Capítulo 25.1… Tarde
Seto y Joey se contemplaron varios segundos, hasta que un aullido los desconcertó -¡Lo vez!... –grito el miel, mirando de nuevo el desierto-
-Ese lobo está llamando a alguien –punteo el cachorro, cruzando los brazos, con un lindo puchero-
-“¿Cómo puedes estar tan seguro?” –Kaiba no dejaba cavos sueltos, y este predicamento se había vuelto uno-
-Por qué el papá de Yugi, así nos llamaba a comer... “De hecho suena como si fuera el padre de Yugi”...
Joey miro con duda, al hiel – ¿Crees que sea el padre de Yugi?
Pero la fría postura del vampiro lo hizo callar, por unos segundos -“¡Bueno!”, “¡bueno!”, -dijo alegremente, con su brazo, sobre su nuca y una amplia sonrisa - Tal vez lo estoy imaginando, ¡por qué!... Que aria el padre de Yugi en un lugar tan lejano. Además de que el nunca anda solo, pues mi padre es un macho muy celoso...
El padre de Yugi, y el de Joey. Se habían vuelto pareja, después de la muerte de ambas hembras, pues siendo dos machos, el cuidar solos, a los cachorro; se volvía una tarea titánica. Pero estando los dos juntos, esto era más llevadero
-Real mente creo que estas exagerando –respondió el castaño, con una mirada acosadora- Porque no mejor, nos enfocamos en lo que vinimos hacer...
Kaiba quería saber, si Mokuba tenía a Yugi en el palacio, o en alguna mazmorra. Pero para eso, necesitaba al cachorro...
-El perro violeta es necesario, en mis planes. Es... un incentivó, para Yami –Joey miro feo al castaño-
-¡Y que hay, de mi promesa! –replico el rubio- ¡Tú prometiste ayudarme!... Pero tu plan, es dárselo a Yami, como regalo. Y eso no lo permitiré –el cachorro se marchó en dirección al palacio. Aunque después de unos segundos pensó. ¿Bueno si Yugi quiere estar con Yami?... ¿Pero...? ¿Y sino?... ¿Solo tengo la versión de Yami?
Cuando Joey estaba a punto de entrar, la voz de un sirviente se escuchó –“¡Amo Seto!”... ¡A ocurrido un problema!... –Kaiba miro rápidamente al sirviente, que desmontaba un caballo. El rostro del castaño, mostro algo de preocupación y enfado-
El sirviente llego a escasos centímetros y susurro, al oído del hiel. Joey al escuchar la voz del susodicho, dio media vuelta y observo todo... Pero una fragancia, llamo su total atención.
El perro comenzó a olfatear, y una vez que estuvo seguro. Trato de buscar al castaño... Mas al buscar, se dio cuenta, que el moreno estaba muy cerca de él...
-Yugi... –alcanzo a decir; antes de que Seto lo jalara del brazo- “¡Que te ocurre!” –reprocho el rubio, mirando lascivamente-
-¡Regresaremos a casa! ¡Tengo asuntos que atender!... –Kaiba comenzó a jalonear al perro, y este se reusaba-
-“¡Yugi está a dentro!”... “¡Está a escasos centímetros!”... ¡Y tú!... –cansado del drama, el hiel cargo al rubio, como si este fuera un bulto. En realidad estaba a punto de perder el juicio, pero no quería lastimarlo. Pues en su vientre crecía su hijo-
-“Espera” –dijo de repente el perro, parando el escándalo y berrinche- Espera... Quiero... “Quiero vomitar” –sin poderse contener, Joey comenzó a vomitar. Manchando la gabardina del moreno-
Seto al percatarse de las horcadas, bajo al perro y este, de inmediato. Se apartó para poder vomitar a gusto.
-Tenemos que irnos... Mi promesa sigue en pie. “Y ahora más que nunca”... –Joey se voltio, limpiando su boca. Mientras Seto solo enfocaba su vista, en el vientre del otro. Sin pensarlo, Kaiba puso su mano, en el vientre del cachorro. Para luego mirar los ojos miel, y pasar una mano, sobre el rostro-
Joey puso su mano sobre la del castaño, y las miradas, se volvieron una. –Yugi es lo más importante para mí... “pero”... Tus ojos me dicen, que no solo estas preocupado por mí, en este instante... ¡hay algo más!... algo que me estas escondiendo...
