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De regreso a casa por Eowyn Fitzgerald

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Tim había querido con todas sus fuerzas ser maduro y aceptar finalmente de una vez por todas que su amor imposible por Conner, era eso... Un amor imposible. Pero al parecer no había manera de que su corazón entendiera razones y menos cuando solo bastaba con recordar la sonrisa de Conner para que el corazón se le quisiera salir del pecho.

Dolía como el infierno tener que soportar ver a la única persona que siempre había amado salir con otras personas, sentía un cuchillo clavado el pecho cada vez que el mayor le llamaba amigo, y era muy difícil tener que cerrar la boca y no gritar a los cuatro vientos lo mucho que lo amaba. Timothy Jackson Drake Wayne estaba tan enamorado de Conner que era casi imposible soportarlo, ese amor se estaba convirtiendo en una bomba de tiempo en su pecho que talvez le explotaría en la cara, porque Tim ya había rebasado hace mucho tiempo el límite de lo que uno puede soportar callarse un amor no secreto, ahora solo le quedaba decirlo o rendirse para siempre.

Y de verdad quería sacarse ese amor para no perder a Conner, pero era una tarea imposible. No era justo amar de esa manera a alguien que nunca lo iba a ver cómo algo más que un amigo, y lo de la boda de sus padres acercándose ponía la situación todavía peor convirtiendo lo que sentía en al sucio.

Hablando con honestidad Tim no se había regresado a la universidad tan pronto por un proyecto escolar, se había regresado porque estaba sumamente enojado con Bruce por querer casarse con Lex Luthor, la única persona en el mundo en la que su atolondrado padre no debía haberse fijado jamás. No quería ver ni en pintura a Bruce, ni a sus hermanos que no paraban de molestarlo con el tema, solo quería sufrir a solas y que lo dejarán en paz.

Había pasado los últimos días en el departamento que compartía con Jason en Ivy Town. Jason no iba a volver hasta el primer día de clases así que tuvo bastante tiempo para llorar a sus anchas mientras comía botes completos de helado y veía las películas de Star Wars una y trabajo vez, incluso tuvo tiempo para ver todo el señor de los anillos y Harry Potter.

Pero todo llega a su fin. Jason volvió un día antes de lo planeado porque en medio de todo si llegó a preocuparse por Tim (cosa que nunca admitiría), lo hubiera hecho antes pero no podía perder tiempo valioso con los Queen, y era importante para él agradarle a Oliver... Cuando terminara la universidad iba a hacer su jugada maestra y le pediría a Roy que se casarán, aún faltaba un largo tiempo para ello pero debía estar en buenos términos con la familia desde ya, era un excelente plan a largo plazo.

Si había una cosa que a Jason le desesperaba de Tim era que su hermanito menor era un puerco, todas la áreas de la casa tocadas por Tim siempre parecían pequeños chiqueros, y no tenía problema con que el más chico hiciera de las suyas en su habitación (a la cuál Jason intentaba no entrar por su bienestar emocional), lo que odiaba era que el niño remplazo no sabía caminar sin dejar su rastro de basura tras de él, y lo peor es que no era capaz de mover un dedo para lavar un plato.

Así que cuando entró en el departamento después de varios días al único cuidado de un Tim deprimido casi pone un grito en el cielo. Sin exagerar parecía un nido de ratas y eso golpeó fuerte a alguien tan obsesionado con el orden como Jason, un persona que hasta clasificaba su ropa interior por colores texturas y días. Pasó de querer consolarlo a querer matarlo en un instante. Llegó a la sala dispuesto a meterle la paliza de su vida y lo encontró envuelto en una colcha de Mario Bros frente al televisor, tomó la cobija y la jaló empujando en el acto al piso a Tim.

—¡Maldito zángano bueno para nada, mira lo que le hiciste al departamento! Es como si una pandilla de vagabundos hubiera entrado a hacer una fiesta, ¡Eres un cerdo!

—¡¿Por qué me gritas?! -le dijo Tim entre lágrimas y mucho más sensible de lo habitual-

—¿Cómo que porque te grito? Mira como está la casa, hay basura tirada por todos lados, en la alfombra hay una enorme mancha de yogurt, hay un sándwich de jalea encima de la lámpara, también te las arreglaste para ensuciar todos los platos y dispersarlos por todas partes, tus malditos calzoncillos estaban encima del microondas. ¡No eres un humano, eres un animal parasitario! Hiciste de ésta casa el basurero de la ciudad... —entonces Jason se percató de lo sumamente rojos que tenía los ojos y la nariz Tim, el saber que talvez había estado llorando durante días fue suficiente como para calmar un poco su ira— Solamente ve por unas diez bolsas de basura al cuarto de lavado, tú y yo nos pondremos a limpiar.

