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De regreso a casa por Eowyn Fitzgerald

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El acuerdo de divorcio de Lex y Clark no era muy claro, había un sin número de especificaciones que ninguno de los dos respetaba en lo más mínimo. Los abogados sólo querían hacer su trabajo, pero el antiguo matrimonio Kent los mandó a la mierda, así que las visitas de Lex no eran programadas, ni lo era tampoco cuando los chicos cambiaban de casa, ni quién los tenía durante las diferentes fiestas. Pero no tenían ningún conflicto con ello, las fiestas solían pasarlas juntos excepto por algún evento que lo impidiera y en ese caso rotaban. Y ya que Lex estuvo en la gala ahora le tocaba recoger a los chicos de la granja y tenerlos durante el año nuevo.

Toda la semana había estado nevando sin parar en varias zonas del país, entre ellas Gotham, Metrópolis, y Smallville, debía ser parte del calentamiento global porque a pesar de que era invierno tanto tiempo nevando de esa manera no era normal. La carretera incluso se encontraba resbalosa, pero nada iba a cambiar su misión de ir por sus hijos en especial una estúpida nevada.

—Lex, no me hagas repetirlo por sexta vez —le advirtió el policía que vigilaba la entrada entre las colinas de Smallville—, hay una alerta por una tormenta de nieve y ya no puedo dejar a nadie entrar o salir del pueblo, a nadie, es sumamente peligroso y tengo órdenes del alcalde.

—Con todo respeto Pete, no creo que puedas detenerme.

—¿Quieres una multa?

—Sabes que no tengo problemas para pagarla... Pete, solo quiero ver a los chicos.

—Si regresaras con Clark como todo el mundo sabe que debes hacer...

—Nada de sermones ¿Me vas a dejar pasar o tengo que romper las reglas?

—Te dejaré pasar por ésta vez, pero es la última.

—Vamos, tú y yo sabemos que no es verdad. Saluda a Lana y a tus hijos de mi parte.

—felices fiestas Lex.

La granja se veía adorable tapizada de blanco y se veía aún más curiosa con Clark usando un suéter de lana azul con el símbolo de la casa de EL, arreglando el motor de una pequeña barredora de nieve frente al granero y a sus hijos sentados en el pórtico de la casa con sus maletas listas. Pero la mente de Lex se ocupó en pensar que Jon a pesar de los dos suéteres que llevaba encima debía abrigarse más. Nada más estacionarse los chicos salieron corriendo a su encuentro para abrirle la puerta y rodearlo en un cómodo abrazo, si que amaba a su familia, eran tan dulces y llenos de amor... No sabía cómo iba a sobrevivir con los hijos de Bruce cuando se casarán, en el poco tiempo que pasó con ellos a través de los años se dió cuenta de que eran exageradamente problemáticos y unos delincuentes en potencia, bueno Tim era inteligente y le agradaba bastante pero no le impresionó mucho su pelea constante con el pequeño Damian. Si, prefería a sus hijos, sus hermosos y perfectos hijos miembros ejemplares de los chicos exploradores de Norteamérica y jugadores de fútbol americano.

—Te extrañé tanto durante la Navidad —expresó Jon pegándose más al cuerpo de Lex, eso le movió el corazón al mayor—, te hice un regalo y no pude dártelo.

—Yo también te conseguí algo mamá —dijo Conner con una feliz sonrisa antes de inclinarse y besar la mejilla de Lex— se que te va a encantar.

—Seguro que me gustarán muchísimo.

—Pero te gustará más el mío que el de Conner.

—El mío será su favorito.

—¡El mío!

—¡El mío!

Y ambos salieron disparados a la casa con enormes sonrisas de felicidad para buscar sus regalos, sin lugar a dudas estás eran las únicas peleas que le apetecía ver, Conner y Jon nunca discutían de verdad, solo jugaban a que peleaban... El máximo daño entre ellos era alguna pelea de cosquillas. Lex les miró irse también sonriente. Clark dejó su trabajo mecánico y se acercó limpiando sus manos con un trapo.

—Hace mucho frío —comentó el alfa mirando también a la casa— ¿Quieres pasar a tomar algo caliente?

—me encantaría —Clark le ofreció su brazo como un auto reflejo y Lex se lo tomó por la misma razón antes de adentrarse a la casa.

Una cosa que Conner pudo ver desde su ventana. La casa tenía ese aire familiar que Lex no podía olvidar, el olor de galletas recién horneadas de nuez y chocolate, de madera y libros viejos, ese lugar se sentía más como un hogar que cualquier otro lugar del mundo incluyendo a, y eso lo podía decir de primera mano, de todos sus viajes éste siempre sería su lugar favorito.

Lex se sentó en la barra de la cocina en lo en lo que Clark preparaba su bebida, los chicos bajaron del segundo piso corriendo animados ambos con paquetes en las manos. El de Jon Era una caja de zapatos mal envuelta en papel periódico con un enorme moño azul, y el de Conner era mucho más pequeño pero estaba mucho mejor envuelto en papel rojo brillante y con un moño blanco.

—¡Abre el mío primero! —gritó Jon llegando una milésima de segundo antes que Conner—

Lex tomó el paquete de las manos del menor de sus hijos todavía sonriente mientras lo desenvolvía.

