-todo está destruido – murmuró el castaño entrando primero a la antigua casa de la familia Son – dudo que alguien haya vivido aquí desde hace años.
-está casa tiene demasiado tiempo sola – respondió la peliazul bajando la mirada al suelo cubierto de polvo.
-aquí vivió mi maestro, el señor Goku y la señora Milk... - murmuró Mirai conteniéndose para no llorar mientras veía el lugar, la mesa volcada, cristales rotos y las fotografías de la familia torcidas – y pensar que toda la familia murió.
-Trunks, debemos irnos de aquí – pidió la mujer posando su mano en el hombro de su hijo.
-Vámonos Trunks, aquí no hay nada que buscar – concordó Vegito – recuerda que el dragón dijo que huyeron a la una pequeña casa de las montañas.
-está bien – respondió y todos salieron de lo que alguna vez fue la residencia Son, cerrando tras ellos la puerta.
-anda, no debe estar muy lejos de aquí – cometo Bulma mostrando una sonrisa al peliazul para como para decirle que todo está bien.
-Mamá, ¿Qué opinas de todo esto? ¿Por qué estás tan entusiasta? Yo no veo ningún motivo para estarlo – preguntó Mirai observado la sincera sonrisa de su madre.
-¿Por qué? Por qué estas devuelta hijo, por qué las esperanzas aún siguen y por qué me muero por conocer al hijo de Goku y mi futuro yerno – respondió la mujer guiñándole un ojo.
-no sé por qué esa respuesta no me sorprende – contestó Vegito tomando una rama seca del suelo para caminar adelante de todos.
Siguieron caminado por un pequeño sendero que casi quedaba oculto entre los arbustos y la maleza, moviéndose con sigilo y cuidado, sin hacer ni un solo ruido, atentos por si llegaban a escuchar algo, o al menos Trunks y Bulma, pues a Vegito parecía importarle poco que Black apareciera pues pisaba las hojas secas de los árboles sin querer evitarlo.
-es ahí – dijo Vegito deteniéndose cuando llegaron a una parte donde no estaba cubierto de árboles y una pequeña casita se alzaba en el prado – esa es la casa del abuelo Gohan.
-Goku vivió ahí cuando era niño – susurro la mujer - ¡claro! Aquí debió haber huido Milk y como ella nunca le permitió a Gohan venir hasta acá por eso a él nunca se le ocurrió venir aquí – supuso estando segura de que lo que decía era verdad.
Los tres salieron del bosque y caminaron hasta la casita, Trunks sumido en silencio mientras los otros estaban emocionados.
Abrieron la puerta y entraron.
Todo se veía en orden aunque el lugar se veía descuidado, sin embargo no parecía que su último dueño hubiera sido un niño o un anciano.
-este lugar está muy pequeño – comentó el peliflama viendo a todas partes con curiosidad.
-Supongo que esto es mejor a nada – respondió la peliazul – por lo menos parece que los ataques de Black ni de los androides llegaron hasta aquí.
Trunks camino hasta el interior de la casa, buscando algo que le diera las respuestas que tanto requería.
El lugar estaba descuidado y lleno de polvo y humedades pero supuso que se debía quizás a los años que habían pasado, además de que parecía que nadie había puesto un pie en meses.
Las alacenas de la pequeña cocina estaban vacías y en los rincones había telarañas y el único espacio que había era como un pequeño lecho con un colchón en el suelo y varias prendas tiradas en una esquina.
-qué triste a deber sido vivir en un lugar como este – murmuró el castaño rejuntando la ropa del suelo.
Un gi de color azul como el de Piccoro y otro de color naranja junto a diferentes ropas de niño desgastada era lo que estaba apilado.
-esa ropa era la que solía usar Gohan cuando era niño – respondió las dudas de los otros dos – tengo la sensación de que alguien más las uso hace años.
El peliazul presto atención a cada palabra de su madre y siguió explorando el lecho hasta que terminó por encontrar una pequeña caja en el hueco entre el colchón y la pared donde se había arrinconado.
La coloco en la el colchón y se sentó en él, llamando la atención del peliflama y la peliazul, abrió la caja y sacó varios papeles de su interior.
***
Milk se encontraba muy enferma mirando por la ventana a su pequeño hijo jugar con unas mariposas.
Ella sabía que ya estaba en sus últimas, después de todo había logrado vivir seis años con la enfermedad del corazón que su difunto esposo le había contagiado, ni ella misma sabía de donde sacaba las fuerzas para levantarse todos los días y seguir adelante junto a su hijo.
