No había sido un pastel de cumpleaños con lo que se había encontrado al entrar a su nuevo departamento, tampoco un arreglo de flores, mucho menos una fiesta sorpresa. La única novedad que le esperaba en su ahora hogar era Iryna. Su madre.
La mujer se encontraba sentada en el pequeño sofá individual que había adquirido unos días atrás. Yuri dio una larga bocanada de aire mientras colgaba su abrigo en el perchero además de la mochila, tratando de ganar tiempo con ello.
—Hola mamá—.
Iryna se puso de pie y recibió el saludo de su hijo con una extraña mueca, la cual, el joven ignoró. Después de todo, estaba más que acostumbrado al trato indiferente de su progenitora.
—Así que este es el lugar que alquilaste… No parece un lugar barato. Yuri, recuerda que nosotros también debemos de tener un techo…—.
—Mamá, la casa está bien, no les hace falta espacio, además, el abuelo no puede subir y bajar escaleras demasiado, puede resbalar o algo así…—.
Al parecer la conversación recaería de nuevo en aquel tema. Iryna no se encontraba feliz con la casa que Yuri había comprado hacía un año para su familia; la casa era bonita, espaciosa y se encontraba ubicada en uno de los pocos barrios decentes que se podían encontrar en Moscú, sin mencionar que se encontraba en un punto estratégico de la ciudad. Pero aquello parecía no ser suficiente para su madre, mucho menos para su padrastro, ya que aprovechaban cada oportunidad en la que el joven los visitaba para hacer comentarios o mejor dicho, quejas de lo inconformes que se encontraban con la nueva vivienda, por otro lado, su abuelo se encontraba feliz de al fin haber podido mudarse del pequeño departamento en el que solían vivir.
—Bueno, supongo que no viniste sólo para discutir sobre la casa ¿ o me equivoco?— dijo deteniendo la casi diatriba de su madre.
Tomando asiento de nuevo, Iryna lanzó un folder sobre la mesita de centro. Frunciendo el ceño, el joven lo tomó en sus manos y lo abrió lentamente; se hacía una idea del contenido de aquello, razón por la cual fingió confusión mientras leía su contenido.
—Es una hoja de la oficina de Masumi… — empezó la mujer — donde se ofrecen a ser encargados de tus PR. ¿Me podrías decir en qué momento fuiste a pedir su consejo?
Oh oh, estaba en problemas.
—¿En serio me estás culpando de esto?- expresó con fingido enojo— tal vez hay una confusión, es decir, hace unos días conversé con Chris sobre cómo has estado demasiado ocupada con mis asuntos últimamente, tal vez quieren ayudar.
Con una inocente mirada el joven observó a su madre, quien no parecía convencida de las palabras de su hijo.
—Le comenté que me preocupa que toda la responsabilidad la lleves tú, ahora más que has tenido problemas con tu presión— dijo el joven con preocupación.
Ante sus palabras Iryna relajó un poco su expresión, lo cual significaba una batalla ganada para el joven.
—¿Revisaré el documento, te parece? Y decidiré si es lo mejor, no quiero que tengas más problemas de salud mamá, creo que es lo más prudente. Además, el abuelo necesita que alguien más este en casa con el — añadió con preocupación.
Su madre aceptó de mala gana y posteriormente se despidió de su hijo mientras tomaba su bolso y abrigo.
—Feliz cumpleaños Yuri— murmuró el joven después de que su madre cerrara la puerta.
Con un suspiro el joven se puso de pie y se dirigió a su habitación a cambiar sus ropas, faltaban cajas por desempacar, las que contenían los utensilios de cocina principalmente, y si no se daba prisa Chris y Olivier llegarían antes de que pudiese dejar decente la cocina. Optó por vestir unos pants y una playera holgada e inició la demandante tarea.
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Después desempacar las ultimas cosas que se encontraban aun en las cajas de la mudanza, Yuri optó por revisar el reporte de bioquímica el cual debía de ser terminado para mañana. Tomo la portátil de la mochila y tomo asiento en el pequeño escritorio que se encontraba en su habitación. Mientras esperaba a que el sistema iniciara tomó una dicha rápida para poder estar listo antes de que sus visitas llegaran. una vez limpio, se dispuso a revisar el documento para terminar de complementarlo con información que aguardaba en un libro. A pesar de encontrarse concentrado en su labor, no podía evitar lanzar miradas hacia el reloj del ordenador. Faltaban al menos dos horas para que Chris y Masumi llegaran, lo cual le causaba un poco de ansias al joven. No había celebrado su cumpleaños desde hacía al menos cuatro años; un año antes de renunciar al patinaje, y no había sido uno agradable, para variar. Con aquello en mente, optó por enfocar su atención al reporte, no quería más trabajos extras por parte de su tutora.
—¿Yuri? — la voz de Chris llamó desde la sala de estar.
Cerrando el ordenador – no sin antes guardar los cambios realizados al documento - se dispuso a encontrarse con el mayor y con su respectiva pareja. Salió de su habitación, sólo para encontrarse con el escenario más horrible -sin miedo a exagerar- con el que jamás hubiese soñado; además de Chris y Masumi, había dos personas extras que lo esperaba junto a la pareja de suizos: Víctor y Yuuri. Solo aquello bastó para que el estómago Yuri se retorciera de manera dolorosa.