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Patético por Mc-19051

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Notas del capitulo:

muchísimas gracias por todos los reviews, y gracias por comprender, intentaré actualizar más seguido, aprovechando que en mi país serán días festivos pronto.

 

Anécdotas de un pervertido.


Unas semanas habían pasado desde eso y Jhon por su parte estaba empezando a trabajar duro por ese ascenso, quería regalarle algo lindo a Lerroy por el tiempo que llevaban juntos pero el moreno había notado cómo el castaño estaba más arisco y agresivo de lo normal y en serio se moría de ganas por preguntarle qué le pasaba.


Pero siempre llegaba súper cansado del trabajo y se  iba directo a dormir ¿Estaría Lerroy enojado con él por eso? Jhon no quería enfadar a su novio, era su primer novio en la vida y no lo quería perder tan pronto por culpa del trabajo pero Lerroy tampoco era claro y le decía qué lo tenía tan mal.


Por su lado, Lerroy simplemente ya no podía consigo mismo, cada noche que salía a trabajar se ponía de exquisito a elegir a los clientes y rechazar a los feos que le llegaban y todo por culpa de ese albino inútil que le había dicho que apenas y  entraba en el juego.


Ja, cómo si cinco años en la prostitución no fuesen nada. Le molestaba ser una puta barata, le molestaba no poder ser apetecible para otro tipo de cliente, le molestaba empezar a depender tanto emocionalmente de Jhon ¿Por qué ese perdedor no podía ser un hombre adinerado que por motivos desconocidos se enamorase de él? Un hombre adinerado con un cuerpo tallado en piedra, una basta experiencia sexual, peludo, tierno y amable.


Bueno, Jhon era peludo tierno y amable, no tenía un cuerpo tallado en piedra pero igualmente era lindo dormir con él y pese a que el pobre estuviese roto igualmente le daba gustoso algo de comida todos los días así que no estaba tan mal.


Lerroy sonrió un poco al recordar al moreno y lo dócil que era en ocasiones; era muy lindo hablar con él y escuchar sus pendejadas que iban desde que habían traído un nuevo tipo de clips a si la secretaria se había acostado con el de mantenimiento.


Era lindo pero a la vez extraño y hasta cierto punto aterrador, tenía los mismos gestos de un depredador sexual y eso a Lerroy le recordaba mucho a su tío; y el castaño en serio no quería volver a estar cerca de alguien similar a su tío.


Ante los malos recuerdos, el muchacho tomó otro trago del whisky que su último cliente le había dado, ya se había tomado cerca de media botella y no podía dejar de pensar en Jhon, Lerroy se sentía más estúpido de lo normal  por pensar tanto en otro estúpido pero bueno, efectos de alcohol y demás.


[…]


Jhon iba saliendo temprano del edificio en el que vivía, cinco y media de la mañana para ser exacto, una hora antes de lo que antes solía salir pero estaba bien para él aunque en su mirada se notase el cansancio que tenía  y lo que más le alegraba es que el día siguiente sería feriado y podría dormir plácidamente todo el día si quería.


Hacía meses que no tenía uno de esos y le emocionaba, quizá así podría tener algo de tiempo con Lerroy.


Y hablando justamente del castaño, éste se cruzó en su camino, tambaleante y más desarreglado y sucio de lo normal, cosa que extrañó bastante a Jhon, el cual sin pensárselo demasiado decidió acercarse al castaño para preguntarle qué había pasado.


— ¡Jhonny! — Gritó el muchacho apenas le vio y le sostuvo con fuerza ambos brazos, sonriéndole de oreja a oreja. Jhon se alarmó un poco por el ruido, así que decidió hacerle la seña universal del silencio pero Lerroy simplemente entrecerró los ojos mientras apretaba los labios.


— ¿Uno? ¿Un beso? — Preguntó el castaño obviamente sin entender las intenciones de Jhon, el cual se desesperó un poco al ver lo alto que hablaba el muchacho, no quería despertar a los demás por lo temprano que era, y le daba miedo que decidiesen atacar a Lerroy.


—V-vamos. —Susurró el moreno mientras empezaba a jalar cómo podía al castaño para que se moviera de su lugar, y milagrosamente le funcionó a la primera.


