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-Comida para vampiro- *los cachorros saben mejor* por serenituegt

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Capitulo: 4 Ojos rojos...

Mokuba pese a estar, rodeado de hombres lobo. No demostraba su preocupación, por un enfrentamiento.

Se sentía cansado y débil, más el jamás escaparía, como un cachorro asustado...

-¡Vaya!... pero que tenemos aquí... –musito Tea, con nerviosismo y algo de preocupación, pues no creía, que ese niño viniese solo-

-¡Que no es obvio perra!... soy un vampiro. –contesto el azabache, mientras una lúgubre sonrisa, los helaba-

Yugi y Joey... estaban sorprendidos, por lo que veían y escuchaban. Pues no se creían que un vampiro los hubiese ayudado...

Sin pensarlo Joey, pregunto... –“Por qué nos has ayudado”... A mi amigo, y a mí... ¿Pensé que éramos enemigos? –Joey estaba confundido, pero también melancólico. Pues ese pequeño, sin duda los había ayudado-

Pero el pequeño se mantuvo callado. Mostrando un porte frio y feroz, mientras que de sus labios, estas palabras salían. –En realidad, no lo sé... Yo no suelo involucrarme, melancólicamente con nada.

Joey  quedo sorprendido, con estas palabras. ¡Así que los vampiros, no son emotivos! Pensó el rubio, que sonreía tímidamente...

-¡Gracias!... –dijo Yugi, que trataba de tapar su pecho, ya que se sentía, algo expuesto-

Todos los presentes, se sobre saltaron, al escuchar la voz del licántropo, más pequeño... -¡De que le das las gracias!... pequeño gnomo... ¡Unas vez! que lo matemos; retomaremos lo que empezamos... Además es peligroso dejarlo con vida, todas las manadas corren peligro...

Tea miraba con rabia al licántropo de ojos morados, pues parecía, que este pequeño no lograba ver más de lo evidente... Dejar que un vampiro los descubriera. Podría significar su extinción total. Además de que los padres, no estaban presentes, y tardarían algunos días en regresar...

-¡Así que hay más!... –dijo burlonamente el azabache- Parece que hoy, es mi día de suerte...

Mokuba observaba a los dos cachorros, con sus salvajismos ojos. Algo en ellos, le agradaba. Tal vez se identificaba con los pequeños licántropos. Por ser el más chico de un clan... pero el azabache no lo veía así. Este creía, ser seducido por su sangre...

-¡Nosotros no permitiremos, que lastimen a nuestro nuevo amigo!... –Joey había cogido, un tronco de árbol. Con el cual, golpeo a la perra insoportable, por la espalda...

Los demás lobos, no notaron los rápidos movimientos del rubio. Hasta que vieron a la perra, tendida en el suelo... 

-¡Yugi corre!... –Exclamo el oji-miel. Mientras golpeaba a otros lobos. Que se aproximaban a la ayuda de esa perra-

Yugi despavorido, asentó con la cabeza. Pero estaba muy asustado y sus piernas no le respondían... Mokuba se dio cuenta de eso, pero el azabache también tenía problemas. Los dos lobos más grandes, se le habían echado encima.

Uno de ellos trataba de romperle el cuello. Mientras que otro lo sujetaba, tan fuerte, que se podía escuchar, como tronaban sus costillas... ¡Tal vez en otras circunstancias! Mokuba no habría tenido problemas. Pero ahora se sentía muy débil, necesitaba sangre. Si es que quería sobrevivir a esa batalla...

 

Mientras todo esto sucedía en el bosque. En el palacio Kaiba, se acontecía otra situación...

-“¡En donde esta Mokuba!”... –Yami tenía por el cuello al bello albino de ojos color ámbar... La fuerza que aplicaba era tal, que este no podía responder a la pregunta del carmesí- Te he dicho millones de veces. Que ese pequeño no debe salir de este lugar... ¡Él es mío!... ¡Y por nada del mundo!, debe conocer a alguien más... “No permitiré que alguien lo desvirgue”...

Bakura sujetaba las manos del carmesí. Se sentía mareado, y sabía que en cualquier momento. Yami le arrancaría la cabeza.

-Yo... –alcanzo a soplar el albino. Que fue liberado, por el sádico moreno-

Bakura termino en el suelo, tratando de recuperarse. Entonces el carmesí se acuclillo a su lado.

-Tú qué... –el albino clavo su mirada, en los fanales carmesí-

-Yo no pude detenerlo, él tenía hambre... Pero mis poderes me dicen que corre un gran peligro. Él está rodeado de licántropos.

Yami al escuchar licántropos, sonrió de una manera tan escalofriante, que el albino tembló de miedo, pues no podía distinguir esa sonrisa...

-“Dime en donde está, mi delicioso prometido”... –Bakura abrió los ojos, por la palabra prometido- “¡Así es!”... Acabo de convencer a Seto. Para que me dé su mano en matrimonio... ¿Por qué crees que lo busco?...

El albino se sintió triste por el azabache, pero no tenía más remedio, que decirle al carmesí, su ubicación...

-Él está en el bosque norte, cerca de la bravosidad de las montañas, más obscuras del mundo.

Al parecer Bakura siempre hablaba en metáfora, mas Yami entendió con exactitud. Pues este estaba saliendo de la habitación...

-Tengo que avisarle a mi señor Seto...  –susurro el oji-ámbar, que se tambaleaba, por las paredes de fino tapis-

 

Yugi en la obscuridad del bosque seguía temblando de miedo. Sus piernas no le respondían, y su corazón, lo rebatía una y otra vez...