Kaiba se sorprendió, pero su rostro no lo demostró... Y en vez, de ser lindo y amoroso. Tomo de los hombros al rubio y lo zangoloteó –Escúchame perro... Es mejor que no me provoques.
Joey estando aturdido, fulmino al castaño –Estoy cansado de las amenaza... Así que si vas a hacer algo, hazlo ya...
Joey se zafo del agarre, y corrió a las puestas del palacio. Pero antes de poder entrar, Kaiba uso el poder del collar. Causando que Joey se revolviera de dolor, hasta desmallarse...
-Lo lamento cachorro... Pero en este momento, te cuido a ti, y a mí amado hijo no-nato –el joven tomo en brazos al rubio y se apresuró con él, a una carrosa, en donde lo dejo, al cuidado de una sirvienta.
-Cuando lleguemos al palacio... Denle un baño de esponja, y recuéstenlo en sabanas frescas... Cuiden que no salga de la habitación, hasta que yo lo indique.
Así terminando estas órdenes, la caravana se marchó. Sin haber puesto un pie, en el palacio, de Pegasus...
Cansado de dramas, Yugi salió del umbral, para aproximarse a Mokuba. El cual seguía en los brazos de su amado...
Los dos susodichos tardaron algunos instantes, en percatarse, de la presencia del lobito. Pero al notarlo, el azabache se despegó del plata, y se plantó a centímetros del violeta... vampiro y lobo, se miraron... No obstante, ante la situación, Mokuba propicio una bofetada al violeta, haciendo que Yugi volteara el rostro y tocara su mejilla
-“¡Cómo pudiste!”... -grito histérico- ¡Estaba muy preocupado! –de inmediato el vampiro, sujeto al lobo contra su pecho. Para darle un abrazo de amor y cariño-
El lobo que aun sujetaba su mejilla, abrió los ojos de asombró. Pero en breve correspondió al abraza... –No fue mi intensión preocuparte –explico el violeta, con un tono amoroso-
Pero este bello acto, que era observado por Pegasus, y Atem. Termino rápido al hablar el príncipe... –Vaya Mokuba... Eres idéntico a tú hermano mayor... –los tres voltearon- Los dos son igual de cursis... y me hacen vomitar...
Mokuba miro a este con desprecio, mientras que Yugi lo miraba con odio... –La fiesta se ha terminado, Atem... -exclamo Pegasus, al notar el gesto de su amado-
Aunque las palabras del plata, pasaron desapercibidas por el sangre... Pues su mirada era exclusivamente, para el lobito. El cual seguía luciendo, una sensualidad inocente y provocadora.
Al notar que el príncipe paso de él. Pegasus se dirigió hacia este, con la intensión de poder hablar, a solas... Más cuando estuvo a escasos centímetros. Atem lo golpeo en el estómago y lo aventó contra un pilar cercano.
Los pequeños se sorprendieron al segundo. Pues esto era muy inesperado... –“Qué te sucede” –pregunto con desconfianza y miedo el azabache. Mientras los dos retrocedían lentamente.
Con una zurrona sonrisa Atem enfoco su vista... –“¿Que sucede Mokuba?”... “¿Por qué huyes de mí?”... –Atem dio unos pasos hacia los susodichos. Pero la burla, el ataque, y los ojos de pirómano del Sangre. Le advertían al azabache, que corriera-
El vampiro desvió la mirada, hacia su amado, que se levantaba con dificultada. Mordió su labio, en expresión de preocupación, pues no podía dejarlo y escapar.
-Yugi... –se dirigió al lobito, en un susurro. El violeta rápidamente presto atención- Es mejor que te escondas... La verdad no sé qué está pasando...