Tim asintió con la cabeza y se levantó del suelo para cumplir con la orden. Jason tardó toda la tarde para dejar impecable el departamento, y lo hizo solo porque Tim era un inútil con ese tema, solo le confío lavar los platos y lo que Jason se tomó para desaparecer hasta la última mota de polvo, Tim se tomó eso y un poco más en terminar de lavar la vajilla.

—Ya acabé —le dijo a Jason con una voz deprimente—.

—¿No crees que estás exagerando niño remplazo?

—No sé de qué hablas.

—Porfavor, sabes perfectamente que me refiero al estado de luto en el que has estado ahogándote desde el compromiso, Bruce no lo notó porque es un padre terrible con todos menos con las bolitas de odio. Pero los demás nos dimos cuenta, incluso el despistado de Dick. ¿No es mucho escándalo solo por no poder estar con un chico?

—Ese no es asunto tuyo —le respondió de manera tajante e intentó huir a su habitación, pero Jason pudo cortarle el paso—. ¿Qué carajo te pasa?

—¿Qué te pasa a ti?

—Ya te dije que no te importa, déjame en paz.

—Me importa porque soy tu hermano, y como tal tengo que hacer algo.

—Bonita la hora que escoges para aceptar que somos familia.

—No puedes vivir como si la vida se te hubiera acabado, perder a un chico bobo no es el fin del mundo, madura de una vez y olvídate de ese boy scout antes de que te entierres más, Bruce va a casarse con Luthor y te aconsejo reaccionar antes de que las cosas se salgan de control.

—¡¿Creés que no lo he intentado?! Lo he hecho todo para salir de allí, pero no puedo...

—Oh vaya, ¡Pues intentalo mas! No es que Conner sea un unicornio, no es precisamente la persona más especial de la tierra. Soy tu hermano y te conozco y a pesar de lo inútil que puedes llegar a ser en muchas cosas creo que lo puedes hacer mucho mejor, hay un monto iguales a él en el equipo de fútbol y te mereces mínimo alguien tan inteligente como tú ¿Qué te detiene? Haz estado tras de él desde que eran niños y ya es hora que lo dejes estar ¿Cómo deberíamos llamar a tu estúpida obsesión? ¿Un capricho infantil?

—¡Se le llama amor! ¿De acuerdo Jason? -las lágrimas volvieron a salir por sus ojos, y no lento sino precipitadamente— ¿Eso querías que dijera? ¿Qué amo a Conner como sé que nunca volveré a amar? ¿Qué solo puedo sentir que mi día está completo cuando lo veo? ¿Qué lo que siento me está matando por dentro?

—Tim...

—No tienes idea de lo que es amar hasta las entrañas y tener que renunciar a eso, así que no puedes reclamar ni opinar sobre mi reacción por ello, nadie puede, porque no son capaces de comprender que no solo no estoy exagerando, sino que me estoy guardando demasiado.

Pronto Tim no pudo ni pronunciar las palabras, solo pudo dejarse llevar por el llanto y de alguna manera logró conmover a Jason que dejó de lado su orgullo y abrazó a Tim. Esa noche iba a ser larga, pero los acompañarían un par de botes de helado y algunas películas de superhéroes.

Por otro lado Jack no la estaba pasando mucho mejor...

Ya que era un adulto con un empleo y una vida que atender no se le permitía encerrarse en su casa a lamentarse, y tomando en cuenta que era un comediante tampoco se le permitía demostrar el más mínimo atisbo de tristeza, aún si por dentro estuviera pasando una de las mayores amarguras que había sentido en la vida. El mundo no iba a detenerse solo porque tenía el corazón roto así que debía seguir con su vida diaria, o al menos intentar hacerlo.

Fue a trabajar todos los días y siguió con su rutina lo más normal posible, desde afuera su vida había seguido intacta después de ese encuentro de una noche durante año nuevo, solo que no era así... A veces sentía tanto dolor que olvidaba donde estaba parado y las cosas que hacía, a veces era tan insoportable que tenía que correr a esconderse por que las lágrimas no respetaban momentos, llevaba días con una opresión en el pecho que no le dejaba vivir. De verdad que ya no podía más, tenía instantes que deseaba arrancarse el corazón para ya no sentir. Y no había nadie a quien pudiera contárselo porque no quería que sus amigos sintieran lástima por él, estaba su psiquiatra pero tampoco quería ser regañado por él cuando había prometido en primer lugar tenerse un poco más de cariño y no caer tan fácil.

