Capítulo 1
Harry Potter se había prometido no volver a caer, pero una vez más su deseo de llenar esa soledad le había hecho confiar en la persona menos indicada.
Hermione y Ron ya le habían dicho que Stephen no era bueno para él, cansado de su soledad no había hecho caso a sus amigos, y se había embarcado en una insana relación movida por su deseo de compañía y el deseo de fama del otro.
Esa era la historia de su vida, después de la guerra, y tras darse cuenta que su relación con Ginny era sencillamente de amistad, la pelirroja y él habían roto. Desde entonces fue acechado por incontables pretendientes, Harry había ido encadenando relación a cada cual más desastrosa que no habían hecho más que minar la poca autoestima del muchacho.
Ahora con 25 años, una de las fortunas más importantes del mundo mágico y más fama de la que deseaba, se encontraba de nuevo sumido en una de sus típicas depresiones post-ruptura.
Hermione siempre estaba allí para él, Ron tenía menos paciencia y con sus “te lo dije” se había cansado de esas relaciones autodestructivas en las que se metía el moreno. Aunque siempre acababa perdonándolo.
En el fondo Harry les tenía envidia a sus amigos, Hermione y Ron llevaban 2 años felizmente casados; Ginny y Dean, se casarían el año próximo; Neville por fin se había atrevido pedirle salir a la excéntrica Luna. Y él, no hacía más que salir con gente equivocada, que siempre acababa cansada de él.
Había empezado con Cho, su primer amor, no habían durado ni 3 meses, la ex-Ravenclaw estaba cansada de su recluimiento y no quería formar una familia tan pronto. Aquello después de todo era lógico, apenas tenían 18 años.
La siguiente relación había sido con un muy interesado Oliver Wood, para su suerte había comprobado que las relaciones entre hombres eran de los más comunes en el mundo mágico, llegando a casamientos con embarazos incluidos. Harry vio el cielo abierto ante esa perspectiva, en el fondo de su ser, lo que el muchacho quería era formar su propia familia.
El inicio de su relación fue maravillosa, compartían aficiones, con Oliver se sentía más dispuesto a salir a las numerosas fiestas que se organizaban en su honor, pero poco a poco, Harry se dio cuenta de que aquella vida no era la que él tanto anhelaba.
Oliver no era mal guardián pero Ron le había confirmado que mucho hizo su relación con él para ser fichado por el Puddlemere United, encantados con la fama de tener a la pareja del Héroe en su equipo. Para su sorpresa Oliver le dejó 2 meses después por otro jugador del equipo.
Una a una, el Héroe del mundo mágico fue sumando ruptura tras ruptura, entre la sociedad mágica ya se apostaba quien iba a ser el siguiente mago o bruja que le dejaría. Ganándose el sobrenombre del niño-que-vivió-para-ser-dejado. Algo muy cruel pero que parecía ser su realidad.
Stephen solo era el último de la ya demasiada larga lista de Ex del muchacho.
—Herms, ¿por qué siempre me dejan?—le había preguntado un día desesperado a su amiga.
Ella con el corazón destrozado por su amigo, sólo podía entender que el denominador común en todas sus relaciones era él mismo, y su incapacidad para elegir bien. Harry era una persona encantadora, cariñosa y leal, no podía entender qué veía en aquella ralea de interesados que siempre le andaban cortejando.
—Harry, el problema eres tú—dijo Hermione con todo su pesar intentando que su amigo comprendiera.
—¿Cómo?—El chico no parecía encontrarle sentido, él hacía todo lo posible porque sus relaciones funcionaran.
—Eliges mal—sentenció Hermione—.Todas estas personas que se te acercan lo hacen movidas por un interés y no es tu amor lo que realmente buscan, sino lo que obtienen con él.
Harry parecía más apesadumbrado aún, ¿cómo iba a encontrar a la persona idónea, que le quisiera por lo que él era y no por lo que podía conseguir de él?