—¡No es justo! —se quejó Conner— llegó antes solo porque me resbalé con el tapete del pasillo.

—Igual llegó primero —le dijo con burla Clark todavía calentando el agua para el té—, ya conoces las reglas de ésta casa.

El regalo de Jon era un marco de madera tallado a mano muy bien hecho con diferentes detalles como flores y figuras geométricas, claramente Clark le había ayudado, por eso levantó la mirada un segundo a su ex esposo y le sonrió solo por un instante antes de tomar entre sus brazos a su hijo menor y llenarlo de besos.

—Lo amo, es increíble y me encanta —le revolvió el cabello—, voy a usarlo para poner una foto tuya y de tu hermano en mi oficina para tenerlos siempre cerca.

—Como los medallones que nos diste a nosotros.

—Exacto.

—Muy bonito todo pero ya es mi turno —exclamó Conner antes de ocupar el lugar al lado de Lex y entregarle un paquete perfectamente envuelto—

El presente de Conner también era hecho a mano pero mucho más elaborado. Era una esfera de cristal con un pequeño granero rojo rodeado de nieve y cuatro pequeños humanos hechos de alambre saludando. Lex sabía que ésto también era un reflejo del profundo deseo de Conner por reunir a su familia, una cosa que todavía le daban ganas de llorar a Lex sabiendo que el que quedó peor tras la separación fue Conner.

Al principio los chicos cambiaban de casa cada seis meses y nunca era juntos... Cuando Lex tenía a Conner, Clark tenía a Jon, pero después de dos años tuvieron una reunión para discutir sobre que sus hijos necesitaban más estabilidad y no simplemente ir y venir de una casa a otra, durante seis meses ambos vivieron con Lex y después de una segunda reunión en la que un juez pensó que la vida de Luthor era demasiado agitada por su trabajo corporativo Clark terminó quedándose con los dos. Jon era muy pequeño para recordar y sentirse afectado, pero Conner sufrió toda la transición. Y Conner también sufrió tener que ver cómo de estar juntos pasaban a estar con otras personas. Por él fue que mandaron los acuerdos a la mierda y cada festividad la pasaban juntos, ahora ese juntos se volvería complicado, Lex se iba a casar con otra persona y Clark también, aunque por mucho tiempo el Omega se negó a tener un compromiso con alguien más y el que ahora lo tuviera no parecía tampoco algo definitivo, y Clark ya llevaba tres años comprometido a una boda que parecía no realizarse jamás.

Lex acarició la mejilla de su hijo mayor y le besó la frente con ternura.

—Es perfecta.

Clark finalmente tuvo lista el agua caliente y de forma automática preparó un té con dos bolsas de manzanilla, un cuarto de limón, y media cucharada de miel como endulzante. Había cosas que no podían olvidarse por muy pequeñas que fueran.

Tardaron otra hora dentro de la casa recordando anécdotas chistosas del pequeño Conner, a las cuales el susodicho se negaba a escuchar por vergüenza pero seguía allí intentando detener a sus padres, mientras que Jon estaba atento con una sonrisa de oreja a oreja.

—Entonces te gustaba muchísimo Tim —le recalcó Clark a su hijo mayor—

—No es verdad...

—Es verdad —reconoció Lex—, recuerdo perfectamente que cuando vivías conmigo solía recibir demasiadas visitas de Talía y Tim porque tú les invitabas como fingiendo que fue idea mía, también está esa bonita carta de amor que no te animaste a entregarle porque Bruce te daba miedo, o ese chocolate casero en forma de corazón que te terminaste comiendo porque Tim recibió un ramo de flores de otra persona y te enojaste —Conner no sabía dónde esconderse—. No tienes de que avergonzarte, fue tu primer amor y eso siempre es difícil de manejar.

—¿Cuándo dejó de gustarle? —preguntó Jon entusiasta—

—No lo sé —respondió Clark—, solo pasó que un día tu hermano llegó a la casa con Cassie Prince la sobrina de tu madrina Diana y la presentó como a su novia, y al siguiente le dijo a todo el mundo que Tim era su mejor amigo.

—Bueno, ya nos hemos metido suficiente con Conner por una tarde —dijo Lex mirando su reloj—, ya tenemos que irnos o llegaremos de noche a Metrópolis y como es año nuevo las calles de la ciudad estarán atestadas.

Los chicos se despidieron de Clark y se fueron a guardar las maletas a la cajuela del coche sin esperar a Lex. El ex matrimonio salió más lento de la casa, casi como si no quisieran despedirse, incluso sus hombros iban chocando.

—¿Vas a quedarte solo en casa?

—Algo como eso.

—¿Y tus padres?

—Finalmente tomaron ese crucero.

—¿Y Lois?

—Tenía una entrevista exclusiva en Oriente medio con un tipo importante, la conoces, ella simplemente no iba a rechazar esa oportunidad.

—No me molestaría que vinieras con nosotros... No es algo bonito pensar en ti vagando solo en la granja la última noche del año. Y estoy seguro de que a ti grandote tampoco te gusta esa idea.

—Es cierto, no me gusta —disimuladamente tomó la mano del otro—, pero no sé si sea buena idea quedarme en una casa que estará llena de tu aroma. Podría ponerme... Pesado y causarte problemas, Lex te quiero y por eso te lo digo... No me expongas a eso sino quieres a mi lado más bruto e instintivo molestándote para conseguir que le dejes llegar lejos contigo.