Haciendo como todos los animales, logró subir a su novio por las escaleras, y cansado a más no poder Jhon logró meterlo en su micro-apartamento, al menos allí estaría seguro, o eso era lo que pensaba él en esos momentos.


Durante el trayecto se dio cuenta del fuerte olor a alcohol que tenía encima Lerroy y eso preocupó bastante a Jhon ¿Cómo se lidiaba con una persona en esas condiciones? Jamás en su vida lo había hecho y realmente no sabía qué hacer.


Pero antes de poder hacer algo, Lerroy se tumbó en su colchón cómo si nada, vaya que debía estar borracho si no se había quejado por los resortes viejos fue lo que pensó Jhon mientras veía al muchacho batallar para acomodarse allí, aun con la gabardina puesta y medio cuerpo fuera.


Se hincó para ayudarlo pero rápidamente el muchacho lo apartó con una mirada de notoria molestia.


—No… No me toques…—habló entre dientes y algo atropellado mientras levantaba ambas manos— Sé que te da asco  hacerlo…—susurró con veneno en su voz.


—No me da asco tocarte…—Respondió Jhon algo confundido ante esa reacción, ¿No debía ser al contrario? Las personas siempre le tenían asco a él, no al revés.


— ¿No? — Lerroy entrecerró los ojos y volvió a apretar los labios—. Sé que te mueres por tocar a una de esas zorras de tu trabajo, quieres carne fresca y yo estoy podrido para ti.


—No estás podrido.


— ¡Sí, sí lo estoy!  —Su grito hizo incluso eco en el pequeño  lugar—. Quédate con ellas, yo sé lo que piensas en  verdad. — Y dichas esas palabras, Lerroy se volteó, dándole la espalda.


Jhon quedó en silencio unos momentos antes de levantarse y limpiarse un poco, sin saber realmente qué decir o qué hacer ¿Acaso eso era lo que tenía a Lerroy tan mal? ¿Estaba celoso? ¿Alguien en serio estaba teniendo  celos por él? Jhon no se lo podía creer.


Y apagando la luz nuevamente, se despidió del muchacho con un ‘Que descanses’.


Mientras que Jhon se iba camino al trabajo, Lerroy solo y en la oscuridad se dio el lujo de llorar sin pudor alguno hasta quedar profundamente dormido, pudiendo descansar tranquilamente en los brazos de Morfeo.


[…]


Cuando Lerroy finalmente despertó a eso del mediodía, se dio cuenta que estaba de nueva cuenta en el micro-apartamento de Jhon y que éste no se encontraba por ningún lado. Sentándose con dificultad en el colchón que tan amenamente había babeado, logró recordar un par de cosas que había hecho más temprano cuando se topó con el moreno.


Se frotó el rostro mientras sentía su cara arder por la vergüenza de recordar el pequeño drama que le había montado al pobre de Jhon gratuitamente, vale que le había dicho lo que pensaba en realidad pero seguramente esa no era la forma de hacerlo.


Bostezó y se olió un poco a sí mismo, no pudiendo evitar el hacer una mueca de asco al reconocer que estaba hediondo a alcohol, saliva y lágrimas secas; así que decidió levantarse de forma lenta y tranquila para no terminar vomitando hasta su alma en ese lugar.


Caminó despacio y apoyándose en las finas paredes del micro-apartamento, al final, las náuseas le ganaron y cómo pudo logró llegar al micro-baño que tenía Jhon allí y  vomitó todo lo que tenía, incluso empezó a llorar otra vez, sintiéndose patético.


Vomitó hasta que llegó a un estado de ensoñación, fácilmente podría quedarse dormido con su cara metida en el váter y menos le podría importar pero luego de un rato tuvo que levantarse porque el cuello le estaba matando, así que en contra de su voluntad se levantó y la vista se le nubló por unos momentos así que tuvo que sentarse en el váter a respirar un poco.


Observó a su alrededor en el claustrofóbico baño y se dio cuenta que Jhon tenía tres objetos que él  añoraba desde bastante rato.


Champú con acondicionador, jabón que no fuese de azufre y una afeitadora de marca reconocida. Sentía que podía llorar de la emoción de ver esos objetos allí y el  definitivamente quería bañarse allí.


