Capítulo 25.2...
El vampiro tomo del brazo al pequeño, y comenzó a caminar. Aunque antes de cruzar, algún arco o marco, la voz de Mokuba se escuchó...
-No puedes llevarte a mi esclavo... Si lo haces, estarás violando la ley de tu padre. La cual dice, que un esclavo, no puede ser llevado, del lado de su dueño. Al menos que este así lo decida...
Atem se detuvo, y fulmino al enano azabache... –Es mejor que cierres esa boca... Por qué tú y tu hermano no honran las leyes de este reino... Ustedes han faltado, desde el momento, en que ayudaron a Yami, a escapar...
Mokuba rechino los dientes, mientras se levantaba, de junto a su amado. –Si hay algún culpable en todo esto; ese es Yami... El engaño a mi hermano desde un principio... Y su sed de venganza, a corroído los oídos de mi hermano...
Atem puso un rostro pensativo. Ya que sí Seto dejaba de apoyar a Yami. Este no tendría ninguna arma contra él... Puesto que un solo vampiro, no tendría el poder, para luchar, contra un ejército... Y así, su secreto estaría a salvo.
-Al parecer... Tu y yo tenemos algo en común –se dirigió Atem de nueva cuenta- Ambos son unos imbéciles... Pero de todas formas, esto no cambia mi pensar; por consiguiente me quedare tu esclavo. Como regalo por no acusarlos de traidores...
El sangre volvió a jalar al violeta, y este puso una cara de dolor. Ya que prácticamente lo estaba arrastrando... Mokuba trato de ir tras ellos, pero de repente escucho un gemido, proveniente de su amado...
El moreno diviso a su amado, y supo que no podía dejarlo, en esas condiciones... Le dolía que Yugi fuera obligado a marchar, pero sabía que estaría bien... pues había alguien, que podía rescatarlo; antes de que ese bastardo, le pusiera un dedo en cima...
-Mokuba!... –susurro el plata, tendido en el suelo- Tenemos que huir –dijo casi sin aliento-
Atem y el lobito llegaron, junto a unos hombres, que lucían grandes cuerpos, musculosos. Que cubrían con vendas y algunas telas de color dorado. Estos mismos portaban espadas y escudos forjados de oro puro...
Estos susodichos llamaban mucho la atención, pues eran imponentes, como colosales... Y ante los ojos del violeta esto no paso desapercibido. Puesto que sus ojos crecieron y comenzaron a examinarlos...
El sangre soltó bruscamente al pequeño –Estos son mis hombres... Y como puedes ver son semi dioses en la tierra, ¡Como Yo!... Que soy un dios encarnado... –Yugi miro con repudio al vampiro. ¿Pues quien se creía un dios?-
-Cómo puedes ver, mis hombres cubren su rostro con vendas. Lo hacen, porque saben que no son dignos de mostrarme su rostro... “Pero tú” –manifestó con seducción, recorriendo el rostro del niño, con su mano- Pero tú, y tu belleza son dignos de apreciarse...
Los ojos del vampiro parecían embelesarse, por los violeta. Pero Yugi solo trataba de no prestar atención, a los halagos. Ya que tenía que ingeniar un plan, para escapar, de ese vampiro. Que parecía estar un poco mal de sus cabales...
-¡En marcha!... –grito- “Vamos al palacio”
Yugi fue dirigido a una carrosa, mientras que Atem montaba su caballo... –“Demos prisa” –exclamo, en forma seria, antes de que Yugi entrara del todo al carruaje- “Porque muero de ganas”... De comerme a mi lobo –Yugi trago saliva. Ya que realmente tenía que escapar-
Mas en eso un guardia, que acompañaba al susodicho exclamo... –Que hay con la investigación... –el rostro del sangre, se oscureció y un destello de maldad pinto sus labios-
-“Mátenlos a todos” –musito con una tremenda calma, que los de más guardias, sintieron un escalofrió, recorrer todo su cuerpo-
Yugi que ya se encontraba a dentro, al escuchar esto grito un “No” tratando de abrir la pequeña puerta... El lobito estaba agitado y con desesperación golpeaba el vehículo. Pero este comenzó su marcha, y Yugi supo que sus gritos y suplicas. Serian ignoradas, por ese maldito bastardo...
