es que no quiero arruinar lo de hoy y… — boqueó un par de veces sin arriesgarse a soltar la lengua — y…

—Puedo esperar… — deslizó sus dedos por la mejilla ajena en un gesto de comprensión

—Pero creo que es necesario

 

 

Nada. No era necesario. Spanner no quería escuchar nada más que un suspiro nacido de la sorpresa o la satisfacción. Pudo haber hecho miles de cosas para que Tsuna se olvidara de ese detalle que quería revelar y no podía, así que el rubio eligió una, la más sencilla de aplicar en ese instante. Lo noqueó. Sí, lo hizo. Pero en un sentido especial. Lo dejó en shock, tan paralizado que en realizad parecía noqueado. Fue sencillamente un impulso que Spanner había estado conteniendo desde hace mucho tiempo, pero ya no más

Spanner besó a su amado ángel. No lo dejó seguir hablando, se acercó con rapidez y sin darle oportunidad de negarse, se atrevió a probar aquellos labios prohibidos. Unió sus bocas con un sólo movimiento, un solo contacto en el que compartió su temperatura con la ajena y que apenas duró unos segundos. Se alejó apenas, sólo para ver que Tsuna había cerrado fuertemente sus ojos y parecía tenso, mas, a ojos de Spanner era sencillamente adorable.

Los colores se subieron al rostro de Tsuna cuando de nuevo sintió los labios ajenos sobre los suyos, la respiración se le cortó y su cuerpo se estremeció cuando uno de los brazos del rubio rodeó su cintura. Tardó en responder, en mover torpemente sus labios para al fin demostrar que no era inexperto en ese asunto, sin embargo, los nervios lo hicieron temblar un poco. En respuesta a aquel gesto tan dulce, Tsuna rodeó el cuello de Spanner con sus brazos para así poder aferrarse a quien logró entrar en su vida y corazón con la paciencia que pocos podían ser capaces de tener

Así de simple fue su primer contacto. El primero, pero no el último. Y sin pensarlo, aquello que debía ser revelado se quedó en la nada.  

Pero dos citas después, una semana sin verse debido a un problema en el trabajo del castaño y un encuentro inesperado, fueron las piezas que se unieron para que todo se revelara.

 

 

—Tsuna… es raro verte aquí en este día — la dulcería, donde todo inició. Pero en un raro martes

—También es raro que estés aquí — Tsuna se sorprendió al escuchar esa voz tan familiar, pero a la vez se alegró como siempre que veía a aquel rubio tan sincero

—Se me acabó mi dotación — sonrió antes de acercarse al castaño y besarlo como en tantas veces hizo desde que empezaron a tratar a sus encuentros como los de una pareja, aunque jamás lo dijeron en voz alta o aclararon la relación que tenían

—Spanner — pero en esa ocasión el contacto se vio cortado por Tsuna — lo siento, pero… yo… — impidió la cercanía entre ambos al empujarlo con suavidad

—¿Pasa algo malo? — arqueó su ceja extrañado

—Sabía que debía decírtelo antes — Tsuna rió nervioso

—¿Qué sucede?

—El asunto es que… — ¡Tenía que decirlo! Lo iba a hacer

—¡Mami! — un grito estruendoso, un infante que corría por el final de la sección buscando a alguien — ¡Mami! — un grito más que ocasionó que otras dos figuritas aparecieran poco después. Al encontrar lo que hallaban, las personitas sonrieron ampliamente y corrieron sin siquiera pensarlo

—Mami, encontré el dulce que Lambo quiere — Todo fue tan rápido que Tsuna no pudo evitar que un rubiecito se le colgara de la pierna sin aviso previo y casi lo hiciese caer

—¡Dulce, dulce! ¡Lambo quiere dulce, mami! — un cuerpecito más pequeño se aferró a la pierna libre del castaño quien apenas podía mantenerse en pie ya que una tercera figurita se lanzó a sus brazos

—¡Mami, dulce!