Yugi apretó la mano del vampiro, en señal de entender. Más sin embargo Atem, había escuchado todo – ¡Es mejor que no lo intentes! –hablo con voz lúgubre. Y estos lo volvieron a ver-
Pero antes de que estos digieran algo. Pegasus envistió al príncipe, y grito –Busquen a los guardias... –Mokuba tardo unos segundos en reaccionar, pues se encontraba perturbado-
Más fue Yugi, quien tomo de la mano al moreno y lo jalo para correr. Mokuba se dejó llevar, y cuando estuvo en los pasillos, reacciono. Saliendo de su trance, miro a su alrededor, en búsqueda de algún guardia... pero al notar que estaban solos. El pequeño vampiro miro a Yugi... –Atem es peligroso... –trato de explicar- Y no sé por qué, nos está atacando. Tal vez piensa que somos traidores, y estamos a favor, del golpe de estado. Que mi hermano está organizando... pero esta de mas, que te diga que eso es una mentira...
El lobito estaba callado... Y a estas alturas, del partido; ya nada le sorprendía... Pero antes de poder idear algún plan. Los dos chiquillos escucharon, detrás de ellos, la voz del mencionado.
El cual tenía sangre por todo el rostro, más referente, en la boca. Pero estos dos no vieron que el vampiro arrastraba algo, hasta que lo tuvieron enfrente...
Mokuba empalideció y su respiración comenzó a agitarse... –Sigue vivo –exclamo el sangre, que arrojaba a un lado el cuerpo de Pegasus- Pero tiene que ser atendido de inmediato; sino es posible que muera...
La clavícula del plata, se encontraba desgarrada. Y de esta, un mar de sangre emergía, de hecho un hilo, por camino se había formado...
El moreno no hablo... simplemente mantenía la vista en su amado – ¿Por qué haces esto? –pregunto el violeta. Pues Mokuba estaba muy ofuscado, por lo que sus ojos le mostraban-
-¿Por qué hago esto? –contesto Atem, pero preguntando sarcásticamente- En realidad no lo sé... –dijo con desdén- Aunque sí se un cosa... –el violeta miro con rabia al sangre. Pero Mokuba cayó de rodillas, y Yugi podía ver como lloraba-
El príncipe aclaro la garganta y Yugi volvió a verlo... –Todo esto es por tu culpa... –murmullo juguetonamente, y Yugi puso una cara de asombro-
-La cosa que sí se... Es qué... –el mayor hizo una pausa, para mantener el suspenso-... ¡Te quiero a ti!... ¡En mi cama!...
Las palabras del vampiro, produjeron un escalofrió en el violeta. E instintivamente el pequeño retrocedió, cubriendo su pecho, con su mano... Mientras sus ojos, expresaban miedo y asco...
-Quiero probar tu piel... tu interior... Quiero saber, como te vez al retorcerte de placer... Quiero ver cuántas veces, puedes venirte, sin que te masturbe... Quiero saborear tu sangre, después de haberte follado toda la noche...
Yugi seguía alejándose de Atem... No por pánico, no por hastió. Sino por qué, Yugi temía, que ese ser lo obligara, a entregarle su primera ver. La cual deseaba entregarle a Yami, desde el fondo del corazón...
En un simple parpadeo, el lobito sintió al vampiro, a sus espaldas. Y era así, pues desde atrás, este le estaba susurrando... –Ven conmigo... Sino tus amigos, pagaran las consecuencias...
El lobo volteo y sus grandes ojos, resplandecieron con la luz. Y esto coloreo una perversa sonrías en el sangre... Que pasaba su mano, sobre el rostro del violeta...
-“Ya quiero probarte” –exclamo el mayor, mirando con deseo, los labios del pequeño. Pero el niño no dejo que este le besara, pues voltio el rostro, hacia sus amigos-
-Jura que no les harás nada –Yugi miraba a Mokuba, a lado de su amado, que reposaba su cabeza, en sus rodillas-
Atem sonrió excitado – ¡Juro por mi corona!... “Que a esos dos no les pasara nada”...
El lobo volteo el rostro, -Entonces me iré contigo... -dijo lamentosamente-
Continuara >>>