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Patético por Mc-19051

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Notas del capitulo:

Gracias por tan hermosos reviews, en serio los aprecio; hacía tanto que no recibía tanto apoyo con una de mis historias ;-;

Una tierna amistad celosa.


 


Para Jhon, su vida laboral lentamente se volvía más estresante desde la aparición de la excéntrica Katherine, se sentía intimidado de sólo saber que esa chica estaba allí, mirándolo de esa forma tan extraña, cómo si quisiera decirle algo pero al mismo tiempo estaba dudosa de decirle lo qué fuera que estuviera en su mente.


El moreno la miraba de regreso, intentando adivinar qué quería decirle la muchacha, lo que llevaba cómo consecuencia intensos duelos de miradas que para nadie en el edificio pasaban desapercibidos, inclusive Roxane les había llamado la atención una vez.


Si tienen un drama amoroso, agradecería que lo resolviesen fuera del trabajo, mientras estén aquí, muevan sus traseros y trabajen cómo es debido. No les pago para estarse mirando todo el rato.’ Fue lo que dijo la furiosa mujer aquella vez, y desde entonces Katherine había bajado la intensidad de sus miradas.


Jhon tenía sus sospechas pero rezaba internamente que no fuesen ciertas, que sólo estaba delirando por el estrés y la ansiedad, que no fuera ella, pero claro; cómo todo en su vida, el moreno se chocó contra la realidad en la hora del almuerzo cuando Katherine se le sentó para hacerle compañía.


—Tu apellido es Bustón ¿Cierto? — Fue la primera cosa que dijo ella al sentarse y destapar su lonchera dónde traía su almuerzo, un guiso de pollo con arroz y ensalada, con un pudín cómo postre y algo de sopa cómo abre-bocas; Jhon ignoró la pregunta mientras observaba su simple emparedado, al cual le había echado la lujosa kétchup y mayonesa para adicionar al queso que no sabía a nada.


—Eh, s-sí ¿Por qué preguntas? —El moreno respondió con duda, mientras desviaba su vista de la comida de su compañera, no quería sentirse peor con su insípido emparedado.


—Pues nuestros apellidos se parecen bastante ¿Sabes? —ante esa pregunta, el más viejo tragó grueso, no quería escucharlo, no estaba moralmente preparado—. Mi apellido es Bustlov ¿Puedes creerlo? Nuestros apellidos se parecen tanto…—La muchacha fingió asombro de forma exagerada.


—Sí te recuerdo, Katherine. —Respondió con pesar Jhon, mientras sentía escalofríos.


— ¡¿En serio?! — Y con el golpe que Kate le dio en la espalda, el moreno sintió cómo su pulmón izquierdo se iba a mejor vida.


[…]


— ¿Puedes creerlo, Jhonny? Compañeros en secundaria y ahora compañeros en el trabajo ¡¿Acaso no es genial?! — Saltó la muchacha a su alrededor con una sonrisa llena de energía— Podremos hacer todo lo que hacíamos en la secundaria, bueno, más o menos; ya no podemos vomitar las faldas de nuestras compañeras —y otro golpe a su adolorido hombro le dio a entender al moreno que la chica realmente estaba feliz de verlo— ¡Oh! ¡¿Recuerdas esa vez que le vomitaste la falda a Melissa por los nervios?! ¡Dios! Eso se volvió un clá-si-co.


—Estaba enfermo ese día. — Se excusó el moreno algo fatigado, rogando internamente que se terminara el descanso del almuerzo.


—Sí, y cada día que te tocaba estar cerca de ella —se burló Katherine— ¿Recuerdas a Raimar?


— ¿Al que le gustaba asustarme con fuego y quemarme con colillas de cigarro?


—Sí, ese; en estos días lo vi, está trabajando cómo panadero ¿Y recuerdas al cerebrito de Oliver?


— ¿Al que le gustaba llamarme idiota con palabras que sólo él entendía? —Jhon respondía de forma inconsciente, recordando asqueado a todos sus compañeros de la secundaria, esperando que la castaña saliera con una pregunta referente a ella en plan ‘¿Recuerdas a Katherine Bustlov? Ya sabes, la loca que escuchaba gemidos de hombres todo el tiempo y que no te dejaba orinar tranquilo y le gustaba acariciarte los pezones.’ Pero eso ya sería demasiado, inclusive para la imprudente de Kate.


—Bueno, a él también lo vi —la muchacha miró a los lados—. Está trabajando cómo prostituto en la avenida quince, a simple vista no lo reconocí con todo ese maquillaje y moretones encima.


— ¿En serio? —Jhon no pudo evitar el pensar en Lerroy, el pobre también había sido súper inteligente cuando estaba en su bachillerato y había tenido que trabajar también de eso.


