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Noah por Chorlite

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18

No tu Chico Ideal

Albus Dumbledore estaba impactado, no era verdad, seguramente estaba soñando, Harry Potter no podía ser una serpiente.

Se había enfrentado a muchos problemas que en un momento pensó pequeños tropiezos en su plan mayor, el encanto en la carta no se había asentado, luego su plan de mandar a Hagrid a recoger al niño se había ido por el caño cuando él contesto su carta, ese fue un golpe si bien no uno mayor puesto que no esperaba que el niño lo hiciera.

Había pensado que el desprecio de Petunia por todo lo mágico le impediría decirle cualquier cosa de utilidad al niño al mismo tiempo que también lo convertiría en un manso corderito dispuesto a saltar cuando él le dijera que lo hiciera, era una parte importante de su plan.

Aún con este tropiezo el niño no sabría nada de importancia y Ronald se haría cargo de que lo mirara como la segunda venida de Merlín pero parecía que este plan también había volado, era evidente que Harry Potter no se había juntado con él si las miradas del niño pelirrojo decían algo y conociéndolo como lo hacía sabía que el crio no querría juntarse con Potter por el simple hecho de estar en la casa verde y plata es cierto que así lo había acondicionado pero eso le estaba resultando contraproducente ahora mismo.

-¡Director!- la voz de la escocesa finalmente penetro en la gruesa cabeza del viejo impactado como estaba se había quedado encismado en sus pensamientos por varios minutos sin reconocer el llamado se su colega ni responder a el mismo.

Levanto la mirada queriendo saber el porqué de la dureza de su llamada, ella estaba lívida con jugo regurgitado en todo su pelo y parte de su vestido, algunas gotas incluso se bajaban por su cara.

-Lo siento mucho Minerva, se me fue por mal lado- dijo a modo de excusa.

 Noah levanto una elegante ceja blanca a muestra de incredulidad, pero nadie a parte de él y los Slyherins parecieron notarlo.

La mujer solo suspiro y uso su varita para desaparecer el jugo y acomodarse el moño aunque sabía que no se sentiría totalmente limpia hasta que tomara un largo y tibio baño.

El anciano por su parte levanto su silla y se sentó en ella tratando de hacerse el sordo a las burlas evidentes de tres cuartas partes del colegio y las silenciosas de la otra parte, porqué él sabía que se estaban burlando mucho a pesar de sus caras serias.

Noah no los estaba viendo, parecía contento con el libro enorme que estaba leyendo, no podía saber de qué era porque por lo visto estaba escrito en otro idioma.

La clasificación continuo con el pequeño retraso cuando el viejo se llevó a un lado al niño pelirrojo le dijo algo que pareció molestarlo profundamente aunque al final estuvo de acuerdo.

Luego todo siguió más o menos normal, cuando fue el turno del Weasley más joven hasta la fecha le tomo un tiempo ser ordenado, se le puso la cara roja, apretó las manos tan fuerte que  se les pusieron blancas con la falta de circulación hasta que finalmente el viejo sombrero grito ¡Gryffindor!

Noah notó que la mandíbula del viejo se tensó con molestia y el niño avanzo cabizbajo con una mezcla de emociones entre molestia por no haber conseguido su objetivo y la felicidad por ese mismo motivo.

Noah pensó por la mirada del chico hacia su mesa que el anciano había querido meter al Weasley más joven con las serpientes para juntarlo con él, no como si hubiera funcionado de todos modos.

Al terminar la clasificación se sirvió la cena abundantemente en las mesas, él pensó en si es que en algún momento habían conseguido comerse todo aquello en tales cantidades.

Los niños en las demás mesas comenzaron a cuchichear entre ellos a excepción de los Slytherins que comiendo en silencio dejaban las charlas para más tarde en la intimidad de su sala común.

Noah se sentía como un animal exótico en una jaula de exhibición dado que lo bulliciosos niños de las mesas vecinas lo señalaban directamente y se apretujaban entre sí tratando de mirarlo mejor.

“Mucho por una cena tranquila” pensó con molestia.

Por las serpientes no se preocupaba, bien sabía que eran niños muy reservados, educados y serios, educados desde una edad temprana con la verdad de su mundo prácticamente en la cara, los padres de estos niños habían sabido enseñarles para el futuro sin usar mentirillas blancas, por lo tanto eran muy centrados en sus estudios siempre viendo hacia el mañana, la mayoría de ellos tenían bastante más madurez que sus compañeros de otras casas.