Se levantó y jaló la cadena del váter, sorprendiéndose cómo el agua salía transparente, sin restos de cucarachas o de un color mugriento. Curioso abrió la regadera y se dio cuenta que el agua salía igual de limpia.


Vaya que Lerroy no cabía de la emoción.


Salió corriendo del micro-apartamento de Jhon a buscar con desespero más de su ropa vieja en su lugar, había dejado la puerta abierta porque no tenía llave del sitio y necesitaba apurarse si no quería que alguien aprovechase  y se metiese a robar allí.


Buscó con desespero y terminó agarrando una de sus cajas dónde tenía ‘cosas importantes’ dónde estaba más que seguro que allí tenía ropa decente y salió corriendo de igual manera hacia el micro-apartamento de Jhon, esa vez sí cerrando la puerta tras de sí.


Ambos micro-apartamentos cerrados y seguros, todo iba bien. Dejó la caja a un lado del colchón y sacando la ropa de la misma, se fue a bañar.


[…]


Cuando Jhon finalmente regresó de su larga jornada de trabajo, se sorprendió de ver a Lerroy con ropa distinta de la mañana y sentado cómo si nada en el colchón, observando tranquilamente a la nada. Otra cosa que llamó la atención del moreno fue una caja que reposaba tranquilamente a un lado del castaño.


El pobre de Jhon ni siquiera sabía por dónde empezar para no alterar más a su pareja, así que se acercó cuidadosamente a ésta y se sentó a su lado; y así ambos quedaron en un extraño silencio que ni terminaba de ser incomodo pero que tampoco era precisamente reconfortante.


Por su lado, Lerroy estaba muchísimo más tranquilo; tenía hambre —y bastante— pero se sentía lo suficientemente cansado cómo para ni siquiera molestarse en reprocharle el extraño silencio al pervertido de Jhon.


— ¿Co-como te sientes? — Preguntó con un murmullo el moreno después de un rato considerable en silencio.


—Hambriento. — Fue la simple respuesta del castaño sin dejar de mirar a la nada.


—T-traje unas galletas y algo de be-bebida energética...


— ¿Y eso por qué?


—Porque eso a-ayuda a la resaca. —Susurró el moreno mientras buscaba en la bolsa que había traído y sacaba la botella de bebida energética  que ya estaba empezada, Lerroy al ver ese hecho arqueó ambas cejas.


— ¿No pudiste entregármela completa?


—Hi-hice l-lo po-posible p-pero…—Genial, pensó el castaño con sarcasmo; había puesto más nervioso a Jhon y el tartamudeo empeoró— M-me dio ha-hambre e-en  el c-camino…


—Está bien, no estoy enojado. — Intentó calmar a su acompañante mientras tomaba la botella y la abría para luego  tomar un par de tragos. No era cómo si tuviese pleno derecho de reclamarle, más bien le sorprendía que se tomase tantas molestias con él.


— ¿N-no?


—No —hizo una pausa mientras miraba la botella entre sus manos—. Muchas gracias, en serio te agradezco estos detalles. —Habló con honestidad y dedicándole su mejor sonrisa al moreno.


Jhon por su parte sintió cómo su corazón daba un vuelco por la emoción y su cara ardía con furor, se relamió los labios que ya los sentía secos y tragó grueso; Lerroy era lindo cuando sonreía y sin poder controlarlo, le robó un beso al castaño.


Después de que se separó, la sonrisa de Lerroy se ensanchó ¿Le habría gustado? Quizá había sido demasiado brusco…


— ¿Cuántas ordenes de restricción tienes encima? —Esa pregunta tomó por sorpresa a Jhon, el cual sin poder ocultarlo abrió los ojos con sorpresa; por su lado Lerroy supo que había dado en el punto indicado.


—N-no sé d-de q-qué ha-hablas…—Respondió Jhon algo atropellado mientras desviaba la mirada.


—Anda, en una relación tiene que haber honestidad ¿Cierto? — Lerroy no se sentía cómo el ser más honesto del mundo pero esa parte de la vida de Jhon le generaba curiosidad—. No seas malito y dime. — Hizo un puchero que sabía que funcionaba con el moreno.


—O-once…—confesó finalmente Jhon, sintiéndose terrible consigo mismo y bajando la mirada—. P-pero t-te ju-juro que he cam-cambiado.


