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Campus Heroica por JG_Scriven

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  El tour era todo menos interesante. Básicamente seguía el mismo procedimiento: caminar hacia el edificio en cuestión, explicarle a los jóvenes acerca de dicho lugar y darles un souvenir (véase una mochila, una pluma y una agenda hasta el momento). Para cuando llegaron al cuarto lugar de interés, Damian ya estaba muerto del aburrimiento. Muy contrario a su acompañante de asiento, Jon, que parecía más entusiasmado cada que llegaban a un lugar nuevo.

  Sin embargo, para él, este tour era de lo más innecesario. Con leer el mapa y el folleto que te daban al inicio era más que suficiente para no perderte, incluso, había notado que a las afueras de cada edificio estaba el mismo mapa (en versión extra grande), por lo que perderse era casi imposible. Aunque, cualquier persona despistada podría llegar a confundirse. El campus era realmente grande, con tantos edificios que parecía incluso una pequeña zona urbana dentro de otra zona urbana.

 

—Bien. Hemos llegado a nuestra primera parada de descanso. —Arlene se había puesto aquella sonrisa falsa de nuevo. Pero se notaba como se estaba cansando de ella. —Esta es la cafetería norte. Tienen 20 minutos para comprar y comer lo que deseen. Sean libres de explorar los alrededores si quieren, pero estén en tiempo para continuar.

 

  Como si fuesen palabras mágicas, los chicos se dispersaron alrededor. Damian, por el contrario, decidió alejarse del lugar. Ya no soportaba tanto bullicio y explicaciones banales. Necesitaba irse de ahí a como dé lugar.

 

  Sin decírselo a Jon, Damian se alejó de la cafetería, dirigiéndose hacia el único lugar que realmente le había llamado su interés. Camino pasando un edifico (el de matemáticas según el panfleto), y doblo a la derecha. Bajo un par de escalones y encontró dicho lugar sin más problema.

 

  A simple vista, todo parecía tan natural. Las extensas copas de los arboles alrededor de lugar daban una buena porción de sombra, el aire que soplaba era más fresco y húmedo. Y el agua cristalina del lago daba una perfecta ambientación natural. Muchos se quejarían que de un campus se construyera cerca de tan hermoso lago. Pero pocos sabían la verdad como Damian. Aquel lago era falso.

 

  Dicho lugar nunca existió anterior al campus. El Lago Crepuscular (como lo habían bautizado) fue creado por la misma empresa que construyó el campus. Los troncos de los árboles tenían señas de haber sido trasladados por alguna máquina, aparte, tampoco eran endémicos de la región. Damian estaba más que intrigado de cómo alguien tenía tanto dinero e influencias como para crear su propio lago. ¿Era un desperdicio de dinero? Absolutamente. ¿Le importaba a él? En lo más mínimo. Al menos el lugar parecía más que apropiado para descansar y pretender que el tour había terminado para él.

  Sin pensarlo dos veces, Damian subió a las ramas del árbol más cercano. Estas parecían más que resistentes de aguantar su peso. Se recostó una vez arriba y cerró los ojos. Realmente le costaba asimilar la situación. No existía lógica alguna por la cual su padre lo obligará a asistir.

 

  Algo como lo que él nunca tuvo. Las palabras de Pennyworth, si bien sutiles, llevaban consigo un gran pesar para el mayordomo. Aquellas palabras movían ciertas fibras en su interior que no quería afrontar. Intento pensar en otra cosa que lo enojara menos. Lo primero que se le vino a la mente fue Jon. El parecía disfrutar del lugar. No entendía todo el entusiasmo que expresaba, pero parecía agradarle todo lo que había. ¿Tal vez él podría hacer su estadía más placentera?

 

  Antes que el mismo contestará la pregunta, su tranquilidad fue interrumpida por unas voces provenientes debajo de él.

 

—Ahora dinos, ¿cómo es que un cachorro de la calle dio a parar acá?

—Ah. Bueno. Yo… gané un concurso. Por una beca. —Un chico le contesto a la mujer. Su tono de voz expresaba nerviosismo.

—Así que eres la caridad de este año. ¿Qué dicen chicos? ¿Le damos la bienvenido al estilo Heroica?

 

  Bullys. Y no solo eso. Bullys con una presa.

  Damian volteó a ver con desinterés. La única mujer del grupo parecía ser la cabecilla de la situación. Tanto ella como sus acompañantes parecían ser mayores qué el. ¿Entre 15 o 16 años, tal vez? Pero ninguno tenía pinta de ser un estudiante honorable. Damian dio un leve suspiro.

 

  Lo siento, padre. Un silbido fue lo que necesito para llamar la atención de todos los presentes. Bajo de la rama de un salto, quedando frente del chico pelirrojo.

 

—Ohh. Pero qué entrada. —dijo la mujer con una sonrisa en el rostro—No sabía que este año igual teníamos cirqueros. — Los otros dos chicos contuvieron una risa burlona. Damian solo mantuvo su mirada seria. —Y dime, ¿Eres amigo del cachorro?

