Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rehabilitación/Creek por javithabadeer

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

—Me alegra que Craig te haya invitado a cenar. —Comentó Laura sonriendo. 

—Gracias por recibirme. —Respondió con amabilidad.  

La señora Tucker, se pasaba un largo mechón de cabello rubio brillante detrás de la oreja antes de disponer los lugares sobre la mesa. Craig veía a su madre y Tweek caminar a paso lento alrededor de la mesa, hablaban entre ellos sobre banalidades. Resopló acomodándose dentro de los límites del sillón individual de la sala familiar. Su padre sentado frente al televisor le dirigía de manera furtiva una que otra mirada cargada de incredulidad.

—Habla, ya sé lo que quieres preguntar. 

Su padre no era precisamente una persona verbal, sin embargo, en ese momento tras pasarse las manos por la pernera del pantalón buscando las palabras correctas para iniciar su discurso, se volvió para mirarlo.

—Sé que amas a Tweek, pero, Craig tiene la oportunidad de hacer algo con tu vida, de salir de South Park... Craig, como tu padre no quiero ver como todo tu potencial se desperdicia en este agujero.

El señor Tucker guardó silencio, apretó los labios antes de levantarse de su cómodo sofá y ponerse de pie frente a su hijo, Craig lo observaba con los ojos muy abiertos, nunca en toda su vida hubiese podido pensar que sería su padre quien le dijera que quedarse en south park fuese un error.

— No estoy diciendo que termines con Tweek, pero, ni para tu madre ni para mí es un secreto que estas renunciando a tu beca por estar al lado de tu novio. Y es un gesto noble, el pobre muchacho está perdido sin ti, pero debes también pensar en tú futuro. 

Craig hubiese querido contradecirlo, soltar una bravuconada y mostrarle el dedo antes de salir de ahí y sentarse a la mesa, pero, no pudo, bajó la cabeza apretando la mandíbula con fuerza. Su padre estaba haciendo un gran esfuerzo al hablarle de ese modo, no se sentía correcto responderle de manera grosera. Guardó silencio. Sentía la cabeza muy pesada, su mente regreso dos semanas atrás, cuando abrazó a Tweek mientras lloraban sin poder contenerse.

"—Craig, ¿Seguimos siendo novios?".

Tweek luchaba por incorporarse, por un momento le había parecido que su novio luchaba contra una fuerza invencible que no paraba de tirar de él, que deseaba arrastrarlo hasta el fondo, lejos de todo y todos. Lo había estrechado con fuerza buscando sus labios con desesperación.

"— Sí, honey". —Había respondido. 

Le aterraba la sola idea de que aquella fuerza irreconocible le arrebatara a Tweek, temía que la distancia destruyera la poca cordura que aún conservaba. No quería cargar con esa culpa. De vuelta a la realidad, levantó el rostro para encontrarse con la mirada expectante de su padre.

—Gracias papá por tu preocupación, pero, ya tomé mi decisión. —Habló en tono solemne, era un chiquillo de 19 años a los ojos de su padre, pero, él se sentía un hombre, uno cuya responsabilidad era cuidar de la persona que más amaba. Se levantó del sillón y avanzó hasta encontrarse de frente a Tweek que terminaba de colocar los vasos sobre la mesa.

—¿Necesitas ayuda? —Pregunto acercando sigilosamente sus labios a la oreja pálida de Tweek. 

Lo vio volverse con el rostro visiblemente enrojecido. Eso lo hizo sonreír, la mesa estaba casi lista, Tricia estaba en la cocina con su madre canturriando. El olor del asado pronto emergió llenando el pequeño comedor, el aroma de las especias y verduras le llenaron la nariz, la cual aspiró con deleite. Tweek también percibió el aroma, ambos se miraron a los ojos antes de sonreír, era su primera cena familiar juntos en dos años. Su madre no tardó en asomarse por el umbral de la puerta con la bandeja de jamón cocido, seguida por Tricia y la cacerola de macarrones con queso. 

Craig se apresuro a tomar la cacerola de las manos de Tricia, dándole un suave golpecito sobre la cabeza. La niña se quejó por el gesto.

—Se ve pesado, deja que te ayude. —Había dicho, y sin más le quito la pesada cacerola. A cambio la niña había corrido hasta Tweek, lo tomó de la mano y lo llevó a la mesa para que se sentara a su lado. 

