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Can't Sleep por Lost Lake Girl

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Notas del capitulo:

Sé que me tardé muchísimo en subir esta parte, la verdad es que no la había planeado y por eso salió toda rara pero prometo que intentaré subir lo que sigue en esta semana, puesto que está practicamente listo :D

Advierto que este capítulo transcurre antes del primero y que es muuuuuy bipolar y tal vez un poco fuerte. De todo corazón espero que les guste tanto como el primero. Los dejo leer.

 

 

 

Un buen destino es que dos personas se encuentren, cuando ni siquiera se estaban buscando. 

 

 

 

 

Un flamante Ford Mustang azul del 67 se deslizaba con un suave ronroneo por la calle Magnolia, una bonita calle en los suburbios de Sina, tranquila y con un toque hogareño y familiar. Frondosos árboles de un verde brillante enmarcaban la calle, dando una agradable sombra al sofocante día de verano.  El tranquilizador sonido del motor era ahogado por las voces cabreadas de dos pelinegros en el interior del vehículo. 

 

—¡No tienes ni puta idea de dónde estamos, Kenny! 

 

—No me fastidies, enano. Estoy seguro de que es en esta calle—. Protestó el hombre, enojado, asomando la cabeza por la ventana en busca de la dirección escrita en un papel que sostenía entre su mano izquierda y el volante. 

 

—Dijiste lo mismo de las últimas cuatro calles, anciano—. reclamó el muchacho rodando los ojos con impaciencia. 

 

Kenny decidió ignorar a su molesto sobrino y continuó recorriendo las fachadas de las bonitas casas de ladrillos rojos en busca del maldito edificio de departamentos que mencionaba el arrugado papel. Las palmas de sus manos sudaban en contacto con el cuero y el abrumador calor en el interior del carro no ayudaba para nada.  

 

Al final de la calle, divisó un pequeño camión de mudanzas. Ambos pelinegros suspiraron de alivio al poder abandonar por fin el bochornoso ambiente. Kenny le lanzó una burlona mirada triunfal al más bajo y este se limitó a rodar los ojos. El mayor estacionó detrás del camión y apagó el motor antes de bajar a hablar con el cabreado hombre de la mudanza, que había llegado mucho antes que ellos, culpa de la falta de orientación del Kenny. 

 

Levi salió del auto sintiendo una brisa fresca golpearle el rostro y el cuello, aliviando un poco la sensación desagradable que le producía el sudor deslizándose por su piel de alabastro, haciendo que la camisa blanca se le pegara al torso incómodamente. Se adentró en el edificio subiendo las escaleras hasta el tercer piso, donde se suponía que estaba su nuevo departamento; pudo haber usado el elevador, pero le apetecía estirar las piernas después de tres horas en auto con el imbécil de Kenny. El muchacho llegó al último piso y avanzó por el pasillo hasta detenerse frente a una puerta blanca con un número 15 de metal pintado en dorado colgando de la puerta. Sacó de su bolsillo derecho la llave que le habían entregado y abrió la puerta encontrándose un espacioso dúplex de techo alto lo suficientemente limpio como para que Levi solo pensara en desempolvar un poco antes de acomodar sus cosas. 

 

 El primer piso consistía en una amplia habitación que hacía las de sala y comedor, una cocina completa, una alacena en la que pensaba guardar sus productos de limpieza y un baño de invitados. Dio un vistazo al baño, tomando nota de limpiarlo más tarde a pesar de que se viera impecable, eso ya lo vería él.  

 

El segundo piso era un pasillo amplio al final de las escaleras con tres puertas que conducían a un pequeño estudio, una habitación con balcón y un baño completo y la habitación de invitados. Se recargó en el barandal observando con mirada inquisitiva el piso de abajo. Honestamente Levi no consideraba necesitar tanto espacio para él solo. No es como si no estuviera acostumbrado, después de todo, la casa de Kenny era, por mucho, más grande que aquel departamento. Pero el espacio seguía pareciéndole excesivo para una sola persona. 