—Los miembros de la casa de El son buenos controlando tus instintos, Clark. Es algo que todos saben.

—No soy tan bueno en ello cuando se trata de ti, si de por sí ya soy tonto tú haces que mi cerebro se vuelva aún más estúpido, tú me haces sentir algo que no puedo explicar. Ya es muy difícil no hacerte el amor ahora mismo —se dió cuenta de sus palabras y se sonrojo—, lo siento... ¿Ves? Incluso me cuesta ocultarte las cosas más vergonzosas.

—Prodríamos intentarlo, en verdad no quiero dejarte aquí solo.

—¿Qué no escuchaste lo que te quiero hacer?

—Pero no lo estás haciendo.

—Pero quiero, oh en serio que lo quiero, podría tomarte justo ahora en medio de la nieve y no dejarte ir nunca más. Quiero protegerte, déjame hacer eso, tu ahora quieres casarte con el gruñón de Bruce, y respetaré eso porque te amo. Pero no puedo hacer mucho por ello si me lo haces tan difícil poniéndote tan cerca de mis manos.

—Tienes razón, no es una buena idea que vengas a mi casa —llegaron al auto y Lex se despidió con un pequeño abrazo—, cuídate super hombre.

—Tu también mi am... Lex.

El pelirrojo subió al auto y se fue lentamente viendo por el retrovisor cada tanto hasta que la figura de Clark desapareció del mismo. Con sinceridad no lo dejaba allí por la posibilidad de tener al Clark romántico encima acosando a su persona, lo dejaba porque tampoco estaba muy seguro si resistiría a esos avances, incluso había pensado en dejarse tomar cuando el alfa le dijo que quería hacerle el amor allí mismo... Clark también lo ponía estúpido y lo sacaba de su lado racional. Fue cuando se detuvo en un semáforo del pueblo que tomó una decisión impulsiva y dio una vuelta en U de regreso a la granja, no pasaba nada por quedarse una noche en la granja y ya era hora de que él y Clark aprendieran a tener una convivencia mas amigable y menos de pareja por el bien de esa rara familia que tenían... Además, le ganaba mucho el sentimiento y no concebía el dejar solo al mayor en una noche tan importante.

—¿Mamá a donde vamos?

—De regreso a la granja.

La sonrisa de Conner solo pudo crecer. Al volver, Clark escuchó desde adentro de la casa el sonido del auto y salió confundido pensando que talvez tenían un problema, pero se topó con Jon y Conner bajando del auto y entrando a la casa corriendo, poco después también Lex salió del coche y Clark se le acercó extrañado pero feliz.

—¿Qué pasó?

—Nos cruzamos con Pete, y nos regresó por una orden del alcalde... Aparentemente los caminos se están haciendo peligrosos por el clima.

—¿Una orden de Pete te detuvo?

—Normalmente no lo haría, pero llevaba a los chicos y no puedo darle un mal ejemplo a Jon irrespetando a la autoridad —Lex mismo no se tragaba sus palabras pero esperaba que Clark si—. Espero que tengas espacio para mí porque no nos iremos hasta mañana cuando el clima mejore un poco

—¿Te vas a quedar? —parecía tan feliz que no captó la mentira de Lex— claro que tengo espacio, quédate en nuestra... En mi habitación, yo dormiré en el sofá —se aseguró que sus hijos no estuvieran cerca para escucharlo—, ¿No te sientes inseguro conmigo después de todo lo que dije?

—No, porque confío en ti. Y si fallas y dejas que tus hormonas hablen no importa mucho... Tu lado más salvaje de hecho es adorable y si de una cosa estoy seguro es que eres incapaz de tocarme sin mi consentimiento.

—¿Adorable?

Esta era la primera vez desde del divorcio que se encontraban solo ellos cuatro y eso era grandioso. El resto del día la pasaron como una verdadera familia, primero jugaron una batalla de bolas de nieve que de alguna forma ganaron Jon y Lex, después comieron recalentado de pavo frente al televisor mirando caricaturas, y más tarde estuvieron jugando monopoly. Durante la noche vieron un partido fútbol americano y tras acabar los chicos terminaron rendidos en el sofá, el plan era desvelarse y recibir el año nuevo en el tejado mirando los fuegos artificiales que Smallville lanzaba todos los años, pero ahora eran solo Clark y Lex quienes dejaron dormir a sus hijos y subieron al techo de la casa con un par de cervezas a esperar.

—Es la primera vez desde el nacimiento de Conner que tenemos tiempo de hablar a solas —reconoció Clark algo nostálgico—. Han sido unos veinte años muy ocupados ¿No?

—Y que lo digas grandote —tomó un poco de su cerveza y comenzó a rememorar todos esos años—, primero nos rompimos la espalda intentando estudiar, trabajar y criar un hijo en la adolescencia dejando nada de tiempo para nosotros, y después estuvimos mucho tiempo tensos uno con él otro cuando ingresaste a la universidad, y después se puso aún peor cuando yo entré.

—Eramos una familia perfecta con Conner pero estando solos la pasábamos peleando, creo que ni siquiera estábamos enojados pero ninguno podía dormir más de una hora al día y eso pesó demasiado en nuestra relación. Hasta que hicimos esa estupidez de no hablarnos en lo absoluto para evitar enfrentarnos.