-¡Yugi!... te he dicho que te vallas. ¡Contigo aquí no podre pelear! –Joey le gritaba al amatista, mientras seguía peleando...

Más desde el fango, una perra insoportable resurgía. – ¡Mátenlos!... ¡mátenlos a todos!... Ellos son unos traidores. Estos insulsos bastardos, han traicionado a la manada que los ha amamantado.

La perra se encontraba sangrando a granel, su frente y rostro tenían fango, mientras que su nariz se encontraba rota.

-Ustedes son la escoria de la manada... –dijo la chica, mientras observa con rabia al pequeño de cabello tricolor- Yo los matare con mis propias manos.

Tea corrió hacia donde estaba Yugi. Pero el pequeño al ver la intimidante mirada, de la fiera. También se echó a andar. La perra era más fuerte, que el pequeño. Y este no podía enfrentarla.

-¡Detente estúpido enano!... Yo solo quiero, arrancarte esa maldita cara... –la chica estaba real mente embravecida, sus dientes rechinaban y su respiración era alebrestada. Cualquiera que la mirase, sabía que tan enojada estaba-

Pero Yugi seguía corriendo, entre ramas y árboles. Corría a tan alta velocidad, que ninguna persona normal, podía alcanzarlo...

Mas el pequeño jamás se esperó, que esa chica comenzara a descarnarse. Lentamente su cuerpo, sufría una metamorfosis...

¡La perra hacia!..., honor a su sobre nombre, pues esta se había convertido en una loba, de grandes proporciones.

Yugi debes en vez, volteaba y claro que noto esto. Pero no comprendía el por qué... ¿?

-“Estas sorprendido, maldito gnomo”... ¡Pues no deberías!... mi padre me regalo una piedra lunar, la cual me da la fuerza suficiente, para convertirme en una licántropa de pelo completo...

Yugi sentía miedo y por lo tal, sus piernas le fallaron. Se resbalo y comenzó a rodar, por todo el fangoso suelo. Pero su velocidad era tan grande, que claro su caída no había sido una pequeñez. Ya que el niño, rompía ramas gigantes con el cuerpo, y se golpeaba con piedras colosales. Hasta que se topó con un frondoso árbol... el cual lo detuvo en seco...

La perra llego a lado del susodicho, y lo olfateo. Al parecer el soez mocoso estaba inconsciente

-¡Parece que tus patas cortas, te han costado la vida!...

La mujer aulló como símbolo de victoria. Y ese aullido se extendió por todo el bosque.

La loba se sintió vencedora, así que con simpleza, abrió el hocico. Para mostrar sus colosales colmillos. Un gruñido se escuchó, más la loba sintió un exorbitante golpe, que la dejo sin dientes y lengua...

El impacto había sido tal, que la fiera no podía respirar, lentamente sentía que algo, obstruía su tráquea. Sus espasmos musculares la estaban agitando de sobre manera. Hasta que noto algo inusual...

Entre la mugre de su rostro y la sangre que brotaba de su hocico. Noto unos escalofriantes ojos rojos...

Los sonidos se agudizaron y la loba, pudo escuchar el susurro de un varón. – ¡Maldita perra!... Como te atreves, a dañar, a algo tan hermoso, como eso...

La perra cerro los ojos, pues las heladas manos, del vampiro. Habían arrancado su cabeza...

Yugi por su parte seguía tendido en el suelo. El pequeño solo entre abría los ojos, pues los golpes recibidos eran de cuidado...

El alba se aproximaba, y el vampiro recogió el tierno cuerpo del cachorro. Yami no podía creer lo bello que era ese ser...

-Cómo te llamas. –dijo el carmesí, sin esperar una respuesta. Pues el velo de la oscuridad, jamás le respondería...

-¡Joey!... –susurro el pequeño. Y el carmesí, asintió que ese era su nombre...

Más Joey seguía peleando, contra los desdichados licántropos. Que los querían obligar...

-¡Vamos hembra numero dos!... Acepta tu destino, tú eres mío... ¡Por el simple hecho, de quererlo yo!...

Joey rechino los dientes. Ya que se encontraba rodeado una vez más. Y la incertidumbre, de no saber, donde se encontraba Yugi, lo estaba matando.

Así que bajo el tronco que tenía, entre los brazos. –Yo me rindo... Seré tuyo y jamás me quejare, te obedeceré y te seré fiel... ¡Con una simple condición!... No lastimes a Yugi... El para mí, significa mucho; yo solo quiero que sea feliz...

Con resignación y los ojos llorosos. El rubio camino hacia el peli-azul, y este solo sonreía con libídine.

-“¡No!”... No lo hagas –grito con enojo el azabache- ¡Uno no debe hacer, lo que los demás quieren! Uno debe hacer lo que le plazca, y lo que lo haga feliz... Yo estoy seguro, que tú eres un licántropo de convicciones...

Joey miro al pequeño de ojos metal y sonrió tristemente, mientras sus ojos eran enrojecidos por lágrimas ahogadas...

-No... –resoplo en un chillido, mientras movía la cabeza en negación-

Mokuba se asombró, pues jamás había visto, tanto dolor en una cara tan angelical. El rubio se aproximó al lobo de pelo azul y este solo extendió su mano...

-¡Ya era hora de que aceptaras tu destino!... –el más grande, tomo en brazos al rubio y trato de besarlo. Mas vaya sorpresa... que se llevó el lobo azul.

Joey saco de sus ropajes, la misma daga, con la que él. Había amenazado al pequeño de ojos violeta...

Continuara>>>


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