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-Comida para vampiro- *los cachorros saben mejor* por serenituegt

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Capitulo: 8 Hoy por ti...

Yugi se sentía desesperado... tenía barias horas despierto, y no sabía en realidad en donde estaba. Sus habitación era bonita, pero esto no lo consolaba... lo que el en realidad quería, era volver al bosque y buscar a Joey...

Mas ese carmesí no volvía... Y asustado, por sus palabras de advertencia. Ni intentaba mirar en la puesta. Ya que antes de marcharse, Yami dijo... –En este lugar hay vampiros sin igual. Y si alguno de ellos te encuentra. Ellos no dudaran en matarle, “¡oh aun peor!”... Ellos te torturaran, hasta sacarte la ubicación de tu manada; y tus hermanos pagaran tu debilidad, con su sangre...

Yami había asustado al inocente lobito, por eso Yugi, se sentía tan desesperado. Pues el sabia, que a lado del carmesí su vida no corría riesgo...

El pequeño miro por la ventana una última vez, antes de dirigirse al baño. Estaba cubierto de sangre, la cual se encontraba seca, desde hace un buen rato. Pero eso no significaba que el violeta le pareciera correcto, el quedarse así...

Así que con sigilo miro todo su entorno, en búsqueda de una toalla y algo que ponerse. Abrió la llave del agua y dejo que la bañera se llenase, roseo un poco de jabón, y se desprendió del camisón, que cubría su banquina piel.

El camisón corrió por sus muslos, y su trasero se levantó, al terminar de sacarlo... Yugi se miró desnudo en el espejo, y observo con detenimiento su cuello. El cual estaba negro, con índices rojos. Con dos dedos, toco los grandes agujeros, que formaban protuberancias y pensó...

-Los colmillos de los vampiros, son más fuertes, que los de un lobo. Ningún lobo que conozco, hubiera logrado algo así... ¿Me pregunto, si por eso?... “Nos escondemos de ellos”

Pasado el momento, el pequeño niño se metió a la tina y comenzó a limpiarse con un esponjado trapo... Sus movimientos, eran lentos, como repetitivos; y cualquiera que mirase, diría que esos eran movimientos felinos, en vez de perrunos.

Las burbujas relajaron al cachorro, y el jabón le dejo un aroma, que lo embelesaba. De repente se sintió somnoliento, pero tenía que buscar, algo con que taparse...

Con la toalla atada a la cintura, comenzó a buscar algo, entre los cajones del lugar. Mas sus suerte, no lo llevo a nada, ya que solo se hallaban papeles... así que con frio y temblores, decidió buscar en el armario más grande. Pero cuando lo iba abrir, una voz lo detuvo –¡No lo hagas! –Yugi brinco y miro rápidamente... Era el carmesí, que regresaba-

-¡Ese armario es privado!... –Yami traía en sus manos un desayunador, con un pequeño jarrón, que tenía una rosa carmesí- Lamento si mi tono no fue el correcto. Pero por un momento pensé que lo abrirías.

El vampiro dejo la mesilla en el taburete y camino hasta el pequeño. Notando que este mismo, solo traía una toalla en la cintura...

Más Yugi no presto atención en los ojos, que lo devoraban con cada pestañeo. El violeta estaba más concentrado en la mesilla, que al parecer traía comida....

Yami noto la mirada del pequeño y solo sonrió... –Te he traído algo de comer... Es pero que sea de tu agrada. Pues he improvisado el menú.

El lobito alzo la mirada y miro fijamente los ojos carmesí, y Yami sabía que el pequeño, quería saber algo... –Los vampiros no comemos, es por eso que he improvisa.

Yugi se sintió avergonzado, por hacer trabajar al mayor, en realidad Yugi no quería causar problemas –Lo lamento... –contesto con dulzura- No es mi intensión causar problemas... Pero aun así agradezco de corazón el gesto...

El divino lobito se a balanceó, sobre el pecho del grande, y repentinamente poso un beso en la mejilla del soberbio y pervertido vampiro.

Yami quedo helado, su corazón se detuvo y con el calor del lobo se aceleró “por mil”. El acto del pequeño lo dejo sin ninguna defensa, oh palabra...

