Capítulo dos: Ritual
— Midoriya.
— ¿Hm? —Izuku le miró parando de amarrar las trenzas de sus zapatos.
Todo había empezado por allí, que seguiría a una pequeña y trivial conversación.
Izuku y Shouto mantenían una relación, no era algo que llevara algún tipo de planificación, no había sido más que el resultado de que ambos se acostumbraran demasiado a la compañía del otro, de una manera fortuita a pesar de que los primeros encuentros sí fuesen intencionales para el poseedor de doble quirk.
No, no planificó sentirse así por Izuku, pero de cierta manera dejaba al chico de cabellos verdosos como el responsable, pues su actuar derivó de los estragos que las palabras de Midoriya habían causado en lo profundo de su ser en ese enfrentamiento durante el festival deportivo. Le confundió, le había desestabilizado por completo con demasiada facilidad, más de la que le gustaría. Fue una ayuda para él, lo sabía, pero al mismo tiempo no podía creer que Midoriya destrozara parte de sus muros con aquella naturalidad.
Así que sí, definitivamente el de cabellos verdes era el responsable.
Y todo ese embrollo de meterle más en su vida había empezado por una pregunta simple y muy casual.
— ¿Tienes algo que hacer esta tarde? —preguntó Todoroki directamente.
— La verdad no. ¿Necesitas algo? —se había colocado de pie al terminar de prepararse para partir rumbo a su casa.
— Eres bueno en las matemáticas, estoy teniendo algo de problemas con las derivadas. ¿Crees que podrías explicarme esta tarde?
Miró a Izuku sonreírle amigable.
— Claro, no hay problema. Puedes venir a mi departamento y te explicaré para que entiendas mejor —expresó aquellas palabras con un aire de ánimo. Ensanchando la sonrisita sincera que le había dedicado.
— Gracias. Tengo algo por hacer primero, luego de desocuparme iré a verte.
Ambos acordaron la hora para verse. Midoriya trató de explicarle su dirección pero no parecía ser muy bueno en dar ese tipo de indicaciones, así que quedaron en que al llegar a casa le enviaría su ubicación para que pudiese llegar sin ninguna clase de problemas. Hecho aquello se despidieron y cada uno siguió su respectivo camino.
Lo cierto es que no tenía problemas con las derivadas, sólo estaba haciendo que Midoriya tomara su pequeña parte de la responsabilidad por estar sintiendo un meollo de emociones diferentes.
Por lo tanto no dudó en hacer que Izuku se uniera a esa rutina semanal que había comenzado unas cuantas semanas antes. A raíz de sus sentimientos encontrados con respecto al lado izquierdo de su cuerpo después del duelo con Midoriya, se ocupó de ir a ver a su madre después de mucho tiempo, necesitó hablar con ella, despejar sus dudas y proponerse sacarla de ese helado lugar en algún momento, más temprano que tarde de ser posible. Sin embargo esta actividad a su vez llamaba lo inevitable; ver a su mamá allí le recordaba las razones por las que ella estaba encerrada en ese hospital, por más terapéutico que fuera para él ir a verla a su vez le dejaba un sabor desagradablemente amargo en su boca tan pronto partía de aquella estancia cada tarde del jueves.
Todos esos mismos días era cuando menos quería mirar a su maldito viejo.
Así que pensó en ese escape casual algo como su propio ritual para acabar de despejar su mente. ¿Estaría muy mal preguntarle ahora que le dejara dormir en su departamento?