Por primera vez el niño, se sintió tan iracundo, que su cuerpo comenzaba, a arder de furia y rabia... ¿Cómo era posible, que un ser fuera tan miserable?... Aunque en realidad, Mokuba era lo que más le preocupaba. Sino, el jama hubiera aceptado, el ir de buena manera...
Después de unos segundos Yugi dejo de golpear la puerta. Para justamente, derrumbarse en el piso del lugar... Los minutos pasaron y el nene limpio unas lágrimas, que surcaban sus mejillas. Tenía que tranquilizarse y pensar positivo. Ya que siempre se dejaba llevar por el miedo o por la rabia...
Pero aunque Yugi quería tranquilizarse, y pensar que Mokuba había logrado escapar. Su cuerpo no se lo permitía, puesto que un calor abrasador, palpitaba en su corazón... Y este ardor, comenzaba a dolor, endemoniadamente.
El cuerpo del niño, se inundó de sudor, y su respiración, se volvió violenta, como agresiva. Yugi dio un lamento, mientras su boca permanecía abierta, y sus comisuras, emanaban saliva...
Yugi sentía que lo partían desde a dentro, pues cada hueso de su cuerpo era dislocado y esto lo estaba asustando. Pues jamás había experimentado, alguna cosa similar, en toda su existencia...
En eso, un aullido se escuchó y este causo un eco por todo el valle... ¡¡wou-ou-ouuuu!!...
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Kaiba había llegado a su palacio, y al bajar de su caballo. Los primeros en recibirlo, fueron los soldados, que habían marchado con Yami...
-¡Por qué me han hablado!... “Es mejor que sea algo, de suma importancia” –Seto sabía de antemano, que si lo buscaban, era porque algo había fallado-
El vampiro líder bajo el rostro... – ¡Señor! –farfulló- ¡Los lobos nos emboscaron!... ¡Y hemos perdido a más de la mitad de los hombres!...
El rostro de Kaiba no mostro ningún sentimiento. Este en vez, se mantuvo frio y sin expresión alguna... –En donde están los lobos –pregunto con recelo y satisfacción-
El hombre trago saliva y desvió la mirada... –Están en el otro patio mi Amo... –Seto clavo su mirada en el soldado- “¡Cómo es posible eso!”... Les di órdenes específicas, de que los llevaran al templo de mi padre. –el hombre mantuvo silencio, pero al ver a su señor, tan enojado hablo-
-Mi señor era urgente el venir con usted... pues la señorita Mai. –el soldado, se silenció repentinamente- “Señor es mejor que usted la vea”...
Kaiba sabía que la emboscada, había sido más, de lo que este hombre decía – ¡¿En dónde está Yami?! –pregunto tranquilo. Pero al no escuchar nada, Seto que había comenzado a caminar, se detuvo abruptamente. Y busco la mirada del susodicho-
El hiel al ver que este hombre escondía el rostro. Cambio de expresión seria, a una angustiada -¡Te he preguntado por Yami!... –El castaño tomo de los hombros al soldado y comenzó a zangolotearlo- ¡Contesta!... ¡En dónde está mi primo!...
En eso otro saldado apareció; agitado y más que nervioso... –“Amo”... “Amo”... –resoplada en un jadeo- el palacio Pegaso, asido atacado por el ejército del príncipe Atem... En la entrada, había una kriya, que decía que era por ser traidores a la corona egipcia...
Seto soltó al hombre que tenía atrapado, pues parecía estar perdido en sus pensamientos... Los soldados se miraron... –“Amo”... Corío con suerte... Si usted se hubiera quedado en el palacio de Pegasus. Atem lo hubiera capturado, y sin el Amo Yami... –el soldado guardo silencia, al notar que su Amo, seguía sin moverse-
-Traigan a Bakura... –Seto seguía perdido, mas esto no lo incapacito, para caminar a su despacho-
Aunque la pregunta era ¿En dónde estaba Yami?...
Flashback:
Los polvos para dormir, comenzaban a surtir efecto. Muchos licántropos caían, y perdían su trasformación... Los vampiros al ver esto, se comenzaron a sentir aliviados. Con excepción de uno, ya que Yami sabía que otros lobos se escondían en las catacumbas del castillo...