—Y luego Diana nos hizo ir al psicólogo y éste nos dijo que sólo necesitábamos dos cosas para ser una pareja perfecta.

—Dormir y sexo. Dos cosas imposibles de conseguir entonces, pero aún así yo te amaba demasiado y busque la manera.

—Entonces la prueba de embarazo dió positivo y todo se volvió más difícil.

—Y aceptaste ese empleo en LuthorCorp y volvimos a las discusiones, la estábamos pensando mal pero en medio de todo siento que aún teníamos todo para seguir adelante... Sufrí mucho cuando empacaste tus cosas y las de Conner y te fuiste.

—Lo creas o no yo también. Me sentía frustrado, estancado y muy cansado de todo, cuando hice mis maletas no tenía ni idea de lo que estaba haciendo solo quería escapar y cuando me di cuenta de que no estabas allí para consolarme por el problema de turno me puse a llorar. Yo tampoco quería que así acabaran las cosas... bueno, más bien yo no quería que acabaran, yo también te amaba y quería me fueras a buscar.

—No creí que lo quisieras después de arrojarme tu anillo de bodas a la cara...

—¿No aprendiste nada de todas las películas románticas que vimos juntos gran tonto?

—Soy algo lento para aprender —Clark se quedó en silencio un momento viendo a las estrellas—. Hay algo que siempre me he preguntado ¿Como nuestro divorcio fue tan rápido? Yo no recuerdo pasar más de media hora por día con los abogados.

—Fue por mis padres, nunca les gustaste y movieron sus influencias para acabarlo antes que que cualquiera pudiera arrepentirse.

—Mas bien antes de que TU te arrepentirás. Yo solo firme todo lo que me pusieron en frente porque no cumplí mi promesa de hacerte feliz y tenías derecho a separarte de mi.

—¿Tu promesa? Yo creo que sí la cumpliste y muy bien.

—No entiendo.

—Pasamos por muchos momentos difíciles... Pero para ser sincero fueron más los buenos, como esa propuesta tan linda, o cuando decoramos ese remolque que fue nuestra primera casa, o las primeras palabras de Conner, o cada mañana que te levantabas más temprano para hacer el desayuno, o cuando hicimos esa pelea de comida en la cocina... Tu no hiciste nada malo, solo pasó que la forma en la que vivimos fue muy acelerada para la edad que teníamos y no pudimos con ello.

—Eso también fue culpa mía.

—No cambiaría eso de todas maneras Clark, tener a Conner y después a Jon fueron las experiencias más maravillosas de mi vida y no las cambiaría nunca por una aburrida vida en la mansión de mis padres, y te doy las gracias por darme toda esa felicidad... Y lo repito, no cambiaría nada de lo que vivimos juntos excepto el como se acabó, muchas cosas no son para siempre pero un mejor final no habría sido malo.

—Quien está agradecido soy yo por haberte quedado a mi lado tanto tiempo...

—Al final creo que lo hicimos bien, nuestros hijos son maravillosos, Jon es un niño tan encantador y Conner se está convirtiendo en un buen hombre.

—Si, nos merecemos una felicitación —chocaron sus cervezas y quedaron en silencio un buen rato solo viendo al cielo—. Lex...

—¿Si?

—Quiero que sepas que pase lo que pase... Tu siempre serás el gran amor de mi vida.

—Clark.

—¿Si?

—Tu también eres el mío. Nadie más va ocupar ese lugar.

El corazón del alfa se saltó un latido con esa declaración, de alguna manera sus almas nunca se podrían separar del todo. Lo fuegos artificiales anunciando la llegada del año nuevo.

—Feliz año nuevo Lex.

—Feliz año nuevo Clark.

No sé quedaron mucho tiempo antes de bajar después de eso gracias a que el ambiente entre ellos cambió bastante, y ya no estaban para dejarse llevar por impulsos del corazón como los adolescentes que solían ser así que cortaron el momento. Lex llevó a Jon a su habitación cargándolo y Clark hizo lo mismo con Conner, y allí estaban en la oscuridad del pasillo de las habitaciones completamente solos y en silencio sin saber que más hacer, iban a despedirse pero un movimiento en falso del pelirrojo lo hizo resbalar con el tapete terminando en los brazos del mayor quien le sujetó instintivamente, y ninguno de los pudo resistir más antes abrazarse con fuerza y fundirse en un beso que fue torpe por el pasar de los años, pero simplemente delioso y muy, muy deseado. Cada rose se sus manos y la calidez de sus labios era algo que ambos habían extrañado mucho, era tan elctrizante y poderoso, y definitivamente no lo habían encontrado en otros. Se separaron poco a poco con gran dolor y se miraron directo a los ojos.

—¿Qué piensas? —preguntó Clark con voz ronca—

—Se nos da fatal ésto del divorcio —ambos rieron un poco—.

—Si, creo que ya lo había notado.

—Algo está muy mal con nosotros, no pudimos estar juntos y ahora no sabemos cómo estar separados...

—No se ni qué decir, solo sé —le da un ligero beso en los labios— que extrañé demasiado hacer ésto.

—¿Qué estamos haciendo Clark? Somos adultos, deberíamos ser más responsables con nuestras acciones, ya sabemos cómo terminó nuestra relación la primera vez, fue casi insoportable y no quiero pasar por ello de nuevo, te juro que no... Volver sería una pésima idea y ya estoy cansado.