Cuando todo estuvo en su sitio la familia entera se sentó a la mesa, se hablaron de trivialidades, deportes, noticias y recetas de cocina. Todo parecía normal hasta que Tricia mencionó New York. Craig perdió la sonrisa por un instante, solo para ladear la cabeza de forma arrogante y fijar la mirada en la lámpara que colgaba del techo.

—Sobrevalorado como todo lo que hay en esa ciudad, la comida es horrible, el transporte también. —Pudo notar a través del rabillo de su ojo, que Tweek se ponía melancólico, pasó su mano rápidamente de la cuchara a posarla sobre la mano temblorosa de su novio. — Nunca deje de pensar en volver a South Park.

 

Estaba poniendo los cubiertos en la mesa cuando escuchó al señor Tucker hablar sobre la beca de Craig. Eso lo dejó helado, él no le había comentado nada sobre aquello, ¿Acaso no confiaba en él? Era su culpa, le había rogado quedarse... por él, Craig no saldría del agujero que era South Park. Desde ese momento toda su emoción como primera cena familiar en años se fue por el caño. ¿Cómo podía estar ahí como si nada sucediera? Ellos sabían que era su culpa, lo culpaban sin decir nada, lo que hacía más doloroso todo. Bajó la mirada al oír lo de NY, sólo recordar el tiempo sin su amado lo hacía sentir mal, porque lo había decepcionado, lo había hecho sin querer, realmente no había deseado herir a Craig con sus acciones, pero simplemente se había escapado de sus manos. Alzó la vista al sentir su mano tomar la suya, entrelazó sus dedos y cuando sus miradas se cruzaron le sonrió con amabilidad. Aún le costaba creer que tenía a su novio en casa, que habían vuelto para estar juntos. La verdad es que durante toda la cena no habló, sólo escuchaba y sólo respondía cuando era necesario, no era porque se sintiera mal junto a la familia de Craig, los señores Tuckers eran personas muy amables con él, contando a la pequeña Tricia. Sólo se sentía bastante cansado. Su celular marcó una alarma, se sobre saltó al oírla, con las manos temblando logró apagarlo. De su bolsillo tomó un frasco, dentro habían dulces, horribles dulces. Dejó caer uno sobre su palma, guardó el frasco en el bolsillo de su camisa y así metió a su boca la pastilla blanca. Tragó del jugo que le habían dado pasando el medicamento. Para su mala suerte este se negaba a bajar, por lo que tuvo que soportar tenerlo atrapado en su garganta durante un buen rato. El silencio que se hizo mientras lo hacía le hizo sentir demasiada vergüenza, por lo que no volvió a alzar el rostro manteniendo la mirada en su plato.

Se levantó a ayudar una vez se terminó de cenar, llevó los platos montados uno sobre otro hasta la cocina, por efecto de la pastilla sintió como se quedaba sus brazos sin energías. Para su suerte Craig se dio cuenta antes del desastre, le ayudó tomando los platos y así los dejó sobre el mesón.

—Y-Ya, debería irme a casa. Mañana trabajo.

A diferencia de Craig, debía trabajar en el café de su padre, hacía horas detrás del mostrador y cuando la pastelera no podía ir, se encargaba de hacerlos él. Era su mejor futuro, no había dinero ni tenía cabeza como para ir a una universidad, sería otra vez maltratado por su forma de ser, por lo que se sentía más seguro en casa o en el café. Sintió los brazos envolventes de Craig, cerrando los ojos se dejó llevar por su calor corporal, su nariz podía aspirar su delicioso aroma a lavanda con el que lavaban la ropa. Sus rostros se buscaron, alzó el mentón buscando sus labios, abrió los ojos sólo un poco para poder hallarlos. Se alejó con un enorme rubor al ver a la madre y hermana de Craig observando desde el marco de la puerta llevando lo faltante de la mesa. Hundió su rostro en sus manos llenas de benditas de colores.

—¡Ah! Lo siento mucho. Ya debo irme. —Y con ello salió de la cocina. Estar cerca de ellos lo hacía sentir muy mal, por su culpa Craig se quedaba en South Park.

—Craig, acompaña a Tweek, es tarde para que vaya solo. —Pidió su madre al menor.