-Escuadrón de caza y rastreo, entraremos para buscar sobrevivientes... –los soldados se tensaron, pero hiendo con el carmesí, se sentían seguros-
-Amo –llego un vampiro con un casco, el cual se quitó para poder hablar de frente- Encontramos a unos cachorros, entre ellos hay hembras preñadas... –Yami pensaba, mientras miraba al susodicho-
-“Bien”... No los lastimen y que sean los primero en pasar por el portal. Una vez en Egipto Seto sabrá que hacer.
Yami junto a los otros vampiros se introdujeron en la fortaleza, el lugar parresia calmado; pero jamás bajaron la guardia...
-Amo Yami, tengo una pregunta –hablo un soldado común y corriente- No sería buena idea, que bebamos, la sangre de los licántropos. Para así poder pelea mejor contra los lobos que se esconden.
Los vampiros se encontraban en una formación circular, cuidando cada franco, para evitar una sorpresa peluda...
-Esa es la mejor opción, pero Seto tiene otros planes. Primero quiere llegar, a algún acuerdo... Ustedes saben que él, tiene sus propios valores, los cuales nadie comprende.
Los hombres miraban a su alrededor, pero nada sucedía. Continuaron con su inspección y parecía que no había nada inusual...
-Señor parece que no hay nadie... Al parecer todos los lobos han salido del castillo.
Yami bajo su espada y les dio la razón a los subordinados... –Parece que tiene razón... En este lugar no queda nadie, ¡así que démonos prisa!...
Los hombres marcharon, pero Yami miraba el lugar. El cual era frio y húmedo, pues en el tiempo que fue construido, los arquitectos no tenían buenas herramientas, o perspectivas de estilo abierto...
En un segundo Yami quedo solo, y en lo primero que pensó fue, en su amado violeta... ¿Cómo era posible, que siendo un gran vampiro, no hubiera podido salvarlo?... ¿El pensaría en él?... ¿Estaría enojado por la traición, de esconderle a su amigo?
Yami pensaba mucho cuando estaba solo, pero al final tenía la fe de que su pequeño, lo perdonaría y lo aceptaría como su pareja.
-¡Yugi! –susurro con melancolía, mientras olfateaba un pedazo de tela, en la cual su niño, había dormido, noches atrás. Pues el aroma, aun permanecía fuerte y vivo-
Pero sin esperarlo, el vampiro sintió el vaho de un licántropo, a sus espaldas. El carmesí voltio con rapidez, pero al girar se topó con una sorpresa. Ya que no era un licántropo, sino que era una docena de ellos...
El vampiro retrocedió unos pasos y solo los miraba con tranquilidad... Esta que un perro de pelo azul, se dirigió a él...
-El olor de ese pañuelo, me dice, que tú sabes, en donde está mi hembra número uno. –Yami rechino los dientes y fulmino al lobo-
-Yugi no te pertenece... –dijo con seriedad y frialdad, pero a la vez se podía ver, que ardía en celos-
El lobo rio –Jajaja... Tanto Yugi, como Joey, son de mi dominio. Sus padre ya me andado permiso de montarlos. Aunque a Joey, no lo tocare, hasta que pase su primer selo... Pues no sería divertido, preñarlo a la primera... –el peli-azul, era nada más y nada menos que Erick. El cual se había recuperado, y deseaba sentir el fogón de la batalla-
-Ahora contesta miserable chupa-sangre... En donde tienes a mis hembras –Yami se mantuvo en silencio, en realidad no valía mucho la pena, discutir con un tipo como ese-
Más un baile de lado a lado comenzó, pues estos dos, comenzaron a rodearse. Mientras los otros lobos los observaban...
-Si tanto quieres saber, en donde están los cachorros... Por qué, no me los sacas a puñetazos –el carmesí rio de lado sínicamente, prendiendo de inmediato al lobo, el cual comenzaba a trasformares, en un ser mítico de fase titán-
El vampiro al ver, que el licántropo era un titán, lamio sus labios y sus ojos se tornaron dorados... –Vas a pedir piedad, una vez que termine contigo... –grito el lobo, el cual se arrojaba, sobre el carmesí. Aunque estos dos seres, salieron disparados, por un ventanal, que daba a un acantilado mortal-
El vampiro y el lobo, comenzaron a pelear en el aire. Un puñetazo recibió el lobo en el hocico, para después impulsarse con el cuerpo del licántropo, y sujetar una rama, que salía entre las piedras.
Al sujetar la rama, Yami dio una vuelta en ella, para así, levantarse con los brazos... El perro se adaptó y con las garras, trato de parar su caída, dejando en la piedra rasguños profundos...
