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Sonrisas Destinadas por 1827kratSN

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Las memorias llegaban a su cabeza con rapidez, una maraña de imágenes y emociones que se enredaban a ellas. Sin embargo, terminaba escogiendo sólo las más importantes, las más especiales, las que contenían las sonrisas más puras que alguien pudo ofrecerle. Su madre, padre, tíos, Luce, algunos humanos gentiles… Kyoya y Reborn. Cada hermoso recuerdo lo guardaba en su alma, lo ligaba a ella para jamás perderlos, embellecía el “algo” que lo identificaba como un ser inmortal. Estaba centrado en aquello que hacía brillar su pecho mientras daba cada paso para adentrarse en ese espeso bosque desconocido, en donde los rayos de luz no llegaban a todos los rincones del suelo y por eso generaba un extraño sentimiento de “oscuridad”.

Su guía permanecía con paso constante, firme, sin inmutarse por el ruido de aquellos animales que habitaban el lugar, en el más completo silencio, sin ver nada más que los árboles que impedían su caminar en línea recta. Mas, ese bosque extraño no era su destino, el suyo estaba mucho más alejado de lugares poblados con verde vida imponente o con especies animales casi mágicas. Su meta estaba ubicada en donde lo único que se podía ver era el verde pasto esparciéndose erróneamente pues era lo único que podía crecer en el lugar; sin árboles, sin animales que consumieran la hierba viva, sólo un par de enredaderas que por el suelo reptaba. El viento mecía todo, silbaba simulando ser una sonata eterna, dos montañas rodeaban el lugar, el sol se veía en las cimas de las mismas dando lugar a varias sombras extrañas que enfriaban el entorno. Y en medio de todo eso, se detuvieron

 

 

—Es hora, Tsunayoshi — la diosa, la jueza dio la cara al fin, demostrando la tristeza que la embargaba

—Por favor dígame Tsuna, al menos en esta ocasión — soltó la mano guía y sonrió

—Tsuna — Orégano le concedió ese deseo mientras movía sus dedos hasta que una semilla brotó de la nada y se posó en la palma abierta de su mano derecha — sabes que este es tu sitio de reposo eterno

—Lo sé — miró todo detenidamente, incluso dando un giro completo para no perder detalle —es hermoso

—¿Sabes qué simbolizarás para los humanos?

—Sí — el castaño vio como Orégano se arrodillaba en el suelo en frente de sí, pero esa vez no la detuvo, sólo miró en silencio. La castaña susurró algo mientras quitaba la tierra de un pequeño espacio sin vida alguna que incluso mostraba un tono marrón oscuro, después sólo enterró aquella semilla que brillaba con extraña calidez y la cubrió delicadamente —. Seré pecado o salvación — Tsuna sintió que era correcto revelar su tarea en ese mundo — Dependiendo de quién me solicite o me vea, seré eso o aquello

—Representas el amor y la fuerza del mismo — cubrió la semilla y dejó que un par de lágrimas brotaran de sus ojos violáceos —. Guías el amor múltiple — el fulgor que nació de la mezcla entre las lágrimas y suelo inerte se extendió por esas tierras, dando un espectáculo singular. La diosa se apartó de inmediato porque de las entrañas del suelo que no podía dar a luz a nada más que a hierba mala, brotó una pequeña planta con sus hojas acorazonadas en esplendor — un amor que en teoría no debería existir — completó el juicio oral

—En sí… yo no debía hacerlo — Tsuna admiró como esa pequeña vida crecía con rapidez, formando un árbol esplendoroso que en poco tiempo se extendía por medio de ramas vigorosas y un tronco amplio — yo no debería existir… yo no debí haber nacido

—Naciste como el fruto de una atrocidad — no se atrevió a mirar al castaño y se concentró en ese árbol que terminaba de crecer. Enorme, amplio, el único ser vivo diferente posado en esas tierras infértiles — y tu destino se trazó bajo mi juicio, Tsuna

—Tan bonito — sonrió mientras se acercaba cuando se le dio el permiso de hacerlo — será agradable reposar bajo su sombra — con la punta de sus dedos acarició el tallo

—¿Te arrepientes?