En su trabajo su jefe le dió vacaciones obligatorias cuando en el ensayo al día siguiente no pudo conectar bien los puntos de su monólogo. Hacer la compra, ir al parque a correr, todo cuanto era normal en su vida de pronto se había vuelto extrañamente imposible de hacer correctamente.

Sentía algo en él gritando desde adentro como si su mundo entero se hubiera descrebrajado, sinceramente solo tenía ganas de morirse.

¿Cómo carajo era si quiera posible que el abandono de un desconocido estuviera calando tan hondo en su alma?

Jack se convenció que no era por eso, prefirió pensar que tan solo había sido la gota que derramó el vaso después de tantos años llevando una vida vacía y miserable, eso solo hizo que se sintiera peor.

Una madrugada cansado de todo lo intentó. Tomó una soga que tenía guardada para tender ropa y la colgó con varios clavos al techo de la cocina, estuvo a nada de subir a la mesa para estar a la altura correcta cuando sintió unas náuseas espantosas y salió corriendo al baño, apenas si tuvo tiempo de alcanzar el excusado, estuvo vomitando durante un una media hora y tras ello solo pudo ponerse a llorar en el piso junto al lado del lavado. Se reprendió por ser un idiota, no importaba mucho lo que le pasará pero... Si completaba su intento de suicidio jamás vería a Lucy crecer, ese pensamiento fue suficiente para tomar una ducha rápida y después meterse a la cama, debía seguir intentando, por ella.

Se despertó tarde y en ropa holgada y deportiva fue a lo un café, al ver que la fila era larga se metió al baño antes de perder el valor, como no podía seguir guardándolo decidió llamar a Lex, espero por unos cuantos segundos cuando le contestaron.

—Hola tío Jack —habló la dulce voz de Jon—, si buscas a mamá no creo que pueda hablar.

—¿Y eso?

—Creo que está enfermo, vomitó su desayuno y se ha estado quejando de dolor en el estómago, además está temblando y se ve extraño...

—¿Cómo que extraño?

—No sé explicarlo tío Jack, ¿Puedes venir? Conner se regresó a la universidad anoche y no puedo cuidarlo yo solo y papá no contesta.

—Tu papá no va a contestar, se supone que Clark está en un avión camino al Capitolio. Voy para allá cielo, no te muevas.

Jack salía del baño aún secándose la cara con las mangas cuando Terry McGinnis lo vio por primera vez, Terry el hijo bastardo de Thomas Wayne era conocido por haber salido con las chicas y los omegas más atractivos del mundo, Terry era un soltero codiciado y ni una vez pensó en sentar cabeza... Hasta ese momento. El piso se le movió cuando se encontró frente a esa extraordinaria criatura cuya belleza le hacía querer darle las gracias a Dios, pero se ensimismó tanto que no pudo darse cuenta del momento en que Jack había salido del local y no le pudo seguir el rastro, pero algo era seguro, Terry se había prometido volverle a ver...

Jack no se percató de aquella mirada perdida en él, con el tiempo se había acostumbrado tanto a que lo mirarán que una mirada entre cientos podía pasar desapercibida.

Condujo tan rápido como pudo y después de media hora llegó a la mansión de Lex, un lugar tan grande y hermoso que dejaba a la casa de Oliver como una choza. Jon le abrió la puerta principal y Jack dejó que lo guiará al baño personal de su amigo. Lex estaba sentado en el piso con las piernas estiradas, la espalda contra la pared y cerca del retrete, y efectivamente Jon tenía razón en decir que no era una vista agradable;

Se veía por lo menos de cinco quilos menos, estaba pálido como el papel y tenía los ojos inyectados en sangre. Jack jaló de la cadena porque el olor de vomitó le hacía tener nuevamente náuseas.

—¿Lex, cómo te sientes?

El pelirrojo no contestó, seguía consciente pero no tenía fuerzas para hablar. Jack lo levantó a como pudo y lo llevó hasta la cama, tocó su frente y se dió cuenta que ardía en fiebre, se alejó un poco de la habitación para llamar una ambulancia. La última vez que había visto a Lex así fue con el embarazo de Jon, la sangre de la casa de EL era muy pesada, era una imposibilidad en ésta ocasión por supuesto, pero debía ser algo tan fuerte como eso, ahora Jack se preocupaba porque su amigo tuviera un tumor.

Nuevamente tuvo que salir de sus cavilaciones cuando las náuseas regresaron, talvez había agarrado un virus en la calle.


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