Sus dedos se enredaban entre sí de manera frenética, retorciéndolos hasta hacer sonar sus nudillos de vez en cuando. Y su pie no había dejado de mover su pierna en un acto repetitivo debido a lo nervioso que se encontraba. Aunque la palabra quedaba corta para lo que en realidad TaeMin sentía en este momento. Era como si un huracán viese pasado en su interior, dejando todo en ruinas y sin muchas señales de sobrevivencia.
Volvió a tomar el papel y lo leyó una y otra vez, porque aún no podía creerlo, y solo se detuvo cuando mordió demasiado fuerte su labio y la herida que aún no cicatrizaba, le reclamó.
Las náuseas volvieron a parecer, revolviéndole el estómago hasta el punto que una arcada le advirtió que debía ir al baño si no quería ensuciar su ropa en los próximos minutos, pero lo ignoró; no tenía tiempo para ir hacia el baño. Tomó grandes bocanadas de aire y cerró los párpados, alejándose por unos momentos de esa realidad que no quería enfrentar, porque no pensó que el día llegaría, pero todo cambio cuando fue a buscar sus exámenes, y la poca esperanza que tenia de que fueran negativos, quedo totalmente destruida.
El alivio nunca llegó a sus pulmones y su conciencia no quedo tranquila, por eso…
—Hey.
Por eso… ahora debía hacer algo que nunca había estado en sus planes, porque nunca pensó que aquello se volvería a repetir. Y había tenido éxito durante varios años, hasta que cometió…no, cometieron un error.
TaeMin sabía que ya era hora de hacerse cargo de sus actos y sabía que si seguía con su cobardía, un tira y afloja que no los llevaba a ninguna parte, un juego inmaduro que no tenía forma, nunca podría avanzar y la culpa seguiría siendo su pesadilla; como cada noche que su marido lo abrazaba en esa cama en la que se encontraba. En esa cama donde había compartido tantas veces con la persona que se acercaba con pasos lentos y despreocupados, con las manos metidas en los bolsillos de su rasgado pantalón negro.
MinHo se detuvo frente a TaeMin, mirándolo con su rostro neutro y esa pose relajada, esperando que él hablara y le dijera porque lo había citado en su casa, un día de semana, siendo que sus encuentros siempre eran los fines de esta.
—Debemos hablar. —logró decir, con voz baja y demasiado ajena para pensar que había salido de él; demasiado suave a pesar de que no había nadie más que ellos en la casa.
TaeMin se había asegurado de que nadie los interrumpiera; Jae Hyun se encontraba en su trabajo y su hija en la escuela. Era su día libre, por eso había aprovechando para enviarle el mensaje una vez que hubo visto los exámenes. Pero a pesar de haber sido TaeMin quien dio ese gran paso, no sabía por dónde comenzar.
Tenía miedo, demasiado, porque MinHo siempre había sido tan voluble que no sabía cómo reaccionaría cuando le contara la gran noticia.
—Te escucho.
Y ahí se encontraba uno de los motivos por el cual había guardado su secreto para sí, un secreto que había escondido en su corazón durante años y que creyó que nunca tendría la necesidad de revelar.
Esa indiferencia en su rostro, la sonrisa de lado en sus labios y esos brazos cruzados, demostraban lo poco que le importaba lo que sea que fuera a decirle, porque en realidad, cuando estaban juntos lo que menos habían hecho era hablar. Sin embargo, debía contarle. Porque ese papel en sus manos le decía que así tenía que ser, que por esta vez debía hacer las cosas bien y dejar de sufrir solo y, en el proceso, bajar de su maldita e inmadura nube a su hermano que nunca había tomado a la vida de forma responsable ni seria.
Era hora que ambos maduraran. No solo MinHo, también TaeMin debía hacerlo. Desde hoy dejaría de atormentarse y decirse que solo era culpa suya, porque no era así. Porque lo que tenía que decirle no había aparecido por el espíritu santo, y tampoco por su marido.
Chocó el papel contra su pecho y:
—Estoy embarazado, MinHo. Seremos padres.
«Otra vez.»
Drabble: 700 palabras.
Palabra por: Marcheee95