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Ragnarök por jashinista

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Notas del capitulo:

Ya decidí que en realidad este y mis otros fic serán actualizados al menos una vez al mes, así que nos vemos hasta el próximo mes, según yo solo son 5 capítulos o es lo que tengo planeado 7u7 es pero que les guste sobre todo a ti  Anónimo (Anónimo) gracias por el apoyo de verdad no pensaba actualizarlo aquí tan sólo en AO3

En fin disfrútalo

Akatosh

http://es.elderscrolls.wikia.com/wiki/Akatosh

Bajó nuevamente de la garganta del mundo siendo recibido por los monjes que de inmediato notaron su seriedad ante su decisión, no lo juzgaron como de seguro haría cualquier persona allá abajo.

—Recuerda Dovahkiin, Alto Rorgart siempre tiene las puertas abiertas para un sangre de dragón—el  nórdico asintió, el tiempo que estaría ahí podría aprovechar para aprender un poco más sobre el arte de la voz, no de ellos claro estaba, hace mucho tiempo le habían dicho que era lo único que podían enseñarle lo demás dependía de él. Guiado por uno de los monjes hacia una de las camas más privadas que tenían en todo ese lugar.

Al estar en la cama el barba gris se retiró sin decir ninguna palabra al respecto, agradecido de que lo dejara solo se acostó mientras miraba el techo oscuro, después de todo, ni una vela alumbraba ese lugar que a pesar que era de día aun así estaba demasiado oscuro.

Acariciando ahora su liberado y abultado vientre pensando en lo pensando en lo que fue su vida y en lo que se convertirá, tuvo la oportunidad de olvidarse de todo, regresar a ser un viajero, sin responsabilidad y ganando mucho dinero sin tener un horario de trabajo pero ahora tendría que tener una vida estable, un hogar en alguna villa o paraje y  un empleo estable para mantener a su hijo, con lo que tenía quizás estaría bien las primeras semanas pero toda una vida, era de seguro que no.

Lo odiaba, estaba seguro que terminaría por odiar al pequeño niño que crecía en su interior, pero no tanto como para provocar su muerte siendo consciente de ello. No sabía tampoco el motivo del apareamiento ni el problema que causaría una vez naciera. No lo vería como un hijo eso era seguro, su relación seria de un niño siendo cuidado y mantenido por un hombre o al menos así lo vería él, tampoco pensaba en obligar al crío a pensar que él no era su padre.

Dejando de lado el futuro se enfocó en el presente ¿Cómo manejaría el embarazo? ¿Cómo luciría el pequeño? Quizás como una de esas creaturas reptileanas que vienen en Olivion, un reptil humanoide, no estaba seguro, o en su totalidad un dragón, era lo menos que le importaba ahora pero tampoco dejaba su mente.

Se acomodó de lado dándole la espalda a la entrada del lugar y mirando a la pared, cerrando los ojos para dormirse, había sido un día muy agitado aunque aunque su condición también pudo influir en su falta de energía, habían sido muy claros, ese niño no sólo agotaba su fuerza si no también su energía vital sería una suerte que llegara al parto con la mitad de su vida intacta.

Sin darse cuenta se había quedado dormido despertando a medio día del siguiente día. Se sentó en la cama mientras tallaba su rostro con sus manos intentando despertar, su boca estaba seca y su estómago gruñía exigiendo alimentos, sin poder hacer mucho al respecto se levantó directo a una de las mesas que había cerca de ahí; siendo considerados aquellos monjes le habían dejado un vaso de agua miel, un gran trozo de carne de caballo y una manzanas.

Sentándose comenzó a comer el pedazo de carne, ya frío, al parecer hace horas que lo habían arrimado; le importó poco el estado de las cosas lo único que quería en esos momentos era saciar esa hambre que tenía y no lo dejaba descansar. Miró de reojo su estómago, apenas adentro y ya estaba causando problemas no se imaginaba si salía ¿En qué tantos problemas lo metería? Después de todo era el hijo de Alduim y según Phaturnax, él hacía las cosas por un propósito y no simplemente al azar.

Al terminar de comer se levantó de la silla de madera y caminó afuera del lugar en donde lo habían hospedado, monjes por aquí y por allá ocupándose de sus asuntos mediante la meditación, al salir de ahí notó, como era normal en Alto Rorgart, el frío y nevado clima de la montaña. Los Barbas grises que faltaban dentro estaban afuera mejorando el arte de su voz.

No sabía qué hacer, se sentía atrapado entre lo que ahora era y lo que fue, no tenía idea en como sobrellevaría eso sobretodo que no por siempre estaría en la seguridad del aislamiento que tenía ese lugar, tenía que enfrentarse al mundo de afuera. Ese lugar no era seguro para un niño, molestaría a los barbas grises, por muy pacientes que eran tenían su límite, un límite que no quería propasar, por algo toda la gente de Skyrim los respetaba.