—No — sonrió mientras se daba vuelta para mirar a la diosa — No me arrepiento — Tsuna abrió sus manos y de ellas nacieron dos capullos que prontamente se volvieron flores de loto con numerosos y bellos pétalos. Una delicada flor para cada una de sus manos, las mismas que brillaban con la intensidad cedida por aquellas brillantes lucecitas que ya no estaban posadas en su pecho

—Ya veo — se acercó al chico para retirarle toda pertenencia ajena a la vestimenta de un dios, dejándolo solamente con el quitón y las dos flores en sus palmas — entonces estás feliz por llegar a este final

—No tanto — reconoció mientras se acercaba a las raíces del enorme árbol y tomaba asiento entre ellas, cruzando sus piernas, entrecruzando sus brazos y abriendo sus palmas en totalidad para que sus dos florecitas no se vieran dañadas

—¿Por qué?

—Porque a pesar del amor que les profesé, cedí y brindé — Tsuna miró a cada flor, las que nacieron para recordarle a las dos personas que en esa vida amó —, no podré volver a ver a quienes tanto amé

—Si hubieras escogido a uno solo… a uno — la diosa apretó sus párpados para mostrar su desacuerdo con la elección de ese castaño

—El otro hubiera perecido bajo la soledad que se comería su alma y lo llevaría al suicidio — Tsuna miró a Orégano y apretó los labios — fuiste muy cruel con ellos, lo debo reconocer

—Mi ceguera no midió victimas

—Lo único que me afecta ahora — murmuró mientras agachaba la cabeza — es que… no podré volver a verlos sonreír

—Te has condenado solo, Tsuna — dictaminó mientras dejaba que de su mano brotara ceniza grisácea — has escogido el mal camino y por eso serás juzgado

—Espero que disfruten de su vida — ya no hablaba para la diosa, lo hacía para sí mismo o para alguien que lo escuchara y cumpliera su último pedido

—Nunca morirás porque eres un dios — dictó mientras esparcía aquellas perlitas oscuras sobre el castaño, las mismas que flotaban alrededor y caían en el suelo, piel y tronco cercano

—Que entiendan la importancia de su existencia — Tsuna seguía hablando mientras el calor de su cuerpo se perdía, mas, se negaba a perder su posición, firme y con una sonrisa

—Pero tampoco vivirás porque eres un error concebido por dos seres herederos de mi linaje — apretó los labios porque se sentía culpable

—Los amé tanto — abrió sus ojos soltando lágrimas dolorosas cuando empezó a sentir la falta de movimiento en sus piernas, las que tomaban un opaco color, un grisáceo feo y sin chiste

—Yo te juzgo… yo te castigo — masculló con la voz potente y sin duda. Estaba haciendo su trabajo, no podía dudar

—Y no me arrepentiré de nada — su cuerpo se estaba volviendo piedra dura y sin vida, pero sonreía mientras elevaba la cabeza para grabarse la imagen del horizonte colorido

—Este es el final, Tsuna

—A cada uno les dediqué parte de mi existencia— acarició por última vez los pétalos de sus dos amadas flores antes de perder movilidad, sintiendo que el frío subía con rapidez hasta su garganta — pero… lamento el abandonarlos — Tsuna cerró sus ojos cuando se sintió listo para despedirse, mas, dejó un par de caminos definidos en sus mejillas por el caudal de sus lágrimas — Kyoya… Reborn — exhaló el último aliento de su cuerpo vivo y pasó a ser lo que la condena exigía… una estatua de roca lisa, resistente, eterna y sin calidez

—Y ese par jamás apreció tu accionar — Orégano escuchó un último sollozo brindado por tan delicado y puro ser antes de que el silencio acunara su estancia —. Eres el dios del amor múltiple… el que debe ser olvidado, repudiado, odiado — la castaña vio la estatua gris que encerraría al pequeño dios que condenó desde que era un bebé apenas —. Eres mi castigo y el de tus padres — su labio inferior tembló, pero estaba hecho… no había marcha atrás —. Perdóname, Tsunayoshi — lamentó antes de ponerse de rodillas y acariciar la mejilla fría y dura —, pero ni siquiera yo puedo deshacer las consecuencias de mis habilidades