El pelirrojo suspiró profundamente y recargó su frente en el pecho del mayor, y Clark por mucho que quisiera decir "a la mierda con todo" y pedirle a Lex una segunda oportunidad, solo podía ver lo angustiado que se encontraba el otro, y de su cabeza no desaparecía el miedo a fallarle una segunda vez.

—Oh mi Lex—si, había llegado el momento  en el que debían acabar de verdad, el futuro siempre era algo incierto y talvez algún día volverían a estar uno con el  otro pero por ahora debían terminarlo y seguir  adelante—, te tengo que dejar ir —hizo al menor mirarlo a los ojos tomándolo de la barbilla—, y en serio que no quiero —le besó la frente—. Sabes... Voy a tener un recuerdo totalmente perfecto del último día del año pasado y uno completamente devastador del primer día de éste.

—Clark...

El pelirrojo lo observó con atención antes de tener una idea peligrosa y acercarse más a su ex esposo y darle un beso lento pero más apasionado.

—¿Qué fue eso? —preguntó de nuevo en éxtasis, solo Lex lo podía poner así con un solo beso—

—Hagamos de esto algo más fácil de tolerar para los dos, tengamos una última vez —no tuvo que repetirlo porque Clark lo levanto le devolvió el beso y caminó hacía la habitación con el menor entre sus brazos—.

—Te amo Lex...

—Yo también te amo Clark.

Después de esa noche solo había algo seguro que ninguno iba a admitir... No sería la última vez, solo la primera de muchas supuestas últimas veces.

Ese misma fecha en Gotham, Jack pasó su año nuevo de una forma un poco diferente.

Para empezar llegó en la madrugada entre el treinta y el treinta y uno, durmió casi toda la tarde aún exhausto por su viaje a playa costera pero sabía que tenía una fiesta de disfraces en el trabajo a la que iría obligadamente para conservar dicho empleo. El club de la comedia era probablemente el bar-restaurante más grande y famoso del país que además tenía un gran escenario dónde había presentaciones musicales y de comediantes de todas partes que rotaban según la conveniencia del local, aunque tenía algunas personas fijas a las que llamaban mínimo una vez por semana o como el caso de Jack que por tener un número ya grande de seguidores a los que incluso no les molestaba repetir show era llamada casi a diario.

El local también tenía su propio salón de eventos en un tercer piso que incluía una piscina y allí era la gran fiesta por el año nuevo. El tema eran los superhéroes, pero como el tiempo se le hizo corto tomó una vieja capa con capucha roja de su caja de disfraces junto con un smoking negro, un antifaz rojo y una peluca castaña, le hubiera gustado llevar algo mejor pero su Cosplay del capitán planeta seguía en la tintorería la cual permanecía cerrada en días festivos.

Solo había una cosa que odiaba de las fiestas y eso era que había un montón de gente desinhibida que se propasaban con él, no llevaba ni veinte minutos en el local y ya había recibido cuatro nalgadas... Iba a ser una noche larga a la que intentaba acostumbrarse tomando un poco más de alcohol de lo habitual.

Por su parte Bruce Wayne iba a recibir el año solo gracias a que cada uno de sus hijos decidió ir por su lado:

Dick se llevó a Damian a festejar a su casa con su esposo Wally, según Dick el menor de los Wayne necesitaba un mejor "ejemplo" de lo que debía ser una familia normal, y no iba a dejar a Bruce arruinar a Damian como lo hizo con los primeros tres.

Jason se fue a repartir mantas y comida a los albergues con los Queen, ya que Oliver se estaba postulando como alcalde y no había dejado a Roy escaparse de ese compromiso.

Tim regresó a la universidad antes de tiempo para trabajar en nuevo proyecto de ciencias.

Y Alfred fue invitado a una cena de caridad con Thomas y Martha que regresaron a la ciudad de su viaje por el mundo solo para felicitar a Bruce. Aunque era algo irónico que el mismo Bruce fuera vetado por sus propios padres de dicha cena.

Si Talia siguiera con vida esas cosas no le ocurrirían...

Estando dispuesto a ver algo de televisión bebiendo vino y dormir temprano recibió una llamada que estaba esperando tener desde que el compromiso de hizo público, por supuesto que esa mujer no lo iba a dejar pasar, y Bruce contestó el teléfono, bueno, en realidad no tuvo oportunidad de hablar antes de ser interrumpido por la otra persona.

—¿Me podrías explicar, cómo el codiciado viudo Bruce Wayne se va a casar?

Bruce tomó una trago a la Copa de vino que lo acompañaba.

—Hola Selina, hace mucho tiempo que no hablamos...

—No has contestado a mi pregunta, cariño.

—No debería sorprenderte, ya pasó mucho tiempo y es algo que debía suceder.

—Sinceramente pensé que no te casarías de nuevo después de la muerte de tu princesa asesina.

—Selina ya lo hemos hablado, Talia no era parte del negocio de su padre.

—Como sea... Al final de cuentas lo que me escandaliza no es que te vayas a casar sino con quién, ¿Lex Luthor, es en serio? Ja, déjame reír un poco, él no es para nada tu tipo.

—¿Porqué no? Es inteligente, exitoso, atractivo...