 

La vibración de su celular junto con el monótono tono de llamada de la compañía telefónica haciendo eco en el departamento vacío, lo hizo llevar su mano al bolsillo trasero de sus jeans negros, tomándose un segundo para comprobar el número que llamaba. "Cuatro Ojos" brillaba en la pantalla junto con una fotografía en la que salía Hanji abrazando a Levi por el cuello mientras este intentaba alejarse lo más posible de la chica. Hanji le había puesto la foto a su contacto una ocasión en la que Levi había dejado el celular en su asiento mientras iba al baño. El pelinegro suspiró y contesto la llamada antes del tercer timbre. 

 

—¿Qué? 

 

—¡Enaniiiin!— se separó del teléfono cuando la estruendosa voz de Hanji casi le rompió un tímpano, manteniéndolo a un palmo de distancia de su oído— ¿Ya llegaste a tu nuevo departamento? ¿Cuándo será la fiesta para estrenarlo? —Levi rodó los ojos, se esperaba algo así de parte de Hanji. 

 

—Tch. No va a haber ninguna puta fiesta— Calló un momento cuando escuchó el sonido del ascensor abriéndose y un par de voces entre las que figuraba la de Kenny, se dirigió a abrir la puerta bajando las escaleras para que los hombres pudieran pasar con sus pertenencias—. Y te aseguro que si la hubiera no estarías invitada. 

 

  — ¡¿Qué?! ¿Por queee? chilló Hanji al otro lado de la línea, Levi se hizo a un lado para dejar pasar a los hombres que cargaban cajas con varias de sus cosas, Kenny se encargaba de mostrarles en que habitación debían de estar— No me digas que sigues enojado por lo de la última vez. 

 

—¿En serio debo responder a esa pregunta? —Levi salió del departamento y se apoyó junto a la puerta para no estorbar a los cargadores. 

 

—No fue para tanto, enano. 

 

—¡Rompiste una puta ventana y envenenaste a mi hámster, hija de puta! 

 

—Vamos, Levi. Eso fue hace un año—. Se quejó la castaña y Levi prácticamente podía ver el jodido puchero en su cara mientras decía—: ¿No sabes qué es perdonar? 

 

—¡Fue hace un mes! —siseó enojado. 

 

— Como sea, nunca te gustó el hámster— respondió Hanji, restándole importancia. 

 

—¡Si no me hubiera gustado no lo hubiera tenido en primer lugar! — exclamó sintiendo la vena del cuello a punto de estallar. 

 

—Bueno, bueno. ¿Entonces le digo a Farlan que cancele la fiesta? 

 

El pelinegro se apretó el puente de la nariz. ¿En serio esperaba que los idiotas de sus amigos pudieran dejarlo tranquilo por la mudanza? 

 

—Que ni se les ocurra poner un pie aquí o los correré a todos a patadas— el tono de voz amenazante del pelinegro le erizó el vello de los brazos a la chica, sin embargo, una estruendosa carcajada fue lo único que salió de su boca. Levi juraba que Hanji había nacido sin sentido de supervivencia. 

 

—Te veré en la fiesta entonces, enanín. 

 

—No pienso dejarte entrar, loca de mierda— Hanji bufó divertida ante sus palabras. 

 

Vas a dejarme entrar y lo sabes— rentrespondió con voz cantarina. 

 

—¿Y qué coño te hace pensar...? 

 

Porque soy tu mejor amiga y muuuuuy en lo profundo de tu pequeño corazón de piedra me amas— proclamó.

 

—No tengo puta idea de por qué eres mi amiga en primer lugar. 

 

Hanji suspiró en un sobreactuado tono soñador antes de responder. 

 

—Porque era tu mejor amiga en otra vida, mi querido capitán— Levi rodó los ojos. Ya empezaba otra vez con sus frases sin sentido. 

 

—No creo en esas cosas, cuatro ojos— Hanji río con algo de ironía y un deje de lo que a Levi le pareció nostalgia. 

 

—De todos modos te veré en la fiesta— soltó una estruendosa carcajada y colgó. 

 

Levi se quedó un rato observando la pantalla de su celular, no había nada que pudiera hacer, a fin de cuentas. Con la clase de amigos que tenía, estaba seguro de que forzarían la puerta mientras dormía para armar su puta fiesta si no los dejaba entrar por las buenas. 