En ello consistía la supuesta maldad de los Slytherin, no era maldad en sí, solo suelen tener carácter de adulto como los padres en sus casas y claro para un adolescente no hay peores enemigos que sus padres y sus reglas.

No legar después de las diez, sin novio o novia hasta ser mayor de edad, no se permiten fiestas con alcohol, no se permite alcohol en absoluto, te compran lo que necesitas no lo que quieres… en fin, multitud de reglas que odiaban a pesar de saber muy en el fondo que se hacen pensando en la seguridad.

Lo normal, como bien dice el director, niños siendo niños, aunque habían veces en que sus bien defendidos niños parecían más bien psicópatas  en miniatura situación que él con su falta de castigo adecuado  ayudaba a perpetuar.

Media hora antes de que terminara la cena los prefectos de la casa verde y plata se pusieron de pie, los demás copiaron la acción enseguida, pronto los jóvenes séptimos años se acomodaron en dos filas con los demás niños en el centro, marcharon en grupo hacia su sala común como dicta su costumbre.

El anciano director trato de hacerle señas a Noah para que se quedara atrás pero los estudiantes mayores  lo advirtieron y una de las chicas se movió cortando así su contacto visual con el niño, los demás muchachos  y muchachas de séptimo le dieron una leve señal felicitándola por su acción, ella regreso el gesto y en poco tiempo todos habían salido del comedor.

El viejo no se enteró del silencioso discurso entre los estudiantes y simplemente se sintió un poco molesto, sin embargo no se dio por vencido y se apresuró a abordar a Severus Snape cortándole el paso groseramente antes de que pudiera retirarse para atender a sus jóvenes retoños.

-Severus, Severus…- llamó exigiendo la atención del otro hombre a la ligera.

-Sí, director- contestó el hombre frunciendo el ceño, a él nunca le había gustado la familiaridad con la que el viejo se insinuaba en la vida de los demás llamándolos por sus nombres sin obtener primero el permiso de estos, no obstante ya estaba harto de corregirlo además sabía que el anciano nunca le haría caso, cualquier reclamo terminaba siempre en un innecesario gasto de saliva y tiempo y sin dar ningún resultado, él siempre te menospreciaba sin que pareciera que lo estaban haciendo.

-Muchacho, me gustaría hablar con el señor Potter, tráelo a mi oficina rápido-

También tendía a usar diminutivos como niño, muchacho, mi chico… con el claro objetivo de hacerse ver como el mayor no en el sentido de la edad sino más bien en conocimiento.

-No puedo hacer eso- exclamo un poco molesto y añadió cuando lo vio abrir la boca, seguramente para protestar- primero debo hablar con él, con todos mis alumnos de hecho, los que regresan y los nuevos, se deben hacer los arreglos habituales, necesita su amadrina, conocer las reglas de la casa y claro acaba de comer debe sentarse un rato para bajar la comida con tranquilidad-

-No te preocupes muchacho, no necesitara conocer las reglas ni nada de esas cosa Slytherin- dijo el viejo agitando una mano como para quitarle importancia.

-¿Y por qué no las va a necesitar? Es un primer año- explico casi rodando los ojos por decir lo obvio.

-Es cierto, es un primer año pero no va a estar en tu casa mucho tiempo, ni siquiera pasara esta noche allí- declaro el anciano con arrogancia- lo del sombrero seguramente fue un error, mira incluso ha terminado separado de su mejor amigo Ron Weasley, no puedo permitir eso, lo cambiare de inmediato-

Snape suspiro exasperado.

-Albus, no puedes forzarlo a cambiarse se casa basado en el simple hecho de que no te gustan el plateado y el verde-

-¿En qué te basas para decir semejante calumnia? ¿Por qué no han de gustarme tus alumnos? No se trata de eso, se trata del error del sombrero y que ha quedado separado de su amigo, seguro que no ha dicho nada porque no sabe que se puede rectificar-

-Eso no lo sabes, además me consta que Potter y Weasley no son amigos, casi puedo afirmar que es justo lo contrario, digo, conociendo la actitud de los Weasley en general hacia los Slytherin, que se Potter no lo hará diferente en la mente de ese niño bocazas e idiota-

-¡Severus! No puedes hablar así de tus alumnos- regaño el anciano.

-Solo digo lo que pienso- replico el hombre de negro.

-Cómo sea, solo tráelo a verme, te espero en mi oficina en quince minutos-

Y así sin más se dio la vuelta alejándose del hombre más joven sin darle tiempo para contestar.

