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Conquistando a una ilusión por 1827kratSN

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Días habían pasado, varios, más de los que podían ser aceptables.

Tsuna miraba su celular con impotencia pues sabía lo que conllevaba revelar que tenía tres niños en casa, que los cuidaba y que era “madre” de los mismos. Ahora se arrepentía de no haber confesado toda la verdad antes de empezar a aceptar las invitaciones de Spanner, pero lo único que quiso en esta ocasión fue darse una oportunidad con quien tanto se empeñó en acercársele. Aquel rubio que en un principio creyó bastante raro y hasta un posible peligro, demostró que no era así, que, a pesar de su seriedad y exagerada afición a los dulces y a la mecánica, era una persona maravillosa, atenta, cariñosa y comprensiva. Sólo el cielo sabía cuánto quiso que eso funcionase, cuántas veces quiso tener el valor de revelar aquello, pero ahí estaba… suspirando porque el teléfono no sonaba

Se hubiese hundido en una depresión de nivel tolerable si es que no tuviera a esos tres torbellinos que amaba tanto, dándole tareas que hacer durante la mayor parte del día. Su único tiempo de descanso era en las mañanas ya que todos asistían a clases, o los jueves en donde los tres pequeñitos se quedaban a clases de natación hasta tarde, por eso eran los únicos días en donde podía tener aquellas citas tan sencillas y especiales con Spanner. Tsuna nunca se había quejado por la vida que llevaba y no lo haría jamás porque adoraba a su chiquita y desordenada familia… pero había momentos en que deseaba que alguien lo ayudara con todo, momentos en que quería que no lo juzgasen tan a la ligera

 

 

—Mami… ¿estás triste? — si uno de sus niños captaba su estado anímico, estaba en mal camino

—No, Fuuta — sonrió mientras cargaba al mayor de sus niños y se encaminaba al segundo piso — sólo un poco cansado

—¿Puedo dormir contigo hoy? — una mirada brillante, suplicante, ¿quién podría negarse a eso?

—Está bien… pero no se le digas a Lambo o a I-pin

—Será un secreto

—Pero sólo por esta noche — advertía con seriedad — no te acostumbres

—No lo haré, mami

 

 

Se distrajo varias horas como siempre que llegaba la hora de dormir. Alistar a esos tres era una contienda que con los años llegó a dominar. Necesitaba estrategia, inteligencia, buena comida, un vaso de leche para cada uno y mucha paciencia para inventarse un cuento más, el cual se añadiría a su repertorio. Tsuna sonreía satisfecho al lograr que los dos más pequeños estuvieran en su segundo sueño mientras que Fuuta se restregaba los ojitos y bostezaba, sólo ahí él también se daba el lujo de estirarse y proceder a retirarse a su habitación. Miraba a Fuuta dormir, le acariciaba los cabellos e intentaba llegar al mundo de los sueños, pero no podía.

La espera por aquella llamada que no se daba, lo estaba matando de cierta forma; mucho más porque tenía una leve esperanza que no quería dejar morir… y, sin embargo, sabía que la escena se iba a repetir. No sería la primera vez que era abandonado y dejado en el olvido debido a…

 

 

—¿Diga? — cuando el celular sonó, sus miedos se apoderaron de él. Ni siquiera vio el remitente, sólo contestó mientras cerraba sus ojos y en silencio abandonaba su habitación para dirigirse a la sala

—Tsuna — fue la vacilante palabra que Spanner pronunció del otro lado del celular que Tsuna apretaba con fuerza — bueno, yo…

—Me alegra que hayas llamado — sonrió sin poder contenerse, temblando un poco mientras se acomodaba en el sofá y recogía sus piernas para unirlas a su pecho

—Quiero verte mañana, ¿es posible? — sereno, calmado, Tsuna no podía decir qué más pasaba con Spanner

—Quieres una explicación, ¿verdad? — sintió un nudo en su estómago… estaba un poco asustado

—Sinceramente sí… pero quedamos en tener una cita también y no quiero cancelarla

—… — Tsuna enmudeció al escuchar eso, apretó los labios y miró a la nada — ¿No me vas a preguntar sobre…?

—Me lo dirás todo, ¿verdad? — un leve suspiro se escuchó, pero la voz de Spanner se volvió más amable, dulce — Te escucharé con tranquilidad mañana

—Gracias — su voz casi se quiebra debido al alivio que sintió, a la alegría de una nueva oportunidad, aunque fuera pequeña

—Lamento no haber llamado la anterior semana — el rubio pareció notar el pésimo estado anímico ajeno, se sintió culpable, quiso reparar su error — fue una semana complicada. No pude salirme del taller y mi celular se transformó en parte del nuevo sistema de seguridad

—Tranquilo — rió bajito al notar la desesperación ajena al dar su explicación — no hay problema

—Te quiero, Tsuna — eso fue lo que el castaño menos se esperó escuchar, sin embargo, se sintió tan aliviado que sin poder evitarlo lagrimeó

—Y yo a ti — correspondió con dulzura

 

 

