Saliendo del clóset.
"El clóset de mi jefe"
Huír.
Eso era lo único que parecía hacer bien esos últimos días, llegando antes que todos y marchándose hasta altas horas de la noche, con el sólo pensamiento de evitar a Kwon Ji Yong a toda costa, cosa que no era nada fácil.
Ji no sólo tenía su oficina justo frente a la suya, sino que mantenía el mismo cargo que él en la empresa, prácticamente revisaban los mismos papeles y hacían las mismas cosas, lo único diferente era a quien le rendían cuentas.
El tener un jefe distinto le ahorraba muchos conflictos mentales, de esos que experimentaba cada vez que se cruzaba con Kwon por alguna razón. Nada bueno salía de eso, compartían saludos cordiales y nerviosos, desastrosos. Como aquel día que se encontraron en la sala de café, terminaron rompiendo la cafetera y con las camisas llenas del líquido oscuro, aún el recuerdo era difícil de entender.
Desde que se habían visto obligados a quedarse a solas, tras la partida de Daesung, fue evidente que no sería lo mismo. Ambos habían sentido tanta incomodidad, que mantener una amistad resultaba imposible ya.
Y era que, siendo adultos, les resultaba insostenible aclarar los acontecimientos ocurridos en el bar dos semanas atrás. Tampoco era como si él fuera a tomar la iniciativa ¿qué iba a decir? “Ey, sobre los besos calientes, fueron buenos, pero no estoy interesado”. Sería estúpido decir algo similar a eso, sobretodo porque había besado a Kwon con tal ímpetu que poco interesando estaba lejos de la definición.
Se podía resumir a que besar a Ji Yong había sido la sensación más agradable que había tenido en su aburrida vida casi heterosexual.
Pero también estaba todo ese asunto de que eran compañeros de trabajo, era tan poco ético. La idea del brillante asistente Choi en un amorío de trabajo le resultaba desastrosa.
El dolor en su cabeza se hizo tan fuerte que le impidió seguir leyendo los artículos de propuesta para el número del siguiente mes, aunque tampoco era como si lo hiciera en serio, fingía hacerlo, por el bien de su salud mental.
Podía sentir los pequeños y marrones ojos de Kwon Ji Yong atravesarle desde las paredes de cristal, clavándose justo en su frente, ahí donde le dolía. No tenía caso elevar la vista e intentar saludarle, si de todas formas sabía que el menor desviaría la mirada y fingiría que ni siquiera estaba respirando en su dirección.
Era tan molesto.
No sólo Kwon Ji Yong espiándole desde su oficina, sino todo el asunto que venía en paquete. Si bien, el chisme de Park Jung He había quedado en el olvido, como un tema viejo –cosa que agradecía-, todo había dado un vuelco gigante al enterarse que el modelo Lee SeungRi andaba rondando a todo el personal de la empresa, con el simple esmero de molestar.
Lee SeungRi era otro asunto molesto. A pesar de sus vanos intentos por convencer a Daesung que entre ellos no hubo ni habría algo, el secretario aprovechaba cada momento para dejarle en claro el partido horrible que era y que él merecía a alguien mejor.
Y estaba de acuerdo, Lee era demasiado inmaduro, desastroso y mimado. ¿Qué haría alguien con estilo con alguien como él? Un simple asistente dedicado a su trabajo, lo único que tenían en común era la homosexualidad y, aun así, parecían ser diferentes incluso en eso.
A Seung Hyun le iban mucho mejor las cosas apacibles, como una vieja canción de piano, un desayuno casero, un buen libro o el perfume de Ji Yong. Porque sí, debía aceptarlo, estaba vuelto loco por su compañero de ojos marrones.
Ji Yong relucía siempre tan jovial, lleno de energía y armonía, que traía una inmensa tranquilidad a su paso. Era como si su sola presencia arreglara el mundo, su mundo.
Bajo ese pensamiento, Seung Hyun consiguió sentirse triste. Ji Yong le gustaba, le gustaba en serio, y era fiel creyente de que los arrumacos de una noche lo arruinaban todo.
Él no estaba huyendo de Ji por miedo a enfrentarse a lo de aquella noche, sino por el terror que le embargaba al tener que aceptar que se quedaría ahí, en cosa de una simple noche.