-Eres el primero –dijo el carmesí con el rostro escondido, entre mechones- Eses el primero, que logra penetrar ni eje, sin alterar mis sentidos...

El violeta parpadeo y solo ladeo la cabeza, no comprendía al vampiro. Así que tomo su mano, y Yami lo miro inéditamente... perdiéndose en el matiz del color violeta. Pero rápidamente el bipolar vampiro, se soltó con rebeldía del agarre.

-No quiero que confundas, mi rigor... Yo solo estoy vigilando que comas adecuada menta... Has perdido mucha sangre... –la voz del nosferatu, se volvió golpeada, como agresiva. Y Yugi sintió tristeza- “¡Come!”... –ordeno agredidamente el susodicho, mientras dejaba la habitación-

Una vez fuera Yami se deslizo por la puesta, hasta el suelo, dejando extendida una pierna y la otra doblada. En la cual coloco su codo y tocaba su frente.

Los brazaletes de color negro le daban un aspecto rebelde, como rocanrolero. Su camisa sin mangas, dejaba ver sus brazos marcados. Pero su rostro decía más que su cuerpo o ropa. Pues una siniestra sonrisa se mostraba en sus fauces. Sus ojos se tornaron en un color dorado, pero alrededor, arriaba un rojo muerte...

Sin aquejo comenzó a reír con desquicio... parecía un loco, que necesitaba camisa de fuerza. Su risa asustaba, era tan malévola, que Yugi al escuchar desde su habitación, tembló de miedo y comenzó a vomitar...

Los ojos del carmesí volvieron a la normalidad, pero el nosferatu se sentía perdido en el tiempo. Pues no sabía cuánto tiempo, había pasado en su modo salvaje....

 

Kaiba y Joey... se encontraban relativamente solos. El castaño estaba furioso, pero los destrozos de la casa, le daban un buen motivo, para desquitarse con el perro. Pues en la reunión que habían tenido, con el consejo; dejo inéditos a todos los presente...

-¡Aun!..., “No entiendes tu lugar ¡verdad!”... –el castaño comenzó a caminar alrededor del miel-

Por su parte el cachorro solo quería juguetear –“¡No te tengo miedo!” –replico con confianza- Ya lo estuve pensando y en realidad tú no sabes nada... Por eso me retienes aquí, hasta poder averiguar algo...

El moreno se detuvo detrás del rubio y con pesadumbre he ironía contesto –“Así”... ¡Que perro tan listo!... –Joey se sintió superior, pero no esperaba, el acto siguiente del azul-

Desde su espalda Joey sintió un dolor infernal, su cuello palpitaba y comenzaba a ver todo borroso. Un ruido en su propio cuerpo, llamo su atención... el crujido de sus músculos, le decían que estaba siendo apretado con suprema fuerza.

Sintió como sus piernas perdían fuerza y no se podía sostener. Después de sentir un dolor en la cabeza se desmayó, pero solo fueron unos minutos.

Toco su cuello y noto que sangraba, ese maldito chupasangre lo había mordido... se trató de levanta, pero su propio peso se lo impidió, la cabeza le volvió a doler y comenzó a ver borroso.

Pero el sonido de unas pisadas, enfocaron sus sentidos. El rubio miro hacia el frente y se topó con las botas del azul...

El cual lo miraba ferozmente... –Nadie juega conmigo “perro”... ¡Yo soy tu amo ahora!, Y ese será tu lugar, por el resto de tu vida –Kaiba golpeo al rubio, con una patada en el rostro-

El cuerpo del miel quedo tendido en la alfombra de lino y él moreno se inclinó para hablar. –Una guerra se aproxima y necesito toda la sangre de licántropo “posible”... Es verdad que no logro encontrar, la manada, que me muestra tu mente... Pero es por qué algunos de ellos no están... ¡Así! que dime en donde se encuentran y no tendré que usar esto.

Seto mostro un cetro de oro macizo y el rubio solo lo miro con sus ojos apagado. Pero de nuevo, el dolor de cabeza apareció... “Dime en donde están los demás”... ¡¿Por qué la manada se separó?!...

Joey sentía un dolor descomunal, le dolía la cabeza, los oídos. Y la herida en su cuello le quemaba, como si de ácido se tratase...

