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Mi ángel de platino por VaxeFujoshi

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Al día siguiente Harry se levantó con ansias, hoy por fin volvería a la madriguera, cogió sus baúles y la jaula de Hedwig y bajó con emoción al salón. Le recogerían por la chimenea, usando los polvos flu. 


Su tío Vernon se encontraba en el sillón del salón en el que siempre se sentaba. Este ya se había deformado por el peso del hombre, tenía ya la forma de su trasero. Vernon, aunque intentaba no aparentarlo, estaba muy nervioso por la llegada del mago. Estaba “leyendo” el periódico, pero a Harry le parecía más bien que lo usaba para esconder su cara.
En cambio, su tía Petunia no se paraba quieta, con la escusa de estar limpiando para recibir al invitado. Pero en realidad intentaba que no se le notara el nerviosismo. 
Y de la misma forma, su primo Dudley no paraba de comer lo que había para desayunar. 
Justo entonces, mientras se oía el crepitar de las llamas, un gran humo salió de la chimenea y un Arthur Weasley lleno de ceniza apareció en ella.

- Puff, la próxima vez podriais apagar el fuego - preguntó mientras se quitaba la ceniza de la túnica - He tenido que usar un hechizo para apagar lo. - Se gira a donde Harry está con sus baúles y la jaula de su buho - ¿Listo Harry?

Harry asintió y sin despedirse de sus tíos cogió todo y se fue al lado del pelirrojo. Harry cerró los ojos al sentir como Arthur tiraba los polvos flu al suelo y sintió como tiraban de él. Cuando los abrió ya se encontraba en la madriguera y enfrente de él estaba la familia Weasley al completo (Excepto Bill, Charlie y Percy que estaban trabajando) y Hermione. Harry fue corriendo donde Hermione y Ron estaban.

- ¡Chicos!

- ¡Harry! - gritaron los dos mientras nos abrazábamos, les había echado muchísimo de menos y Harry se alegraba porque aún les quedaban un mes por delante antes de volver a Hogwarts. Haría muchas cosas.

- Harry, querido. ¿Comiste algo? - Preguntó la señora Weasley, a lo que Harry asintió.

Mientras el señor Weasley subía con su magia el equipaje de Harry al cuarto de Ron, el niño que sobrevivió desayunaba junto con la familia de su mejor amigo. El ambiente era agradable y hogareño, lo que hacía que Harry sintiera que ese era su verdadero hogar.

-¿Empezaste a leer el libro de criaturas mágicas que te mandé por tu cumpleaños? - Preguntó Hermione deseosa de que dijera que sí, quería empezar a hablar con alguien sobre el libro. Pero Harry negó.

- Me llegó ayer Hermione, como me iba a dar tiempo

- Bueno, pero te lo tienes que leer, es genial. ¡¿Sabías que hay un cangrejo con joyas en el caparazón?!

- ¿A si? - dijo Ron sin interés, el rumbo que estaba tomando la conversación le parecía aburrido.
Pues sí - contestó Hermione un poco molesta, pero aun asi no se detuvo y seguía hablando de ese libro - ¿Sabíais que cuando muere un niño antes de nacer se convierte en una criatura que cuida de ciertos magos?

- Eso solo son cuentos de niños pequeños Hermione - se quejó Ron que ya se estaba hartando - ¿y si vamos a mi cuarto? quiero enseñaros algo

Molesta,Hermione se levantó y se fue de ahí y Harry suspiró, Ron la había vuelto a liar.

- Ya se le pasará, anda vamos a mi cuarto Harry

Subimos a su cuarto, tambíen Harry quería enseñarle a Ron la carta de Sirius y su regalo. Cuando llegaron Ron le pidió a Harry que cerrara los ojos y este obedeció. Cuando Ron le dijo ya Harry abrió lo ojos encontrándose con una escoba.

- ¡Es una barredora 7! ¡Ya tengo mi propia escoba! - Exclamó emocionado, para luego susurrar - Aun que es la que usaba Percy…-

- ¡Eso es genial Ron! Yo también quiero enseñarte algo - Harry abrió uno de sus baúles y sacó la vuelapluma - Me la regaló mi tío, era de mi padre

- Guau, genial, asi no se te cansa la muñeca a la hora de escribir los deberes de Snape

Harry se empezó a reír y sacó la carta de su tío dandosela a Ron para que la lea, aún no le había enviado la contestación, decidió hacerlo con la vuelapluma de su padre. Le pidió un poco de papel y empezó a escribirla.

Muchísimas gracias por el regalo, Sirius, me encanta y gracias por enviarme lo que encuentres. Siento que así tengo a mi padre más cerca.


Harry Potter

- Creo que así está perfecto. - Harry sacó a Hedwig de su jaula y le puso la carta en la pata - Dasela a Sirius, confio en tí

La lechuza salió por la ventana dispuesta a cumplir su misión y Harry sacó su Saeta de Fuego y le propuso ir afuera para que echaran una carrera con la nueva escoba de Ron

- ¡Reto aceptado!

Los dos bajaron corriendo y salieron afuera entusiasmados, oyeron como la señora Weasley les gritaba desde dentro que tuvieran cuidado. 
Riendo se montaron sobre las escobas y empezaron a volar lo más rápido que podían. Las dos estaban igualadas con la velocidad, pero la técnica de Harry era mejor que la de Ron, por su experiencia como buscador de Gryffindor. Acabó ganando Harry.

- Bien volado Ron - dijo picándole Harry


- No vale, tu tienes más experiencia

Y los dos empezaron a reir, por lo que no vieron a una Hermione enfadada acercarse.

- ¿Habéis terminado los deberes, chicos?

Cuando oyeron eso, los dos chicos pararon de reír y se miraron, aún no había hecho los muchos deberes que tenían y solo quedaba un mes para hacerlos. Los dos gritaron un “mierda” para entrar en la casa y empezar a hacerlos.

- ¡Que conste que no os voy a ayudar esta vez! - gritó Hermione a los chicos, riendose de la reacción de sus amigos. Con libro en mano, Hermione se sentó bajo la sombra de un árbol y continuo leyendo sobre las criaturas mágicas.

Y así fue pasando el verano, entre risas, gritos y alguna que otra broma por parte de los gemelos. Por fin llegó el 1 de septiembre y el trío de oro se encontraba ya en el andén nueve y tres cuartos. Rumbo a Hogwarts a un nuevo año lleno de aventuras.

- No dejare que nada te pase, Harry

Notas finales:

¡Hasta otra!


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