Estaba cansado, quería dejar de salir con gente que no le valoraba, pero lo que su amiga no sabía, es que realmente era acosado por un sin fin de personas, que al menos cuando tenía una pareja oficial le dejaban tranquilo.
Eran curiosas las normas del mundo mágico, y no se dio cuenta de ello hasta su tercera pareja, cuando le preguntó a Ron por ello.
El moreno siempre era acosado cuando salía de casa, todos querían un momento con él, para agradecerle lo que había hecho por ellos. Pero muchas veces iba más allá del simple agradecimiento, prácticamente había tenido que desaparecerse cuando más de un mago o bruja había sobreexcedido el límite de la pura cortesía.
Cuando andaba saliendo con Rebecca Elliot, su tercera pareja después de la caída de Voldemort, se dio cuenta de que podía ir por la calle mucho más tranquilo, El Profeta y Corazón de Bruja siempre tenía al día al mundo mágico de su estado sentimental. Al principio él había tratado de proteger a sus parejas de esa exposición pública pero tristemente constató que algunos de ellos demostraban abiertamente cuan encantados estaban con la publicidad.
En aquel momento, Harry lo comentó con su amigo, cómo había cesado el acoso de la Comunidad desde que estaba con Rebecca, Ron que a diferencia de él, sí había sido criado en el Mundo Mágico le dijo que cuando un mago o bruja tiene una relación, se crea una protección contra indeseados que no les dejan acercarse con ese tipo de intenciones.
Harry maravillado se sorprendió de muchas de las ventajas que tenía la Magia, desde entonces gran parte por la soledad que se le pegaba como una camisa mojada y el deseo de no ser acosado, le pareció buena opción seleccionar a alguien a quien amar.
Desde luego su estrategia, si es que pudiera decirse que tenía una no había funcionado. Como más de uno de ellos le había dicho, él era una persona de acción, rápida en situaciones límites, pero que tras la muerta de Voldemort había caído en un letargo de “señor mayor aburrido” último calificativo de su querido Stephen. Creía adivinar cierta verdad en aquello, muchos habían ido a la luz como las polillas y cuando habían descubierto a un muchacho deseoso de ser amado, tranquilo y hogareño, caía del pedestal dónde le habían colocado todos.
Este hecho le hacía sentirse un fraude, y nunca a la altura de lo que se esperaba de él, aunque sin mucho entusiasmo por ser lo que no era en realidad.
—Harry, por favor.—Hermione le tomaba de las manos con mirada suplicante—.Date un descanso, necesitas descansar de estas relaciones.
—Lo sé, Herms, lo sé.
Tres meses más tarde
—Voy a casarme, chicos.—Lanzada estaba la bomba, ahora a esperar las reacciones.
Una castaña y un pelirrojo ojipláticos tenían sus tenedores a medio camino de sus bocas con la comida cayendo de ellos.
—Harry, por favor—suplicó Ron—.Dinos que es una broma.
Algo de esperanza se dejaba reflejar en sus rostros, deseando poder comenzar a reír con la broma de su amigo.
—No, Ron, es totalmente cierto—dijo Harry intentando sonreír de una manera confiada—.La boda será dentro de dos meses.
El matrimonio dejó escapar un suspiro al unísono, aquello no iba a acabar bien, su amigo encadenaba relaciones pero nunca había caído en la trampa de casarse con ninguna de sus parejas, un matrimonio mágico no era ninguna tontería tan fácil de deshacer.
—Ron, quería pedirte que fueras mi padrino.—Ojalá no se negara.
Éste bufó desesperado y apenado, su mejor amigo estaba cometiendo un increíble error y quería tenerlo como testigo de la hecatombe, “¡Espléndido!” pensó descorazonado.
—¿Con quién te vas a casar, Harry?—preguntó Hermione desesperada.
—Con Draco Malfoy—intentó decir aquello del modo más casual posible.
—Herms, definitivamente creo que deberíamos llevar a Harry a San Mungo—suspiró aliviado Ron—.Debe estar bajo algún tipo de hechizo.