Salió del lugar directo hacia la parte trasera notando algunos miembros del camino de la voz practicando su grito, entendiendo la lengua o simplemente preparándose mentalmente. Por su parte, tenía que hacer algo para recompensar el tiempo y el cargar o hacer esfuerzos no era una opción en esos momentos.

No supo que pasó y tampoco  quiso saberlo pero de repente de estar caminando ahora miraba el cielo gris, parpadeó varias veces antes de saber lo que pasaba, se había mareado y con ello se había desplomado en el suelo frío. Sintiendo unas enormes ganas de vomitar, se acostó de lado y lo hizo, pero no había regresado comida sino sangre.

Alterado, cubrió su boca para evitar sacar más pero el líquido rojo escurría entre sus dedos, no supo que hacer, cómo reaccionar o llamar a alguien. Sus manos temblaron mientras su vista se hacía borrosa a causa del cansancio y la sangre perdida, se desmayó en la fría nieve, quizás eso sea lo mejor ¿Que podría otorgarle él al niño que venía? Ni siquiera sabía si lo que llevaba dentro era humano, quizás ni siquiera mereciera ver la luz del día.

Cuando pensó que vería a Akatosh la mala suerte y su futuro volvieron a su mente, sintió la cama tibia seguido de un hechizo de curación, cuando abrió los ojos se encontró con un par de monjes otorgándole su fuerza vital con tal de que regresara al mundo mortal.

—Dovahkiin —mal agradeciendo que lo ayudaran apartó de un fuerte empujón la mano que lo estaba curando para después levantarse pero cayendo sentado nuevamente en la cama —debes descansar si quieres mantenerte con vida — odiaba eso, odiaba sentirse así, no quería al niño pero tampoco quería deshacerse de él ¿Instituto maternal? No lo sabía pero lo hacían sentir realmente confundído respecto a sus decisiones ¿Por qué mantener vivo el legado del devorador de mundos? Se castigaba por ello aunque sabía que el autocastigo sería peor si llegaba a herir al pequeño en sus entrañas.

Se sentía un completo fenómeno al tener un embarazo masculino, el primero quizás de la historia y lo que lo empeoraba era el hecho de llevar el fruto de una violación con un reptil, un dragón destructor ¿Qué le diría?

Los monjes al notar su constantes pensamientos y movimientos de desesperación decidieron dejarlo solo, cuando lo estuvo volvió a acostarse provocando casi que durmiera de inmediato.

Un sueño extraño inundó sus pensamientos, miró un niño cerca de unos huesos de dragón, sangre y de repente la resucitación del mismo. Abriendo la boca para dar un feroz grito, suspirando fuertemente y lanzando una llamarada caliente que quemó todo a su paso, aún estaba de pie pero no por mucho ya que atacó con una feroz mordida que por fin lo hizo despertar.

Ignoraba el tiempo que lo pasó dormido pero debieron pasar horas ya que el hueco de su estómago se lo indicaba o sería que su hijo o hija ya exigía aún más alimento. Nuevamente se levantó de la cama notando la comida ya hecha, un pedazo de carne de caballo, pan y agua, acercándose y comenzando a comer, era claro que no debería ya estar solo.

Los desmayos eran ya más frecuentes, incluso llegó a dudar que pudiera pasar los siete meses antes de que ese crío la matara, como habían dicho, no sólo se alimentaba de la comida que consumía si no también  alimentaba de su fuerza vital, hubo muchas ocasiones en donde los barbas grises usaban curación en su persona por lo mal que se ponía.

— Es una difícil prueba, sangre de dragón —habló el líder de los monjes mirando al contrario —No habrías sobrevivido si hubieras decidido irte — fueron muchas las veces en las que estuvo a punto de irse, no lo detuvieron simplemente le mostraron la realidad mediante las palabras sabias, en que moriría ya sea por los peligros de Skyrim o simplemente porque los desmayos eran impredecibles.

Recién se incorporó para salir del lugar pero un fuerte mareo y dolor de estómago lo hizo tomar su abdomen mientras se quejaba en un ruidoso grito de dolor, había sangre y líquido bajando por su pierna. Era posible que ya entrara en labor, los monjes al ver aquello lo cargaron entre varios para poder llevarlo a la cama.

Sabiendo que era imposible que la criatura naciera por la única salida que el sangre de dragón tenía decidieron intentar otra cosa, rasgando el traje y cortando la piel abultada con cuidado, claro que primero calentaron la hoja al rojo vivo con tal de que no hubiese sangrado o al menos no mucho. Mientras dos  cortaban, los demás utilizando el hechizo de sanación para curarlo aunque no demasiado, sino se cerraría la abertura hecha por la daga y emprezarían de nuevo.