El oji-azul se colocó en la posición del rubio y volvió a decir: -“En donde está la manada”. -mientras un beso furtivo se apoderaba de los frondosos labios del licántropo...

Las manos del moreno, tocaron con cinismo las piernas del susodicho. Las apretó para una mejor sensación y sin importarle, las llevo hasta su entre pierna, en donde comenzó a masajear al rubio.

De inmediato Joey sintió placer y excitación, pero no estaba en condiciones de disfrutar las carisias. Seto rompió el beso y se colocó sobre el perro, sin dejar de masajear su entrepierna.

El lobo soltó un gemido, y el azul solo sonrió de satisfacción –“Te exista, solo con unas carisias” –dijo burlonamente-

Joey trato de alejarse, o de alejarlo. Pero no tenía fuerzas, ni para respirar. Su cuerpo, estaba a merced, de  ese vampiro; y Joey temía ser violado...

-Kaui... –dijo el lobo. Más poca atención puso el vampiro, ya que este estaba enfocado a tragar el duro pene del perro-

Con una sola mano, saco el ya erecto pene del licántropo... su tamaño era bueno, pero aún tenía su fimosis. Eso daba a entender, que el lobo, “jamás había tenido sexo”...

-¡Así que soy el primero! –exclamo con gusto el sinvergüenza vampiro, pero con un tono despreocupado- Tendré que masturbarte lento, sino será doloroso para ti –el susurro del castaño, enchino el cuerpo del virginal cachorro-

Lo que estaba a punto de pasar... Joey, lo había intentado evitar, desde que él era muy pequeño. Pues siendo un bello rostro, todos los degenerados, deseaban poseerlo...

De sus ojos, color miel una lagrima salió y permaneció enmudecido, no tenía fuerza, para pelear. Pero tampoco le daría el gusto, de complacerlo...

Pero Joey se llevó una sorpresa al sentir su pene en la boca del vampiro. La sensación era tan agradable, que este solo se retorció... La saliva caliente era muy estimulante y los leves movimientos, le hacían perder la conciencia, como la respiración.

Joey mantenía los ojos cerrados, tratando de no gesticular gestos. Mas los fieros zafiros, se deleitaban, con el rubor que emanaba el miel... Kaiba quería ver los ojos del cachorro, así que movió su mandíbula con más fuera. Logrando sacar un extaciante y sonoro gemido...

El miel entre abrió los ojos y sin quererlo se topó con los hiel. En si el lobo no sabía qué hacer... Él mamaba muchas veces el pene de Yugi... pero nunca se vio en una situación viceversa...

Por vergüenza el rubio tapo la cara del castaño. Tal y como la hacía Yugi con él. Pero el poner sus manos en ese lugar. Ejerció más presión y el lobito sintió más placer...

Por instinto Joey meció su cadera y Seto tomo esto como una petición, de aumentar la velocidad... El nosferatu mamo con más fuerza y con más rapidez... causando que el miel se corriera por primera vez en su vida...

Para este licántropo, el orgasmo que obtuvo fue, placentero y gustoso. “Más esto no era el final”...

Kaiba se deslizo... y de un jalón termino de desgarra la camisa, del susodicho. El rubio se dejó hacer, pues reposaba de su orgasmo. El vampiro comenzó a lamer el pecho, mordió un pezón y con la lengua lo delineaba. Joey sin dudarlo sintió inconformidad y se retractó de lado, donde era mordido...

-Eres muy sensible –musito el hielo, que beso los labios del otro. Más Kaiba no fue correspondido. Así que el beso volvió a ser forzoso-

-No te gustan mis besos –dijo con ironía el nosferatu- Jaja´a... No te preocupes, conozco un lugar, en donde lo gozaras...

Sin muchos movimientos el vampiro, puso en cuatro al lobito. Para así poder ver mejor su entrada.... El lobo no se sostenía y Kaiba lo tenía bien inclinado. Presionando sus dedos en el trasero; del nada cooperativo cachorro...

La presión de los dedos, estimulaba el deseo del pequeño. Mas Joey no entendía, por qué lo excitaba. El ser violado por un petulante y presumido chupasangre...

