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Rehabilitación/Creek por javithabadeer

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Era el cuarto día en aquel lugar, eran cerca de las ocho de la noche. Su padre había pasado a verle, le traía algo de comida de la casa hecha por su madre. No dejaba el hospital a menos que fuera necesario, era el único que sabía cómo controlar a Tweek cuando se despertaba de los sedantes. Además, estaba preocupado por él. Vio a su padre marcharse hacia los baños, mantuvo la mirada perdida en el noticiero, era temporada de lluvias, por lo que caía una pequeña capa sobre la ciudad. En eso, la habitación de volvió loca, una mujer llegó gritando y dos hombres con ella diciendo que eran los padres del bebé que estaba por nacer. Todas las miradas se concentraron en ellos, pero su oída captó el sonido de la desgracia. Su atención se fijó en el pasillo que iba a la habitación donde estaba Tweek. La puerta estaba abierta, una bandeja metálica fue arrojada contra la pared, el sonido retumbo por todo el espacio. Se acercó corriendo, los gritos llenaban la pieza, el asistente médico intentaba someter a Tweek que se agitaba y revolvía entre las sábanas de la cama.  Las jeringuillas con suero habían sido arrancadas y la sangre brotaba por los pequeños desgarros. 

 — ¡CRAIG! ¡SACAME DE AQUÍ! — Chilló con fuerza, echando la cabeza hacía atrás con los ojos llenos de lágrimas.

El rubio había estado internado en un sanatorio cuando los Tweak perdieron su custodia debido al poco cuidado para con su hijo. De no sersus por sus padres, quienes lo sacaron tras ver como lo mantenían tranquilo a base de sedantes y benzodiacepinas, quizá como hubiera sido todo. Ellos no quisieron darle detalles, pero, la idea se formó en su cabeza clara como un recuerdo. Una escuálida forma de un cuerpecito recostado sobre el piso acolchado, los ojos vacíos ahogados en llanto, sus brazos delgados cubiertos de moretones, parches donde se introducían las agujas.

— ¡NO QUIERO ESTAR AQUÍ! ¡POR FAVOR! 

El asistente médico se volvió para pedirle ayuda, se quedó mirando la escena sin aliento. Se acercó de manera lenta, tomó la bandeja del suelo y, en un acto sin precedentes, golpeó al enfermero desde atrás con ella, lo vio caer inconsciente. Tweek se quedó en silencio, impactado. 

—Vamos, te sacaré de aquí.

Se mordió el labio y maldijo tantas veces como pudo. Tomó a Tweek del brazo para ayudarlo a ponerse de pie, fue cuando recordó el leve detalle, su ex novio no podía caminar con el tobillo roto. No le quedo más remedio que cargarlo. Le ofreció su espalda, Tweek era más pesado de lo que imaginaba, pero, eso no impidió que salieran del lugar. El menor paso sus brazos por su cuello y sus piernas por sus costados. Sintió sus cabellos rozar su nuca lo cual erizo su piel.

Fueron vistos quizás por un par de pacientes, pero, con la situación de los dos idiotas pidiendo al bebé, nadie se fijaba en ellos. Pasó por el siguiente pasillo llegando a las puertas en las que se recibía a las ambulancias. Su padre apareció del baño, se quedó mirandolos sorprendido, sintió que hasta ahí llegaba su plan. El señor Tucker abrió la puerta permitiendoles marchar. Se quitó su abrigo y así lo puso sobre los hombros de Tweek. Este lo agradeció con una sonrisa en su pálido rostro.

—Te llamaré si hay problemas. ¿Bien? 

—Gracias, papá.

El clima fuera del hospital era frío y calaba en los huesos. Caminó hasta su auto, abrió la puerta del Tesla, usando la llave que llevaba en el pantalón, y así metió a Tweek en el asiento del copiloto. Aseguró su cinturón y le ayudo a poner bien su pie. Iba descalzo y medio desnudo con esa estúpida bata de hospital, al menos él abrigo de su padre le ayudaba. 
Arrancó el auto de una vez, salió de la zona e incluso de la ciudad de South. Cuando su acompañante quiso abrir la boca, lo calló con la mirada. No tenía ni una puta idea de lo que estaba haciendo, pero, tenía en claro porque lo hacía, estaba jodido... seguía enamorado de Tweek como un adolescente idiota.

—Craig..

—Por favor, solo cállate o te devolveré.

No hubo más conversación. Temía que si hablaba diría más de lo que debía. Programó el Gps, recordaba que su abuelo tenía una cabaña a la que iba a pescar en invierno en un lago cercano. Estarían bien ahí, estarían bien... Se esforzó en convencerse de aquello, tendría que hacerse a la idea de que Trish y Tweek salían. Solo cuidaría de él hasta que Tricia pudiera hacerse cargo, sencillo, un plan infadible. Condujo por 50 minutos hasta introducirse por un sendero que se abría a un costado de la carretera principal, pero cuando estaban a escasos metros, encontraron que el camino estaba bloqueado. El barro abundaba y la nieve comenzaba a caer. Se detuvieron ahí, maldiciendo salió del auto, caminó hasta la puerta de Tweek, lo cargó como princesa y así lo llevó hasta la cabaña. Sus zapatos se llenaron de barro, la lluvia caía un poco más fuerte. El lugar era pequeño pero acogedor, dejó al rubio sentado en una mecedora de madera que había afuera.