A la mañana siguiente, Tsuna estaba radiante, feliz, aunque nervioso. Hizo su rutina diaria sin problemas, incluso con más facilidad que de costumbre. Mandó a los niños a la escuela, arregló la casa, revisó su correo electrónico para verificar si es que tenía pendientes para ese día con la editorial, y al fin pudo alistarse para su cita del jueves. No había visto a Spanner por más de una semana, así que estaba ansioso, mucho más porque el rubio no quiso cancelar la cita. Eso le daba esperanza, más de la que desearía tener porque si algo salía mal, el golpe sería en extremo doloroso

Verlo llegar a la hora fijada fue aliviador. Ser besado con la misma ternura que antes, llevó a Tsuna al cielo. La sonrisa que Spanner le dedicó fue sincera y con eso sus dudas murieron. Ahora se sentía más confiado y seguro para empezar a relatar todo

 

 

—Son tus tres hijos, debo suponer — miró al castaño como siempre hizo, como un alma enamorada

—Legalmente sí — jugó con la taza de té que ambos habían pedido para empezar con la plática en la cafetería de siempre

—Pues ahora entiendo menos — admitió el rubio

—Spanner… sólo escúchame, por favor — sonrió un poco nervioso

—Lo haré — bebió un poco de aquel líquido humeante y miró al castaño

—Mis padres siempre quisieron tener una familia enorme — se detuvo cuando se dio cuenta que estaba actuando como cuando les contaba una historia a I-pin, Fuuta y Lambo. Respiró profundo, bebió un sorbo del té y adquirió seriedad — sin embargo, después de que yo nací, mi madre se vio imposibilitada de volver a tener un hijo. Fue un tiempo muy duro, pero se podía superar. — sonrió sutilmente — Recibí el amor de mis padres durante años y se los agradecí infinitamente, pero llegó un punto en donde yo pasaba mucho más tiempo fuera de casa que dentro de ella y mis padres se sintieron solos. — al rememorar eso sólo pudo reír bajito, porque aún recordaba la sorpresa que se llevó un día al volver a su hogar. Sus padres eran impulsivos y adoraban darle sorpresas enormes —. Adoptaron a Fuuta y ahí empezó todo. Siendo que mi madre gustaba de ayudar en los orfanatos, tenía acceso a los niños. Ella se enamoró de cada uno, mas, sólo pudo adoptar a dos más. Lambo y luego I-pin. Pero algo pasó — apretó su taza y entristeció — mis padres murieron en un accidente — agachó su mirada porque aun dolía aquel suceso — en ese entonces Fuuta tenía cinco años, Lambo dos e I-pin uno… Yo acababa de cumplir los dieciocho y pasé a ser el tutor legal de mis hermanos adoptivos, eso gracias a que encontré la forma de volverme escritor en una editorial a base de los cuentos que me inventaba para Fuuta

—Debió ser difícil — Spanner tomó aquella mano temblorosa y la besó con ternura — yo pensé que habías estado casado antes, que algo así pasó

—No eres el único que ha pensado así — sonrió mientras limpiaba el rastro cristalino de una lágrima que no nació — aunque… hay ocasiones en donde piensan que al menos me casé dos veces, porque mis hermanos no se parecer entre sí

—Eso no se me pasó por la cabeza — admitió mientras se planteaba la idea. No sonaba tan descabellado

—No me mientas — rió para alejar los recuerdos dolorosos y centrarse en lo que pasaba en ese instante —, todos se lo plantean

—No todos… yo creí que tenías una esposa, o que al menos la tuviste, pero jamás me planteé que hubieses pasado por más de un hogar estable — dictó todo aquello sin soltar la mano contraria, negándose a dar una mínima posibilidad de que Tsuna pensara que mentía

—¿Por qué eres tan… tan fácil de convencer?… puedo estarte mintiendo

—No creo que lo hagas

—Spanner… deja de ser tan dulce conmigo — pidió, pero en realidad no quería dejar de ser tratado de esa forma

—Tsuna… — tomó ambas manos esta vez y entrelazó sus dedos — eres una persona increíble

—La razón por la que me llaman mami es porque eso soy para ellos: su madre — no quería dejar ni un solo detalle suelto. Ya no más… no quería ocultarle nada a Spanner

—Eso es raro — sonrió divertido —, debiste ser su padre

—Cuando mis padres murieron, ellos necesitaban una madre. Los tres me tomaron como eso, como su madre, y yo no quise corregirlos, incluso Fuuta, a pesar de su edad, empezó a llamarme así

—Debió ser gracioso a veces — besó con devoción el dorso de aquellas manos, las mismas que seguramente limpiaron las lágrimas de esos tres pequeños niños inocentes. ¿Qué más puro podría encontrar? Su ángel era eso: inmaculado

—No tanto — sonrió incómodo al recordar ciertos eventos —. No cuando me toca asistir a los días de madres en la escuela porque ellos insisten en que soy su madre — miró a Spanner con curiosidad pues se esperó que éste riera, pero en vez de eso sólo recibió una mirada enternecida

—Tsuna, ¿puedo pedirte algo?

—Sí — no le importaban las miradas de las demás personas en ese momento, sólo quería centrarse en el rubio que lo cortejaba — ¿qué cosa?

