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De regreso a casa por Eowyn Fitzgerald

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Había sido un tema tabú para Lex toda su vida. Llevar la marca era para él como decirle al mundo "oye, tengo un dueño" y esa idea nunca le había gustado. Para su fortuna Clark lo había entendido y se contuvo de hacerlo, ese alfa amaba tanto a Lex que no le importó dejar de lado uno de sus más grandes anhelos, ni siquiera lo pensó dos veces para aceptar la negativa a la marca aún cuando eso le hacía sentirse rechazado por su pareja, todo lo que Clark quería era hacer feliz a Lex, y cualquier costo valía la pena... Aún si dolía tanto.

Fue difícil, su lazo con Lex se sintió tenso durante años, la misma naturaleza clamaba por esa bendita unión y cada celo aunque maravilloso también fue una tortura, su interior sufría al no poder reclamar a su Omega, si, era más que frustrante, era pesado. Y aún así Clark jamás cambiaría una de esas noches. Su amor por Lex iba más allá de la naturaleza que los hizo ser perfectos el uno para el otro, o del destino que los hizo almas gemelas, iba mucho más allá de la relación alfa y omega, vamos, Clark tenía perfectamente claro que aún si su Lex fuera otro alfa lo amaría con la misma intensidad.

Vivir con impotencia ante la situación no era un problema, era peor vivir sin Lex a su lado, y eso lo comprobó de primera mano. Por lo tanto dejó el tema en el olvido y jamás creyó vivir para escuchar esas palabras salir de la boca de Lex.

—Márcame Clark...

Su cerebro tardó más de lo habitual para procesar la nueva información, y si bien se sintió más que pleno al escuchar a Lex hacerle aquella petición... Él conocía a su esposo, Lex nunca le pediría algo como eso, el consideraba a aquello como el fin de la libertad. Se odió por lo que iba a hacer pero, sería peor no hacerlo.

—Tu no quieres eso, cariño. Estás mal de salud y no lo estás pensando bien.

Lex se veía cansado, demacrado y todo lo mal que alguien podía verse después de pasar la noche en vela llorando. Llevaba un rato mirando a la nada cuando tomó la decisión y en cuanto escuchó la respuesta de Clark volvió su mirada a él, Lex no tenía arrepentimientos por lo dicho, pero si frunció el ceño por las palabras dichas por Clark.

—No me trates como a un enfermo mental, se lo que dije y estoy seguro de lo que quiero Clark. Quiero la marca y quiero que tú lo hagas.

—Y no hay nada en el mundo que quisiera más Lex, pero te conozco demasiado como para saber que en tus cinco sentidos nunca dirías algo así. Tú estás en contra no solo de ser marcado sino de todo el concepto, he escuchado tu sermón del porque está mal como diez mil veces y no voy a traicionarte así, no voy a irrespetar la confianza que hay entre nosotros por un deseo que sé que no compartes para nada.

—¿No haz pensado que talvez ahora tengo todo más claro que antes? Clark, necesito ésto, y te lo digo más despierto que nunca. No porque quiera ser una propiedad de nadie, sino porque he entendido que no se trata sobre quién es dueño de qué, sino de estar juntos y de ser uno, y de... —las lágrimas lo traicionaron—. No puedo mentirle a la persona más honesta del mundo, eso me haría un terrible ser humano.

—¿Por qué quieres que te marque?

—La fuerza, la energía y hasta la salud son compartidas cuando un alfa y un Omega completan su vínculo. Yo soy débil físicamente y no puedo llevar a nuestro hijo ni siquiera otro día más si espero sobrevivir... Pero tú eres el alfa más poderoso que he visto, Clark. Si me marcaras tu fuerza me sostendría lo suficiente como para llevar ésto a termino, y para mejorarlo, eres el padre de mi bebé, sabes lo conveniente que es eso... Lamentó ser egoísta y meter algo que se que es muy importante para ti de ésta manera, pero de verdad no puedo perder a nuestro bebé.

—Lex, estarás atado de por vida a mi sí lo hago... ¿Entiendes que ese es el costo?

—Claro que si. ¿Y porque te quejas tanto? Creí que ya tenías decidido luchar por mí para que volviera a tu lado, pensaba que lo único que querías era pasar el resto de tu vida conmigo.

