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Noah por Chorlite

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6

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.6

 

Convivencia

El tiempo paso y aunque en un principio costo a Jerome un poco más que solo su disposición y paciencia para llevarse bien y socializar con ellos y ellas lo logro, Marius estaba especialmente feliz por el niño que poco a poco salía de su  concha y se abría a los demás.

El pequeño pelirrojo llego a estar muy feliz por haber dejado a sus exigentes padres extrañaba a sus hermanos pero sabía que había sido lo mejor para los tres.

El invierno había llegado a Granberg de Polonia y los adultos de la casa permanecían ocupados casi todo el día mientras los niños estudiaban con sus tutores, a simple vista podía parecer una fea rutina pero a Jerome le gustaba mucho, a pesar de tener su día muy ocupado los adultos de la finca siempre tenían tiempo para ellos especialmente Maílo y Marius de entre todos eran los más dulces.

Jerome amaba sentarse por las tardes en su balcón debidamente abrigado y con una gran taza de chocolate caliente para ver el sol esconderse en el horizonte y la nieve car y apilarse por todos lados.

 

2 de Abril 1971 Granberg Polonia

Jerome Black se despertó por la brisa fresca en su rostro y el sol en sus ojos, se levantó de la cama de un salto y miro el bosque a través de su ventana todo el lugar estaba bien iluminado y el astro caliente estaba bien alto en el cielo por lo que debía ser bien entrada la mañana, presuroso camino hasta su mesita de noche y reviso su reloj despertador 9: 36 am.

-¡Es muy tarde!- grito espantado, siempre se levantaba a las seis de la mañana esta vez se había pasado.

Busco su ropa para ir a darse una ducha tibia y bajo corriendo las escaleras, normalmente su baño tomaba casi media hora pero esta vez solo fueron cinco minutos antes de que se moviera apresuradamente a la cocina para servirse el desayuno.

Jerome se detuvo sorprendido cuando entro en la cocina y se encontró el lugar lleno con su tío y los inquilinos.

-¿Hola…?- se estremeció inquieto por estar bajo la mirada de todos ellos a la vez.

Los adultos sonrieron y lo saludaron casi todos a la vez.

Gyah se movió para hacerle espacio entre ella e Iván el hombre calvo lo ayudo a subir a su asiento.

-Estamos algo apretados pero la mesa de aquí adentro no es tan grande como la de afuera- el otro gemelo Lanz bromeo con los demás, risitas bailaron en el lugar y Jerome se llevó las manos a la cara avergonzado por llegar tarde.

-No te preocupes hijo hoy es tu cumpleaños por lo que se te permite dormir hasta tarde- Regina exclamo con voz suave.

-Lamento haber tardado y retrasarlos con el trabajo- dijo Jerome pensando que el hecho de que todos ellos estuvieran en la cocina comiendo significaba que lo estaban esperando para comenzar el día.

-¿El trabajo?...- pregunto preguntó Maílo, los otros niños en la mesa tenían las mejillas redondas llenas de pastel de vainilla- no, hoy es día libre- aclaro haciéndole gestos con la mano para restarle importancia.

-Nunca tomamos un día libre- explicó Jerome- ¿paso alguna cosa mala?-

Marius levanto las cejas y sonrió un poco antes de contestar.

-Bueno no eres el único que se durmió más de la cuenta anoche, de hecho el primero en levantarse fue a Lanz y eso solo fue hace media hora es por eso que todos estamos sentados en  la pequeña mesa de la cocina tomando el desayuno a esta hora, veras lo que paso fue que las aguas provocadas por el descongelamiento en la primavera falsearon las raíces de un gran árbol a la salida de este camino, dicho árbol perdió su agarre en la tierra anoche y al caerse se llevó a tierra tres postes  de luz y reventó varios cables por lo que no tenemos electricidad, nuestros despertadores no sonaron y suponemos que el tuyo tampoco, nos levantamos y decidimos dejarte dormir un poco cuando notamos que seguías en la cama de todos modos has trabajado mucho con tus diseños personales y tratando  de aprenderte las partes de la máquina de coser, pensamos que merecías un descanso-

-Buen trabajo con esa máquina por cierto, después de la muerte de Inés nadie la había usado la verdad es que temía que se quedara guardada en la bodega y se deteriorara por el paso del tiempo estoy segura que a ella le hubiera gustado dártela y habría estado muy satisfecha con tus avances en el tema- Regina agrego mientras agregaba algo de mermelada al pan sin tostar.