Invierno, odiaba el invierno, el frío se colaba en sus huesos y lo congelaba desde adentro. Había nieve acumulada en la acera, su respiración se marcaba en el ambiente de manera constante a cada exhalación. Una mano sujetó la propia, al voltear a su costado encontró a Craig, no había alcanzando a ponerse su gorro azul. Sonriendo se acercó apoyando su cabeza en su hombro, quería disfrutarlo, pero, ¿Cómo hacerlo si Craig no sería del todo feliz? Pensar en eso le estaba rompiendo la cabeza, era feliz pero triste a la vez, amaba demasiado como ara retenerlo, pero lo extrañaría demasiado como para dejarlo ir. Se detuvo haciendo que él igual lo hiciera, metió sus manos dentro de los bolsillos de su abrigo verde.

—¿Por qué no me hablaste de la beca, Craig?

 

Craig quería estar un poco más con Tweek, no le importaba el frío, ni olvidar su gorro. Atrapó la mano de Tweek entre la suya. Su novio se la arrebato, tenía el rostro enrojecido, por un instante temió que rompiera en llanto, entonces lo escuchó. Tweek se quedo de pie esperando su respuesta. Quería responder, sin embargo, no sabía por donde comenzar. "No quiero ir a ningún lado", "Quiero estar en South Park contigo". Cualquier argumento que pudiera usar sólo parecía ser un arduo esfuerzo por convencerse así mismo, más que un consuelo para su novio.

—Amor mio,  —Habló en tono suave, como un susurro. Se acercó tomando su mano y así entrelazó sus dedos. —Yo...

El alarido nítido de la sirena de una patrulla se escuchó justo detrás de ellos, las luces rojo y azul, tiñeron la nieve. Craig se volvió para mirar quien era el bravucón que buscaba molestarle.

—Buenas noches. —Saludó el oficial, desde su auto patrulla.

Craig rodó los ojos antes de hablar.

—Ser homosexual no es delito. —Saludó levantando su mano y la de Tweek enlazadas, dejó caer ambas manos, su cabeza se fue inclinando hacía atrás hasta tener la mirada clavada con fastidio al cielo.

—No Craig, no es ilegal, pero tu novio tiene libertad bajo palabra. Sólo queremos corroborar que Tweek esta tomando sus medicamentos como ordenó el doctor. Además de la reclusión nocturna. Ya es hora que vaya a casa. 

— ¿A qué viene tanta paranoia policial? Tweek no es asesino serial.  —Soltó frunciendo el ceño. 

Podía sentir como Tweek apretaba su mano desde atrás. Sabía que había gente en sus casas mirando la escena. Odiaba eso, odiaba este pueblucho de mierda. 

—Siete puñaladas en el brazo del señor Tweak dicen lo contrario, Craig.  —Rebatió el policía. 

—Mientras yo esté cerca Tweek estará bien. —Lo decía con honestidad, creía realmente que de él dependía totalmente que su novio saliera del barro, no podía confiar en los señores Tweak para esa tarea.

Su novio había permanecido totalmente inmóvil, con la mirada clavada al piso, a pesar del frío sus manos sudaban. Tweek se estremeció, Craig no dudó en estrecharlo aún con la mirada del oficial sobre ellos. El autopatrulla siguió su camino. Vieron a un grupo de niños salir corriendo detrás de una de las casas aledañas, seguramente bromistas. Hizo sonar las vértebras de cuello.

— Vamos Tweek te llevare a casa...

Lo del oficial lo dejó bastante helado, se quedó quieto con la mirada baja, tal vez, si no hubiera estado Craig habría levantado las manos para hacerle ver que no hacía nada malo y que no llevaba ninguna arma consigo. En cárcel le habían dicho de todo, se habían reído de él, que no era más que un desquiciado. Que para la próxima ellos mismos le pondrían cuerdos golpes. No había dicho nada a nadie, ni a sus padres ni a Craig, solo empeoraría las cosas. Se ruborizó al oír a su novio decir tales cosas, carecía de filtros, al menos el sabía cómo actuar en distintas situaciones... claro, cuando no estaba alterado o dentro de sus crisis de pánico. Ante su petición asintió con la cabeza, caminaron juntos por las calles hacia su casa que no queda muy lejos de ahí. 

Craig seguía organizando las palabras que utilizaría para explicarle a su novio el porqué de su elección. Craig no quería ver a los padres de Tweek, no tenía la energía para mirlos a los ojos sin querer echarles en cara su total falta de utilidad, así que en el momento en que Tweek saco la llave de debajo del tapete y le informo que sus padres habían ido a la capital por una convención de baristas, no dudo en pasar al calor de la casa.

