-Young Jae, apresúrate -sacudió su mano, alegre, viendo a su mejor amigo acercarse corriendo.
-Perdona... había algo de tráfico.
-Ya compré nuestros pases. ¿Listo para el parque de diversiones?
Young Jae asintió y juntos ingresaron. Habían miles de puestos de juegos al igual que atracciones mecánicas. Habían un montón de personas aprovechando del tiempo de vacaciones. Dae Hyun tenía unos descuentos del trabajo así que había salido todo más económico. ¿Qué mejor que aprovecharlo con su mejor amigo?
-Hagamos fila aquí -arrastró a Young Jae hacía la montaña rusa.
-Claro... -le gustaba la aventura y el peligro pero el juego que veía ante él era demasiado alto como para ser cierto.
Miro a Dae Hyun quien estaba realmente emocionado. Sonreía de oreja a oreja, sus ojos se dilataban al ver el carrito caer desde la punta hacía abajo. Young Jae sonrió. Lo amaba. Llevaba mucho tiempo haciéndolo. Dejo de ser su mejor amigo a ser la persona que más amaba. Pero sabía que el otro jamás lo vería de forma diferente.
Se subieron en el primer carrito, de primeras. Ambos tenían el corazón a mil. Gritaron todo lo que sus gargantas daban mientras el recorrido pasaba.
-¿Estás bien? -tomo la mano de Dae Hyun y la apretó con fuerza. Lo veía algo pálido y mareado.
-Sí, sí... eso fue genial -sonrió.
Young Jae lo sostuvo más fuerte cuando lo sintió tambalearse. Paso una mano por su cintura para darle aún más soporte. Sintió la cabeza del otro en su pecho y quiso dejarla ahí más tiempo.
-Estas mareado -apenas y pudo articular palabra.
-Sí, pero estaré bien.
-Vamos a un juego más calmado, ¿si? -lo llevó hasta la fila de la noria donde rápidamente fueron asignados a una cabina.
Dae Hyun recuperó su color mientras observaba el paisaje. Sonreía, con las manos puestas sobre su regazo. Young Jae quería agarrar sus manos, mirarlo a los ojos y robarle un beso a esos labios que tanto anhelaba. Pero no era capaz. Había aprendido a conformarse con estar a su lado solamente.
-Gracias por venir conmigo, Jae.
-No hay de qué, Dae Hyunnie.
Su amigo sonrió y se giró de nuevo a ver el paisaje.
Apenas bajaron, siguieron con el resto de la diversión.
(Repitición)
-Young Jae, apresúrate -sacudió su mano, alegre, viendo a su mejor amigo acercarse corriendo.
-Perdona... había algo de tráfico.
-Ya compré nuestros pases. ¿Listo para el parque de diversiones?
Young Jae asintió y juntos ingresaron. Habían miles de puestos de juegos al igual que atracciones mecánicas. Habían un montón de personas aprovechando del tiempo de vacaciones. Dae Hyun tenía unos descuentos del trabajo así que había salido todo más económico. ¿Qué mejor que aprovecharlo con su mejor amigo?
-Hagamos fila aquí -arrastró a Young Jae hacía la montaña rusa.
-Claro... -le gustaba la aventura y el peligro pero el juego que veía ante él era demasiado alto como para ser cierto.
Miro a Dae Hyun quien estaba realmente emocionado. Sonreía de oreja a oreja, sus ojos se dilataban al ver el carrito caer desde la punta hacía abajo. Young Jae sonrió. Lo amaba. Llevaba mucho tiempo haciéndolo. Dejo de ser su mejor amigo a ser la persona que más amaba. Pero sabía que el otro jamás lo vería de forma diferente.
Se subieron en el primer carrito, de primeras. Ambos tenían el corazón a mil. Gritaron todo lo que sus gargantas daban mientras el recorrido pasaba.
-¿Estás bien? -tomo la mano de Dae Hyun y la apretó con fuerza. Lo veía algo pálido y mareado.
-Sí, sí... eso fue genial -sonrió.
Young Jae lo sostuvo más fuerte cuando lo sintió tambalearse. Paso una mano por su cintura para darle aún más soporte. Sintió la cabeza del otro en su pecho y quiso dejarla ahí más tiempo.
-Estas mareado -apenas y pudo articular palabra.
-Sí, pero estaré bien.
-Vamos a un juego más calmado, ¿si? -lo llevó hasta la fila de la noria donde rápidamente fueron asignados a una cabina.
Dae Hyun recuperó su color mientras observaba el paisaje. Sonreía, con las manos puestas sobre su regazo. Young Jae quería agarrar sus manos, mirarlo a los ojos y robarle un beso a esos labios que tanto anhelaba. Pero no era capaz. Había aprendido a conformarse con estar a su lado solamente.
-Gracias por venir conmigo, Jae.
-No hay de qué, Dae Hyunnie.
Su amigo sonrió y se giró de nuevo a ver el paisaje.
Apenas bajaron, siguieron con el resto de la diversión.