—Sí, cuando hablé con él me explicó un poco por qué terminó así, me dijo que su familia lo había rechazado por ser gay y tuvo que conseguir trabajo si no quería morir de hambre, y bueno, terminó así.


—Pobre.


— ¿Verdad que sí? Realmente me gustaría ayudarlo pero el pobre simplemente no se deja, le di algo de dinero y simplemente lo botó, diciendo que no necesitaba lastima; última vez que intento ser buena con alguien.


—Intenta ponerte en sus zapatos, Kate, es difícil, especialmente si ves a tus excompañeros viviendo mejor que tú, seguramente debe tener la moral y las esperanzas destrozadas…—susurró Jhon aun pensando en todo el calvario que Lerroy habría tenido que pasar siendo tan joven, y sin poderlo evitar, suspiró con pesar; ahora entendía aún más la actitud que el castaño tenía para con él al inicio.


—Creo que conoces  a alguien que está pasando por algo similar ¿No? — La castaña bajó considerablemente la voz y suavizó su tacto.


—Recién salió de esa pesadilla. — Fue lo único que dijo, y al ver el reloj colgado en la pared añadió—: Volvamos al trabajo, ya terminó la hora del almuerzo.


[…]


Lerroy se movía con audacia entre las mesas, con las manos cargadas y con cuidado de no tropezar con los juguetes de los malditos niños cuyos padres no les prestaban ni la más remota atención y hablaban de política, odiaba la hora pico pero a la vez la amaba; si se movía rápido con las mesas que tenían  trabajadores estresados, se ganaba unas buenas propinas pero la odiaba porque sentía que en cualquier momento terminaría insultando a alguien.


Especialmente a las personas que se parecían a la cosa rara de ‘Kate’ o cómo putas se llamara,  el sólo recordar a esa castaña, el muchacho sentía su sangre hervir y  se movía más rápido a lo largo del saturado local.


No debía confundirse con las órdenes, no debía insultar a nadie y no debía tirar las cosas. Pero todo se fue al traste cuando marcaron las siete y el lugar estaba lleno nuevamente, pero habían dos personas que llamaron su atención.


Jhon y la cosa rara de Kate estaban en una mesa, leyendo el menú. Lerroy sintió que podría patear al niño que no dejaba de meterle el pie para intentar hacerle caer, e ir directamente hacia la extraña pareja a reclamar lo que era suyo.


Terminó de servir lo que tenía en mano, y se encaminó veloz, tomando órdenes en el camino obviamente, hacia la parejita que resaltaba entre todas las demás.


—Oh, Lerroy, hola. — Saludó encantado Jhon apenas lo vio, ni siquiera lo disimuló un poco, cosa que endulzó un poco al castaño y antes de poder responder el saludo, la Kate interrumpió.


—Te llamaré Roy-Roy entonces —dijo ella feliz por el extraño apodo—. Bueno, Roy-Roy, yo quisiera un submarino jumbo, con extra de salsa, por favor. —Tanto al moreno cómo al castaño se le desencajó la mandíbula al  escuchar el pedido de la muchacha, Lerroy sabía mejor que nadie qué era el submarino jumbo, y normalmente lo pedían por docenas las bolas de grasa amorfas que a veces llegaban al lugar.


— ¿Y tú qué quieres, Jhon? —Preguntó mientras retomaba la compostura, no podía darse el lujo de fantasear en el trabajo.


—Supongo que un… ¿Tumba-rancho? ¿Qué es eso? —Y ese era el tipo de nombres que estaban disponibles en el menú de un restaurante con comida venezolana cómo principal.


—Es cómo un emparedado pero hecho de otro tipo de harina que, bueno, tiene carne, huevo, pollo; de todo un poco, es delicioso según los dueños, yo no lo he probado.


— ¿Es frito? —Preguntó la chica nuevamente, el castaño asintió, algo contrariado—. Entonces borra lo del submarino y me traes dos de esos.


—Creo que pediré una simple ensalada cocida. — Fue lo que respondió el moreno ya fatigado.


— ¿Te puedo recomendar algo? Apuesto a que te gustará. —Preguntó Lerroy  a su pareja, ignorando olímpicamente a la chica.


— ¿Qué es?


—Pastelitos.


[…]


Lerroy nunca antes había estado tan… Asqueado en su vida, había visto muchas mierdas raras en la calle, pero ver a esa mujer comer tumba-ranchos a lo bestia, era otro nivel ¿No y que las mujeres eran elegantes y delicadas? ¡Lo que estaba comiendo junto a Jhon era una bestia insaciable! Ya incluso había pedido dos rondas de patacones para acompañar.