Jerome los miro comer en silencio por un rato mientras se servía su comida en su propio plato sin entender del todo la situación.

-Gracias a usted por dármela señora Regina- le agradeció a la mujer mayor que le contesto con una sonrisa brillante y tranquila esta vez sirviéndose jugo de mango sin azúcar o agua- de todos modos ¿qué tiene que ver el hecho de que no hay luz con que no hay trabajo hoy?- preguntó centrándose en lo que no lograba entender.

-Cariño no es que no hay trabajo hoy es simplemente que es mucho menos del que normalmente se atiende todos los días dado que nuestras herramientas son eléctricas no podemos trabajar del todo porque no funcionan sin la luz, todo lo que podemos hacer es recoger los huevos y alimentar a los animales, si queremos ordeñar a las cabras habrá que hacerlo a mano lo que es muy difícil porque son muchas llegaríamos a la noche quizá con tres cuartas partes pero aun harían falta bastantes- Lanz explico con paciencia.

Los tres niños de la mesa se levantaron y pidieron permiso para ir al establo a ver el nuevo potrillo que había nacido el día anterior, los adultos accedieron pero les dijeron que no trataran de tocarlo a podrían irritar a la yegua a lo que respondieron con asentimiento apresurado antes de irse corriendo.

Jerome frunció el ceño.

-Pero tenemos un generador- exclamo esperando una explicación.

-Pero nuestro generador es de baja potencia apenas produce suficiente energía para iluminar las casas y mantener la calefacción, si tratamos de usarlo para las máquinas de la lechería se sobrecalentara y podríamos quemarlo ¿y no queremos eso verdad?- pregunto Iván de forma juguetona su sonrisa solo se amplió aún más cuando el niño asustado ante la posibilidad de perder el generador negó apresuradamente.

Los adultos que lo rodeaban se rieron estrepitosamente.

-No te preocupes lo cuidaremos bien, además tenemos un repuesto-  declaro Marius.

Jerome suspiro aliviado.

-Ve con los otros niños a ver el potrillo los llamaremos en un rato- Maílo lo animo a buscar a sus compañeros de juego a lo que Jerome respondió despidiéndose apresuradamente y bajar al establo.

-Ah, niños- suspiro dramáticamente el muchacho rubio.

Ruidosas risas estallaron en la cocina.

*****

Más tarde ese mismo día, el sol comenzaba su descenso lo que era prueba de que ya era la tarde, cerca de las tres y media Jerome estaba sentado en la cocina nuevamente, ahora  tenía un gran vaso medio lleno de leche de cabra después de que el amable tío Lanz ordeño un poco para la casa.

La puerta crujió al abrirse.

-Tío Marius- saludo con alegría el niño después de tragar la leche restante en su boca- ¿Cómo fue ya lo arreglaron?- pregunto curioso y algo preocupado.

-No, el árbol es muy grande ya le quitaron las ramas pero el tronco es muy grueso y van a necesitar una motosierra más grande para poder cortarlo por lo que lo dejaron por hoy y volverán mañana-

-¿Entonces aún no hay luz?- preocupado.

-No, no pueden instalarla mientras el tronco esta en medio de la calle pero ya cambiaron los postes rotos por lo que mañana tal vez al medio día terminaran de reparar el daño y pasado mañana podremos ordeñar con normalidad-

-¿No se molestaran lo clientes si los haces esperar dos días seguidos?-

-Puede ser, pero no importa ellos lo entenderán dado que no puedo conducir mi camión por encima del tronco caído y ellos tampoco, entenderán que no puedo salir al pueblo, estaremos bien- le paso la mano entre los mechones rojos con cariño.

Cuando el niño soltó su cintura se dio la vuelta y saco una caja verde con lunares blancos de la bolsa en la esquina.

-Jerome ¿podrías hacerme un favor?-

-Sí, tío- respondió contento.