Y se sintió como un tonto cuando cayó en cuenta que llevaba más de cinco minutos mirando por el cristal, viendo a su compañero colapsar ante su mirada.
Sólo pudo confirmar lo mucho que le gustaba el asistente Kwon.
…
—Entonces, ¿cuándo se lo dirás? —La voz de Daesung sacó de su ensimismamiento a Seung, quién garabateaba sobre las notas de la junta que comenzaría en breve.
— ¿Qué?
El secretario Kang rodó los dos.
—A Ji Yong. —Susurró por lo bajo, resaltando el hecho de que el susodicho había entrado a la sala de juntas y se había sentado justo frente a ellos, después de todo ese era su lugar.
—No sé de qué hablas. —Murmuró, fingiendo que revisaba los papeles con sumo interés.
—Claro. —Dijo con notable sarcasmo.
La realidad era que Seung Hyun estaba ardiendo por dentro, toda la semana había pensado en esa dichosa reunión, dos horas teniendo a Ji Yong justo en frente, era una dulce y oscura tortura, pero tortura al final de cuentas.
Y como una especie de masoquista, regresó su vista a Ji Yong, encontrándose con la sorpresa de que este también le miraba.
Ambos tartamudearon un par de silabas hasta que pudieron saludarse formalmente, para después hundir la vista en el papeleo de la reunión. Seung Hyun escuchó a Daesung reír por lo bajo.
—Patético.
—No lo hagas parecer fácil. —Susurró con molestia, asegurándose de tapar su rostro con la carpeta de documentos, no quería que Ji Yong viera alguna clase de indicios sobre la conversación.
Pero antes de que Daesung diera sus razones, Yang Hyun Suk y Park Jae Sang entraron al mismo tiempo, cada uno ocupando un extremo de la larga mesa, provocando el silencio inmediato y marcando el inicio de la reunión.
Seung Hyun odiaba esas reuniones mensuales, tenía claro que se debía decidir el material entero que llevaría el número de la revista, sin embargo era sumamente cansado tener que permanecer en la misma habitación que Park Jae Sang, uno de dueños de la empresa.
No tenía ningún problema trabajando para Yang, pero Jae Sang era otro asunto. Era un hombre con el humor de un conductor de un programa de variedades, que más que ser agradable resultaba castrante. Era desesperante.
Cuando llenó casi por completo una página entera de garabatos, se animó a ver el reloj que, para su desgracia, sólo anunciaba veintiún minutos más desde que había comenzado la junta. Era un asco.
—No puedo creer que lo eligieran para ser la portada del mes. —El susurro molesto del secretario Kang le hizo prestar atención al proyector y a lo que decía su jefe en ese momento.
—Jae Sang y yo pensamos que Lee Seung Hyun es la imagen que buscamos, algo fresco y atrevido para…—.
—Más atrevido que talentoso, por su puesto. —El comentario malicioso de Jae Sang le produjo un sabor amargo en la boca, y una sesión de risa en los demás, mientras Yang sólo negaba con una sonrisa.
—Como decía, Lee es un hombre joven y popular entre la población coreana seguidora de la moda, creo que nos hará subir las ventas y la revista se hará más popular. —Hizo una pausa en la que el resto de los presentes asintieron, mientras se proyectaba una serie de fotografías del joven modelo. —Incluso ya hemos recibido ofertas de colaboraciones entre modelos de la talla de Park Soo Joo, todos quieren a SeungRi en sus revistas, sin duda tomamos la mejor decisión al adquirir su exclusividad.
—Ese niño es dinero fresco y reluciente. —Tras decir aquello, Park soltó una gran risotada.
Seung Hyun sintió su sangre hervir, no era la primera vez que escuchaba comentarios de ese estilo por parte de Jae Sang. Le parecían horribles.
—Aquí pueden ver las fotografías que se planea poner a lo largo de la revista de este mes…—Seung Hyun perdió el interés nuevamente.
Debía reconocer que Lee Seung Hyun era de los hombres más apuestos que había en toda Corea del sur, en todas aquellas fotografías dejaba ver su feroz mirada y determinación inquebrantable, junto a la arrogancia y pulcritud característica del modelaje, pero por Dios que eso no importaba ya, pues Kwon Ji Yong estaba justo frente a él, con el rostro brillando de admiración por las fotografías que eran proyectadas.