La lengua de Kaiba paso por el medio de las nalgas del rubio, y Joey sintió como su pene se volvía a erectar´. Su rostro estaba clavado en el suelo. Pero él se sabía ardiendo y sonrojado. Jamás imagino que el sexo tuviera tantas emociones y sensaciones...

Por un momento Kaiba sintió que el rubio paraba el trasero. En espera de algo más estimulante –¡¿Qué esperas perro?! –se mofo el moreno, mientras introducía un dedo en la rosada entrada-

Joey gimió a causa del dolor, pero con rapidez este desapareció... Seto metió otro dedo y el rubio sintió una punzada tan grande, como placentera –“¡Ah!”... *o* -dejo salir los gemidos y quejidos de una, preparación placentera-

-¡Y aún falta lo mejor!... –dijo Kaiba entrando de una sola estocaba-

Joey sin remedio se volvió a correrse, pero esta vez al ritmo de las penetraciones fuertes y certeras, del macho que lo estaba poseyendo... Los gemidos del cachorro no tenían formas de expresarse, solo se podía decir, que el lobito lo estaba disfrutando........

Bueno eso creía Mokuba, que escuchaba desde el pasillo, y me masturbaba al ritmo de los gemidos de Joey.... Mokuba jamás pensó que espiar a su hermano. Le traería el mejor orgasmo de su vida. Él también se sentía muy excitado, como extasiado. Y por un momento, el pervertido azabache, deseo ser penetrado, con tanta dureza. “¡Que por lo menos!” lo dejara sin poderse sentar en semanas...

“Así”... que busco un objeto con el cual masturbarse. Y lo que encontró no le pareció mal. Lo lamió un poco y lo introdujo hasta el fondo...

Con lo que se masturbaba, era la pata de una silla. Pero su libido no tenía prepucios, solo deseaba placer. Así que se movía con gran agitación, de arriaba hacia abajo... sus mejillas estaban rosadas y su frente estaba húmeda...

Pero en un momento sin pensarlo soltó un gemido. Pues había tocado su punto Gräfenberg...

El niño se sorprendió y tapo su boca, “ya que creía”, ser descubierto. Pero Seto y el miel, solo estaban durmiendo...

Continuara>>>

  

Capitulo: 8 Hoy por ti...

Yugi se sentía desesperado... tenía barias horas despierto, y no sabía en realidad en donde estaba. Sus habitación era bonita, pero esto no lo consolaba... lo que el en realidad quería, era volver al bosque y buscar a Joey...

Mas ese carmesí no volvía... Y asustado, por sus palabras de advertencia. Ni intentaba mirar en la puesta. Ya que antes de marcharse, Yami dijo... –En este lugar hay vampiros sin igual. Y si alguno de ellos te encuentra. Ellos no dudaran en matarle, “¡oh aun peor!”... Ellos te torturaran, hasta sacarte la ubicación de tu manada; y tus hermanos pagaran tu debilidad, con su sangre...

Yami había asustado al inocente lobito, por eso Yugi, se sentía tan desesperado. Pues el sabia, que a lado del carmesí su vida no corría riesgo...

El pequeño miro por la ventana una última vez, antes de dirigirse al baño. Estaba cubierto de sangre, la cual se encontraba seca, desde hace un buen rato. Pero eso no significaba que el violeta le pareciera correcto, el quedarse así...

Así que con sigilo miro todo su entorno, en búsqueda de una toalla y algo que ponerse. Abrió la llave del agua y dejo que la bañera se llenase, roseo un poco de jabón, y se desprendió del camisón, que cubría su banquina piel.

El camisón corrió por sus muslos, y su trasero se levantó, al terminar de sacarlo... Yugi se miró desnudo en el espejo, y observo con detenimiento su cuello. El cual estaba negro, con índices rojos. Con dos dedos, toco los grandes agujeros, que formaban protuberancias y pensó...

-Los colmillos de los vampiros, son más fuertes, que los de un lobo. Ningún lobo que conozco, hubiera logrado algo así... ¿Me pregunto, si por eso?... “Nos escondemos de ellos”

Pasado el momento, el pequeño niño se metió a la tina y comenzó a limpiarse con un esponjado trapo... Sus movimientos, eran lentos, como repetitivos; y cualquiera que mirase, diría que esos eran movimientos felinos, en vez de perrunos.