—Y muy aburrido... Tú quieres y necesitas a alguien con chispa y emoción que pueda mover totalmente tu mundo, alguien más pasional, tu amor es carnívoro Bruce, y lo que buscas tan desesperadamente el querido y pasivo Lex no te lo puede dar, por otro lado yo no soy precisamente una delicada flor ¿Entiendes lo que trato de decir?

—Entiendo tu punto, pero no voy a caer ésta vez. Siempre que me crees lejos vienes corriendo queriendo enredarme en tus juegos y cuando lo consigues te aburres y me botas. Talvez tengas razón en que el tipo de amor que quiero no es muy convencional, pero con Lex se que puedo...

—Entre los dos van a terminar destruyéndose, el no te quiere y tú tampoco lo puedes querer, además el sexo debe ser una tortura. Tú eres un puto oso hambriento y él ha de buscar caricias tontas y cursis, no están hechos para estar juntos.

—Tu y yo tampoco.

—¿Porqué no? Si nos llevamos TAN bien en la intimidad.

—Por que tú no sabes amar Selina.

—Ya vas a empezar con tus cosas, ¿Qué tiene de malo vivir por el momento?

—Nada, pero eso ya no es lo que yo quiero.

—Conmigo al menos podrías obtener la mitad de lo que quieres y no un cero absoluto como con tu noviecito.

—No insistas.

—Bien, si no puedo hacerte cambiar de opinión con respecto a esa absurda boda, talvez pueda cambiar tu opinión sobre tus planes de ésta noche.

—No quiero problemas.

—Descuida, no te pondré una sola garra encima, solo que sería lindo pasar un tiempo juntos antes de que te amarres a don ñoño para siempre, consideralo una despedida si quieres.

—¿Qué tienes en mente?

—Hay una fiesta en el tercer piso del club de la comedia, es con invitación pero soy amiga del dueño y obtuve dos.

—Allí estaré.

—Te espero en la entrada, y por cierto, es con disfraz de superhéroe.

Al terminar la llamada Bruce suspiró profundamente y buscó que ponerse entre sus cosas, no tenía humor para usar un ridículo disfraz pero lo tenía menos para discutir, así que allí estaba en el ático buscando entre cajones viejos algo que no se viera tan estúpido. Y lo encontró. Era una máscara sencilla color negro con piquitos simulando un murciélago junto con el resto del disfraz, recordaba haber visto a su padre usar esa cosa parecida a un murciélago para promocionar un evento de caridad a favor del medio ambiente. Lo habían llamado Batman, se veía genial pero al poco tiempo lo quitaron porque pensaron que era demasiado serio y oscuro para algo que requería ánimo por parte de los participantes.

Se llevó el viejo auto negro que venía con el disfraz y que para su sorpresa seguía funcionando. Ya en camino a la fiesta no pudo evitar preguntarse: ¿Qué carajo estaba haciendo con su vida? Tenía una nueva oportunidad para tener estabilidad y a la menor provocación de Selina salía corriendo tras ella. No amaba a Selina y de eso podía estar muy seguro, y le era incluso imposible pensar en volver a amar después de su esposa, pero Selina tenía razón en decir que lo suyo era un juego al que eran dependientes... No era una relación y jamás iba a funcionar como algo más que sexo rudo, pero igual era lo más cercano que tenía del amor porque nadie más le hacía sentir así.

Su oportunidad para amar se fue demasiado tiempo atrás.

Llegó al edificio y estacionó el auto antes de encontrarse en la entrada con una Selina vestida en cuero negro como una especie de gato sexi, y estaba demasiado frustrado con todo como sentirse excitado por ello. Aún si Selina le prometiera la mejor noche de sexo en su vida aún prefería volver a casa a sus planes originales. Bajó del auto para explicarle apropiadamente que no podía quedarse, pero entonces... La puerta del local se abrió y un olor que jamás había tenido la gracia de conocer tocó su nariz como una dulce caricia, aquel aroma lo invitó a entrar y buscar el origen y no pudo decir que no.

—¡BRUCE! —gritó desesperadamente Selina antes de darle una cachetada para devolverlo a la realidad—

—Eso dolío, Selina —le reclamó sobando su mejilla y aún viendo fijamente a la entrada—.

—Llevo cinco minutos intentando llamar tú atención ¿Qué mosca te picó?

—Solo estoy atontado... Bebí antes de llegar.

—Como sea —lo tomó de la mano y mostró las invitaciones al cadenero antes de que los dejarán pasar—, de hecho mejor así, tengo todo planeado para que tú y yo nos la pasemos de lo mejor, mi amor, te voy a hacer disfrutar tanto que no querrás ver al intelectualoide de Luthor nunca más.

De pronto sintió una enorme repulsión por el toque de la mujer que lo acompañaba y también por sus palabras. Su cuerpo entero solo le pedía una cosa: abandonar a Selina y encontrar a la fuente de ese maravilloso aroma.

Subieron al ascensor y allí descubrió rastros viejos de esa esencia, la persona que buscaba había estado allí en muchas ocasiones. Y cuando finalmente llegaron al tercer piso y cuando las puertas se abrieron casi se volvió loco, allí estaba solo tenía que seguir el camino, porque el perfume natural que tanto le gustaba a su lado más primitivo era tan claro y fuerte que sus ojos prácticamente podían ver el camino para llegar a él.