-Ve a buscar a Maílo y dile que la vecina le mando esto y que dijo que era en pago por el que le presto y perdió-

El pequeño pelirrojo asintió tomo la caja y corrió con ella al gallinero pero el rubio no estaba ahí ni en el establo o la barraca estaba a punto de volver con Marius y decirle que no lo pudo encontrar cuando vio una luz brillante al final de un estrecho camino de tierra entre el bosque, Jerome hizo un mohín pensando en el único lugar donde Maílo podía estar y que no había buscado es decir la casa de Maílo.

El niño se ajustó la caja en el pecho para asegurarse de no dejarla caer y hecho a correr por el sendero hacia la casa.

Al llegar al lugar él se desaceleró confundido por la atmosfera que rodeaba la casa.

-Ah, ah, sí, sí, sí, con fuerza, ah, justo ahí, oh-

Jerome se detuvo sorprendido, ¿era la voz de Maílo? ¿Por qué sonaba tan raro? ¿Y porque los gemelos gruñían?

Acercándose a hurtadillas Jerome busco una grieta por la cual mirar preocupado de que los gemelos y Maílo estuvieran heridos.

Las palabras extrañas de Maílo se habían trasformado en alguna clase de gemidos ahogados como si tuviera algo en la boca, ¿Se estaría ahogando?

Finalmente Jerome encontró una grieta en la puerta para mirar y cuando puso su ojo en ella casi grito.

Maílo estaba desnudo de costado en una mesa muy robusta un gemelo Iván según aprendió a diferenciarlos tenía una pierna del rubio en su hombro mientras gruñía y le metía su cosita en la colita al mismo tiempo que tocaba la cosita de Maílo y su gemelo Lanz estaba metiendo su cosita en la boca de Maílo, jugaba con sus pezones y también gruñía.

Jerome de quedo sin aliento, ¡están lastimando a Maílo! Con razón suena ahogado.

Rápido como una bala o lo más rápido que un niño de su edad era capaz de moverse azoto la puerta con fuerza para que la sorpresa les hiciera soltar al rubio, tiró con fuerza la caja en sus manos en la cara de Iván y a Lanz le lanzó uno de sus zapatos.

La sorpresa funciono bien para Jerome pues los gemelos no pudieron esquivar los proyectiles y gritaron de dolor Iván incluso cayo de cola al piso.

Maílo se levantó de un salto y trato de cubrirse su intimidad con las manos abiertas, sus piernas presionadas una contra la otra y la cara tan roja de vergüenza como tomate, Jerome se puso entre el rubio y los gemelos quejumbrosos amenazando a los hombres con su otro zapato.

-Jerome ¿qué haces aquí?- pregunto nervioso Maílo olvidada su desnudez corrió a ayudar a Iván que tenía la nariz sangrante.

-¿Qué haces? Te estaban lastimando, ya verán ustedes dos los voy a acusar con mi tío- el niño trato de separar al rubio del gemelo caído y amenazar a los hombres al mismo tiempo.

-No me estaban haciendo daño- le dijo el rubio y agrego cuando vio que el pequeño quiso agregar algo- es suficiente Jerome, ve a sentarte al corredor mientras me pongo presentable  en un momento estoy ahí contigo- el niño trato de protestar- ahora- le dijo con cara seria y señalando con el dedo acusador.

Al niño no le quedó más que obedecer, mientras tanto Maílo se ocupaba de parar el sangrado de Iván y pasarle hielo a Lanz para su moretón en el moflete.

Quince minutos pasaron para que salieran de la sala y otros quince hasta que vinieron al corredor vestidos y con agua goteando del cabello rubio de Maílo, las cabezas calvas de los gemelos brillaban con la luz del bombillo en medio de la araña de cristal sobre sus cabezas, Iván llevaba una venda en la nariz y un algodón algo rojizo en la fosa nasal derecha y Lanz una bolsa de hielo presionada en el mollete izquierdo hinchado y amoratado.

De pronto el niño se dio cuenta de la situación en la que estaba rodeado por los gemelos tan altos y musculosos y el rubio mal agradecido y se sintió tentado a levantarse y huir a esconderse tras su tío Marius en la gran casona con animales, los ojos se le llenaron de lágrimas que no derramó.

