La puerta de la habitación principal fue abierta abruptamente asustando lo que estaban en ella, y por ella entran la familia Kiryuu.
Una llorosa y preocupada Yuuki y aunque no lo demuestre pero igual preocupado Zero, y de su mano una bella niña el reflejo idéntico de su madre, la única diferencia eran sus ojos marrones con motas amatista.
—¿Qué hacen ustedes aquí? Pero sobre todo tú Zero.
—Yori-chan, ¿Por qué reaccionas así?
—¿Por qué no se lo preguntas a tu "querido esposo"?
Pero antes de que siguieran en la discusión, una voz vacilante y llena de dolor las detiene.
—Basta Yori-chan...ella no sabe nada hasta ahora.
Prácticamente un esqueleto reposaba en la cama tamaño king de aquella habitación, pero lo que llama la atención de la joven Kuran es el niño que estaba junto a su hermano mayor que tomaba fuertemente su mano, ese niño es la copia exacta de su esposo.
—Él quién es oniisama.
Débil su sonrisa acompañada por el dolor que sentía, porque sabía que una vez que su hermana sepa de quién es el niño, perderá a su niña en sus últimos momentos.
—Él mi hijo, su nombre en Remmsy Alexander.
—Él es igual...
—Yuuki escuchame con mucha atención, hace 5 años, en ese entonces tú novio tuvimos una aventura de una noche, de esa noche existe Rem.
Porque te quiero no quise que supieras de su existencia, no deseaba destruir tú reciente matrimonio. Pero quería que Zero supiera su existencia, ese es el motivo de mis cartas, perdóname por haberme metido con tu esposo, pero no dejes que el odio que estas sintiendo en este momento por mí, culpe a mi hijo porque él tan inocente como tú.
Te pido de favor, con lo último que queda de mis fuerzas, te ruego que cuides de él por mi, necesitará del calor de un hogar que yo se que tú le darás.
Yuuki tomando la otra mano de su hermano mayor y con lágrimas corriendo por sus mejillas.
—No negaré que esté enojada con ambos, pero tienes razón MI SOBRINO no tendrá, ni tiene la culpa por nuestros errores y por eso con el corazón en mi mano te perdono, cuidaré de él como si el fuera mi hijo que haya nacido de mi vientre.
Ve tranquilo, descansa lo que te ata aquí tu hijo estará a salvo, no dejaré que le suceda algo.
—Aún me falta algo más...acercarte Zero hay alguien que desea conocerte. En estos 5 años él ha esperado verte en persona. Podrían dejarnos solos es lo último que pido.
Las 2 mujeres y la callada niña dejan a Kaname, Zero y el pequeño Rem.
—Esas cartas...eran...
—Como lo oiste antes, esas cartas eran por que quería que supieras de él, pero sobre todo mis sentimientos.
—A pesar de que te lastime esa noche, aún me amas, después de que te rompí el corazón y te dejé a merced de tus enemigos con un niño a cuestas.
Con la mirada llena de amor y ternura dirigida a la persona que mas ama, toma fuertemente la mano pálida del peliplata.
—Pensaras que sea masoquista o un tonto, pero para mí así es el amor, un sentimiento que tiene que permanecer de pie a pesar de las adversidades como el odio y la envidia. Se que me lastimaste, pero esa gran herida se convirtió en algo hermoso, en NUESTRO hijo.
Con cierto grado de dificultad junta las manos de ambos peliplata y los mira con felicidad, pero ahora se dirige a su hijo.
—Rem, él es tu padre. Él vino para llevarte consigo, pero prometeme que te portarás bien con ellos, sobre todo con tú media hermana ¿De acuerdo?
Con lágrimas corriendo por sus regordetas mejillas, con el miedo grabado en sus ojos amatista, negaba su pequeña cabecita.
—No no, no quiero perderte papi, estarás bien, te recuperarás.
Kaname con su mano desocupada limpia las amargas lágrimas de su bebé y Zero mudo testigo de este último intercambio de palabras entre padre e hijo.
—Hey tú y yo sabemos que eso no funcionará, sabes que te quiero ¿No es así?
—Si lo sé papi.
—Yo te quiero tanto, que no alcanzaría el universo en mis brazos, por eso te pido que seas valiente ahora. Escuchame muy bien, aunque no esté ahí corporalmente, estaré cuidandote, protegiendo al ser mas importante para mí y ese eres tú, mi niño.
Aunque no puedas verme siempre...siempre estaré ahí para ti, cuando sientas que ya no puedas o que estés por rendirse estaré ahí para consolarte, para cuidarte, porque eres la luz de mi universo, eres mi sol.
—Yo también te amo papi, lamento que no pueda hacer más por ti.