No supo cuánto tiempo tuvo que aguantar el dolor, la sanación y de nuevo la daga caliente cortando y quemando su piel pero al final el grito y lloriqueo de un varón recién nacido fue lo que lo hizo suspirar, al fin se había deshecho de ese estorbo en su vientre. No tardaron en cubrirlo con una manta para llevárselo, no le pidieron permiso a la "madre" estaban seguros que no le importaría si llegaban a sacrificarlo en un ritual Daedra, y eso pasó, después de que el hechizo curara la cicatriz se acostó de manera que le diera la espalda al parásito que se alejaba mientras lloraba al no sentir aún el calor de su "madre"

Cerró los ojos por cansancio mientras se hundía en un profundo sueño, algo que no tenía desde hacía un par de meses atrás por temor de morir por las náuseas causadas por la semilla del devorador de mundos en la madrugada. Los colores e imágenes invadieron su mente hasta que se transformaron en un sueño, se veía a sí mismo y a un pequeño de ocho años jugando con los demás niños de su aldea, de repente, ya no estaban.

El hijo de Alduim se encontraba enfrente de los muchos esqueletos que había dejado por todo Skyrim, sus venas cortadas hasta que la sangre lentamente iba hacia los huesos de dragón, que al tocarla la misma aura que él tenía cuando le quitaba el alma a un dragón rodeaba a su hijo pero a la inversa, su alma estaba siendo absorbida por el cadáver, un aura justo igual que el de su padre cuando él le otorgaba la existencia a esos montones de huesos.

Despertó exaltado y sudando frío mientras su mirada iba directo a donde se llevaron al pequeño, chasqueó la lengua cuando se dio cuenta que se estaba vistiendo con las armaduras que había dejado atrás, tomando sus armas, monedas, y algunas pociones que logró realizar en su estadía con los Barbas Grises. Ya preparado caminó hacia donde su hijo llamaba a su madre en un desesperado lloriqueo.

Cuando estuvo al lado de su solitaria cama pudo notar lo pequeño que era, su cabello castaño oscuro, sus mejillas rechonchas al igual que casi todo su cuerpo, parecía sano con buenos pulmones, si no fuera así no hubiese durado tanto llorando, definitivamente tenía sangre nórdica.

Tomando a la criatura junto con las mantas que cubrían su desnudez, se dirigió a la salida, si su destino era vivir, si los dioses lo necesitaban en la tierra podría aguantar la tormenta de nieve, sino moriría en sus brazos y sería alimento de los muchos peligros que estaban en el camino de regreso.

Nadie lo detuvo, nadie le dijo nada cuando abrió la puerta y el aire frío golpeó su rostro y al pequeño que comenzó a temblar. Saliendo al clima nevado, unas cuantas gotitas de nieve golpeaban el rostro del recién nacido que se removió buscando el calor que lentamente estaba perdiendo. Al notar aquello se quedó parado mirando como se acomodaba en su brazo y pecho.

No tenía opción, tenía que correr si quería sobrevivir, no tenía escudo para protegerse, no tenía magia para defenderse a causa del crío en su mano izquierda. Se sorprendió demasiado cuando logró perder con facilidad los peligros que acechaban el camino, cuando por fin piso el último escalón notó a su hijo con los labios morados, tenía frío y se notaba, por suerte había una posada en ese pequeño lugar, abrió la puerta y pidió una habitación. El casero no dijo nada al respecto tan sólo le indicó el cuarto y lo dirigió hasta  ahí.

Sin miramientos lo acostó en la cama y lo cubrió con las mantas que estaban en la misma mientras él se quitaba las armadoras o cualquier cosa que le estorbaría para dormir, acostándose al lado del pequeño que como pudo busco su calor, tenía que admitir que era resistente y no murió congelado. Sin pensarlo pasó su mano por la pequeña cabeza del niño sintiendo su piel helada, pasó su mano por su cuerpo para abrazarlo y darle un poco de su calor, si había sido muy duro con él pero al menos no había pasado nada. Quizás la paternidad no sería tan mala como pensaba.

Continuará…

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Ya en el próximo capítulo ya veremos al pequeño hibrido y el plan de Alduim 7u7 esperen una nueva actualización del fic de Eyeshil 21 o eso espero, yo quiero actualizarlo ya pero la imaginación esta corta nuevamente, espero hacer algo al respecto quizás si viera de nuevo los capítulos donde salen esos dos

 

Muy bien hasta el mes próximo o quizás no este mes actualizare dos veces ya que bueno este capítulo era el de agosto


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