Los adultos se dieron cuenta de la situación y se apresuraron a tomar asiento en el suelo para no asustar al niño aún más.

Maílo tomo las manos pequeñas entre las suyas, el rubor cubriendo su cara.

-Ahora cariño no llores no estás en problemas- el rubio comenzó, el niño le dio una mirada incrédula- ¿verdad?- cuestiono a sus dos golpeados maridos quienes sonrieron avergonzados antes de asentir, Jerome dejo escapar el aliento que no sabían que estaba reteniendo aliviado.

- Bien, dime Jerome ¿recuerdas cuando tu tío te dijo que los gemelos y yo somos esposos?- inquirió suavemente.

 El pequeño pelirrojo no se atrevió a tentar su suerte y solo asintió sin hablar.

-Bueno lo que viste es algo que hacen las personas cuando están casados- continuo Iván si voz se escuchaba rara por el golpe en su nariz.

-¿Lastimarse?- pregunto asustado el pequeño pensando en cómo planeaba no casarse nunca para evitar tal situación.

-No, no estábamos lastimando a Maílo solo practicábamos a hacer bebés- respondió esta vez Lanz.

-¿Así se hacen los bebés?- las pequeñas cejas rojas se alzaron en la frente con el horror reflejado en la cara pequeña- ¡qué feo!-

-No es feo- replico Maílo.

-¿No lo es? Pero te quejabas- protesto el niño.

-No eran sonidos de queja eran sonidos de gusto, lo hacía porque se sentía bien- explico el rubio su cara aún más enrojecida que antes, las suaves risitas de los gemelos seguro no ayudaban.

-Oh- respondió Jerome aun sin comprender como podría gustarle algo como eso pero sin atreverse a preguntar más.

-De todos modos ¿Qué viniste a hacer aquí?- se apresuró a preguntar para cambiar el tema, Maílo no creía que hubiese estado más avergonzado en su vida ni siquiera cuando su abuelo Morgan Malfoy obligo a su padre Abraxas Malfoy a deshacerse de él por ser un Squib, en realidad su abuelo mando hacerlo desaparecer pero su padre Abraxas que lo quería y el señor oscuro que en ese entonces estaba en sus cabales lo dejaron libre y vivo para que se fuera a vivir a otra parte aunque no pudieron salvar a su madre muggle a quien su  abuelo mató delante de él.

El niño pareció muy avergonzado por algo de pronto.

-¿Jerome?- preguntó perspicaz.

-Mi tío me mando a dejarte un paquete que le habían dado para ti, me dijo que te dijera que fue de parte de la vecina que te lo pidió prestado pero que lo había roto, ella te envió uno nuevo en compensación- respondió con un suspiro resignado pensando en el castigo que recibiría por romper el paquete en la cara de un gemelo, a su tío nunca le gusto cuando rompía algo siempre lo castigaba parándolo en la esquina y privándolo de su vegetal favorito por unos días el brócoli seguramente ahora el castigo seria por una semana.

-Aja, ¿y el paquete?- el rubio pregunto.

Jerome levanto el rostro para mirar la nariz de uno y el pómulo del otro, ambos hinchados  por los golpes, Maílo siguió la vista del niño y recordó como él le había arrojado un zapato y una caja a sus maridos.

-No me digas que…- lo dejo  en suspenso y se levantó para ir a ver lo que se temía sus pasos retumbaron en el piso de madera, un minuto después volvió con la caja en sus manos que ahora estaba achurrada en una esquina y el papel de envolver algo roto.

-Oh, lastima- dijo el Iván.

Maílo se tomó un tiempo para pensar luego rompió el papel de envolver y abrió la caja, saco de adentro un jarrón de virio grueso, transparente y adornado con patitos y pollitos.

-No está roto- dijo Lanz sorprendido.

Jerome suspiro aliviado al menos en parte.

-No me sorprende es muy grueso debe de ser resistente- Iván le contestó a su hermano.

-Es muy decorado el que yo le preste era blanco con el estampado de un girasol al frente no muy bonito pero funcional si sabes cómo cuidarlo- dijo Maílo.