El moreno se había comido felizmente sus pastelitos y se veía incluso adorable comiéndolos desde el punto de vista de Lerroy, y sólo estaba sentado con la mirada perdida viendo comer a su acompañante, parecía estar hasta acostumbrado a ese espectáculo.


Cuando su jefe le dijo que ya podía irse, colgó el delantal y se cambió rápidamente. El castaño agarró una tercera silla y se sentó junto a Jhon que tenía una expresión sombría.


—Ella come un montón ¿No? —Intentó hacer conversación el más joven.


—No has visto nada. — Respondió Jhon mientras parpadeaba un par de veces, cómo saliendo de su trance. — ¿Ya estás libre?


—Sí —sonrió el muchacho tranquilo—. Esta vez voy yo al lado tuyo, no quiero a esa bestia con tacones cerca de ti.


—Muy gracioso, Roy-Roy. — Interrumpió la castaña mientras se limpiaba con una servilleta—. Esas cosas eran la gloria de la grasa, este es mi nuevo lugar favorito.


—No te ofendas, querida, sólo estaba siendo honesto, menudo espectáculo que diste mientras comías, seguramente el espectáculo será mayor cuando  veas la cuenta. —Y dichas esas palabras, el castaño extendió el papelito con la cuenta que cuando Jhon la vio, palideció inmediatamente.


—N-no tengo ni siquiera para pagar la mitad —susurró el moreno, angustiado— ¿C-cómo voy a pagar esto?


— ¿Y quién dijo que tú ibas a pagar? —preguntó la muchacha mientras veía indiferente el papelito—. Pagaré yo, no te preocupes. —Y tal cual, la castaña se levantó y se fue a pagar.


Jhon y Lerroy intercambiaron miradas en silencio.


[…]


—Ay que rica cena, Jhonny, gracias por acompañarme y no asquearte conmigo. —Susurraba Kate súper melosa, prácticamente aplastando a Lerroy para abrazar al moreno.


— ¡Quítate de encima, maldita vaca! No puedo respirar. — Chilló el castaño mientras batallaba por el oxígeno.


— ¡¿A quién le llamas vaca, enano imprudente?! —Se soltó la castaña mientras empezaba nuevamente otra pelea épica entre ambos y Jhon, de nueva cuenta, tuvo que detenerse para evitar un accidente.


— ¡Uy perdona! ¡¿Entonces cómo quieres que te llame, morsa entaconada?!


— ¡Deja de meterte con mi peso, hobbit de pacotilla! —Y ambos estaban infantilmente jalándose el pelo y retorciéndose dentro de la camioneta.


— ¿Podrían detenerse? A-Alguien puede salir lastimado.


—Claro que alguien puede salir lastimado —respondió Lerroy extrañamente sereno— ¡Yo puedo! ¡Por aplastamiento súbito! Tener a esta vaca en la camioneta es un peligro latente.


—Que divertido que eres,  Roy-Roy, pero no te preocupes que no se te notan para nada los celos. —Respondió sarcástica Kate mientras se acomodaba un poco la ropa y el cabello.


— ¿Celos de qué?


—Celos de que te quite a Jhonny, lo estás celando de una forma nada normal.


—Quisieras, no puedo sentir celos por una morsa con tacones. —Aseguró el castaño observando fiero a la castaña.


— ¡Jhonny! —chilló infantilmente Kate mientras se volvía a aferrar al brazo del pobre Jhon—. Dile a Roy-Roy que me deje de llamar gorda.


— ¡¿Pero qué tienes con estarle tocando?! —Chillo esta vez Lerroy, sintiendo que terminaría matando a la castaña.


— ¡Él es un hombre y yo una mujer!


— ¡¿Y eso qué coño tiene que ver?!


—Que tiene que haber contacto entre nosotros para que venga un bebé~—Canturreó la chica de forma descarada, a lo que el castaño sintió cómo un tic nacía en su ojo izquierdo.


—Para tu información—empezó a decir el más joven de los tres, mientras oservaba cómo el moreno le hacía mil y un señas para que se callara pero igualmente desobedeció—; Jhon y yo estamos saliendo desde hace casi un año.


— ¿Y follan? —Preguntó la chica aun aferrada al brazo del moreno.


—Cómo conejos. —Aseguró con orgullo el castaño aunque fuese una vil mentir, y ante el silencio, se sintió cómo un completo estúpido. Observó de reojo la cara totalmente roja de Jhon y la sonrisa gatuna de la muchacha y entonces entendió las advertencias que por la rabia ignoró. —Yo…—el muchacho buscó las palabras correctas, pensando en cómo no cagarla más—. Me exalté de más, t-tengo problemas con la ira.