 

 

Mar…

 

 

Lágrimas de una madre cuando entendía que su hijo ya no volvería a su lado, se extendieron como dos ríos con caudal poderoso. Los gritos frustrados de un padre que, por más intento de ahuyentar a los que condenarían a su hijo, no logró evitar tal hecho, se elevaron con potencia. El lamento de la jueza que trazó un destino caótico para tres personas y que cedió solo la salvación para dos de ellas, se perdió entre el follaje de un bosque perdido en los confines de la tierra humana.

Todos cometieron errores, sin excepción

Venganza dada por afrentas contra los que sí podían respirar en ese mundo.

Tormentas y caos para los humanos que eran las víctimas de la furia de sus deidades.

Confusión en aquellos que no sabían el destino de quien les trajo paz y que seguían esperando la visita habitual.

Una sacerdotisa que era la única capaz de dar explicación a lo sucedido, pero que se escondió para ser libre de derramar todo el dolor soportado por esos años

Un deseo compartido por encontrar a quien perdieron y un encuentro que tal vez no debió darse.

 

 

—Yo fui el primero — se miraban con odio el uno al otro

—Te equivocas, imitación de carnívoro — burla en esas palabras que escondían ansiedad, furia y desolación

—Nunca debiste haber nacido en este mundo, Reborn

—Podría decir lo mismo… pero, para mi fortuna, soy más maduro y diré que: de saber que existías hubiese acabado contigo para ahorrarle la desdicha a Tsunayoshi

—Habla quien lo martirizaba con matanzas en cada visita — Kyoya frunció su ceño —. Yo sé cuál es tu trabajo y no imagino a Tsuna junto a ti

—Si no lo has captado todavía — Reborn se cruzó de brazos — fue Tsuna quien decidió perseguirnos, un motivo debe haber tenido, señorito adicto a las batallas que generaban muerte en los soldados ajenos a tu credo — contraatacó de inmediato

—Luce habló de nuestra salvación por medio de un sacrificio — el de ojos azulados y fríos, frunció su ceño — tal vez por eso Tsuna no nos habló del otro cuando estaba de visita. Lo conocíamos… él tenía claro que intentaríamos matarnos entre nosotros por su causa

—Nunca dejó de ser un niño

—Un soñador

—Ingenuo — Reborn acomodó su capa mientras le daba la espalda al adversario

—Lo buscaré… no me resigno a perderlo — afirmó

—Obviamente yo haré lo mismo, Kyoya — gruñó — debe haber alguna forma de ayudarlo y no me detendré hasta hacerlo

 

 

Búsqueda, lucha, enfrentamientos contra una madre que no deseaba que alguien perturbara el descanso eterno de su hijo y de una jueza que dictó sentencia para ellos también: «Ya lo tuvieron, ya cumplió su condena en pro de salvarlos a ambos. Su castigo es quedarse sin eso que los complementaba». Sin embargo, pasara lo que pasara ellos no deseaban quedarse sin hacer nada, después de todo… ¿Cómo dejar ir a una parte de ellos mismos?

Muchas décadas más tarde entenderían que los compañeros que el castaño les dejó serían su parte faltante, y que ellos jamás tendrían la oportunidad de volver a ver esa sonrisa nuevamente.

 

 

Deber…

 

 

—¿En verdad existe el dios del que tanto hablas?

—Sí — sonreía pacíficamente mientras bebía el té que le ofrecieron — el que cuida de las frutas sagradas destinadas solamente a las juezas y sacerdotisas con el don de la profecía

—Pero me interesa su tarea

—¿Necesitas un consejo de él? — La mujer miraba al muchachito de cabellos rubios que jugaba con sus dedos

—Sólo tengo curiosidad, señorita Luce

—Entonces no podrás hallarlo — sonrió mientras daba otro sorbo — porque para localizarlo necesitas en verdad desear un consejo, una guía, pero si no es eso, jamás podrás encontrarlo. Es parte de su obligación

—¡No puede ser! — refunfuñaba con una mueca un tanto infantil para su edad — Necesito verlo — susurraba al posar su mejilla en la mesa

—Entonces sí necesitas de su guía, Giotto— sonrió mientras el bochorno invadía las mejillas del joven de ojos azules y aura amable

—Sí — confesó mientras se rascaba la nuca — entonces, ¿podría ayudarme a hallarlo?