Los gemelos gruñeron celosos.

Maílo los miro con una sonrisa tranquilizadora y luego puso sus ojos en el nervioso niño que palideció ante lo que él veía como su inevitable sentencia por su travesura.

-Ahora Jerome no te voy a castigar y ni a acusar con Marius por lo que paso pero con unas condiciones-

El pelirrojo miro las caras golpeadas de los gemelos y volteo sus ojos verdes incrédulos sobre Maílo.

-No pienses en eso pequeño nos inventaremos alguna excusa somos buenos en ello- dijeron los gemelos al unísono.

Maílo estrecho los ojos molesto nunca le gusto cuando hablaban de esa forma o con frases cruzadas, los gemelos le dieron sonrisas de disculpa pero no dijeron nada más.

Maílo se sentó en el piso frente a Jerome.

-Hagamos un trato sí yo no le digo a tu tío lo que nos hiciste y tú no le dices lo que viste ¿vale?-

-Está bien-

Los hombres suspiraron aliviados.

-Veras estas son horas de trabajo no se supone que tomáramos tiempo para nosotros hasta después de las tres de la tarde cuando estamos libres por lo que si se entera de lo que hicimos se molestara con nosotros- respondió Lanz la pregunta no planteada, los otros dos asintieron confirmando lo dicho.

-Pero no hay Luz- pregunto confundido.

-No podemos ordeñar pero aún podemos alimentar a los animales y limpiar un poco con ayuda de las lámparas de emergencia que cuentan con baterías como la que tenemos aquí arriba de nuestras cabezas y la que está adentro en la sala donde nos encontraste… jugando entre adultos- Maílo bajo la cara avergonzado e Iván dio un suave golpe de advertencia en el hombro a su hermano.

-Oh, estas tienen baterías pero están pegadas al techo- el niño no noto la situación.

-Tenemos algunas portátiles- Lanz otra vez.

-¿No usan el generador?- la voz suavecita y curiosa.

-Podríamos pero nuestra casa está muy lejos de la casa principal y el cableado no llega- Iván.

-¿Y no pueden añadirlo?-

-Si pero nunca lo hemos hecho además los árboles dejan caer ramas a menudo y podrían reventar los cables a consecuencia-

-oh-

-Ve a casa querido tienes cosas que hacer- Lo despidió Maílo.

 Jerome asintió y se puso de pie para irse a donde su tío tenía clase de pintura y bandolina más -tarde y a su tío no le gustaría que llegara atrasado.

-Y Jerome- la voz del rubio interrumpió sus pensamientos- nunca saques conclusiones apresuradas, investiga de diferentes fuentes para estar seguro y por favor trata de tocar antes de entrar- su voz un poco más baja al final.

-De acuerdo- la voz pequeña y alegre de Jerome le contesto, a él le gustaba mucho cuando los adultos le daban consejos porque el seria mayor algún día y no quería errar tan fácilmente como alguno de ellos.

*******

Era un lunes un par de meses después de “el incidente” cuando en la granja de Marius surgió un nuevo problema, la bobina del generador se había quemado y al no tener el repuesto a mano el hombre se vio forzado a enviar a Maílo con el auto pequeño a la ciudad a conseguirlo, lo envió con Jerome para que se hicieran compañía, Marius no lo sabía muy bien pero desde algún tiempo atrás noto que a Maílo le costaba mirar al pelirrojo a la cara, por alguna razón siempre se ruborizaba y apartaba la mirada aunque Jerome no tuviera su atención en él, cuando lo veía directamente casi que se desmayaba por lo que esperaba que la compañía del niño le ayudara a aclararse lo que sea que lo molestara por eso no acepto sus protestas cuando el rubio se opuso.

Jerome se paró junto al automóvil pequeño y se ajustó el gorro multicolor en su cabeza al percatarse de que se le resbalaba por el largo cabello suelto se ató los tirantes bajo la fina barbilla.

Alguien se aclaró la garganta tras él.

-Oh buenos días Maílo- el niño saludo a su compañero de viaje levantando la mano pequeña alegremente.