La muerte de su esposo Goku la había afectado pero no tanto como la muerte de su primer hijo.
Si, ella ya lo había dado por muerto desde que ese día salió a tratar de derrotar a los androides junto a los demás guerreros. Ninguno había vuelto a aparecer desde aquel día y las únicas noticias que anunciaron en la televisión fueron que varios sujetos habían deteniendo la destrucción total de la capital del oeste, mas sin embargo habían sacrificado sus vidas en ello.
Ye ella sabía perfectamente la identidad de aquellos hombres pues no eran ni más ni menos que Vegeta, Yamcha, Ten Shing Han, Krilin y Picoro, y por supuesto, con ellos estaba Gohan.
Recordaba que ese fatal día casi se volvía loca del dolor, su único hijo de tan solo once años había muerto en combate y el planeta estaba por colapsar.
Después de que la transmisión de las noticias terminó, ella casi rompía en llanto pero los ruidos del exterior de su casa la alertaron y una patada en su vientre le indicaron que debía huir de ahí.
Salió por la ventana, como tantas veces lo había hecho Goku y Gohan cuando querían huir de ella, corrió y se escondió entre los árboles.
Claramente pudo ver como una joven rubia y un chico pelinegro en traban a su casa por la puerta principal.
Entonces vio su oportunidad.
Huyo hasta lo más profundo del bosque hasta que llegó a la pequeña cabaña que le perteneció alguna vez a Goku.
Lo primero que recordaba haber hecho fue ir hacia donde se encontraba la esfera de cuatro estrellas solo para confirmar que todo era verdad.
La preciada esfera de su difunto esposo se había vuelto una piedra y eso solo significaba una cosa: Piccoro había muerto, no había logrado proteger a Gohan y las esferas del dragón ni Kamisama ya no existían.
No había sido fácil sobrevivir al parto y menos cuando ella sola hizo todo el labor, cuidar a un recién nacido mientras ella seguía en recuperación no había sido tarea fácil. La montaña los había dado alimento, cazar animales y cocinar siempre había sido su especialidad, desde niña había aprendido a defenderse sola, y supo sacar a su primer hijo adelante cuando Goku los había dejado en el lapso de namekusei. Y ahora todo eso sabía hacer su hijo.
Sabía que no iba durar mucho, por lo que tenía que preparar bien a su hijo para que el día de mañana ella no le hiciera falta, pudiera alimentarse y defenderse por sí solo, lo entreno en las artes marciales como digno hijo de Goku, pero también le mostró lo básico como leer y escribir, demostrando que a pesar de todo ella saco a adelante a su bebé.
Vistió a su hijo como pudo, había ido a su antigua casa por las cosas que podrían servirle y regresado, evitando arriesgarse a que los malditos androides regresaran.
Nadie sabría por todo lo que ha pasado. Nadie comprendería su dolor. Nadie sabía que estaba viva. Pero sobre todo nadie sabía de la existencia de Goten.
Una lágrima cristalina resbaló de su mejilla al recordar, tomó un boli y un papel y comenzó a escribir todas aquellas cosas que no le podía decir a su hijo en esos momentos.
Escribió una carta por día, durante siete días, hasta que finalmente su corazón ya no pudo más y ya no volvió a abrir los ojos.
El pequeño saiyajin intento despertar por todos los medios posibles a su madre pero de ninguna manera lo logró.
Comenzó a llorar todo el día y toda la noche por desesperación y por miedo a que nunca más despertara hasta que finalmente cayó dormido en el cuerpo inerte de su madre, ahora si había quedado solo.
Cuando se dio cuenta de la cruel verdad no hubo forma de que cesará su llanto y así como pudo, enterró a su madre en la parte trasera de la casa donde vivía y con unas ramas secas formó una cruz y la clavo en la tierra donde ahora yacía la pelinegra, para tener la certeza de que su madre seguía con él. Días después encontró en una pequeña caja varias hojas dobladas y aunque aún no superaba la muerte de su madre las tomo, aun sabiendo que eso posiblemente desataría su llanto.
Goten, hijo de Son Goku y de Milk, eres un niño especial, y no lo digo como madre si no porque tienes una gran capacidad en las peleas y combates, aunque solo lo demostraste conmigo.
Tienes un gran potencial, tú no eres un niño común, tu padre era de otro planeta, un guerrero saiyajin parecido a ti en todos los aspectos, nunca dudes de tu sangre saiyajin y de tu parte humana, entrena y mantente vivo, hazlo por mí.
