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Mi ángel de platino por VaxeFujoshi

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Notas del capitulo:

Gracias a Lady Celene, a Michi_Saku, a shion kokuryu, a mar snape y a Noryko_chan. Por empezar a seguir mi historia.

El trío dorado subía al tren junto con Ginny y los gemelos, pero estos últimos se fueron a un compartimento con su mejor amigo. Neville les estaba esperando en la puerta del compartimento de siempre.

 

-¡Hola Neville!- exclamó Hermione entrando, Harry y Ron también entraron y se sentaron. Estuvieron un rato charlando tranquilamente, Neville les contó cómo había sido su verano con su abuela, Ron les contaba lo emocionado que estaba por hacer las pruebas para el equipo de quidditch, Hermione solo leía un nuevo libro (se acabó de leer el libro de las criaturas y otro más en el mes que estuvieron juntos) y Harry miraba por la ventana, pensando que cosas podría encontrar su padrino sobre su padre.

 

Entonces, un rubio platino apareció junto con su séquito de serpientes, con la intención de molestar aunque sea un poco.

 

-Oh, mirad la comadreja por fin tiene una escoba “buena”- se burló el rubio de ojos platino.- ¿Qué, tu mamá vendió su cuerpo para poder pagarlo?

 

Ron metió la mano en su bolsillo mientras se levantaba, con la intención de coger su varita y atacar al chico. No pudo, Hermione le agarró de la mano y le tiró hacia abajo para que se sentara en el asiento y no armara una escenita enfrente de todos.

 

-Cállate Malfoy- gruñó Harry por lo bajo. -No necesitamos tus estupideces desde el primer día.-

 

-Tu no eres quien para mandarme callar Potter.

 

-Vete de aquí hurón o lo lamentarás.- Le amenazó Ron, haciendo que Hermione rodara los ojos.

 

«Solo ignorarlos y ya está» pensó ella.

 

-¿Y qué le vas a hacer tú?- preguntó Blaise Zabini, uno de los amigos del Malfoy. -¿Morderlo y pegarle la rabia?

 

Otro del grupo, Vincent Crabbe, le felicitó por esa mientras se reía y le daba palmaditas en el hombro. Blaise solo le miró con superioridad.

 

-No- dijo Harry furioso y harto del grupito de serpientes -Sabreis por que Voldemort me teme- advirtió con voz amenazante. Harry sacó la varita, él sabía que con esa amenaza no se irían.

 

-Uy cuidado, San Potter nos va a atacar- se burló una chica de pelo negro, ella era Pansy Parkinson. El grupito de serpientes se fue de ahí riéndose y siguiendo a Hydrus Malfoy, el cabecilla del grupo.

 

-No les soporto- se quejó Ron. -¡¿Por qué no se meten en sus propios asuntos y dejan de jodernos la vida?!

 

-Si les ignorarais se cansarían y se irían- comentó arta Hermione. Siempre era igual, ellos se acercaban, se metían con alguno del trío Dorado o de Neville y luego Ron y Harry se metían en su juego haciendo que estos se rieran más.

 

La mañana fue pasando, entre risas y juegos. Rápidamente habían olvidado lo que las serpientes hicieron.

Cuando llegó el carrito, Harry invitó a el pequeño grupo, aunque Ron se negara a tomar los dulces. Compraron muchas cajas de grajeas, ranas de chocolates, varitas de regaliz y de chocolate y plumas de azúcar. Para la mala suerte de Neville, le tocó una gragea de vómito, su rana de chocolate se escapó por la ventana y media varita de chocolate se le derritió en la mano.

 

-Tranquilo Neville- lo intentaba animar Hermione.

 

A mitad de camino, Hermione se fue al baño para ponerse el uniforme, mientras que los otros tres chicos se cambiaban en el vagón.

 

-¡Oh no!- exclamó Neville espantado

 

-¿Qué pasa Nev?- preguntó Ron

 

-Me olvidé la corbata en casa- lloriqueo él

 

-Si quieres te dejo a Hedwig para que le envíes una carta a tu abuela- se ofreció Harry, como buen amigo que era.

 

-¿En serio?- se emocionó Neville. Harry asintió sonriendo lo. Sacó a Hedwig de la jaula, que había vuelto hace quince días. Neville escribió una carta pidiéndole a su abuela que por favor le enviara la corbata a Hogwarts y otras tantas cosas que se había olvidado. Luego, ataron la carta a la pata de Hedwig y este salió volando por la ventana de la cabina.

 

-Ya está.

 

Neville abrazó feliz a Harry, dándole las gracias emocionadamente.

 

«Es tan buena gente…» pensó el observador mientras miraba a Harry, feliz por poder verle superar las adversidades, ayudar a sus amigos y mejorar cada día más y más.

 

Harry notó un escalofrío en su espalda, volviendo a sentirse observado. Se volteó, buscando a ver quien le observaba. Viendo una luz blanca pero que duró tan poco que pensó que solo había sido su imaginación.

 

-¿Pasa algo?- preguntó Ron a su mejor amigo.

-No, nada.

 

Al rato llegó Hermione con el ceño fruncido y los labios apretados. Ella se veía enfadada y frustrada.

 

-¿Qué ocurrió?

 

-Nada, Harry, lo de siempre, las estúpidas serpientes y sus tonterías sobre los sangre sucia

 

-Tu eres mil veces mejor que ellos Hermione, eres la mejor de la clase- la intentó tranquilizar Ron, haciendo que Hermione le dedicara una sonrisa agradecida.

 

Se sentaron en silencio, los siguientes diez minutos. Pero este fue roto por Ron, ya que se estaba poniendo nervioso con tanto silencio. Él empezó a quejarse de la broma que sus hermanos le hicieron el otro día, haciendo que los otros tres se rieran.

 

Cuando cayó la noche, el tren frenó en la estación de tren de Hogsmeade. Donde, como siempre, Hagrid esperaba a los de primer año para guiarlos a través del lago. También estaban los típicos carruajes que se “movían” solos. El trío dorado y Neville, se montaron en uno y este empezó a moverse, rumbo al castillo. Todos esperando que este fuese un año tranquilo.

 

Lo que el trío de oro no sabía, era que este año no sería el más tranquilo de todos. Es más, ese año sería el más movidito y el que más aventuras tenga de todos.

 

Notas finales:

Hasta otra!


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