Jack cansado del acoso se subió a un puente metálico, que habían dejado colgando del techo los constructores que se estaban haciendo cargo de la remodelación. Curiosamente el puente estaba sobre la nueva piscina del bar, que ahora estaba llena con una de esas bebidas energéticas color verde. El dueño pensó que era una combinación genial para la fiesta pero hasta ahora nadie se había animado a subir por la enorme altura y que básicamente no había manera en que fuera seguro, por eso era un buen escondite.

O eso pensó... Un grupo de ebrios lo vieron recargado en la barandilla y subieron a molestarlo, así que allí estaba acorralado entre un montón de idiotas y una larga caída no tan segura a la piscina.

—Vamos lindura, seguro te diviertes mucho con nosotros, ¿Porqué no me dejas ver ese bello rostro?—dijo el líder a punto de tocar la capucha roja—.

Pero entonces un enorme hombre vestido como un murciélago los atacó y uno por uno fue cayendo al agua, o casi todos porque el último no tuvo tanta suerte y le tocó caer en el duro suelo donde se rompió la pierna y soltó un grito que llamó la atención del dueño.

Mientras tanto Jack aún asustado sintió como su corazón dió un brinco ante los ojos de alfa, nunca había visto a alguien defenderlo a de aquella manera y éste extraño tenía un potente y delicioso aroma que lo atontaba y lo hacía salivar, retrocedió instintivamente cuando el otro quiso acercarse, no por no quererlo cerca sino porque no estaba seguro de poder controlar esa fuerte atracción, y una mala pisada lo hizo resbalar y también caer, pero no solo, porque el extraño lo sostuvo y ante todo pronóstico lo protegió. Ellos si cayeron al agua y cuando salieron se miraron a los ojos aún bajo las máscaras... Hicieron ese click que Jack había esperado toda su vida. Iba a besarlo, de verdad que iba a hacerlo pero su jefe lo sacó de su ensoñación llamándolo a gritos y salió de la piscina sintiendo vergüenza de si mismo por engancharse tan rápido de alguien cuyo rostro desconocía, y cuyo nombre no sabía.

Completamente empapado fue como enfrentó a su jefe quien lo miraba como si lo fuera a asesinar.

—¿No te pedí que no causarás problemas con mis invitados señor Napier? —preguntó enojado y a solo un paso de gritar—

—Yo le dije señor Maroni, que no quería venir.

—Tu rebeldía me va matar uno de estos días, no eres más que un imán de problemas... Pero no tengo humor para tratar contigo, me haré cargo de nuestro invitado y a ti te quiero ver mañana por la mañana en mi oficina listo con una escoba y un trapeador, ahora largo antes de que me arrepienta y te despida.

Jack no lo pensó un instante antes de salir corriendo y tomar las escaleras para salir. Ya se encontraba a media calle diciendo improperios contra Salvatore Maroni cuando se detuvo para voltear el rostro hacia el local y pensar en ese extraño, y allí estaba su corazón volviéndose loco de nuevo, se sentó en la banqueta frente al bar para descansar un momento y talvez con suerte ordenar sus ideas sobre ese algo que ocurrió tan rápido y... Vaya ese hombre murciélago, ese Batman... Si que le había causado impresión, eso que ocurrió dentro no debía si quiera ser algo importante, era pequeño y sólo duró un instante, pero... Fue el instante más extraño aterrador y maravilloso que había tenido en su vida. Probablemente era algo estúpido, pero ésto era amor a primera vista, y sabía que era amor porque nunca se había sentido de esa manera.

Era como en sus libros; cuando finalmente encuentras a alguien que cambia tu vida para siempre y sientes que de algún modo ya no te conoces. Era curioso como un encuentro pudo afectarle de aquella manera, no podía dejar de sonreír.

Era peligrosa la forma en que su corazón había aceptado tan fácilmente enamorarse de un desconocido, y no, no,no.

Jack ya se había prometido no hacerse eso, entre más llegaba a querer a alguien más dolía cuando esa persona lo abandonaba, ya estaba cansado de las lágrimas, de las decepciones, de despertar en la cama de un motel completamente solo. Decidió irse antes de encontrarse con ese Batman y hacer el ridículo. Pero cuando se iba a levantar una mano se tendió para ayudarle y allí estaba él.

Claro que tomó su mano y su pequeña y minúscula conciencia y racionalidad se fue al carajo.

Bruce permaneció en la piscina por un par de minutos más todavía pasmado, todavía incrédulo de la llama que se encendió en su cuerpo cuando finalmente localizó al Omega, fue como si alma se le saliera del cuerpo. Y cuando vio a ese grupo de neandertales cerca no hubo fuerza humana que pudiera detenerlo de ir y participes la cara.

Lo que lo devolvió al mundo real fue el grito del imbécil de Salvatore Maroni a quien conocía gracias a su difunta esposa, el tipo le gritaba al Omega de la capucha roja y lo corrió del lugar, salió de la piscina tan rápido como pudo para seguirlo pero un agarre a su brazo lo detuvo en seco, era Selina que se veía realmente enfadada.

—Bruce, contrólate. Conozco a ese sabandija y lo que causa en las personas, no le sigas, es algo natural el enorme impulso sexual que causa, es casi como una droga humana y más cuando toma y descuida sus hormonas, pero no caigas esa cosa es como una bolsa de enfermedades venéreas.