—Sabes que es así. Pero cariño, no quiero que sea una obligación, quiero que estés conmigo por ti, porque me amas y quieres permanecer a mi lado, no porque algo te obligue a ello.

—Clark, yo te amo, siempre te he amado y estoy muy seguro de que estás consiente de eso.

—Claro que si, lo nuestro no se puede ocultar aún cuando discutimos... Pero ésto no se trata de cuánto nos queremos sino de una decisión que nos cambiará para siempre, y no quiero te arrepientas. No quiero que despiertes una mañana a mi lado y pienses que fue un error.

—Llevo pensando en ello desde el diagnóstico... Yo ya tomé mi decisión, y me conoces, nunca lo habría mencionado sino estuviera seguro. Sé que te lo estoy pidiendo principalmente por nuestro bebé y que talvez nunca lo habría mencionado en circunstancias diferentes, pero no es la única razón. Clark, te amo, te amo como nunca he vuelto a amar. Lo he estado intentando con Bruce desesperadamente y parece una tortura estar a su lado, es brusco y bruto y... No es tu. Estaba tratando de convencerme de que casarme con él arreglaría lo he me faltaba, y por Dios, yo sé que no es así. No lo soporto más, odio la idea de la marca, pero si es contigo, si eso significa que puedo pasar cada día contigo... No solo la deseo, te la exijo inmediatamente.

Clark no pudo evitar ponerse a llorar también, solo que sus lágrimas eran de felicidad.

—No habrá marcha atrás.

—Es lo que quiero.

—Aun con la marca podrías intentar llevar tu vida igual que siempre, incluso casarte con alguien más. La mayoría no puede pero sé que eres más fuerte y más terco que los demás....

—Pero no lo haré, quiero estar contigo.

—Tenemos que decirle a nuestros hijos.

—Podemos esperar, quiero divertirme un rato con Conner por todo lo que ha hecho durante estos años para juntarnos.

—Si, eso será divertido. ¿Vas a romper tu compromiso con Bruce?

—¿De verdad tienes que preguntar? Ni siquiera le va a importar, no nos hemos visto desde navidad y no ha contestado ninguna de mis llamadas, te aseguro que ahora mismo está de parranda como es su costumbre.

—¿Vamos a vivir en tu casa o en la mía?...

—Clark.

—¿Si?

—Solo hazlo.

—Perdón, estoy nervioso... —El alfa se levantó del sillón en aquel cuarto de hospital y cerró con llave la puerta, acercó a la cama y se retiró la ropa antes de meterse entre las sábanas con su omega— te amo.

Se miraron fijamente a los ojos, Lex desprendió su aroma y lo besó.

—Yo también te amo.

Proceder directo a la mordida habría sido demasiado brusco, y a pesar de su fuerza él no era para nada de ese estilo. Clark le iba a hacer el amor y entonces lo marcaría.

Mientras tanto Jack, se encontraba en su departamento envuelto en una montaña de cobijas y almohadas con Damian viendo películas mientras comían palomitas. Ninguno era consciente de que aquello era un nido en toda regla, Jack porque últimamente se sentía muy cansado para notarlo, y Damian porque nunca había visto uno con sus propios ojos. Lo único que sabía el niño Omega es que se sentía cálido, seguro y amado. Y a pesar de que los niños no detectaban el aroma del embarazo, Damian si sentía que algo era diferente, pero diferente en un buen sentido. Estaba acostado con la cabeza en el estómago del mayor y y Jack le acariciaba el cabello.

Jack parecía tranquilo y estable, como si nada en el mundo fuera malo, incluso su aroma era relajante, pero por dentro, en su cabeza las cosas eran mucho más complicadas, tenía serías sospechas de que algo le estaba pasando y de cuando comenzó...