—Te daré la guía, pero el camino tendrás que cursarlo solo

—¿Por qué no puede acompañarme?

—Porque tú eres quien necesita el consejo, no yo… — rió suavemente cubriéndose la boca con su mano izquierda — pero sé que lo lograrás

—Muchas gracias

—A cambio sólo te pido una cosa — le entregó una perlita brillante al jovencito — rompe este objeto al llegar, será el aviso que me darás

 

 

Luce aún recordaba cuando halló a Orégano llorando en frente de la estatua en la que Tsuna se convirtió para descansar eternamente, habló con ella por horas, la dejó desahogarse en su hombro y concedió un consejo. Por ese simple gesto de bondad se vio en el derecho de visitar el sitio de reposo para el dios de piedra, se convirtió en la guía de los que necesitaban a su querido Tsuna, y a la vez se veía proveída de aquellos frutos celestiales que la mantenían nutrida por largos periodos de tiempo. Fue una especie de trato que adoraba, porque así, al menos, tendría la oportunidad de ver a su pequeño sobrino de vez en vez. Derecho que sólo ella, Orégano o los pocos humanos que buscaban a Tsuna, tenían

El camino hasta el refugio del dios prohibido o censurado como solían llamarle, era largo, difícil, casi imposible de atravesar, pero con la determinación adecuada todo se podía, por eso Luce ayudaba a los que en verdad tenían la fortaleza para cumplir con la ruta. Con su habilidad premonitoria identificaba a los candidatos, los contactaba, guiaba hasta cierto punto, y al final su recompensa era un pequeño momento con Tsuna. En esa ocasión no fue diferente

 

 

—¡Lo logré! — un festejo digno de un cansado viajero — ¡por fin! — jadeaba mientras se recostaba en el pasto seco debido a la estación, y tomaba aliento — ahí está… — Giotto elevaba un poco su cabeza para ver el árbol que sólo estaba a pocos metros de él. Entonces sacaba la perlita que hace tiempo una mujer le dio y la rompió con una roca para cumplir con lo prometido

—Buena sea tu vida por enfrentar el sendero que te he marcado — Luce sonrió cuando apareció junto al muchacho tras atravesar el portal — espera un poco — acariciaba la cabeza del rubio y procedía a caminar hacia el árbol siendo seguida por el muchacho que, mucho más despacio, se forzaba a dar los pasos faltantes. Tomó un fruto de color naranja que colgaba de las ramas bajas de aquel árbol tan hermoso, sonreía al apreciar la forma acorazonada que destacaba en ese alimento, y suspiraba porque llevaba años que su corazón no saltaba con tanta emoción como en ese momento —. Una mordida es suficiente — ofreció el alimento sagrado al muchacho que esperaba en silencio pocos pasos detrás

—Gracias, señorita Luce — obedeció sin chistar pues no había comido desde hace dos días. Sintió el dulce sabor y la suavidad de aquella comida que le devolvió la vitalidad en menos de lo que pensó — ¡Vaya! Eso sí que es efectivo

—Alimento de dioses y elegidos — Luce sonrió mientras mordía la fruta y procedía a terminarla con paciencia — de no serlo, Tsuna te hubiese noqueado y sacado de este lugar

—¿En serio?

—Es la orden que tiene y la obedece cuando no está consciente — claro, Orégano pensaba en todo. Volvió a Tsuna el protector de ese árbol sagrado para, de cierta forma, protegerlo ella misma

—Eso es tenebroso, ¿sabe? — pero agitó su cabeza de un lado a otro para dejar de lado esos pensamientos oscuros — Y a todo eso, ¿dónde está?