—No es necesario que me jures nada —explicó tranquilo Lerroy mientras se acomodaba mejor en el destartalado colchón para tomar otros dos tragos de la botella—. Lo que necesito es que me digas es cómo obtuviste tantas.


—L-la mayoría fue-fueron en l-la secun-secun-da-da-daria…—El castaño observó curioso a Jhon cuando se trabó tan mal en la última palabra y supuso que esa palabra de por sí le causaba pánico al moreno.


Lo cual era cierto, Jhon con sólo recordar sus años de secundaria sudaba frío.


—Venga, dime. — Incitó el castaño mientras le acariciaba la espalda al moreno, sintiendo cómo ésta ya estaba empapada por el sudor.


—B-bueno… E-es que d-donde estudié ha-habían muchas chicas lin-lindas.


— ¿Y todas te gustaban?


—N-no… Habían chi-chicas lindas p-pero e-eran peligrosas…—Jhon tomó una bocanada de aire mientras fruncía el ceño, intentando no tartamudear tanto— Ellas c-controlaban a los demás chicos y yo no les a-agradaba mucho, n-no les gustaba que me acercara dema-demasiado así que ma-mandaban a los demás a golpearme si pasaba re-remotamente cerca de ellas.


—Entonces te fuiste con las que no tenían una jauría de monos hormonados detrás ¿Cierto? — Ante su pregunta, Jhon asintió con pesar, Lerroy terminó la botella y agarró una galleta para luego hacerle una seña de que continuara con la historia.


—A las que me podía a-acercar… L-las co-conocía a la distancia…


— ¿Las seguías? —Nuevamente el moreno asintió ante su pregunta.


—E-eran m-muy lindas y yo q-quería conocerlas p-pero me daba miedo hablarles así que —Jhon hizo una pausa mientras hacía movimientos extraños con sus manos—. B-bueno, escuchaba s-sus conversaciones, a-anotaba sus gustos e i-intentaba imitarlos.


—Algo tuviste que hacer aparte de eso para conseguir una orden de restricción…


—L-las seguía a casa… T-todos los días, i-incluso me q-quedaba a esperarlas para que salieran y acompañarlas a la distancia… E-era lin-lindo e-escuchar s-sus conversaciones matutinas.


— ¿Vivían en la misma casa acaso o vivían una al lado de la otra?


—E-eran hermanas… Con ellas conseguí tres órdenes de restricción.


—Eras intenso ¿Eh?


—U-un año después de eso, me conseguí una cámara y p-pues… Al cabo de un mes ya tenía un cuaderno lleno de chicas lindas, u-un profesor me quitó ese cuaderno y me suspendieron, cuando volví ya las chicas no estaban y ya tenía cuatro órdenes más.


—Faltan cuatro más para las once ¿Cómo las conseguiste?


—En el trabajo —la corta respuesta sorprendió al castaño, ni una pizca de nervios —. Fueron nuevas que buscaban ayuda y yo me ofrecía, recaí con dos de ellas, las seguía a casa; incluso les llegué a dar regalos p-pero supongo que no les gustó mucho la idea de que alguien cómo yo se hu-hubiese prendado a ellas.


— ¿Y las otras dos?


—Una trabajaba en el mismo lugar que yo, la había estado conociendo durante unos meses y ya sentía que la amaba, así que una tarde cuando estábamos por salir, nos encerré en el cuarto de correspondencia y la amenacé.


— ¿Tú? ¿Amenazar a alguien? — Lerroy no cabía en su asombro, todas las anécdotas anteriores habían sido acosos relativamente inofensivos, casi ni había interactuado con las víctimas.


—L-le dije que no saldríamos de allí hasta que me diese un beso, no importaba si era en el cachete, sólo que-quería q-que  e-ella m-me b-b-be-besara…


— ¿Lo recibiste?


—S-sí —una sonrisa tonta apareció en la cara del moreno, cosa que le dio una punzada de celos a Lerroy —. M-me besó en la co-comisura. — Y con orgullo señaló el lugar.


—Pero a cambio recibiste una orden de restricción, ¿Y la última?


—L-la úl-última f-fue s-similar a las demás, me gustó y d-decidí c-conecerla a distancia…


— ¿Te masturbaste pensando en cada una de ellas?


