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7 Formas de decir "Te Quiero" por tashigi94

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Notas del capitulo:

One Piece y todos sus personajes son propiedad de Eiichiro Oda.

Ace estaba en su camarote leyendo de nuevo su revista, muy impaciente por poner en práctica el siguiente consejo:


2. Si tu crush ya tiene edad para beber, invítalo a unos cuantos tragos. Con un poco de alcohol en su body todo lo que le digas le parecerá bien. ¡Obvio no te pases, no querrás que termine inconsciente!”


Ace estaba un poco sorprendido porque ¡¿Qué clase de revista para adolescentes recomienda emborrachar a la gente?! De todas formas le pareció una buena idea, sería fácil de llevar a cabo ya que en un barco pirata jamás falta el alcohol. Además nunca había visto a Marco borracho y la perspectiva se le antojaba muy divertida.


Esa noche, después de la cena varios de los comandantes se quedaron en la cubierta jugando a las cartas. Ace estaba sentado entre Thatch y Marco; enfrente de él estaban Izo, Vista y Jozu. Todos tenían un buen vaso de ron y Ace no dejaba de mirar de reojo el de Marco, que no había bebido ni una sola gota aún. El pecoso empezaba a preocuparse; había creído que sería una tarea sencilla, pero no se le ocurría la forma de hacer al rubio tomar más.


Por otro lado, Thatch intentaba poner toda su atención en el juego, pero le resultaba muy difícil teniendo a Izo tan cerca de él. Tras aquel incidente ocurrido con esa estúpida carta habían hablado entre ellos y el okama le dijo que no tenía importancia, que solo fue un malentendido... Thatch estaba aliviado de que se lo hubiera tomado tan bien, pero lo cierto es que toda aquella situación había despertado en él unos sentimientos extraños y totalmente desconocidos para él... “Es imposible que me guste, soy completamente heterosexual... O casi heterosexual... O eso creo ¡Diablos!” dejó escapar un pequeño resoplido, confuso por el rumbo que tomaban sus pensamientos. Para colmo, el okama no dejaba de dedicarle unas miradas sutiles pero muy descaradas, como si le estuviese desnudando con la mirada, y eso le estaba poniendo cada vez más nervioso. Tenía que hacer algo ya para distraerse o tanta tensión le iba a provocar un infarto.


— Este juego es muy aburrido – dijo con un bostezo — Vamos a hacerlo más divertido... ¿Qué tal si cada vez que alguien pierda tiene que beberse un vaso entero de ron?


En cuanto Ace escuchó aquella propuesta fue como si una luz se encendiera dentro de su cabecita. ¡Era la excusa perfecta para hacer beber a Marco!


— ¡SÍIII! ¡Es genial! ¡Hagámoslo, hagámoslo! - exclamó felizmente dando un brinco de la silla.


Los demás lo miraron un poco extrañados de tanto repentino entusiasmo. Pero su alegría era contagiosa y el ron delicioso, así que aceptaron el reto.


A partir de ese momento Ace se concentró al máximo en hacer perder a Marco. Por desgracia, eso parecía una misión imposible. El rubio era demasiado bueno en ese juego. Izo había perdido una ronda; Jozu y Vista, dos; Thatch ya llevaba cuatro, y en cuanto a Ace... Estaba tan pendiente del primer comandante que apenas prestaba atención a sus propias cartas, y ya había perdido seis rondas y se había bebido sus correspondientes seis tragos. Se empezaba a sentir mareado y le costaba enfocar la visión, pero se negaba a rendirse.


La noche avanzaba y el juego seguía. Vista fue el primero en retirarse a su camarote; Izo y Jozu se fueron poco después. Solo quedaban Thatch, Marco y Ace.


El pecoso sentía sus mejillas arder por el calor del alcohol, le costaba coordinar sus movimientos y su visión se había vuelto tan borrosa que apenas distinguía los números de las cartas, lo cual le hacía perder cada vez más partidas y por tanto beber más, más y más. Entre Thatch y él se habían acabado ya varias botellas, sin embargo... ¡El maldito Marco únicamente se había bebido un vaso!