—Míralo por ti mismo

 

 

El muchacho dio una inspección rápida al lugar y no halló nada, sin embargo, al acercarse y tantear el tronco del árbol, halló algo extraño, una sección un poco hueca que estaba repleta de enredaderas marchitas. Con curiosidad destapó aquello, y ahí estaba. Vio una figura humana, una estatua hermosa, un muchacho que lloraba mientras en cada una de sus manos sostenía una flor de loto.

Giotto cayó de rodillas frente a tan bella escultura, sintiendo de inmediato el dolor que seguramente ese dios contenía, pero también la calidez que proporcionaba. Era extraño, mucho más cuando escuchó un crujido y vio como uno de esos dedos se movía. Asustado, Giotto retrocedió, mas, escuchó la risita de la sacerdotisa a pocos metros y respiró aliviado

 

 

—Me han despertado — una voz dulce, un movimiento suave de aquella estatua de piedra que empezaba a abrir los ojos lentamente, desfigurando la pose inicial y recreando el accionar de un humano —. Bienvenidos sean — una sonrisa y Giotto pensó que era la más bonita y cálida que vio en su vida

—Es un placer, dios del amor múltiple — el rubio habló con respeto mientras le daba una leve reverencia

—También me dicen el dios prohibido — rió suavecito mientras miraba sus manos y las flores que en ellas se hallaban, flores tan grises como él mismo — el que jamás recuperará su forma original — Y era así... a pesar de moverse seguía siendo una piedra que no podía sentir

—Este muchacho ha venido por un consejo, una guía — Tsuna elevó su rostro con emoción y sonrió en amplitud al ver a su amada tía cerca — es un placer verte mi pequeño

—¡Tía Luce! — su voz se agudizó como la de un niño emocionado y eso sólo causó la risita armoniosa de la sacerdotisa

—¿Tía? — se sorprendió Giotto

—Eso no importa — sonrió la mujer — háblale, él te ayudará

—¿En qué puedo ayudarte, Giotto? — Tsuna pestañeaba como cualquier ente humanoide, incluso respiraba pues su pecho se movía

—Cómo... oh cielos, eres un dios. No importa — el rubio suspiró mientras se sentaba frente a la estatua y sonreía — he venido a pedir guía, ayuda y… auxilio

—Dos personas que han cautivado tu corazón, debo suponer — la estatua sonrió por unos segundos hasta que aquel muchachito asintió. Le llegaron recuerdos hermosos y besó a cada flor sostenida en sus manos, añoraba a esas dos lucecitas en su vida que le causaron la misma sensación años atrás — y te he de decir que: ¿por qué dudas?

—Porque está mal — fue la respuesta inmediata. Luce sólo observaba en silencio, sonriendo sutilmente porque los humanos siempre eran así

—¿Para quién está mal? — añadió Tsuna

—Para los demás — Giotto habló con inseguridad, sin atreverse a mirar al dios de piedra

—¿Y eso importa? ¿Importa la gente a tu alrededor?

—Mucho si vives de ellos — mordió su labio inferior — Si ellos te miran, si ellos intentan hacerte daño, importa demasiado

—Giotto — sonrió con dulzura — ¿por qué no renuncias a uno de ellos entonces?

—Porque no podría — habló con prisa, apretando la tela que lo cobijaba y evitaba su desnudez — porque mi corazón se partiría, mis pensamientos no dejarían de mantener al otro en prioridad y…

—Amar duele, es difícil, pero también es gratificante… Si amas a dos personas, ¿por qué no seguir con eso?