Su cabello marrón lucía con tonos rojizos bajo la iluminación de la estancia, se veía sumamente inocente con todas aquellas expresiones de asombro en su rostro mientras sus esponjosos labios de curvaban adorablemente enmarcando lo complacido que estaba.
—Se planea usar esta para la portada.
Una gran fotografía cubrió toda la pared, era fabulosa sin duda, excéntrica y con el sello característico de la empresa.
—Niño mimado. —Murmuró nuevamente Kang.
Seung Hyun rio levemente ante el enojo de su amigo, Lee Seung Hyun debió provocarle muchos dolores de cabeza, el dulce sonido de su risa atrajo la mirada inmediata de Ji Yong.
Se miraron por lo que pareció una eternidad.
Por alguna razón, Seung Hyun pudo imaginar a Ji Yong siendo la imagen principal de la revista, luciendo un brillante cabello rojo y un montón de accesorios costosos y de edición limitada. Y, ante esa simple imagen, Seung Hyun pudo borrar de su mente al verdadero modelo del mes y suplantarlo por un Ji Yong atrevido y fresco.
Sin lugar a dudas Ji Yong daba el ancho, era hermoso y elegante, único en su clase.
—Creo que el asistente Choi difiere de nuestra opinión.
Y entonces todo acabó, la imagen se esfumó y Ji Yong miró en otra dirección, mientras que el resto de los presentes le miraban sosteniendo una mano en lo alto.
— ¿Disculpe? —Preguntó con toda la seguridad que había en su cuerpo, conocía muy bien a Jae Sang y sabía lo mucho que disfrutaba sacándolo de sus casillas, no por nada trabajó para él un buen tiempo.
—Hemos hecho la votación por Lee SeungRi, no has votado Seung. —Le ayudó Hyun Suk. — ¿Hay algo malo con Lee?
Seung Hyun sintió que comenzaba a sudar, intentando mantener la compostura y pensar en algo con sentido para decir. El problema era que a él no le importaba mucho si Lee Seung Hyun era o no la portada del mes, su única objeción sería preguntar porque Kwon Ji Yong no estaba siendo mostrado a todo el mundo y, eso, estaba fuera de lugar.
—Si me permite, señor. —Habló Daesung a su lado. —El asistente Choi y yo hemos considerado que el modelo Lee es algo…inmaduro para recibir esta gran carga.
— ¿Es así, Seung Hyun? —Pidió Yang, recargándose con más interés en la mesa.
—Sí, señor. —Asintió, aclarando su garganta y formulando un millón de argumentos, después de todo Kang había dicho algo en lo que todos estaba de acuerdo pero que nadie decía. —El joven Lee es nuevo en la empresa y hay un montón de modelos que han estado con nosotros mucho antes que él, esperando una oportunidad para estar en la portada. Sin embargo, ese no es el punto, sino la actitud arrogante de Lee Seung Hyun, tengo entendido que tuvo muchos problemas con el fotógrafo.
Y se levantó un debate a su alrededor, para su fortuna.
Estaba siendo muy idiota, Ji Yong le volvía idiota.
—Gracias. —Le dijo a su amigo.
—No importa, realmente tenía ganas de decir algo contra ese tipo.
Pronto Ji Yong levantó la mano, y se le concedió la palabra.
—Considero que todos sus argumentos son válidos, Lee Seung Hyun es una persona difícil de llevar y probablemente no se merece ser la portada del mes, sin embargo todo está arreglado ya, elegir otro modelo y tener las sesiones nos haría retrasarnos e incluso poner en peligro la fecha de publicación, sin mencionar que se corren ya los rumores de que SeungRi está en la empresa, todo el mundo quiere verlo en la revista.
—Mi muchacho tiene razón. —Apoyó Jae Sang rápidamente. —No entiendo cuál es el problema, la mayoría de los modelos son un dolor de cabeza, siempre es así, además ya dijimos que nos hará ganar una fortuna.
—Bueno, supongo que no hay mucho que hacer a estas alturas. —Estuvo de acuerdo Yang. —Pero aun así hablaré con Lee, no puede ir por la vida provocándole colapsos nerviosos a los fotógrafos ni al secretario Kang.
Después de un par de comentarios más la reunión llegó a su final, dejando que todos los presentes pudieran marcharse a casa a una hora no tan inadecuada.