Los demás maestros acostumbrados a la actitud del anciano y pasándola por normal e inofensiva no dijeron ni hicieron nada sobre el asunto, aunque observo que Macgonagall estaba haciendo un pésimo esfuerzo por ocultar lo ansiosa que estaba por tener a Harry Potter en su casa muy a pesar de que no resulto ser lo que ella esperaba.

Molesto por su actitud racista el hombre se dio la vuelta y se apresuró a seguir a sus alumnos, ya se había retrasado bastante por detenerse forzado o no a hablar con la focha.

 

*******

*******

Entre tanto las serpientes habían llegado a su cueva, los mayores se extrañados que pasados los minutos el jefe no hubiera llegado pero al mirar a sus más jóvenes, especialmente la nueva nidada se dieron cuenta que están muy cansados, por el viaje tan largo seguramente, que necesitaban lavarse y descansar, por ello dieron inicio a las “festividades” por así decirlo, no era fiesta en sí, solo otra costumbre.

-Deberíamos comenzar- dijo la prefecta de séptimo año.

-Pero no ha llegado el profesor Snape-replico uno de quinto.

-Mírenlos- exclamo ella apuntando  a los más jóvenes, quienes tenían las caras largas y bostezaban frotándose los ojos continuamente- están cansados, comencemos ya le explicaremos al profesor Snape, él entenderá-

Los jóvenes se miraron entre sí antes de asentir.

Los prefectos se acomodaron en semicírculo frente a los niños de primero a tercero, en la izquierda los hombres y a la derecha las mujeres.

-Niños- llamo uno de ellos- acomódense en fila india-

Los niños se apresuraron a obedecer.

-en este balde- continuo el prefecto, una vez que un compañero lo trajo desde una esquina y lo acomodo encima de un taburete conjurado- encontraran diferentes materiales de dibujo tales como pintura, crayones, lápices de color, papel… entre otros cosas, quiero que uno por uno de ustedes pasen por aquí metan su mano dentro y escojan lo que necesiten para hacer un dibujo o una pintura, tendrán media hora máximo para hacerlo, no se preocupen no se trata de una competencia, cuando lo terminen o cuando se acabe el tiempo lo traerán al frente y lo depositaran en una de estas dos tómbolas- señalo a sus costados donde las chicas habían traído una tómbola rosada y los chicos una celeste- siempre en orden y sin hacer escándalo, ¿entendieron?-

-Sí señorito prefecto- respondieron al unísono.

-Muy bien, pasen al frente uno a uno- exclamo el joven quitando la tapa del balde.

Y así lo hicieron, recogiendo sus materiales y sentándose en el piso de cualquier manera para trabajar en su dibujo.

-¿Debe ser alguna cosa en especial?- inquirió una de las niñas de primero.

-No, para nada, puede ser lo que quieran, una gran sol, su familia, una casa, un árbol, una vaca, un vaso, una muñeca… cualquier cosa, si están muy cansados no es necesario que se esmeren metan su mano en la pintura y plántenla en el  papel o simplemente ráyenlo, sin embargo no importa como hagan su arte deben ponerle su nombre en cualquier parte que sea visible y de forma legible, además antes de meterlo en la tómbola se deben asegurar si usaron pintura que este seca para que no hagan un desastre ¿han entendido?-

-Sí señorito prefecto- respondieron todos juntos.

Otro de los niños levanto su mano pidiendo permiso para hablar.

-¿Sí señor Malfoy?- le concedió el muchacho.

-¿En cuál tómbola debemos depositarlo?- preguntó con las mejillas coloradas por la atención y los ojos bajos, se notaba que estaba cansado.

-En la que ustedes quieran, estas tómbolas son para elegirles un guardián, esta persona es un prefecto él o ella será encargado de cuidarlos por el resto del año, les ayudaran cuando tengan una asignatura que les resulte difícil, jugaran con él o ella, harán sus tareas juntos… en fin los cuidaran personalmente, nosotros los mayores nos cuidamos en grupo pero individualmente tenemos almenos un alumno menor que será nuestra prioridad, ustedes deben elegir si quieren  que esa persona sea un hombre o una mujer, si desean tener un guardián varón deben depositar su dibujo terminado y firmado en la tómbola de color celeste si por el contrario desean contar con una chica entonces depositen su papel en la tómbola rosa, si se da el caso de no ser suficientes prefectos entonces los de cuarto por ser los que tienen más tiempo elegirán otro niño o niña por lo que podrían terminar con uno o dos “ahijados”- dijo haciendo las comillas con los dedos- a esta persona se le llamará apadrino o amadrina respectivamente y esta o este les llamara por sus nombres el resto de nosotros les llamara por sus apellidos, ¿entendido?- pregunto al final.