— Yo ya no puedo más... - murmuró Thatch completamente ebrio — Mmm, buenas noches... - añadió apoyando la cabeza sobre la mesa.


— Terminemos por hoy, ya es muy tarde – dijo Marco comenzando a guardar las cartas.


— ¡No! ¡Yo...! ¡Yo qui-quiero s-seguir...! - protestó Ace hablando con dificultad por todo lo que había tomado.


El mayor lo miró seriamente quitándole la última botella de las manos.


— ¿No crees que ya has bebido demasiado? - le preguntó enarcando una ceja.


— ¡C-claro que n-no! Solo... Solo he tomado... Eh... - intentó contar con los dedos pero los veía dobles, además su memoria no estaba en muy buenas condiciones.


— Será mejor que te vayas a dormir – le aconsejó el mayor.


Ace protestó haciendo un puchero mientras se preguntaba cómo demonios podía haber perdido tantas rondas y Marco tan pocas.


— ¿C-cómo es po-posible que s-siempre ganes? - le preguntó tartamudeando.


— Tengo un buen haki de observación – contestó Marco encogiéndose de hombros.


Ace parpadeó un par de veces hasta que su embriagado cerebro comprendió la información.


— ¡¡¡Has hecho trampas!!! - se quejó levantándose de golpe, aunque se mareó tanto que se tuvo que volver a sentar, o mejor dicho se tuvo que dejar caer en la silla.


— En ningún momento hemos acordado que no se pudiera usar haki – contestó el mayor con una media sonrisa — Tú podrías haberlo utilizado también.


Ace abrió la boca para contestar algo, pero estaba tan sorprendido, tan molesto y tan ebrio que no le salían las palabras. Suspiró con frustración y se puso en pie de nuevo con la intención de marcharse haciéndose el indignado, pero su cuerpo decidió dejarlo un poco más en ridículo haciendo que todo el alcohol consumido se le subiera a la cabeza de golpe, provocando que perdiera totalmente el equilibrio y se tropezase con sus propios pies. Estuvo a punto de caerse de bruces contra el suelo... Pero Marco lo sujetó por la cintura justo a tiempo.


Ace se quedó paralizado al sentir los fuertes brazos del rubio en torno a su cuerpo. Se quedó sin aliento y su corazón se aceleró tanto que pensó que se le iba a salir del pecho.


— ¿Estás bien? - le preguntó Marco al oído haciéndole estremecerse — Vamos, te llevaré a tu habitación...


El mayor le rodeó la cintura con un brazo permitiéndole apoyarse en él para poder caminar mejor. Ace se sentía como en una nube. Estaba tan cerca de él que podía notar el calor de su cuerpo a través de la ropa, su olor, su tacto sobre su piel... Cerró los ojos concentrándose en esas maravillosas sensaciones y deseando que aquel momento no terminase nunca.


— Ya hemos llegado a tu cuarto – dijo el rubio sacándolo de su ensoñación.


Marco abrió la puerta con el brazo libre. La habitación estaba a oscuras, iluminada tan solo por la luz que llegaba desde cubierta. Sus sombras se proyectaron alargadas en el suelo y Ace se quedó embobado mirándolas hasta que el mayor se separó de él.


Abrazó a Marco impulsivamente buscando de nuevo el calor de su cuerpo. No quería separarse de él, ni ahora ni nunca. Alzó la cabeza levemente para toparse con un par de ojos azules mirándolo con curiosidad y con algo más que no supo identificar.


El alcohol no le dejaba pensar con claridad, pero tampoco quería hacerlo. Haciendo caso únicamente de los impulsos de su corazón, agarró la camisa del rubio tirando de él suavemente para guiarlo al interior de su camarote.


Caminó hacia atrás con pasos lentos y torpes, sin saber muy bien ni adónde iba, hasta que sus piernas chocaron con la cama.


Ace lo miró de nuevo a los ojos y se sonrojó sin querer al darse cuenta de la situación. Estaban muy cerca, casi a oscuras en su habitación, en medio de un tenso silencio que lo empezó a poner muy nervioso. Intentó pensar en algo que decir, pero antes de que pudiese abrir la boca las manos de Marco se posaron en sus hombros, empujándolo suavemente para tumbarlo sobre la cama.