-Ho… hola- respondió vacilante el hombre tratando de mantener sus ojos grises lejos del niño de cabeza roja.

-Ya párale no- reclamo el niño con los brazos en postura de jarra.

Maílo trato de hacerse el desentendido.

-¿De qué hablas?-como quien no quiere la cosa.

-No trates de negarlo te comportas de una manera tan rara con migo cuando estoy presente en la misma habitación que tú que a este ritmo todos lo abran notado y saben sin riesgo de duda que algo paso entre nosotros dos- dijo el niño el dedo acusador en ambas manos.

-No ha sido mi intención- trato de excusarse con el menor.

-Eso no es justificación estas llamando la atención sobre los dos y tú muy bien sabes que guardare mi palabra de no decirle a mi tío lo que vi en tu casa en el incidente pero porque no me gusta mentir y si me pregunta directamente por esa tarde le diré que vi algo pero no que cosa por lo que de seguro te pedirá una explicación y todo va a terminar quebrado-

El rubio se veía impactado pero en el tiempo que llevaba conociendo al niño de pelo rojo sabía que esa era su forma de ser y que en su situación era un posibilidad dado que las personas de la casa ya habían notado ese particular comportamiento de Jerome, a veces sobre todo cuando se le pedía una explicación tenía la costumbre de andarse por las ramas y no dar una respuesta clara a menos que se le preguntara algo directamente en cuyo caso decía la verdad aunque lo metiera en problemas claro que siempre se guardaba para si las partes de la respuesta que no estaban directamente relacionadas con la pregunta expuesta, interrogar a Jerome por algo lo que fuera era un gran problema dado que él no daba prenda a menos que fuera algo importante en cuyo caso te daba las respuestas a modo de acertijo o incompleta solo si era algo urgente hablaba directamente, Marius podía preguntarle directamente qué había pasado esa tarde a lo que de seguro  Jerome seria vago dándole la respuesta sin realmente dársela lo que le causaría curiosidad y le llevaría a preguntarle a él o a sus esposos y al final todo les podía explotar en la cara, mejor hacer caso a su advertencia y no exponerse.

-Ta´bueno es para beneficio mutuo no me puedo quejar- se pasó la mano en la cabeza alborotando su cabello perfectamente peinado anteriormente.

Jerome le contesto con una sonrisa de aceptación.

El rubio bufo molesto su rostro enrojecido pero tratando de frenar su comportamiento desde ya.

-Bien, es un comienzo puedo trabajar con eso- el pelirrojo levanto los pulgares en señal de aprobación.

-Jo, ya es suficiente tenemos un largo camino por delante regresaremos a casa hasta mañana ya entrada la tarde, sube al carro y abróchate el cinturón de seguridad-

Él sonrió con un poco de descaro pero obedeció al mayor sin queja de por medio.

Ese mismo día pero en la noche se  presentó en la ciudad pero desafortunada mente el negocio  ya estaba cerrado por lo que tuvieron que esperar hasta el día siguiente para conseguir el repuesto.

Al amanecer el niño y el adulto salieron del hotel para comprar pero Jerome cometió el error de distraerse por lo ofrecido en una vitrina y se separó de Maílo cuando se percató de ello no pudo ver al rubio por ninguna parte y sin el mayor no podría llegar al negocio porque no conocía la dirección.

Pensó en quedarse en el mismo lugar para que Maílo pudiera encontrarlo más fácil al enterarse que él no estaba pero le resultó imposible porque las personas lo empujaban, trato de orientarse revisando el mapa pero entonces un chico más o menos de su misma edad paso corriendo a su lado y si bien no lo tiro acostado en medio de la calle para ser pisoteado si le hizo que se le callera el mapa.

Jerome lo levanto del suelo sin fijarse mirando al niño que continuaba corriendo sin siquiera detenerse a disculparse con las personas que empujaba en su camino.

Bajo la mirada para revisar su recién recuperado y ligeramente sucio mapa cuando se encontró con otra cosa, un boletín sin llenar.

-¿Qué…?- miro el papel confundido.

Entonces un hombre extraño lo tomo por el codo y tiro de el en dirección al edificio que no había notado antes tenía un gran cartel con el mismo emblema del papel, el hombre continuo tirando de él sin escuchar sus protestas y demandas de ser soltado.