Las burbujas relajaron al cachorro, y el jabón le dejo un aroma, que lo embelesaba. De repente se sintió somnoliento, pero tenía que buscar, algo con que taparse...

Con la toalla atada a la cintura, comenzó a buscar algo, entre los cajones del lugar. Mas sus suerte, no lo llevo a nada, ya que solo se hallaban papeles... así que con frio y temblores, decidió buscar en el armario más grande. Pero cuando lo iba abrir, una voz lo detuvo –¡No lo hagas! –Yugi brinco y miro rápidamente... Era el carmesí, que regresaba-

-¡Ese armario es privado!... –Yami traía en sus manos un desayunador, con un pequeño jarrón, que tenía una rosa carmesí- Lamento si mi tono no fue el correcto. Pero por un momento pensé que lo abrirías.

El vampiro dejo la mesilla en el taburete y camino hasta el pequeño. Notando que este mismo, solo traía una toalla en la cintura...

Más Yugi no presto atención en los ojos, que lo devoraban con cada pestañeo. El violeta estaba más concentrado en la mesilla, que al parecer traía comida....

Yami noto la mirada del pequeño y solo sonrió... –Te he traído algo de comer... Es pero que sea de tu agrada. Pues he improvisado el menú.

El lobito alzo la mirada y miro fijamente los ojos carmesí, y Yami sabía que el pequeño, quería saber algo... –Los vampiros no comemos, es por eso que he improvisa.

Yugi se sintió avergonzado, por hacer trabajar al mayor, en realidad Yugi no quería causar problemas –Lo lamento... –contesto con dulzura- No es mi intensión causar problemas... Pero aun así agradezco de corazón el gesto...

El divino lobito se a balanceó, sobre el pecho del grande, y repentinamente poso un beso en la mejilla del soberbio y pervertido vampiro.

Yami quedo helado, su corazón se detuvo y con el calor del lobo se aceleró “por mil”. El acto del pequeño lo dejo sin ninguna defensa, oh palabra...

-Eres el primero –dijo el carmesí con el rostro escondido, entre mechones- Eses el primero, que logra penetrar ni eje, sin alterar mis sentidos...

El violeta parpadeo y solo ladeo la cabeza, no comprendía al vampiro. Así que tomo su mano, y Yami lo miro inéditamente... perdiéndose en el matiz del color violeta. Pero rápidamente el bipolar vampiro, se soltó con rebeldía del agarre.

-No quiero que confundas, mi rigor... Yo solo estoy vigilando que comas adecuada menta... Has perdido mucha sangre... –la voz del nosferatu, se volvió golpeada, como agresiva. Y Yugi sintió tristeza- “¡Come!”... –ordeno agredidamente el susodicho, mientras dejaba la habitación-

Una vez fuera Yami se deslizo por la puesta, hasta el suelo, dejando extendida una pierna y la otra doblada. En la cual coloco su codo y tocaba su frente.

Los brazaletes de color negro le daban un aspecto rebelde, como rocanrolero. Su camisa sin mangas, dejaba ver sus brazos marcados. Pero su rostro decía más que su cuerpo o ropa. Pues una siniestra sonrisa se mostraba en sus fauces. Sus ojos se tornaron en un color dorado, pero alrededor, arriaba un rojo muerte...

Sin aquejo comenzó a reír con desquicio... parecía un loco, que necesitaba camisa de fuerza. Su risa asustaba, era tan malévola, que Yugi al escuchar desde su habitación, tembló de miedo y comenzó a vomitar...

Los ojos del carmesí volvieron a la normalidad, pero el nosferatu se sentía perdido en el tiempo. Pues no sabía cuánto tiempo, había pasado en su modo salvaje....

 

Kaiba y Joey... se encontraban relativamente solos. El castaño estaba furioso, pero los destrozos de la casa, le daban un buen motivo, para desquitarse con el perro. Pues en la reunión que habían tenido, con el consejo; dejo inéditos a todos los presente...

-¡Aun!..., “No entiendes tu lugar ¡verdad!”... –el castaño comenzó a caminar alrededor del miel-

Por su parte el cachorro solo quería juguetear –“¡No te tengo miedo!” –replico con confianza- Ya lo estuve pensando y en realidad tú no sabes nada... Por eso me retienes aquí, hasta poder averiguar algo...