—Porque no está bien visto

—¿Y si dejas de pensar en los demás? — Tsuna acercó una de sus manos hasta el muchacho y con la punta de sus dedos lo obligó a elevar su cabeza y mirarlo

—Sería muy feliz — su voz se quebró un poco al decir aquello y sintió escozor en sus ojos

—Si hablas con ellos, entenderán — Tsuna sonrió, pero también pareció temblar un poco — Si distribuyes tu amor equitativamente, nada malo pasará… Si ellos tampoco pueden dejar de amarte, las cosas serán más fáciles

—Tengo miedo — sollozó

—Yo lo tuve también — sonrió mostrando las flores que mantenía en sus manos — y sin embargo decidí ceder a mis emociones, y a cambio tuve los días más hermosos de mi existencia — confesó sin dudarlo

—Pero te han castigado — limpió las lágrimas que se le escaparon y carraspeó para no tartamudear

—Eso es diferente… porque yo cargo con el castigo de alguien más, pero veo que tú no

—Haces que empiece a sentirme menos culpable — rió bajito

—¿Estás seguro de que ellos te aman? — lo vio asentir — entonces yo seré tu guía, tu guardián, tu consejero, Giotto. Mientras tú no cumplas con los deseos de tu alma, yo no me apartaré de ti

—¿En verdad? — miró al dios y este asintió — Muchas gracias — se inclinó en respeto a tan hermoso dios — muchas gracias, en verdad

 

 

Así se cumplía su labor. Así cedía una partecita de su alma que viajaría junto a ese humano quien suplicaba su ayuda.

Creó un águila de plumaje brillante y tamaño perfecto que guiara al rubio en el camino. Dio vida de la nada y creó un puente entre el hogar humano y su sitio de reposo. El águila sería un protector eterno que abandonaría a Giotto sólo cuando fuera el momento.

Esa era la misión de Tsunayoshi, era su recompensa porque el amor ajeno se volvía su pago y fuente de vida.

 

 

—¿Cómo están ellos, tía Luce? — pronunciaba cuando el chillido del águila le indicaba que Giotto ya estaba lejos

—Siguen buscándote, Tsuna. Aun cuando yo les digo que desistan… ellos se niegan

—Lo imaginé — sonrió mientras se sentaba debajo de aquel árbol sagrado — sin embargo… desearía que buscaran su camino

—Un pequeño dios persigue a Reborn — Luce rió bajito — se llama Lambo. Es risueño, infantil, apenas un chiquillo que busca su misión en este mundo, pero estoy segura de que con el tiempo llegará a formar parte de la vida de ese hombre huraño que dejaste atrás

—Eso me hace feliz — volvía a retomar la pose que se le fue dictada para su castigo eterno — ¿Y Kyoya?

—Él aún tardará en hallar a alguien que lo obligue a salir de la soledad que se autoimpuso — acarició la mejilla de su sobrino a pesar de que este no sentía nada, y ella sólo tocaba algo frío — pero llegará… y cuando eso suceda…

—¿Me olvidará? — susurró

—No — sonrió — él vendrá a verte — murmuró en el oído de Tsuna

—Lo anhelo tanto — suspiró cuando sentía de nuevo el sueño que tanto le aquejaba y evitaba que se moviera — así como la visita de Reborn

—Pasará — Luce sonrió al ver a Tsuna cerrar los ojos — así que descansa… Yo los cuido en tu nombre

—Gracias… Luce

—Gracias a ti, Tsuna — de nuevo era una estatua grisácea, pero le gustaba hablarle — por salvar a tan importantes dioses… por mostrarle a nuestros iguales la verdadera valentía… y por ayudar a los que parecen olvidados. Gracias

 

 

FIN

 

 

 

Notas finales:

 

Bueno, pues he de confesar que no me latía publicar un fic así, más que todo por el rechazo que podría generar pues combina dos parejas que muy pocos logran apreciar de manera equitativa. Sin embargo, aquí me tienen, dándoles un capítulo final sencillo, pues en sí la historia era eso, simple XD

Adoro a estos tres, necesitaba darles un fic en conjunto XD

También adoro a Orégano que es una de las mujeres del fandom a quien no se le da mucho protagonismo y por esa razón la elegí como la “mala”, creo que si soporta a Iemitsu debe ser considerada una “diosa” jajajja

Con esto me despido

Muchos besos a los que llegaron hasta aquí~

Los ama: Krat~

 

 

PD: Una vez dije en Facebook que deseaba inspirarme con pequeños shots y me dieran una palabra base. Una persona me dijo “TRÍO” … pues aquí está su trío XD  


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