—Yo no tengo amigos.

—Un lobo solitario. Me gusta, me gusta. Nunca te había visto por aquí. Así que debes ser del grupo del tour ¿no?

—Wow. Un genio.

—¡Jajaja! Pero que lengua. Me agrada este chico. ¿A ustedes no, muchachos? ——La mujer parecía disfrutar de la conversación con Damian, sin embargo esté mantenía un expresión neutra en su rostro.

—No lo sé, D. — comentó uno de los “secuaces”, un chico de aspecto asiático y con un mohicano en la cabeza. —Siento que lo tengo visto de algún lado. Dime niño, ¿nos hemos conocido o algo así?

—No. Y créeme, recordaría aquel ridículo corte de cabello cuando sea.

 

  El rostro incrédulo del bully solo era opacado por la estridente risa de la mujer. Sin embargo, aquel rostro incrédulo se cambió a una mirada de furia.

 

—¡¿Qué dijiste, idiota?! — El cambio drástico de humor obligo a Damian a mentalizase para una posible pelea. Sin embargo, la chica se interpuso entre él y el bully.

 

—Tranquilos, muchachos. Todos somos amigos aquí ¿no es verdad? Al menos por ahora. — la constante risa del mujer empezaba a sacar a Damian de sus casillas. Una risa por demás fastidiosa. —Oh, pero que tonta soy, no me he presentado. Donde están mis modales. — La mujer se aclaró la garganta y con una pequeña reverencia, cual actor de Broadway se presentó —Mi nombre es Duela Dent. Es una agradable sorpresa conocerte… —Duela alargo la última silaba, esperando respuesta de Damian, mas este no respondio. —Entiendo, aquella lengua solo sirve para atacar. No hay problema. El chico del peinado de payaso es Draken. El otro es Van.

 

  El tal Van solo movió la cabeza en forma de saludo. Mientras que la mirada de enojo de Draken seguía presente hacía su persona.

 

—Como dije antes, me agradas niño. Tienes potencial. Así que te hago una invitación cordial a nuestro exclusivo club.

—¿Estas bromeando, verdad D?

—Cállate, Draken. Como decía, estas invitado a nuestro club. Y mira que no le digo eso a cualquiera. Así que cuando gustes, mis puertas están abiertas.

 

  Y con un guiño y una sonrisa difícil de describir, Duela se fue junto a su grupo. Damian simplemente se agarró el entrepuente de la nariz con los dedos. Esa chica sería un dolor de cabeza. Damian volteo a ver al chico que había defendido. El chico no se había movido ni un milímetro desde que Damian lo vio al bajar del árbol.

 

—Si no sabes defenderte, es mejor que no te separes del grupo.

—Lo siento. Es que llegue tarde al tour. El policía de la entrada les encargo a esos chicos que me llevaran con los demás.

—Desde kilómetros se ve que son gente de poca monta.

—Lo sé. Tampoco es que tuviera opción. Pero, gracias.

 

  El chico parecía arrepentido de haber metido a Damian en todo aquello. Damian optó por liberar toda la frustración y adrenalina de un suspiro. Con un “como sea”, se alejó del lugar. Siendo detenido otra vez por el muchacho.

 

—Espera. No me he presentado. —dijo alcanzando a Damian.

—No he pedido tu nombre.

—Aun así. Creo que es de mala educación no darlo. Me llamo Colin. Colin Wilkes.

 

  Damian pensó en negarle su nombre al muchacho. No había necesidad de dárselo de vuelta, salvo por mera reciprocidad.

 

—Wayne. Damian.

 

  El chico se quedó callado un momento, como pensando en aquellas palabras. Típica reacción al apellido Wayne, pensó. La mayoría al escuchar su apellido, lo trataban cual celebridad o fingían nunca haber escuchado de él. Todo con el fin de acercársele más. O a la riqueza de su padre.

 

—Gusto en conocerte, Damian.

 

  La sonrisa del chico saco un poco de sus carriles a Damian. Para sorpresa de el, el chico tenía una sonrisa ¿sincera? No parecía ser forzada como la de Arlene. Incluso le recordaba a la sonrisa que Jon daba.

 

—Sí, un gusto.

 

  Damian volvió a alejarse del chico. Dio unos tres pasos, luego otros dos, hasta que dio un último paso y se detuvo. Volteó a ver al chico Wilkes. Seguía ahí parado. Como intentando averiguar dónde estaba o a donde debía ir.

 

—¡Wilkes! —El pelirrojo lo volteo a ver —¿Sabes cómo llegar con los otros? —el chico negó con la cabeza. —Tt. Sígueme. —le gritó.

 

  Y sin voltear a verlo, Damian siguió su camino, pero podía escuchar a, chico Wilkes yendo detrás de él. Y con ello significaba volver al tortuoso tour.3.

 

[…]

 

  Como era de esperarse, el grupo ya se había retirado de la cafetería. Tampoco parecía haber rastro cercano de ellos. Damian no tenía ganas de andar buscando al grupo edifico por edifico, por lo que opto el camino fácil.