El peludo detuvo la caída y miro arriba en donde, Yami se encontraba de cuclillas, sobre la rama. Las nubes se despejaron y la luna media ilumino, el acantilado.
La vestía tomo vuelo y comenzó a subir el risco, a una velocidad inimaginable. El vampiro se mantuvo tranquilo y se paró en la rama, dando un porte tan elegante. Limpio su mejilla y luego escupió, puesto que el lobo también lo rasguño...
Yami saco su espada, cuando el licántropo estaba a centímetros de él. Para cortarlo y correr de lado contrario... El carmesí lastimo la pata delantera y el lobo se gir; mas Yami caía del risco con lentitud. Aunque una pirueta en el aire, lo coloco en la anterior posición de la vestía...
-La plata... Ya no surte efecto en mí, es por eso que me convertiré en el nuevo jefe de la manada.
Fin del Flashback
El palacio Kaiba estaba muy activo, los soldados tranquilizaban a los licántropos, que no habían dormido. Pero tanto ruido despertó al oji-miel. Que dormía cómodamente, en sabanas de seda, y olía deliciosamente, por el baño previo...
Con un quejido el lobo se estiro, pero el ruido de afuero, causo que abriera los ojos... el rubio se enderezo y enfoco su vista en la puerta del lugar.
-“¿Qué ocurre?” –dijo, bajando de la cama y dirigiéndose al ruido-
Pero al tratar de abrir la puesta, esta estaba cerrada con llave. Joey de inmediato se enojó, y miro la habitación, esperando una respuesta. Mas impaciente volvió a mover la manija...
-“Esto es increíble”... Ese bastado me volvió a encerrar... –el cachorro seguía moviendo la perillas, pero sin obtener resultado, entonces comenzó a golpearla, y a gritar- ¡Abran esta miserable puerta!... ¡Que no escuchan... Abran!...
Después de unos segundos así, Joey se dio por vencido... se sentía cansado y con nauseas. –“¡Dios por qué me siento así!” –musito, tirándose al sueldo de rodillas-
-Me siento peor que el día, que comí corteza de pino, creyendo que era carne ceca...
El lobo se recostó en el piso, y trato de recuperarse. Para después mirar a su alrededor, y notar, que no era el cuarto que, había estado ocupando. Ya que este era muy grande y tenía un sinfín de pergaminos y mapas.
Joey se levantó y comenzó a buscar algo, con que poder abrir el cerrojo... Miro el escritorio y encontró una pequeña daga, la cual tenía unos rubís incrustados. La tomo y al verla, noto que un libro tenía una portada igual, que la empuñadura... así que tomo a ambos entre sus manos
-¿Porque estos se parece? –dijo en voz alta, para luego llevárselos, a la cama-
Una vez hay, abrió el libro por en medio y comenzó a leer... –martes 30 de marzo... Eh descubierto que estoy embarazada... Por fin esa maldita vestía me a preñado... Maldigo con todo mí ser, a esta creatura, que no habrá de nacer...
Joey paro de leer, pues lo escrito lo había trastornado ¿De quién era este libro?... ¿Y de que vestía hablada la mujer?
El lobito trago saliva y miro la portaba, mas no sabía si debía seguir leyendo... Este era un diario personal y no quería violar la privacidad de nadie, aunque la curiosidad lo carcomía... por lo cual decidió leer un poco más... –Ciento como se mueve en mis entrañas, y esto me causa, gran repulsión... Aknadin, aún no se da cuenta de que tengo tres meses de embarazo.
Joey cerró el libro, al no comprender nada... Pero le había dolido, que esa mujer no amara a su bebe. Esto lo deprimió y lo puso cabizbajo...
-Yo amaría a mi bebe –dijo sin medir sus palabra- “No me importaría que fuera de una vestía” –cuchicheo en puchero, mientras abrazaba sus pies-
Aunque de nueva cuenta, escucho ruidos, los cuales identifico como gruñidos. Al escuchar esto Joey abrió los ojos con sorpresa, y tomo la daga, para poder abrir la puerta... La punta de la daga era tan delgada, que entro en el orificio.
-Esos ruidos son de lobos –pensó angustiado el rubio- ¿Acaso Kaiba, encontró a mis hermanos?...
El oji-miel continúo moviendo la daga, hasta que el seguro se botó. El lobo miro a su alrededor con cuidado, inspeccionando que no hubiera guardias.