El moreno se detuvo detrás del rubio y con pesadumbre he ironía contesto –“Así”... ¡Que perro tan listo!... –Joey se sintió superior, pero no esperaba, el acto siguiente del azul-

Desde su espalda Joey sintió un dolor infernal, su cuello palpitaba y comenzaba a ver todo borroso. Un ruido en su propio cuerpo, llamo su atención... el crujido de sus músculos, le decían que estaba siendo apretado con suprema fuerza.

Sintió como sus piernas perdían fuerza y no se podía sostener. Después de sentir un dolor en la cabeza se desmayó, pero solo fueron unos minutos.

Toco su cuello y noto que sangraba, ese maldito chupasangre lo había mordido... se trató de levanta, pero su propio peso se lo impidió, la cabeza le volvió a doler y comenzó a ver borroso.

Pero el sonido de unas pisadas, enfocaron sus sentidos. El rubio miro hacia el frente y se topó con las botas del azul...

El cual lo miraba ferozmente... –Nadie juega conmigo “perro”... ¡Yo soy tu amo ahora!, Y ese será tu lugar, por el resto de tu vida –Kaiba golpeo al rubio, con una patada en el rostro-

El cuerpo del miel quedo tendido en la alfombra de lino y él moreno se inclinó para hablar. –Una guerra se aproxima y necesito toda la sangre de licántropo “posible”... Es verdad que no logro encontrar, la manada, que me muestra tu mente... Pero es por qué algunos de ellos no están... ¡Así! que dime en donde se encuentran y no tendré que usar esto.

Seto mostro un cetro de oro macizo y el rubio solo lo miro con sus ojos apagado. Pero de nuevo, el dolor de cabeza apareció... “Dime en donde están los demás”... ¡¿Por qué la manada se separó?!...

Joey sentía un dolor descomunal, le dolía la cabeza, los oídos. Y la herida en su cuello le quemaba, como si de ácido se tratase...

El oji-azul se colocó en la posición del rubio y volvió a decir: -“En donde está la manada”. -mientras un beso furtivo se apoderaba de los frondosos labios del licántropo...

Las manos del moreno, tocaron con cinismo las piernas del susodicho. Las apretó para una mejor sensación y sin importarle, las llevo hasta su entre pierna, en donde comenzó a masajear al rubio.

De inmediato Joey sintió placer y excitación, pero no estaba en condiciones de disfrutar las carisias. Seto rompió el beso y se colocó sobre el perro, sin dejar de masajear su entrepierna.

El lobo soltó un gemido, y el azul solo sonrió de satisfacción –“Te exista, solo con unas carisias” –dijo burlonamente-

Joey trato de alejarse, o de alejarlo. Pero no tenía fuerzas, ni para respirar. Su cuerpo, estaba a merced, de  ese vampiro; y Joey temía ser violado...

-Kaui... –dijo el lobo. Más poca atención puso el vampiro, ya que este estaba enfocado a tragar el duro pene del perro-

Con una sola mano, saco el ya erecto pene del licántropo... su tamaño era bueno, pero aún tenía su fimosis. Eso daba a entender, que el lobo, “jamás había tenido sexo”...

-¡Así que soy el primero! –exclamo con gusto el sinvergüenza vampiro, pero con un tono despreocupado- Tendré que masturbarte lento, sino será doloroso para ti –el susurro del castaño, enchino el cuerpo del virginal cachorro-

Lo que estaba a punto de pasar... Joey, lo había intentado evitar, desde que él era muy pequeño. Pues siendo un bello rostro, todos los degenerados, deseaban poseerlo...

De sus ojos, color miel una lagrima salió y permaneció enmudecido, no tenía fuerza, para pelear. Pero tampoco le daría el gusto, de complacerlo...

Pero Joey se llevó una sorpresa al sentir su pene en la boca del vampiro. La sensación era tan agradable, que este solo se retorció... La saliva caliente era muy estimulante y los leves movimientos, le hacían perder la conciencia, como la respiración.