—¿Cómo se llama? ¿Quien es? —comenzó un interrogatorio a la mujer, y estaba tan desesperado que no se dió cuenta que había comenzado a zarandearla— ¿Donde puedo encontrarlo?

—Brucie, cariño —le acarició la mejilla—, olvídalo, estás perdiendo tu tiempo con ese zorro.

—No me llames así, y me importa lo que tengas que decir —tomó de la muñeca a Selina y la hizo retirar la mano de su cara—, tengo que encontrarlo.

Nuevamente iba a seguir el rastro, pero Selina lo volvió a detener.

—Bruce, estás haciendo demasiado alboroto por un bonito trasero. Te traje para que tuviéramos tiempo juntos no para que te fueras tras la primer cosita sexi que te encuentras, sé que estás con los hormonas muy alborotadas por...

—No es hormonal, no es simple deseo... Es... Es... No lo sé pero no lo averiguaré aquí sin hacer nada.

—Si te sientes inseguro conmigo porque según tú no sé amar, con él será peor. El no quiere a nadie y no esperes de ese problemático más que solo sexo, todos los que lo conocen lo saben... No te atrevas a enamorarte de él, Wayne, solo terminaras hecho mierda, te aseguro que no eres el primero ni el último al que le pasa lo que a ti.

Aún así se arriesgo, al salir a la calle lo encontró tomándose de la cabeza con cara de frustración y se acercó a él y extendió su mano. No sabía lo que podía pasar pues por primera vez en su vida no tenía un plan, pero que el Omega tomará su mano ya era algo.

Lo besó, claro que lo besó, y no se preocupó ni por un instante de ser responsable y recordar que tenía un prometido, tampoco hubo lugar en su cabeza para las cosas tan desagradables que Selina le había contado, y menos aún llegó a preocuparse por la rápido que todo estaba sucediendo... Solo quería tenerlo para él, quería hacerlo suyo y que fuera para siempre, quería tocar más y más, porque a cada instante sentía más hambre, más pasión, más... No lo sabía todavía pero quería más de eso, quería besarlo tanto como pudiera. De pronto fue presa de la locura y... ¿No podía ser o sí? ¿Después de tantos años finalmente habría encontrado eso que no haya por ninguna parte? Tenía que tener cuidado, si Selina tenía razón ésta persona iba a romperle el corazón, lo jaló  de la muñeca y lo hizo entrar a su auto, no quería perderlo y si Selina tenía razón y ésta persona solo pensaba en el sexo, entonces le haría sentir como nadie nunca, no tendrían simple flota y ya, le iba a hacer el amor de la forma más salvaje y no planeaba contenerse en lo absoluto, le haría entender que debía permanecer a su lado, tenía en mente llevarlo a casa.

Pero la mansión aún estaba muy lejos y no quería seguir perdiendo el tiempo. Jack tampoco puso ninguna resistencia porque ambos eran novatos en eso del amor y ninguno estaba realmente seguro de que debían hacer.

A la mañana siguiente Bruce Wayne despertó por primera vez en su vida en un hotel de paso, y no podía estar más feliz porque seguía en compañía y entre los brazos de ese ángel extraño, el Omega seguía durmiendo y le abrazaba con una sonrisa, Bruce se sentía muy orgulloso de provocar esa sonrisa y también de los arañazos que el otro le había dejado en la espalda, nadie nunca le había podido seguir el ritmo y... Rayos, había sido tan perfecto, y tuvo tantas ganas de marcarlo para que fuera solo suyo pero tuvo que detenerse porque eso era algo muy importante y debía preguntar seriamente en un momento de mayor claridad. Se levantó con cuidado de la cama para no despertarlo, se vistió, dejó una nota en la mesita al lado de la cama pidiendo que si despertaba antes no se fuera y aclarando que pronto volvería.

Pero al salir de la habitación la puerta creó una ráfaga de viento lo suficientemente fuerte como para que aquella ojos de papel saliera volando por la ventana.

Bruce bajó y fue a su auto para tomar su teléfono y llamar a Lex, él no era ningún infiel de mierda, lo que pasó era algo diferente y tenía que tener una charla con el pelirrojo sobre cómo es que no iba a funcionar, de que la boda se tenía que cancelar, y sabía de alguna manera que eso no le afectaría demasiado a Luthor... Hasta él era consciente de lo mucho que Lex y Clark aún seguían amándose.

Pero incluso después de diez intentos nadie contestó a sus llamadas así que regresó a la habitación y no encontró a nadie...

Cuando Jack despertó estaba solo. No se dió tiempo para lamentarse porque no era el lugar, se vistió con rapidez y salió por la escalera de incendios no queriendo encontrarse con nadie que le pudiera identificar en la recepción.

Tomó el primer taxi que encontró y se fue a casa, después tomaría otro para volver al club y recogería su coche. Al llegar a su edificio de pronto se sintió muy, muy vacío... y avergonzado, y sucio...

Finalmente cuando entró a su departamento y cerró la puerta ya no pudo aguantar más, cayó sobre sus rodillas con la frente pegada a la puerta y una de sus manos aún tomando el picaporte.

No era la primera vez que lo decepcionaban o le rompían el corazón, pero... Jamás había dolido tanto. Ya no podía más.


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