Se quedaron en la sala, en el sofá rojo donde tantas veces jugaron videojuegos o comieron chatarra viendo Terrance y Phillip. Craig se dejó caer su cabeza sobre el regazo de Tweek.

—En el internado me ofrecieron una beca para ir a Canadá, ¿Imaginas eso? —. Se burló chasqueando la lengua y estirando los brazos para rodear la cintura pequeña de su novio, mierda, estaba tan delgado. — Yo en Canadá, ¿Qué haría? ¿Cazar focas? ¿Quemar grasa de ballena para sobrevivir en invierno —El tono irónico en su voz hizo que el pequeño rubio entre sus brazos riera. —No, Tweek, lo mejor que he podido hacer es rechazar la invitación.

Se irguió apoyándose en su codo, subiendo una de sus manos  hasta sujetar con suavidad el rostro de Tweek, el chico cerro los ojos y se dejo hacer, el contacto de su piel tibia tras la larga caminata bajo la nieve, era un bálsamo que no podía resistir. Se alzó apoyando su mano a un costado de las piernas de su novio. Su nariz pasó por su cuello, sintiendo su aroma jabón. Lo sintió estremecerse, besó su yugular con dulzura para volver a subir a su rostro.

— No sé como pasé cada día sin ti en New York. —Murmuró mirando sus labios. 

Atrajo el rostro de Tweek hacia el suyo al poner su mano libre en su nuca. Cerró los ojos uniendo sus labios. Comenzó con besos pequeños, simples toques de labios, para luego abrir la boca buscando ingresar su lengua a la de él. Iba lento para evitar alterarlo, para su sorpresa el menor intentaba controlarse, podía sentir sus manos pequeñas aferrarse a sus prendas.  Ladeó su rostro acoplando sus bocas, su lengua entró y de aquella manera logró tocar la del otro. Quería que Tweek se sintiese bien, quería verlo relajado. Había pensado seriamente en mostrarle un poco del mundo adulto, Craig nunca fue infiel durante su estancia en el dormitorio, pero, adquirió un largo historial de pornografía en su navegador, después de todo, era un muchacho como cualquier otro, y su razonamiento no escapa de los impulsos más básicos. Su cabeza continuaba entretejiendo sus acciones, sus manos se atoraron en la cintura del pantalón de Tweek, había conseguido hacerlo recostarse sobre el sillón. Acalorado y tembloroso, Tweek recibía sus besos, sobre su abdomen, por su cintura, Craig tiro del pantalón y el otro gimió cubriéndose los ojos.

Craig vio la suave erección entre las piernas de su novio, una fina pelusilla rubia crecía escasamente. Tomó el miembro con la mano, sus labios lo encontraron y sin ningún tipo de recato lo atrapó, lamiendo suavemente, reconociendo sus formas y sus sabores. Las piernas de Tweek se movían erráticamente, ante el contacto. Sujetó a su novio por los muslos, estaba disfrutando de las reacciones tan ingenuas y completamente abrumadoras del chico. Engulló su falo, la verdad es que no era tan fácil como se veía en los vídeos. Cerró los ojos concentrándose, sus labios se cerraban alrededor de su ancho empapándolo con saliva.  Escuchó su forma de jadear y gemir en un tono tan lujurioso, que sintió el tironeo de su miembro dentro de su pantalón. Aumentó el ritmo de sus movimientos, lo sacó de su boca para utilizar su mano izquierda, miró a Tweek desde donde estaba. Su mano subió por su abdomen dejando ver su piel pálida. Fue entonces, cuando su novio lo empujó, haciéndole caer de espaldas. Lo vio ponerse de pie y salir huyendo rumbo al cuarto de baño.

Se quedó completamente helado con los párpados bien abiertos. ¿Era posible que lo estuviera rechazando?  que encontrara asqueroso lo que él acaba de hacer.

—¡Tweek!.  — Llamó con insistencia mientras se ponía de pie. Subió las escaleras, buscó en su habitación, pero no estaba ahí. Fue al baño estando la puerta cerrada con llave. Golpeó buscando saber si estaba bien. — Tweek, no, no quise... Tweek, abre la puerta por favor.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).