—Y has hecho mucho, me diste tu primera sonrisa la mas grande que haya visto, tus primeras palabras la mas dulce que haya escuchado «PAPÁ», tus primeros pasos sólo para alcanzar mis brazos. Ohh también recuerdo tú primera caída, yo me preocupé mucho, pero era algo sin importancia pero Yori se rió de mi por días por ser tan sobreprotector contigo, tú bebé mío en estos 5 años de tu vida me has entregado la medicina para mi soledad y mis remordimientos.
Casi rayando a miedo Zero interrumpe la conversación entre padre e hijo para despedirse del hombre que se había ganado primero su corazón, la persona que hace 5 años le había hecho daño.
—Antes de que sea tarde Kuran, no, Kaname. Te pido perdón por herirte, por lastimarte, por hacer eso que no lo merece nadie ni la peor rata del mundo.
Estuve tan confundido con estos sentimientos que rondaban en mi cabeza, pero ahora lo entiendo, te amo, siempre lo hecho pero lo guardé bajo llave porque eras mi enemigo el causante de la muerte de mi hermano...
—Zero es muy tarde para un nosotros, pero así como te equivocaste yo también lo hice, perdóname por todo el mal que cometí. Acércate y dame la despedida del hombre que amo, dame la medicina de mi rota alma. Ahora tienes la oportunidad de amar por dos, por nuestro hijo y por ella mi hermana.
Lentamente sus labios se encuentran dando paso a un beso lleno de dolor, miedos pero sobre todo perdón y cariño que sentían por el otro.
Rem mudo testigo del último beso de sus padres, él era un niño inteligente y de por sí entendía que era la última vez que vería a su papi, la persona que se sacrificó por su bienestar, su felicidad y la principal su vida. Lágrimas traviesas e incontenibles rodaban por sus regordetas mejillas y a consecuencia apretaba la mano que sostenía, teme por su futuro.
Las fuerzas de Kaname poco a poco se iban, su respiración se hacía más lenta y trabajosa.
—Zero, prométeme que cuidarás de Rem, enseñale a defenderse, a controlar sus instintos, no quiero que odie su naturaleza, lo que es. No dejes que le suceda algo, nunca lo dejes solo ahora te necesita, por favor te lo ruego.
Lágrimas rodaban por las mejillas de Kaname, una que otra mueca de dolor que sentía por su herida, teme un poco por la respuesta que dará el peliplata.
—Perdóname por no responder a tú llamada, y no te preocupes cuidaré de él, lo amaré por dos tal como tú lo hiciste en estos 5 años. Cuidaré de tu hermana y de tú sobrina como hasta ahora.
Más tranquilo por aquella respuesta con una sonrisa llena ed tranquilidad, el agarre de la mano del castaño se debilitaba, sus ojos borgoña se cerraban lentamente así como su último suspiro.
—Te...quiero...Rem.
El cuerpo del castaño lentamente se convierte en cenizas y halos de luz se desprendían de este que se movían al compás del viento que entraba por la ventana que en ese momento se encontraba abierta.
Dentro de aquella habitación se escucha el grito angustiante de un Infante que acababa de perder a la persona que le dió la vida, también la súplica de un hombre que le rompieron el corazón por el amor que lo tuvo a su alcance y lo dejó ir.
Fuera de ella dos mujeres lloraban porque esos lamentos que escuchaban era síntoma de que había llegado el momento, Kaname por fin podrá descansar de su soledad, su tristeza, el dolor pero también dejando corazones rotos a su paso.
—Remmsy, tú papi deseaba que vinieras conmigo y yo deseo que lo hagas siempre y cuando tú quieras. Dime ¿Deseas vivir conmigo?
Rem mira al hombre que ayudó en su existir, quiere vivir con él, pero no quiere dejar sola a su tía Yori.
—¿Tía Yori-chan vendrá? No quiero dejarla sola, no quiero estar solito.
Nuevamente lágrimas rodaban por sus regordetas mejillas, Zero sin pensar casi por instinto toma al niño entre sus brazos para tratar de calmarlo.
—Ya no estarás solo porque me tienes a mi, a Yori, a tu tía Yuuki y a tu hermana. Perdóname por tardar tanto en conocerte, en tenerte así entre mis brazos, en darte calor de hogar...completar tu hogar.
Si Yori lo desea, puede venir con nosotros ¿Qué te parece?
Y como respuesta Rem apretaba sus pequeños brazos alrededor del mayor.
Silenciosas, mudas testigos del intercambio de palabras entre padre e hijo. Ante ellas el panorama el comienzo de un nuevo hogar, del nuevo lazo familiar, un renacer.
Todos los ocupantes salen de aquella mansión llena de grandes sentimientos tantos negativos como positivos.
Rem siente el viento baila a su alrededor, dándole calidez y consuelo para su pequeño corazón roto por la pérdida y voltea la mirada a sus espaldas sólo para ver a tres personas con sus sonrisas plasmadas en sus rostros, y los reconoce eran sus abuelos y su papi y sabe que es la despedida, el final del capítulo, pero era un nuevo comienzo para él, con su nueva familia.
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