Al verificar que no había nadie, el lobo regreso al interior de la habitación, y tomo barrías cosas, entre ellas la daga y el libro...
Después comenzó con su andar entre los pasillos, hasta topar con los ruidos. Que con rapidez, confirmaron sus sospechas... El lobito se paralizo al ver, a sus hermanos en jaulas... ¿Acaso ese miserable, lo había engañado?...
Joey sintió un gran dolor en el pecho, y sus lágrimas comenzaron a manchar su ropa... ¿Cómo era posible, que amara a un ser despiadado?... En eso una punzada se posó en su vientre, Joey se retorció, y se recargo en un pilar. El dolor era insoportable, que el lobo comenzó a gemir, mientras se deslizaba por la columna...
El miel dio un sollozo, el cual causo que escupiera un poco de saliva –¿Dios que me está pasando? –pregunto mirando el cielo-
Mas en eso escucho una voz... –Joey... Joey... –el cachorro sujeto su vientre y comenzó a buscar con la mirada-
¿Quién le hablaba?... el miel noto que algunos lobos dormían, y pensó que era, a causa de algún somnífero, ya que a eso apestaban...
-Joey... –volvió a escuchar, aunque en esta ocasión, encontró a quien le hablada-
El perro se acercó y miro al abuelo de Yugi. El cachorro estaba impresionado, ya que el viejo, tenía una mordida en un hombro, mientras harapos tapaban su desnudes...
-Cachorro atolondrado –exclamo el viejo, estirando su mano, fuera de la jaula. El rubio temblaba de miedo, pero aun así, sujeto la mano del viejo-
-Los vampiros... los vampiros... –sollozo el decrepito- Tienes que ayudar a tus hermanos... Ellos son inocentes y puros como tú... –el miel escuchaba con atención-
-Yo... yo... No sé qué debo hacer –contesto con lágrimas en los ojos- Yo no soy un lobo titán, como para liberarlos... Yo... Yo soy un simple perro.
El viejo abrió la palma se su mano, para dejar caer una piedra... –Úsala... Para encontrar a tu padre y a los demás... Ellos se escondes aquí... Esperan urdir la coronación, del nuevo rey... Pero ten cuidado... Por qué hay otro, que planea lo mismo...
Joey se alejó de la jaula y comenzó a retroceder... Escapar... parecía la mejor idea... Además de que, no estaba seguro, de que el hielo, cumpliera su promesa... Así que si quería a Yugi de regreso, tendría que ir por el... Y afortunadamente, sabía en dónde encontrarlo...
-Llévame contigo –escucho el cacharro y este voltio a ver al trasmisor-
El rubio miro a un castaño, que se encontraba herido, por el pecho –Llévame contigo... –el perro tocio un poco de sangre- Yo sé, en donde se encuentran los titanes...
Al ver al lobo herido, el cachorro tarto de ayudarlo. Pero cuando puso una mano, en la jaula, esta lo quemo... –ah!... –grito el miel, soplando su quemada-
-Tristán... no interrumpas a Joey... Además te convertirás en una carga... –el perro café, miro con suplica al miel... –“Por favor, llévame contigo”
El corazón de Joey palpito, y una corazonada, le decía que lo liberara... justamente en ese instante le paso, por la mente una idea. Se quitó el blusón y la coloco en la puerta, para poderla sujetar.
Con la daga anterior el cachorro, realizo la misma acción de antes... el seguro se abrió y el miel tomo la tela para jalar la reja. El perro café salió tambaleándose...
-¡Es mejor que se vayan de una vez! –grito el anciano, al escuchar unas pisadas, se aproximaban-
Tristán se recargo en el rubio –Lo lamento viejo... pero tardar algo en currarme –los licántropos comenzaron a caminar por un pasillo; entretanto soldados vampiros entraban al patio-
-El Amo Kaiba está buscando a Bakura...
-El Amo Bakura no aparece, mi señor, -contesto un sirviente, que traía agua para limpiar las heridas de los licántropos- Es como si la tierra se lo hubiera tragado.
El soldado se tensó... pues la situación cada vez empeoraba más... Sin el Amo Yami, sin el joven Mokuba, y para colmo el clarividente, se le ocurría escapar...
Sin saber que Bakura se encontraba secuestrado en las catacumbas del mismo palacio...
Continuara >>>