Y es que a pesar de todo, Jack no era ningún tonto. Su celo debió ocurrir una semana atrás, y él NUNCA se había retrasado con el celo, y aunque no lo expresara estaba muy preocupado por el asunto; náuseas, debilidad, el retraso, su nuevo aroma... Mañana trabajaba, así que saliendo de allí iba a finalmente sacarse la duda y comprar algunas pruebas de embarazo. Carajo, Jack nunca se consideró un buen progenitor para Lucy, y si resultaba positivo ahora tendría un bebé que criar por su cuenta... No, ojalá que sus sospechas fueran una tontería y que no fuera más que un virus y un par de coincidencias. Además sería lo más patético de lo patético, porque sería el hijo de ese alfa del que se enganchó y al que nunca le vio la cara, de un Alfa que lo abandonó a la mañana siguiente de... El punto al final de cuentas es que no veía como es que aquello fuera a funcionar, su trabajo aún no generaba una ganancia suficiente y tenía un horario poco razonable, muy a penas tenía para mantenerse y un bebé requería atención, dinero y otro millón de cosas que no tenía, sin mencionar que era un Omega soltero y que su hijo podría nacer siendo otro Omega o un alfa... ¿Cómo rayos iba a menejarlo?

Casi parecía una broma cruel, todo él era un desastre andante. Tanto que a pesar de ser un Omega de alto nivel nadie lo tomaba en serio, no era una persona digna de ser amada y desgraciadamente lo comprobó una y otra vez. Y para rematar sus pensamientos iban y venían sobre el desconocido de año nuevo. El tal Batman. No sabía su nombre, no había visto su rostro, no recordaba bien su voz... Y aún así y a pesar de que estaban a punto de llegar a febrero si recordaba el tacto de sus manos, y su aroma, solo recordarlo hacia su corazón estremecerse y oh Dios, no quería ponerse a llorar, nunca un rechazo le había dolido tanto y no entendía porque.

No, basta de lágrimas, se había jurado no recordar eso, no tenía sentido llorar por culpa de un extraño; no le había visto la cara, no sabía su nombre... No, no iba hacerse eso. Más porque no entendía como es que ese perfecto desconocido lo había afectado tanto. Bueno a lo mejor si era bastante idiota, porque la otra es que fuera su pareja destinada, pero era imposible porque si fuera así no lo habría abandonado como un trapo sucio.

A pesar de la creencia popular, Jack no se iba a la cama con cualquiera, de hecho en ese espacio de tiempo solo había estado con Batman, así que ese hombre sería el padre de su bebé si sus sospechas resultaban ciertas.

¿Aunque realmente debería tener un bebé? Digo, estaba seguro que los argumentos de los pro aborto eran para que ningún niño viviera en un infierno, y por como había vivido su infancia estaba de acuerdo con ello. Aunque no le parecía para nada que se hiciera por el capricho de no cargar con una responsabilidad como esa por tu propia idiotez, pero su caso no era así. Él amaba a Lucy y vamos, le encantaría tener otro hijo, más si era niña, amaba peinar a Lucy y le hubiera gustado que todo fuera diferente para poderla criar él mismo. Incluso a veces soñaba con una enorme familia, talvez cinco o seis niños, claro no todos paridos por él, podría adoptar. Pero sabía que un niño Criado por el sufriría muchas carencias, en éste caso incluso la falta de un Alfa en la familia, serían una manada incompleta. ¿No podría hacerle eso a un bebé, verdad?

Pero la sola idea de abortar hacia que quisiera llorar. Talvez solo estaba algo sensible. Si fuera criar a un niño, que no decía que lo fuera a hacer o afirmaba que ya estuviera en cinta. Necesitaría ayuda mientras trabajaba, alguien de confianza.

—Damian, si tuviera un bebé ¿Me ayudarías con él?

—Claro —dijo en voz alta antes de soltar un susurro que Jack no pudo ni escuchar— siempre quise un hermano más pequeño que yo.

A su vez Bruce, Dick, Wally y Alfred buscaban a Damián por toda la ciudad, llevaban dos días así. No notificaron a la policía por el historial de huída de Damian, sabían que si servicios sociales se enteraba de una más terminarían haciendo una investigación de la casa Wayne y muy probablemente les quitarían de forma definitiva a Damian por la forma en la que vivían.

Y ninguno estaba dispuesto a ello. A pesar de ser un gruñon y un poquito odioso, Damian era luz de su casa.

—¿Seguro joven Richard que lo barrios bajos de la ciudad es un buen lugar para buscar?

—Claro, Damian tiene un amigo que vive por aquí.

—Comenzaré a preguntar allá —apuntó Bruce a un edificio de departamentos que tenía un Camaro violeta estacionado enfrente—, tengo un presentimiento.


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