—Veamos, la llave.

No, no tenía llave, por lo que forzó el cerrojo de la puerta para poder entrar. Con un crujido esta se abrió, polvo cayó desde arriba, ¿Desde cuándo nadie iba? Miró adentro, todo estaba en orden. Volvió afuera, fue hasta el medidor de luz, lo encendió, pero no quiso funcionar. Maldijo a sus adentros, tomó a Tweek y así se abrió paso en la oscuridad. Lo sentó sobre una silla, primero debía arreglar la habitación.

—Iré por velas, estoy seguro que hay.

Buscó en los muebles del lugar, llevaba su celular a 39% de batería, se iluminaba de él mirando en los cajones. Encontró velas aromáticas, servirían. En la cocina dio con fósforo, pocos segundos después tenía 6 velas encendidas. Puso dos en la habitación principal, dos en el salón, una en el baño y la otra la guardó. Retiró las mantas que cubrían los pocos muebles que había en el interior, eran rústicos y el olor a madera era fuerte, pero, reconfortante. Cambió las sábanas de la cama, se movía diligente, abriendo el closet y buscando lo necesario. Cuando dejó las almohadas limpias sobre el colchón fue por Tweek, lo ayudó sentandolo sobre la cama. Le quitó el abrigo y el camisón de hospital, estaba helado su cuerpo. Tomó ropa que había, la sacudió por si habían arañas y se las puso. Le quedaban grandes, pero serviría. Ya seco lo ayudó a acotarse, lo tapó y puso una almohada bajo su pie lastimado. 
Acercó una de las sillas a la orilla de la cama y se dejó caer sobre ella. 

—Craig, tú... —Había comenzado el rubio.

 —No hables, aún tengo mucho en que pensar... —Dijo intentando no complicar más la situación, sacar a Tweek del hospital podía considerarse secuestro... fantástico era un secuestrador.  

La habitación se cargo en un aroma a manzana por las velas aromáticas. Cerró los ojos mientras pensaba, no debía ser tan esquivo, después de todo, Tweek no sentía ya nada por él, ¿Verdad? No sabía por qué lo había ayudado a escapar, quizá la lastima de verlo sufrir o las ganas de dejar de tener que soportar sus gritos. 

Llevaban ya dos días en el lugar, el primer día no habían hablado nada más que preguntas sobre su tobillo. No sabía cual era la razón, pero Craig no tenía intenciones de comunicarse, ¿Estaba molesto? No tenía ni la menor idea y este tampoco le dejaba preguntar. Mantuvo el pacto de silencio, sin electricidad sólo se quedaban mudos mirando la nada, pensando. Él al menos podía mantener su mente ocupada, ordena la cabaña, registraba las cosas, veía los alimentos que habían. En cambio él, debía permanecer acostado mirando siempre lo mismo. El dolor iba yvenía, a veces sentía agujas clavándose en sus huesos, otra vez veces no sentía nada. Sólo pedía que no se infectara, porque si pasaba, quizá le cortaban el pie...

—Hay gas, ¿Quieres bañarte? —Preguntó Craig entrando en la habitación.

Él lo llevaba al baño cuando lo necesitaba. Simplemente no podía apoyar el pie, ni moverlo, solo pensarlo le dolía. Asintió a su propuesta, lo rodeó por el cuello mientras lo alzaba. Con cuidado lo llevó hasta el baño, lo sentó en el borde de la tina donde le ayudo a desvestirse. Se sentía tan mal con eso, Craig era muy atento y amable, y no tenía porque hacerlo... Ya había quedado claro que no lo quería.

Desnudo lo metió dentro, había puesto una tabla no muy ancha que iba de borde a borde en la tina. Lo sentó en aquella zona, le dio la ducha móvil y así lo dejó. El agua salía fría, lentamente comenzó a calentarse, su cuerpo agradeció el baño, pasó el jabón por su piel y luego con Shampo lavó sus cabellos. Pasó sus dedos por los fierros de su pie, habían cuatro arriba y dos  abajo, su piel alrededor estaba morada e inflamada. Cerró la llave, Craig ingresó con una toalla tibia, la puso en su espalda para así sacarlo se ahí.

Una vez más estaba recostado en la cama, pero esta vez tenía Craig a su lado dándole apoyo. Quería ver que pudiera mover sus dedos, su padre le había llamado para decirle que él debía poder hacerlo. Tomó un respiro, tenía miedo de hacerlo, apretó los párpados sintiendo la pierna muy pesada.

—No puedo... —Murmuró abriendo los ojos.

—Si puedes, Tweek. —Respondió Craig tomando su mano. —Vamos, sólo mueve un poco tus dedos.

Se quedó mirándolo, asintió levemente y nuevamente intentó mover su pie, el dolor subido por su pierna hasta su garganta. Apretó la mano del otro con fuerza. Finalmente pudo mover un dedo, con esfuerzo y mucho dolor se quedó quieto entre lágrimas, odiaba eso, quería poder estar bien. La mano del azabache acarició sus cabellos, lo miró de reojo sin creerlo, ¿Era lástima el por qué lo hacía?

—Mejorarás, mi papá dice que puede llevar un médico a casa. Pero por ahora no es seguro volver, nos buscan.

 


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