—No mientas, estabas celoso, se te notaba a kilometros~ Estabas tan celoso que caíste tan redondo en mi juego.


—E-eso e-era lo que t-te intentaba decir, Lerroy; Katherine es una chica de cuidado —explicó Jhon, bastante apenado—. Siempre consigue lo que quiere.


—Exacto, así es cómo lograba convencer a mi buen amigo Jhonny de acercársele a las chicas que le gustaban.


— ¿Aún me consideras tu amigo después de tanto tiempo? —Interrumpió Jhon, ciertamente sorprendido.


— ¡Claro! Eras el único de los chicos que siguió hablándome después de darse cuenta que escuchaba gemidos de hombres por hobby y se dejaba acariciar los pezones de mi parte, claro, y que no se excitaba cada vez que lo observaba orinar y…


— ¡Espera! —chilló el castaño, interrumpiendo el monologo de la chica, y mirando desafiante a Jhon, olvidando totalmente la vergüenza de hace unos momentos— ¡¿Qué clase de cosas guarras hacías con ella?! —Y ante esa pregunta, Jhon entendió que estaba en serios problemas, a lo que respondió con una simple risa nerviosa mientras se encogía de hombros, avergonzado de que Kate confesase lo que hacían de jóvenes.


Y de allí salía la razón por la cual el moreno no quería re-encontrarse con su vieja amiga; esa chica simplemente no tenía filtro alguno.


[~~~]


—E-eh… Ho-hola…—saludó tímido el muchacho a la chica que tanto había estado observando las últimas semanas; Katherine Bustlov.


—Hola. —Saludó ella mientras se quitaba uno de sus característicos audífonos.


—S-s-siem-siempre t-te ve-veo e-escuchando mú-música y m-me d-daba curiosidad… S-saber q-que g-género e-escuchabas… —finalmente preguntó mientras jugaba nervioso con sus manos, esperaba que ella no llamase a Raimar para que lo quemase cómo había hecho Melissa la semana pasada.


—Es un género un poco extraño, no creo que te guste ¿Qué escuchas tú?


—N-no t-tengo u-un gé-género fa-fa-favorito…Pe-pero ¿P-por qué di-dices q-que n-no me g-gustaría?


—Tendrías que escucharlo por ti mismo entonces —sonrió ella de forma gatuna y el muchacho sintió su entrepierna ligeramente apretada y su corazón dar un vuelco—. Te lo advierto, es muy extraño. —Dijo la chica mientras le extendía ambos audífonos al moreno para que escuchara.


El chico se los puso sin dudar pero realmente no estaba preparado para escuchar eso: gemidos de hombres, de muchas formas que jamás pensó podría escuchar. Se los quitó y se los devolvió a la chica junto a una sonrisa nerviosa, no quería rechazarla, era la única que le había saludado de vuelta y no había mandado a una jauría de monos hormonados a atacarlo.


—E-es… I-interesante…—Susurró el muchacho algo contrariado después de unos momentos de silencio incómodo.


— ¿Quieres oír más? Tengo cinco versiones diferentes, mi favorita es la que acabas de escuchar.


— ¿E-en serio? ¿N-no te m-molesta com-compartir t-tus gustos c-conmigo?


— ¡Que va! En serio me encantaría tener a alguien con quien hablar de cosas triviales ¿A ti no?


—C-claro q-que m-me gus-gustaría…—El muchacho sólo esperaba que ella no quisiese hablar sobre gemidos de hombres todo el rato.


— ¡Entonces seamos amigos! —Y con esas palabras dichas, inició la primera y más extraña amistad de Jhon.


Aunque al inicio el muchacho siempre se mostró incómodo con la muchacha, luego fue tomando confianza y se mostraba un poco más relajado con ella al ver que no tenía ningún peligro, claro, aparte de la invasión constante a su privacidad, pero la chica en realidad no era mala… Sólo era salvaje.


Y uno de los pasatiempos que ambos compartían era sentarse en la acera con algo de sombra y viento a ver la calle para charlar de cosas sin verdadera importancia.


— ¿Sabes? Eres el único que sigue conmigo después de tanto, después de saber que no soy una simple chica linda —la castaña hizo una pausa mientras veía los autos pasar— ¿Por qué?


— ¿N-no somos amigos? —preguntó el muchacho algo confundido, igualmente viendo los autos pasar—. Eso es lo que hacen los amigos ¿No?


—Sí pero… Ya sabes, tengo dinero, soy popular y esas cosas, algo debes querer.


—Tu amistad —respondió con una simple sonrisa Jhon—. Realmente me agradas, Kate —confesó con un ligero rubor.


—Tú también me agradas, Jhon. —respondió ella con su característica sonrisa gatuna.

Notas finales:

Muchas gracias por leer <3


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