Seung Hyun caminó junto a Daesung y el secretario Dong, quién se les unió después de la reunión para pedirles los detalles de lo que había ocurrido.
—No puedo creer que acusaran al señor Lee de esa forma. —Dijo finalmente Young Bae.
—No digas nada, tú no tuviste que ser el asistente del fotógrafo y aguantar todos sus llantos, Lee es un monstruo en verdad.
Seung Hyun sólo asintió divertido.
—En el cumpleaños de Ji Yong me pareció una persona muy agradable.
—Eso era porque estabas muy ebrio, todos los estábamos. —Agregó Kang.
—Como sea, es un hombre problemático. —Dijo Seung Hyun, separándose de los demás, en dirección a su oficina. —Hasta mañana.
Y no mentía, Lee Seung Hyun era un caos andante, uno que se lanzó sobre él en su oficina semanas atrás. Aún el recuerdo le producía escalofríos.
Al llegar a su oficina se encargó de llevar con él todos los papeles que se suponía resolvería ese día, y que por alguna u otra razón no lo hizo, él era de la clase de hombres que trabajaba mucho mejor en casa con una buena copa de vino.
Sujetó con fuerza todas sus cosas y se dispuso a marcharse lleno de entusiasmo hasta que estuvo frente a Ji Yong, quien también salía de su oficina directo al elevador.
—Buenas noches, asistente Choi. —Articuló el pequeño Ji Yong, tambaleándose sorprendido.
— ¿A casa? —Inmediatamente se sintió estúpido ante la obviedad de la situación, provocando una sonrisa en Ji Yong.
—La junta de hoy…fue bastante intensa. —Comentó el menor, mientras avanzaban a paso lento por los pasillos.
Ninguno se atrevería a aceptar que querían retrasar su partida lo más que se pudiera.
—Supongo que el modelo Lee desquició a más de uno.
Ji Yong asintió, y guardaron silencio un par de segundos.
—Asistente Choi…—Seung Hyun le miró atento, simplemente no podía verle de otra manera. —En la reunión… ¿le he distraído?
Seung Hyun resopló tan sólo para regular su respiración, ya que el oxígeno se había atorado en sus pulmones.
—Es una tontería, lo sé. —Se apresuró a decir un apenado Ji Yong, luciendo incomodo de inmediato, mientras se posicionaban frente al elevador y esperaban.
Seung Hyun quiso reír y apoyar su comentario, quiso dejar en claro que Kwon no era tan importante como para hacerlo perderse de todo lo demás, pero no pudo, no podía mentirle al dueño de sus fantasías.
—No es una idea tan descabellada. —Murmuró, mientras ambos entraban al pequeño cubículo.
Ji Yong le miró de inmediato, con la esperanza pintada en el rostro, mientras Seung intentaba mantener el control eligiendo entre los botones el piso más bajo.
—Seung Hyun, yo…
Para Seung el tiempo pareció ir lento, tan lento que pudo ver el movimiento de los labios de Kwon al pronunciar su nombre, y cuando se dio cuenta ya estaba besándole.
Exactamente igual que la vez anterior, sin esperarlo realmente y disfrutándolo de igual manera.
Ji Yong se aferró con fuerza a su camisa, arrugando el perfecto planchado en el proceso, mientras que Seung enredó sus dedos en aquel suave cabello que deseaba tocar cada mañana, mientras sus labios chocaban con desesperación y el ascensor se detenía.
Seung Hyun se dio cuenta de que besar a Ji Yong era de las mejores cosas de su vida, y que no había sido el alcohol que le habían llevado a esa decisión. Y deseaba seguir besándole por mucho tiempo.
Entonces la campanilla del ascensor sonó y las puertas se abrieron, de manera tan sigilosa que ninguno se dio cuenta a tiempo, sino hasta que fue demasiado tarde, lo suficientemente tarde como para estarse besando frente a los dueños de la empresa y el modelo más famoso del momento.
— ¡Joder! —Soltó Lee Seung Hyun, riendo de inmediato al ver el rostro avergonzado de los dos amantes al separarse repentinamente.
Entonces Seung Hyun sintió que iba vomitar, oficialmente estaba fuera del clóset de su jefe.
—Te dije que tu asistente sí tiraba para otro lado, Yang, aunque nunca imaginé que con mi asistente.
Y peor aún, fuera del clóset para Park Jae Sang.