—Quiero ver a tus hermanos — habló con seriedad

—Pero…

—Si salgo contigo, también quiero ser parte de todo lo que se relacione a ti

—¿Siempre eres así de impulsivo? — sabía la respuesta, pero quería escucharla nuevamente

—No… sólo cuando algo o alguien me interesa de verdad

 

 

En algún lado Spanner leyó que, si quería ganarse a una madre soltera, debería conquistar a sus hijos también… el problema era que no sabía cómo rayos hacerlo. Él simplemente pidió permiso para algo que quería hacer en verdad, pero que no planeó detalladamente… y ahí estaba… en frente de tres niños que lo veían expectantes mientras Tsuna les terminaba de explicar quién era.

Spanner daba gracias al cielo que los niños iban de los cinco, seis y casi diez años, así que no tendría que inventarse alguna artimaña para conquistar a un ser sin razonamiento. Estaba nervioso. Mucho más cuando la única niña de ese hogar se acercó a él y tirando de su pantalón le exigió una piruleta, de esas que él estaba disfrutando para aliviar los nervios

 

 

—Niños, por dios — Tsuna los miró suplicante — compórtense

—Déjalos. Son sólo niños

—Pero no quiero que te den mucho trabajo

—Será divertido. No importa, Tsuna

 

 

Agotado fue la palabra más pequeña para describir su estado. Por dios, tratar con niños fue… divertido, pero doloroso. Su espalda la mataba por haber cargado a I-pin hasta que se durmiera, sus dedos estaban un poco adoloridos después de haber arreglado sin herramientas un par de juguetes de los dos varoncitos, y su alma estaba un poco triste porque perdió su dotación de piruletas de ese día. Admiraba la habilidad de Tsuna para cuidar de esos tres… aunque no le extrañaba porque el aura maternal que su ángel despedía era inigualable… hasta se había imaginado ya que esa familia era suya, que Tsuna sería la pareja perfecta con la que podría vivir la aventura de una vida con hijos y… ¡Diablos! Eso era lo que deseaba: Casarse con ese castañito, cuidar de esos tres niños, quedarse dormido junto a Tsuna cada noche, incluso tener un perrito. Sería perfecto.

 

 

—¿Estás seguro de que quieres continuar con esto, Spanner? — Tsuna le ofrecía una taza de chocolate caliente cuando al fin quedaron solos en la sala — Entenderé si no…

—Lo quiero — el rubio sonrió mientras veía la estela de vapor que se escapaba de su taza — lo deseo

—Spanner… no te fuerces

—Adoro esto — confesó mientras le quitaba la taza a Tsuna y en conjunto con la suya las dejaba en la mesita de centro — adoro todo lo que tenga que ver contigo, mi ángel

—Estás loco — rió mientras se dejaba abrazar por el rubio — estás completamente fuera de ti

—Quiero que cada mañana me beses al despertar

—No haré eso — se aferró a la espalda ajena mientras posaba su mejilla en el pecho contrario

—Quiero ser el padre de esos tres

—Basta — susurró mientras sentía los brazos de Spanner acariciar su espalda

—Quiero verte feliz y para eso soy capaz de todo, incluso de aprender a sostener un hogar con tres niños pequeños — besó los cabellos rebeldes, aspiró el perfume innato de su novio

—Para, por favor… o me ilusionaré con un imposible — suspiraba por la felicidad que lo embriagaba

—Sé mi familia Tsuna… deja que yo forme parte de tu familia

—Spanner

—Si te niegas insistiré… sabes que tengo mucha paciencia

—Lo sé — rió bajito mientras se separaba y mostraba el sonrojo en sus mejillas debido a esas promesas tan irreales — pero, aun así

—Déjame amarte. Déjame intentar que tú me ames. Deja que esos niños empiecen a amarme — sonrió con sinceridad

—No hace falta — Tsuna tomó las mejillas de Spanner y se acercó hasta rozar sus labios — porque ya te amo… — unió sus labios en un fino toque, en un dulce beso — y con eso podemos empezar… —  rodeó el cuello ajeno para acercarse más — porque estoy seguro que mis hijos, también te amarán

—Cásate conmigo — susurró sobre los labios ajenos

 

 

La respuesta a eso, sería un secreto ahogado entre sus labios.

El ángel había descendido para quedarse con el devoto humano.

Sin pensarlo, Spanner conquistó a su más bella ilusión.

 

 

FIN

 

 

 

 

Notas finales:

Antes de hundirme en una depresión festiva, decidí dejarles esto XD

Ahora mismo me estoy riendo como adolescente enamorada porque las cursilerías que escribí no son de mi estilo y aun así me gustaron. No sé si fue un fluff decente, pero al menos espero haber cumplido con la expectativa de Gala Vinsmoke a quien dediqué el fic

Ya no doy más, vomitaré arcoíris si sigo en esto. Pero fue muy divertido

Ahora sí, mis lectores. Me encantaría saber sus opiniones, recuerden que sus críticas son mi retroalimentación y de ellas aprendo constantemente

Muchos besos~

Los ama: Krat


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