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ONE-SHOTS. Multiverse Stony por WooHo Shin

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Disclaimer:  Contenido escrito solo por diversión y entretenimiento, todos los personajes y lo que ellos mismo incluyen, en cada una de las versiones aquí escritas, pertenecen a Marvel, a partir de sus películas, cómics, series animadas, videojuegos, etc. 

Géneros: Drama.

Rating: R

Advertencias: Lemon. Sadomasoquismo.

Sinopsis: Como cualquiera de sus preguntas diarias Capitán Hydra pensó: ¿Cómo haría para que el maldito asesino, que era Stark, no le interrumpiera mientras se lo follaba? El tiempo, nada desperdiciado, bastó para hallar la respuesta y postrar a ese malnacido bajo sus pies.

 

***

 

Solo existía una forma de mantenerlo a raya.

El capitán conocía cada movimiento, cada sonrisa y cada mueca del fuerte hombre bajo su cuerpo. ¿Cómo haría —pensó esa misma mañana—para que el maldito asesino que era Stark no le interrumpiera mientras se lo follaba? Pues luego de comerse la cabeza en ello encontró la satisfactoria respuesta: Encadenándolo al frío suelo de piedra en un calabozo que había alquilado.

Bueno, lo último no era tan verdadero. Porque sí, mató a cualquiera que se cruzara en su camino en aquella prisión de máxima seguridad. Fuerza policial, agentes de seguridad y hasta a los mismos prisioneros, pero ¿Qué más daba quien fuera? Quería privacidad con su hermoso angelito.

Tuvo a SIM sedado durante dos horas para lograr amarrarlo sin que este desplegará su amado traje hecho a base de Extremis. ¿Acaso nadie valoraba su esfuerzo? Le costó un huevo lograr que el estúpido ese se quedara quieto; y le costó el otro, lograr noquearlo para que el efecto del sedante en su cuerpo hiciera mella en él.

Para cuando SIM despertó vio a su Capitán favorito detrás de él, masturbándose con descaro mientras admiraba su perfecto culo y ese ardiente cuerpo que se cargaba. Estiró sus brazos para lanzarse sobre el otro para de un arrebato sentarse sobre su polla; sin embargo, en ese justo momento, las cadenas fueron notadas por el pelinegro. Cada una de sus manos sujetadas a la pared del fondo de ese asqueroso lugar. Gruñó sin disimulo mirando con odio a Capitán Hydra.

Porque no eran unas cadenas cualesquiera, que para su avanzado traje en defensa eran de sobra fácilmente quebrantables; esas, que lo ataban como a un animal, estaban impregnadas de esa sustancia que lo volvía débil, que convertía a su inigualable traje en un juguete inservible. Odiaba, con justa razón, el día que Steve se enteró de la existencia de su única debilidad.

Sin embargo, a Capitán Hydra poco le importaba.

— ¿Soy bueno contigo y te preparó para la gran verga que ansía profanarte?—dijo, con esa sonrisa juguetona que rayaba a lo sádico.

—Solo métela, hijo de puta.

—Deberías ya de saber que tus palabrotas me excitan, primor; y es por eso, que siempre terminamos en esta posición. Aunque ¿cómo se dice? Ah, sí. Estoy a tus servicios, mi vida. Tus deseos son órdenes.

Sin ningún tipo de cuidado, Steve tomó la cadera de Tony entre sus firmes manos, jalando de ella hasta que todo su miembro estuvo dentro. Al pelinegro le encantaba ser tomado de esa forma, el sexo era tan duro y salvaje con Steve que le hacía recordar cada segundo que él no era un hombre débil.

Él, en cambio, era el ser más fuerte de todos.

—Te voy a romper y no te gustará~ —canturreó Steve igual a como recordaba entonar, esas horribles melodías, a Ultrón con esa patosa voz metálica que le causaba asco.

Esos momentos que recordaba fugazmente ahora eran de aquellos tiempos en los que los villanos creían que podían llegar a ser más poderosos que ellos. Debían de tener mucho amor propio si creían ingenuamente que alguien era capaz de vencer al dúo perfecto. Superior Ironman y Capitán Hydra, más que la unión de dos personas eran el equipo inigualable, y el más poderoso de todos.

Sin escrúpulos, sin el pudor para arrepentirse de follar sobre los cadáveres, sin importarle la combinación de ideologías que cometían cada día, aumentado cada uno por su parte el defecto de querer saciar su sed de terror con muertes y humillaciones, sin la poca vergüenza para disimular sus miradas de deseo al ver al otro, frente a él, quitando una vida con aquella sonrisa tan deliciosamente perfecta.

Sí, su relación solo se reducía a sexo duro contra cualquier objeto que pudiera soportar sus salvajes movimientos, pero, ¿y? Es lo mejor y único que cada uno podía dar al otro. Y ese que tanto se jactaban de tener y prodigar era exactamente el mayor placer en la cama que el otro pudiera conocer, y nada más.

No le puedes pedir dinero a un mendigo muerto de hambre como no le puedes exigir sentimientos al que no tiene. Sus corazones estaban podridos, sin esperanza alguna de volver a sentir como en el algún momento lo hicieron; y, sin embargo, ellos no podían sentirse en mejor estado que el de ahora.

El chasqueante sonido de su pelvis golpeando con dureza contra el redondo culo de Ironman solo excitaba más su cuerpo. Su polla dura dentro del trasero respingado de SIM solo parecía querer endurecerse más, como si eso fuera posible. Roncos gemidos escapaban de los labios de Tony, arrastrándose por la habitación y llegando a sus pecaminosos oídos. ¿Música para sus oídos? Por Dios, esos sonidos eran la puta gloria.

Arremetió una y otra y otra vez, cada vez más fuerte, cada vez más profundo. Agradecía en momentos como este, ese estúpido experimento del soldado perfecto. Entre las habilidades que adquirió estaban esas dos de ahí, la rapidez y la fuerza descomunal que se juntaban casi siempre solo para el fin de hacer llorar de placer al pelinegro.

El pre semen se escurría por las piernas de Tony, adoraba ese detalle, su abundante esperma siempre llenaba ese exquisito culo hasta rebalsarse. Pero eso no era ni de cerca tan excitante como ver desplazarse diminutas gotas de sangre de ese precioso culo. Cuando llegaban a ese momento, Steve sabía que era el tope, era el justo momento en que sus sentidos revoloteaban a la altura de su vientre bajo.

Tony solo gritaba de placer, porque aquellas embestidas furiosas y ese agarre fuerte, con todo y uñas que cortaba su piel, nunca le causaba dolor como se podría pensar, para él era solo el cúmulo de sensaciones más delicioso que pudiera experimentar. Steve sabía complacerlo, a él le encantaba que Steve nunca se equivocara al tocarlo. Siempre sabía sus puntos débiles, siempre sabía donde golpear dentro de él. Más perfecto ya no podía ser. ¿Qué más podía desear ahora, en su aburrida vida? El capitán era completamente suyo como él lo era del otro.

No había amor, solo el más bajo instinto que los obligaba a mirarse y no poder quitar los ojos de sobre el otro. El amor era para niños, su unión se debía a algo más fuerte que ninguno daba nombre, pero amor no era ese concepto. Jamás lo sería. Ellos no podían sentir eso. Eran superiores, eran dioses poderosos mezclados entre gente banal y estúpida.

Eran el pasado y el futuro unidos en la más exquisita perfección, por hoy y por siempre.

Juntos.

 

 


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