  De la bolsa de su pantalón saco su teléfono celular. Apretó marcación rápida y espero. Un timbre y luego otro. Hasta que alguien contesto.

 

—¿Hola? —pregunto dudosa la voz al otro lado.

—Jon, soy Damian.

—¿Damian? ¿Dónde estás? ¿Por qué tengo tu celular?

—No es mío, Kent. Es tuyo.

—Yo no tengo celular.

—Lo tienes ahora. ¿Dónde está el grupo?

—Estamos en el auditorio. Al parecer el director del campus dará una bienvenida. ¿Quieres que te sepa…?

 

  Damian colgó. Le indico al Wilkes donde se encontraba el grupo. Ambos se dirigieron hacia el auditorio. A las puertas de este, otro joven les entrego más suvenires y los invito a entrar, ya que la presentación del rector del campus estaba a punto de iniciar.

 

  Al momento de abrir las puertas, el bullicio se hizo presente. Todos los jóvenes (tanto de su grupo como de otros) se encontraban dispersos en todos el auditorio. La mayoría había optado por sentarse en los asientos hasta al fondo del recinto. Damian busco rápido a Jon, el cual, le hacía señas con la mano para que se fuera a sentar con él, le había apartado un lugar inclusive. Pero con solo ver la persona a su lado, lo hizo enojar. El chico Stark se había sentado al lado de Jon. Sin pensarlo dos veces, Damian agarró a Collin de la muñeca y lo guio a sentarse al lado de él, en la segunda fila al frente del podio, bastante lejos de Jon. El joven acompañante simplemente se dejó llevar.

 

  Arlene subió al escenario, frente al podio, agarro el micrófono y pido silencio a los presentes.

 

—Su atención, por favor. Es un honor para mí presentarles al rector de nuestro querido campus. Por favor, denle un gran aplauso a nuestro querido muy querido rector, el doctor Ansem Hart, actual rector de Campus Heroica y cofundador de Empresas Dwigast.

 

  Saliendo detrás de una de las cortinas del escenario, el rector hizo acto de presencia. Era un hombre ya grande, las arrugas en su rostro lo demostraban. Rondaba los cincuenta años aproximadamente. Sin embargo, lo que Damian noto antes que su apariencia, era su porte. Todo en el hombre inspiraba clase. Su traje de un blanco impecable; se alineaba perfectamente a su figura, su forma de saludar, incluyendo la forma en la que tomo la palabra; lo hacían parecer una especie de aristócrata. Damian no pudo evitar comparar el rostro del rector con el de su padre. Compartían varias similitudes, sobretodo aquella sonrisa la cual su padre daba cuando quería iniciar convencer a alguien que hacer un negocio con él era lo mejor.

 

—Buenos días, damas y caballeros. Primero que nada, por favor denle un aplauso también a nuestra querida estudiante, Arlene Farron. Ella siempre me adula demasiado en sus presentaciones.

 

  El público aplaudió entre risas. Damian se quedó de brazos cruzados.

 

—Bienvenidos sean todos, a esta, su nueva casa de estudios. Es un verdadero honor y placer ver a tantos jóvenes aquí presentes. Yo sé que todos ustedes buscan una misma cosa: el futuro. Un futuro donde todos y todas puedan desarrollarse de manera plena y completa. Un futuro donde todos podamos vivir un aire de paz y conformidad. Un futuro construido por ustedes.

 

  Era increíble como el recinto completo había quedado en total silencio para escuchar las palabras del rector. Su tono de voz exigía atención, más no aparentaba ser muy autoritario. Era como escuchar a alguien sabio, cuyo conocimiento quería ser inculcado en las mentes de los más jóvenes.

 

—Como cabeza de este campus, les ofrezco a todos ustedes, jóvenes del hoy; todos los recursos que tengo a disposición. Todos los conocimientos que ustedes puedan desear estarán a su alcance como miembros de este, su prestigioso campus. Espero contar con el apoyo de todos, maestros y estudiantes por igual, trabajadores y personas que logran sacar este campus adelante para iniciar este nuevo ciclo escolar. Y más que nada, espero el apoyo de ustedes, nuestras nuevas almas frescas, cuyo intelecto e imaginación solo podrían mejorar su estadía en este lugar. Enhorabuena y mucha suerte de mi parte hacia ustedes. Que este ciclo escolar, no solo sea el inicio de su educación, si no, sea el inicio de su viaje. Un viaje hacia un futuro prometedor. Muchas gracias.

 

  Todos los presentes se fueron levantados de sus asientos y empezaron a aplaudir, cada vez más fuerte, al que sería su futuro rector. Damian debía admitirlo. Aquella persona no solo sabía mandar un mensaje hacia las masas. Sabía cómo hacértelo llegar hasta lo más recóndito de tu ser. Por alguna extraña razón, Damian no pudo evitar sonreír mientras aplaudía pausadamente. Al parecer, este lugar se estaba volviendo ligeramente más interesante. Y vaya que tenía razón.


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