***
Tu hermano Gohan murió en batalla siendo tan solo un niño, por favor sobrevive, aunque yo ya no este estaré ahí tu vida vale mucho.
No te arriesgues, no busques venganza ni retes a los androides, no es necesario, vivimos en paz, no es necesario ir a detenerlos, mantente al margen.
Te quiere, tu mamá.
***
Goten, ya no me queda mucho tiempo, mi corazón ya no puede más.
Honestamente me sorprende haber estado contigo 6 años.
Seis años viva cuando tu padre no pudo sobrevivir por más de un mes.
Te agradezco a ti y a la vida pues si no hubiera sido por ti, yo me hubiera rendido desde hace tiempo.
Eres lo más preciado que tengo y lo único que me dolerá dejar cuando yo muera. No sé si el virus esté en ti pero a lo largo del tiempo nunca mostraste señales de malestar, siempre fuiste un niño muy sano y alegre, a pesar de las pésimas condiciones por las que tuvimos que pasar desde que estabas en mi vientre.
En esta caja hay unos medicamentos, tómatelos en caso de ser necesario, esa es la cura, no sabes el trabajo que me costó conseguir el medicamento con la ciudad destruida.
Nunca el tome, fue la única pieza de la que me pude hacer, siempre la tuve en reserva para ti por si llegara a ser necesario. Vive hijo mío, que yo aún tengo la esperanza de que algún día todo este infierno termine y tú puedas llevar una vida normal.
***
Si algún día todo esto acaba busca a Bulma, no sé si siga viva pero ella te ayudará, fue la mejor amiga de tu padre alguna vez, y no dudo de que ella te de la mano cuando más lo necesites.
Te adoro Goten, mi niño hermoso.
***
Goten, no sabes lo orgullosa que estoy de ser tu madre, vive hijo, vive por mí, por tu padre y por tu hermano, estoy segura de ellos también están orgullos de ti.
***
Ya no se cuánto tiempo más poder aguantar, mientras más te veo sonreír, jugar, crecer, más siento que mi corazón se debilita, puede que sea cuestión de un par de días, quizás de horas. No lo sé.
Mi niño, tu sonrisa es hermosa y siempre está llena de luz, nunca la borres de tu rostro, cada "vez estoy más convencida de que muy pronto acabará todo esto.
La viva imagen de tu padre vive en ti, a veces pienso que fuiste un ángel que el mismo mando para que yo no me sintiera sola y que nunca me rindiera.
No sabes lo que hubiera dado por darte un futuro mejor pero considerando como está el mundo, pienso que hemos corrido con mucha suerte.
Eres la luz de mis ojos, te adoro.
***
Siento que ya dije todo lo que tenía que decir, sin embargo no me siento satisfecha, Goten, mi momento se acerca y la hora de que te quedes solo no queda ya muy lejos.
Entrena por tu padre. Estudia por tu hermano. Y sobrevive por mí.
Te amo Goten, con todo mi corazón y por eso he estado pensando que lo mejor es que tomes posesión de las pertenencias de tu padre, que aunque no son muchas, fueron y son muy valiosas para él.
Una de ellas está en esta caja, tiene una nota que te dirá como funciona y para obtener la otra solo debes gritar...
***
-nube voladora – murmuró Trunks con la garganta seca, conteniéndose para no soltarse e llanto, Goten existía, sí, pero también existió una mujer que hizo todo por mantenerlo vivo – Goten se feliz, vive y nunca pierdas la esperanza, tu madre te ama, tenlo siempre presentes y nunca me olvides. Milk.
El híbrido terminó de leer y bajo la mirada a la caja mientras sus lágrimas manchaban el papel, curioso por saber qué era lo otro que la pelinegra le había dejado a su hijo pero lo único que encontró fue un frasco pequeño que decía "medicina para el corazón".
-¿Qué es eso? – preguntó el castaño ignorando las lágrimas que se deslizaban por su rostro, tratando de aparentar que no sucedía nada.
-es la medicina para el corazón – respondió Mirai – parece que Goten solo necesito la mitad de la dosis – respondió al ver que faltaba medicamento.
-Milk siempre estuvo viva – sollozo la peliazul lamentándose por no haber podido hacer nada para ayudarla – y Gohan nunca lo supo ¡no es justo!
Después de unos minutos de silencio mientras asimilaban la idea, salieron de la cabaña, y a plena luz de la luna, rodearon la cabaña y pudieron ver un espacio cubierto de flores y una cruz alzada en el pasto, ahí descansaban los restos de Milk.