-Sí señorito prefecto- respondieron otra vez todos juntos.

Para este punto Severus Snape acababa de entrar, al ser él el jefe de la casa debería ser él quien hable con los primeros años para ese proceso, pero se había retrasado por culpa del viejo entrometido por lo que se paró detrás de sus alumnos mayores en silencio y sin interrumpirlos.

Los chicos hicieron sus dibujos en silencio, los más jóvenes siendo los que poseían los más simples, a excepción de Noah quien se las arregló para hacer en la mitad del tiempo y con lujo de detalles una pintura de su madre en su forma animaga, uso el resto del tiempo para afinar los detalles y escribir su nombre Henley Potter al finalizar.

Faltando tres minutos para el final del tiempo y siendo uno de los últimos en terminarlo se quedó de pie indeciso entre los prefectos hombres y las prefectas mujeres, finalmente se decidió por los hombres pues entre ellos había vivido casi toda su vida y era a lo que estaba acostumbrado.

Caminó con rapidez consciente de que ya había cola tras él, cuándo se acercó a la tómbola celeste uno de los muchachos le sonrió y tubo la amabilidad de abrirle la pequeña puerta Noah le sonrió de vuelta, aunque no tenía mucho sueño ya quería acostarse.

Terminado el tiempo los prefectos hicieron sonar una campana pequeña, solo dos niñas faltaban, una de segundo y una de tercero, ambas firmaron sus nombres a toda prisa pero sin estropearlo y lo soplaron para secarlo antes de corres ambas también a la tómbola rosada.

-Muy bien chicos y chicas, no se preocupen ya casi los dejamos para que se vayan a lavar y puedan acostarse- dijo esta vez el profesor Snape.

Los niños suspiraron conformes.

Una de las prefectas se adelantó y apoderándose del manillar lo hizo girar adelante y atrás unas pocas veces antes de detenerse, abrió la puerta y le dio paso a una compañera para que metiera la mano y sacara un dibujo al azar, ella saco su premio y lo desdoblo, contemplo su nuevo dibujo era una manzana echada a perder tenía un color marrón desagradable en lugar del tradicional rojo para aquel fruto en específico, incluso poseía un agujero desde dónde un gusano asomaba su cuerpo blando y feo, ella sonrió y llamó a su nuevo ahijado.

-Zabini Blaise-

Un chico de piel oscura avanzó.

Ella guardo su dibujo y le extendió la mano que él se apresuró a agarrar.

-Vamos, te mostrare el baño para que puedas lavarte y te llevare dónde dormirás- diciendo esto ella se retiró con el niño, ya era tarde ella se encargaría de explicarle las reglas y entregarle su horario de clases cuando estuviera disponible.

De esa manera uno por uno fueron pasando los ahijados de las prefectas, ninguna de ellas se vio con dos ahijados.

Luego fue el turno de los muchachos, Noah salió al quinto y su nuevo apadrino resulto ser un séptimo año de nombre Graham Montague, gracias a su esposo sabía que el padre de este chico había sido uno de sus mortífagos quien tenía fama de ser un asesino despiadado y sádico, no obstante el joven tenía muy buena pinta era amable y servicial.

Cuando el profesor Snape vio que se retiraban hizo un gesto como si quisiera detenerlos, Noah intuyo que seguramente era por el viejo y que a ello se debía también el retraso del hombre de negro, más no queriendo perder tiempo con el anciano tropezó a propósito casi dejándose caer de cara al piso de no ser por su nuevo apadrino quien lo detuvo y creyéndolo muy cansado y somnoliento lo alzo en brazos para evitar que cayera al piso y así subió las escaleras con él.

-No te preocupes Henley te llevare para que te des un baño rápido prepararé tu cama mientras tanto y cuando salgas te leeré un cuento para que te duermas tranquilo, ¿está bien?- pregunto atento a la respuesta.

-Sí apadrino- respondió quedito.

-Bien, no te duermas pequeña serpiente, aun no, pronto estarás en tu cama y podrás descansar todo lo que quieras- continuo.

-Sí apadrino, puedo esperar a que me leas el cuento- dijo con la voz baja.

-Bien- exclamó el joven Montague.

Severus Snape los dejó ir, de todos modos como maestro y más aún como jefe de casa su deber era velar por el bienestar de sus alumnos no complacer a su viejo y entrometido jefe.


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