Su corazón se aceleró al chocar contra el mullido colchón, y más aún cuando Marco se colocó sobre él, con las piernas a los costados de su cuerpo y las manos apoyadas sobre la cama a ambos lados de su cabeza.


Ace no podía pensar en nada, su mente se había quedado en blanco y lo único que existía para él en esos momentos eran los ojos de Marco mirándolo fijamente. No podía apartar la vista de ellos. Lentamente, esos ojos azules se fueron acercando más a él.


Sintió la respiración del rubio sobre su cara. Estaba muy, muy cerca. Ace estaba completamente paralizado, como si estuviera en un sueño, creía que aquello era demasiado increíble para ser cierto. Se humedeció los labios inconscientemente y entrecerró los ojos, esperando... Y entonces...


Marco se apartó de él tan rápido que el moreno se sobresaltó por la repentina acción. Ace se incorporó levemente apoyándose sobre los codos mientras veía al mayor dirigirse hacia la salida a zancadas.


— Buenas noches – dijo Marco secamente antes de salir, cerrando la puerta tras él.


La oscuridad inundó la habitación y Ace se dejó caer de nuevo en la cama. La cabeza le daba vueltas y se sentía muy confundido. Cerró los ojos y se quedó dormido pensando que todo había sido algún tipo de ilusión provocada por el alcohol.


…..............................................................................................................................


Marco se apoyó contra la puerta y se pasó las manos por la cara.


¿Cómo había podido dejarse llevar así? Su intención solo había sido acompañarlo a su camarote, pero entonces Ace había comenzado a actuar tan extraño... Y él, en lugar de haberlo detenido de inmediato, se había dejado llevar y había estado a punto de besarlo. Lo había deseado con todas sus fuerzas y había necesitado todo su autocontrol para alejarse de él. Y lo que más le extrañaba era que Ace no se había apartado, incluso parecía que quería...


Él no siente nada por mí” pensó “Estaba ebrio, por eso ha actuado así”. Exhaló un largo suspiro y echó a andar hacia cubierta para despejarse con un poco de aire fresco.


Se dio cuenta de que Thatch estaba aún echado sobre la mesa en la que habían estado jugando a las cartas y pensó en despertarlo, pero al acercarse más vio que su amigo ya estaba despierto. Tenía el rostro levemente sonrojado por efecto del alcohol, se reía entre dientes tontamente y le observaba con una mirada que decía “Sé lo que hicisteis”.


— No ha pasado nada – se apresuró a aclarar Marco.


— ¿En serio? - dijo Thatch con una risita — ¿Cómo has podido desperdiciar una oportunidad así?


El rubio se cruzó de brazos y rodó los ojos. Si Thatch ya era una pesadilla estando sobrio, cuando bebía era mucho peor.


— No soy el tipo de persona que se aprovecha de un crío alcoholizado – se defendió Marco.


— Bueno... Podrías hacerlo de vez en cuando. Solo un poco – se rió el castaño — Estás demasiado amargado...


— Y tú estás demasiado borracho - replicó Marco frunciendo el ceño.


— Sí... Pero a mí mañana se me pasa...


Marco resopló con fastidio y se fue refunfuñando, dejando a Thatch riéndose solo con sus propias bromas.


El castaño acomodó la cabeza sobre la mesa para dormir allí, con la cogorza que llevaba no se veía con fuerzas para volver a su habitación y desde luego no pensaba pedirle ayuda al pelo-piña. Sonrió pensando en lo divertidos que eran Marco y Ace, se notaba que estaban locos el uno por el otro y aún así ninguno se atrevía a dar el paso. “Son adorables, pero espero que no sigan así por mucho tiempo... O voy a tener que meter mi tupé en este asunto” pensó divertido “Aunque primero tendré que ver si sobrevivo a la resaca de mañana...”


 

Notas finales:

¿Qué les pareció? Saludos :D


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