—Sí, d-digo, ¡N-no!, n-no; no lo hice. —Jhon se atropelló con sus propias palabras intentando enmendar lo que recién había confesado, no quería enojar a Lerroy por eso.


—Sí te masturbaste. —Ante su acotación, el moreno desvió nuevamente la mirada y asintió.


—P-pero he cam-cambiado y ya n-no hago eso.


—Jhon, tu hobby es ver chicas a la distancia y tus gestos son los mismos que los de un depredador sexual; no creo que hayas cambiado mucho desde tu secundaria hasta ahora. —Lerroy vio atento como Jhon fruncía el ceño, era extraño verle enojado.


— ¿Y t-tú?


— ¿Yo qué?


—T-tu pa-pasado, y-ya te he di-dicho mucho del mío. —Fue la vaga excusa del moreno para cambiar de tema.


—No mucho que decir, la verdad, puedes ver en esa caja si gustas, creo que hay varias cosas de mi pasado allí.


Jhon, intentando calmar sus nervios, empezó a buscar en la caja que tanto le había llamado la atención desde el inicio, encontrándose con varios diplomas, medallas e inclusive dos trofeos; la mayoría haciendo alusión a las buenas calificaciones de Lerroy.


Un poco más al fondo de la caja estaban unas fotografías que decidió no tocar, así que se quedó con los diplomas y medallas. Necesitaba despejar lo que recién le había dicho al castaño.


—E-eres inteligente…—Susurró Jhon con asombro mientras leía mejor lo que los diplomas decían, uno decía sobre tener las mejores calificaciones de su sección, otro de ser el mejor entre todas las secciones y los demás eran sobre haber ganado el primer lugar en las olimpiadas matemáticas y había uno solo de haber ganado una competencia de ajedrez.


—No soy inteligente, Jhonny, si fuese inteligente, créeme que no estaría aquí. — Fue lo que respondió Lerroy mientras veía con desinterés los diplomas y medallas.


Las medallas  hacían alusión a las olimpiadas matemáticas —ambas doradas por ser del primer lugar— y los dos trofeos eran por haber ganado una competencia de creación de artilugios aerodinámicos, no entendía muy bien eso pero supuso que también era para personas inteligentes.


—Tú ta-también participaste en las olimpiadas matemáticas…


—Sí, y gané el primer lugar dos veces seguidas.


—Yo n-nada más co-conseguía el listón que d-decía ‘Gracias por participar’. —Comentó Jhon mientras observaba nuevamente los diplomas con algo de nostalgia; le habría gustado al menos haber ganado uno de esos, quizá del tercer lugar.


— ¿Te gustan las matemáticas? —El castaño observó curioso al moreno, no se veía cómo alguien que disfrutase sacar cuentas.


—S-sí, por eso cada año me esmeraba en participar p-pero al final, los organizadores me decían co-cosas cómo ‘Debes dejarle participar a los demás’ o ‘Deberías intentar con otro tipo de competencia’ —el más viejo de los dos guardó silencio durante unos momentos mientras observaba las medallas y trofeos—. P-pero ¿Por qué dices que no eres inteligente? Este tipo de cosas se les da a las personas inteligentes.


—Deja de insistir con eso ¿Quieres? — Lerroy por su parte empezaba a impacientarse ante las adulaciones sin sentido de Jhon.


—S-sólo digo la verdad, creo que eres inteligente… B-bueno, al menos más inteligente que yo.


—Cualquiera es más inteligente que tú, Jhon. —Ante la respuesta del castaño, el susodicho bajó la mirada y dejó las cosas nuevamente en la caja, haciéndolo sentir culpable pero antes de poder decir algo, el moreno nuevamente habló.


—Eres inteligente. —Dijo con firmeza el más alto, mirándolo fijo a los ojos.


— ¡Que no soy inteligente! —Lerroy se levantó, ya furioso por esa estúpida conversación—. ¡¿Crees que si fuese inteligente me habría enamorado de mi tío?! —Y dichas esas palabras, por reflejo se tapó la boca y observó cómo Jhon lo veía con los ojos abiertos cómo platos.


— ¿T-tú… Te enamoraste de tu tío?

Notas finales:

Gracias por leer <3


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