-Bien aquí estamos- el hombre finalmente dirigiéndose a él- las audiciones son ahí- señalo una puerta al frente- buena suerte- con eso se dio la vuelta y se fue por donde había venido.

Jerome se quedó mirando por donde el hombre se había ido y la puerta que le señalo, un par de minutos pasaron antes de que se decidiera a tocar para preguntar.

Una mujer le abrió la puerta, se veía algo cansada y muy estresada, ella lo miro algo perpleja al inicio pero en cuanto vio el boletín en las manos pequeñas su mirada se volvió agria.

-Pasa- dijo secamente.

Jerome abrió la boca para hablar tras hacer lo que se le dijo pero ella tomo la palabra primero.

-No sabes que poner- afirmo tras echarle un vistazo al boletín vacío, lo tomo de las manos del niño para ayudarle.

Después de un rato entre preguntas interrumpidas por parte del niño y respuestas para la mujer Jerome se resignó a contestar todo y esperar a que no tuviera más preguntas antes de hablar.

Ella termino de llenar el boletín con los datos del niño y luego lo guardo en un cajón del escritorio, tomo un folleto escrito en papel amarillo y lo entrego.

-Esta es tu parte- le dijo sin prestarle atención, después lo dirigió a la otra puerta pero antes de empujarlo por ella le puso un gran 52 azul pegado en el frente de su camisa y otro atrás.

Esta vez se encontró en un gran salón lleno de gente, la mayoría de ellos con grandes números en su ropa como los suyos, sus ojos verdes localizaron una fila algo pequeña con niños como él cerca de su edad y con un algo de semejanza en que todos eran pelirrojos, el último de la fila tenía el número 51 pero según noto la fila no era lo suficientemente larga como para tener tantos niños en ella, de hecho tal vez tendría unos ocho.

Él noto que todos tenían el mismo libreto amarillo y lo ojeaban con aire nervioso, por lo que lo miro también.

Era un guion, Jerome pensó que se parecía en algo a los que había tenido que aprenderse para interpretar a algún personaje en una obra de teatro, pero eso no parecía teatro, ¿más complejo quizá?, podía ser, Jerome no tenía ningún problema para actuar en una obra de teatro era un tema que le gustaba mucho, por lo que cuando llamaron su nombre al escenario hizo lo mejor que pudo al pie de la letra luego paso al grupo de niños que ya habían participado en la audición y espero paciente el veredicto.

Un hombre de aspecto algo regio se levantó de la mesa donde había estado discutiendo  un poco con un par de mujeres y otro hombre.

-Muy bien a todos por intentarlo- se aclaró la garganta, los niños dejaron de hablar entre sí y guardaron silencio- para el papel de Tinny Thompson el ganador es…- una pausa dramática- Jerome Winter Black- los demás niños se desanimaron visiblemente- no se preocupen aún tenemos tres audiciones más hoy en las que ustedes pueden participar regresen por la puerta y hagan una fila para hablar con la secretaria, por otra parte número 52 espere por favor-

Solo le tomo un momento para comprender que había ganado en lo que sea que sea el concurso miro  al hombre y camino hasta detenerse al frente de la mesa.

-Esto es para ti-

Una de las mujeres le entrego otro folleto también amarillo aunque visiblemente más grueso dentro de una carpeta de cartón que tenía escrito “Amor A Los Retazos”  al frente.

-Comenzaremos a rodar la película dentro de dos meses tienes tiempo, estudia bien el guion y trata de aprendértelo lo mejor que puedas, aunque se permite leerlo entre escenas genera menos problemas saberlo de antemano- la otra mujer amablemente.

Jerome camino casi a lo zombi y no supo cómo se sentó- ya decía yo que no era teatro- dijo para sí mismo.

El guion era de una película romántica que transcurría en los años veinte, trataba del amor que acontecía entre un muchacho rico y una costurera viuda, pobre y con un hijo.

El trabajo de Jerome seria interpretar al hijo de la mujer Tinny Thompson.

-Ahora soy actor ¿Quién lo diría?-

No podía estar más acertado.


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