Joey mantenía los ojos cerrados, tratando de no gesticular gestos. Mas los fieros zafiros, se deleitaban, con el rubor que emanaba el miel... Kaiba quería ver los ojos del cachorro, así que movió su mandíbula con más fuera. Logrando sacar un extaciante y sonoro gemido...

El miel entre abrió los ojos y sin quererlo se topó con los hiel. En si el lobo no sabía qué hacer... Él mamaba muchas veces el pene de Yugi... pero nunca se vio en una situación viceversa...

Por vergüenza el rubio tapo la cara del castaño. Tal y como la hacía Yugi con él. Pero el poner sus manos en ese lugar. Ejerció más presión y el lobito sintió más placer...

Por instinto Joey meció su cadera y Seto tomo esto como una petición, de aumentar la velocidad... El nosferatu mamo con más fuerza y con más rapidez... causando que el miel se corriera por primera vez en su vida...

Para este licántropo, el orgasmo que obtuvo fue, placentero y gustoso. “Más esto no era el final”...

Kaiba se deslizo... y de un jalón termino de desgarra la camisa, del susodicho. El rubio se dejó hacer, pues reposaba de su orgasmo. El vampiro comenzó a lamer el pecho, mordió un pezón y con la lengua lo delineaba. Joey sin dudarlo sintió inconformidad y se retractó de lado, donde era mordido...

-Eres muy sensible –musito el hielo, que beso los labios del otro. Más Kaiba no fue correspondido. Así que el beso volvió a ser forzoso-

-No te gustan mis besos –dijo con ironía el nosferatu- Jaja´a... No te preocupes, conozco un lugar, en donde lo gozaras...

Sin muchos movimientos el vampiro, puso en cuatro al lobito. Para así poder ver mejor su entrada.... El lobo no se sostenía y Kaiba lo tenía bien inclinado. Presionando sus dedos en el trasero; del nada cooperativo cachorro...

La presión de los dedos, estimulaba el deseo del pequeño. Mas Joey no entendía, por qué lo excitaba. El ser violado por un petulante y presumido chupasangre...

La lengua de Kaiba paso por el medio de las nalgas del rubio, y Joey sintió como su pene se volvía a erectar´. Su rostro estaba clavado en el suelo. Pero él se sabía ardiendo y sonrojado. Jamás imagino que el sexo tuviera tantas emociones y sensaciones...

Por un momento Kaiba sintió que el rubio paraba el trasero. En espera de algo más estimulante –¡¿Qué esperas perro?! –se mofo el moreno, mientras introducía un dedo en la rosada entrada-

Joey gimió a causa del dolor, pero con rapidez este desapareció... Seto metió otro dedo y el rubio sintió una punzada tan grande, como placentera –“¡Ah!”... *o* -dejo salir los gemidos y quejidos de una, preparación placentera-

-¡Y aún falta lo mejor!... –dijo Kaiba entrando de una sola estocaba-

Joey sin remedio se volvió a correrse, pero esta vez al ritmo de las penetraciones fuertes y certeras, del macho que lo estaba poseyendo... Los gemidos del cachorro no tenían formas de expresarse, solo se podía decir, que el lobito lo estaba disfrutando........

Bueno eso creía Mokuba, que escuchaba desde el pasillo, y me masturbaba al ritmo de los gemidos de Joey.... Mokuba jamás pensó que espiar a su hermano. Le traería el mejor orgasmo de su vida. Él también se sentía muy excitado, como extasiado. Y por un momento, el pervertido azabache, deseo ser penetrado, con tanta dureza. “¡Que por lo menos!” lo dejara sin poderse sentar en semanas...

“Así”... que busco un objeto con el cual masturbarse. Y lo que encontró no le pareció mal. Lo lamió un poco y lo introdujo hasta el fondo...

Con lo que se masturbaba, era la pata de una silla. Pero su libido no tenía prepucios, solo deseaba placer. Así que se movía con gran agitación, de arriaba hacia abajo... sus mejillas estaban rosadas y su frente estaba húmeda...

Pero en un momento sin pensarlo soltó un gemido. Pues había tocado su punto Gräfenberg...

El niño se sorprendió y tapo su boca, “ya que creía”, ser descubierto. Pero Seto y el miel, solo estaban durmiendo...

Continuara>>>

  


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