—Alto — regañó Tsuna cuando pudo sostener bien a la pequeña niña azabache entre sus brazos y hacer que el rubio dejara de tirar de su suéter — esperen, esperen — decía con calma — harán que caiga

—¿Mami? — Spanner había visto todo con paciencia y calma, tratando de encontrar la lógica relacionada con aquella palabra y esos tres niños que aparecieron de la nada. Pero no podía. ¿Qué estaba ocurriendo?

—I-pin, detente. Lambo bájate o no podré caminar. Fuuta tranquilo, los compraré, pero necesito que te calmes — ordenaba mientras trataba de controlar a esos tres torbellinos llenos de energía

—Está bien — sonrieron los tres niños a coro y fue sólo allí que Tsuna pudo suspirar tranquilo, pero no le duró mucho

—Tsuna — murmuró Spanner y el castaño se tensó

—Yo… puedo… puedo explicarlo — mordió su labio inferior pues ya había pasado por esas experiencias antes y nunca terminaban bien — puedo…

—Mami, ¿vamos?

—Ya voy — suspiró una vez más ante la estupefacción de Spanner. Entristeció al ver el shock en el rubio — vamos entonces…. Perdón, Spanner… pero debo irme

—¡Mami! ¡Vamos!

 

 

Tsuna no pudo más que priorizar a quienes debía. Tomando en sus brazos a la pequeña pelinegra y tomando de la mano al mayor de los niños quien a su vez sostenía la mano del menor, se alejó del pasillo para ir a adquirir los dulces por los que ese día tuvo que ir. El castaño no pudo quedarse a ver la reacción del que hasta ese punto fue su pareja… y del que estaba seguro tal vez no sabría nada más porque siempre era así, incluso con sus amistades pasaba aquello. Sin embargo, en esa ocasión faltaba algo muy importante que hacer. No podía dejar todo así… no se lo perdonaría

Tsuna reunió el valor que en ocasiones le faltaba y decidió reparar un poco de aquello. Dejó a Fuuta a cargo de Lambo e I-pin por sólo un minuto, lo que calculó en demorar. Les dio la clara orden de quedarse en la sección de chocolates hasta que escogieran los que desearan y que lo esperaran porque volvería de inmediato. El castaño regresó sobre sus pasos hasta donde dejó al rubio… y al no encontrarlo, salió del local hasta localizarlo a pocos metros. Se sintió pésimo al ver a Spanner admirando al cielo con distracción… no podía dejarlo todo ahí

 

 

—Spanner

—¿Tsuna?

—No estoy casado — soltó sin demora porque no podía tardar — tampoco tengo otra pareja… y en verdad lo siento por no habértelo dicho antes — hizo una reverencia y apretó los labios

—Yo no…

—Entenderé si no quieres volver a verme — el castaño se levantó y sonrió falsamente — pero en serio me enamoré de ti…

—Tsuna

—Ahora tengo que irme… adiós, Spanner — no lo miró, tenía miedo de nuevamente sentir el rechazo. Volvió a la dulcería sintiendo dolor en su pecho y la incomodidad ocasionada por la incertidumbre al no esperar una respuesta

—¡Espera! … — ¿qué faltaba ahora? ¿Qué lloviera? No… Spanner sólo vio a Tsuna correr de vuelta a la tienda y nada más. Suspiró largo rato pues no quería hallar explicación para lo sucedido… tal vez sólo estaba perdidamente enamorado de aquel chico — creo que... — susurró al vacío mientras retomaba su camino — me gustaría tener una familia grande

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Me prometí hacer fluff… ahre, creo que fallé

Krat no tiene más que decir.

Nos veremos en el siguiente y último capítulo.

Muchos besos.

Krat ama a su fandom

 

PD: quiero hacer un especial de navidad para las parejas de KHR… pero no tengo ideas we :v . Es tan triste 


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