Hyuk iba montado en el tren subterraneo. Había salido corriendo desde el parque hasta la estación con todas sus fuerzas. Seguramente, había llegado a empujar a muchas personas. En otra ocasión, estaría realmente avergonzado y no pararía de disculparse por su comportamiento, pero ahora estaba roto por dentro. No tenía fuerzas para nada. Apenas y sentía que podía respirar en medio de las agitadas lágrimas que resbalaban de sus mejillas. Por más que con sus manos intentara secarlas, salían más y más. Su corazón estaba estrujado, apretandose con fuerza.
Había sido una pésima idea el haberse confesado a Hak Yeon hyung. Debió guardar su amor como algo unilateral, invisible para todos. Pudo haber vivido para siempre en sus fantasías. Pero no. Recogió el suficiente valor para pronunciar sus sentimientos en voz alta. Lo que dolió fue ver en el rostro de su amado la incomodidad que tenía mientras formulaba palabras que no fueran tan duras.
-Lo siento, Hyukie. N-no puedo corresponderte -le había respondido. En sus ojos pudo ver lástima, pena hacía él. Fue como sentir miles de flechas llegar a clavarse en su corazón.
El solo pensar en todo lo hacía sentirse mucho peor, desatando lágrimas y gritos ahogados que no podían ser contenidos.
Sintió un ligero roce en su mejilla. Al ver su regazo, había un pañuelo de tela, delicadamente doblado. Alzó la vista para ver un chico sosteniendose de una de las barandas cerca a él.
-¿Qué miras? -Hyuk le molestó que estuviera sonriendo. -¿Se te perdió algo? -odiaba que su voz temblara por culpa de las lágrimas.
-Nada -volvió a reír.
-¿Acaso tengo algo en la cara? ¡no rías! -tomo su pañuelo y lo tiro al suelo. -No estoy de humor para estupideces -se fue a levantar pero el muchacho se agachó frente a él, bloqueandole el paso.
Recogió su pañuelo, retiro el polvo y estiro su mano hacía el rostro de Hyuk. Con suavidad, lo limpió.
-Es sólo que me recuerdas a mí... pero todo irá mejor. Ya lo verás -su mano apenas y parecía flotar sobre su rostro. Los toques de la suave tela apenas y los podía percibir.
-Vamos, Hong Bin hyung te comprara algo de helado -se irguió, tomando su mano. Acababan de llegar a la estación, en la cual se bajaron inmediatamente.
Hyuk se dejó arrastrar por aquel extraño. Estaba tan frágil que realmente no le importaba.
(Repetición)
Hyuk iba montado en el tren subterraneo. Había salido corriendo desde el parque hasta la estación con todas sus fuerzas. Seguramente, había llegado a empujar a muchas personas. En otra ocasión, estaría realmente avergonzado y no pararía de disculparse por su comportamiento, pero ahora estaba roto por dentro. No tenía fuerzas para nada. Apenas y sentía que podía respirar en medio de las agitadas lágrimas que resbalaban de sus mejillas. Por más que con sus manos intentara secarlas, salían más y más. Su corazón estaba estrujado, apretandose con fuerza.
Había sido una pésima idea el haberse confesado a Hak Yeon hyung. Debió guardar su amor como algo unilateral, invisible para todos. Pudo haber vivido para siempre en sus fantasías. Pero no. Recogió el suficiente valor para pronunciar sus sentimientos en voz alta. Lo que dolió fue ver en el rostro de su amado la incomodidad que tenía mientras formulaba palabras que no fueran tan duras.
-Lo siento, Hyukie. N-no puedo corresponderte -le había respondido. En sus ojos pudo ver lástima, pena hacía él. Fue como sentir miles de flechas llegar a clavarse en su corazón.
El solo pensar en todo lo hacía sentirse mucho peor, desatando lágrimas y gritos ahogados que no podían ser contenidos.
Sintió un ligero roce en su mejilla. Al ver su regazo, había un pañuelo de tela, delicadamente doblado. Alzó la vista para ver un chico sosteniendose de una de las barandas cerca a él.
-¿Qué miras? -Hyuk le molestó que estuviera sonriendo. -¿Se te perdió algo? -odiaba que su voz temblara por culpa de las lágrimas.
-Nada -volvió a reír.
-¿Acaso tengo algo en la cara? ¡no rías! -tomo su pañuelo y lo tiro al suelo. -No estoy de humor para estupideces -se fue a levantar pero el muchacho se agachó frente a él, bloqueandole el paso.
Recogió su pañuelo, retiro el polvo y estiro su mano hacía el rostro de Hyuk. Con suavidad, lo limpió.
-Es sólo que me recuerdas a mí... pero todo irá mejor. Ya lo verás -su mano apenas y parecía flotar sobre su rostro. Los toques de la suave tela apenas y los podía percibir.
-Vamos, Hong Bin hyung te comprara algo de helado -se irguió, tomando su mano. Acababan de llegar a la estación, en la cual se bajaron inmediatamente.
Hyuk se dejó arrastrar por aquel extraño. Estaba tan frágil que realmente no le importaba.