 

—Tch. Debo haber sido un hijo de puta en mi otra vida para terminar con ellos como amigos. 

 

Los hombres de la mudanza comenzaron a meter al departamento los pocos muebles que Kenny le había donado amablemente, probablemente estuvieran por terminar ya que en realidad no tenía muchas cosas.  

 

—¡Hey, enano! ¿Te gustó el lugar? —preguntó Kenny asomándose por la puerta y pasando un brazo por el hombro de su sobrino. Levi se lo quitó de encima con un movimiento. 

 

—No está mal— Kenny soltó una estruendosa carcajada ante la seca contestación del joven. 

 

—Sabía que te encantaría. Aunque es un poco pequeño— observó mirando al interior del departamento con una mueca. Levi bufó rodando los ojos. 

 

—Es putamente enorme, no hacía falta que fuera un dúplex. 

 

—Vamos, es un regalo de tu querido tío Kenny— sonrió rodeándolo nuevamente con un brazo, Levi lo fulminó con la mirada— Por fin vas a vivir solo como todo un hombre.  

 

—Básicamente podría haberlo hecho desde los diez— soltó el moreno con suficiencia. Kenny lo miró de reojo y recorrió su mirada por unos segundos, esos afilados ojos gris azulado parecían demasiado cansados, demasiado experimentados, como si cargaran una sombra que en realidad no deberían. 

 

—¿Qué tanto miras, viejo? — preguntó el menor al sentirse observado. Kenny sonrió ligeramente como muy pocas veces lo hacía, una sonrisa sincera y completamente ajena a esas muecas burlonas o risillas de superioridad.  

 

—Solo me alegra haberte criado bien esta vez. 

 

Levi frunció el ceño confundido. 

 

—¿A qué te...? 

 

El sonido de una puerta abriéndose lo interrumpió y su mirada voló a la puerta que había frente a la suya, de la cual salía una mujer de cabello castaño oscuro y ojos miel con una enorme sonrisa que le pareció extrañamente familiar.  

 

—Ustedes deben de ser los nuevos vecinos— exclamó alegremente, acercándose para saludar. Kenny extendió su mano y la estrecho amablemente.

 

—Soy Kenny Ackerman y este es mi sobrino, Levi— la mujer dirigió sus cálidos ojos al muchacho y le sonrió afectuosamente. Incomodo, el pelinegro se limitó a asentir con la cabeza, la sonrisa de la mujer se ensanchó divertida. 

 

—Es un placer conocerlos, mi nombre es Carla Jaeger— respondió sin quitar la mirada de Levi—  Mi esposo está en el trabajo, pero estoy segura de que lo conocerán pronto. Y mi hijo...— la mujer se interrumpió recordando algo de pronto, volteó la cabeza hacía su departamento y exclamó— Eren, cariño. ¿Puedes venir un segundo? 

 

—Ya voy, mami— se escuchó la dulce voz de un niño desde adentro. Levi dirigió su mirada a la puerta, frunciendo el ceño. Conocía esa voz de algún lado, pero ¿cómo podría? Era la voz de un niño, Levi no conocía a ningún niño. La voz de Kenny le sonaba lejana mientras este le explicaba a Carla que solamente él iba a vivir en el departamento. Por alguna razón no podía apartar su mirada de aquella puerta. 

 

De pronto, una enredada cabellera castaña se asomó por el marco de la puerta y un pequeño niño de unos cinco años apareció. Carla sonrió presentando a su hijo a ambos pelinegros. Kenny saludó al niño alegremente, sin embargo, el niño no lo miro siquiera. Sus enormes ojos se clavaban en los de Levi, contemplándolo hipnotizado.  

 

Kenny siguió la mirada del niño y lo que encontró en el rostro de su sobrino lo dejo paralizado. Levi estaba llorando. 

 

Describir la cantidad de cosas que atravesaron el pecho de Levi hubiera sido simplemente imposible. Por un segundo su corazón se detuvo dejándolo sin aliento, para luego acelerar su ritmo furiosamente. Un millón de recuerdos bañados en miles de sentimientos pasaron por su cabeza como vividas imágenes. No era como ver una película, no había comparación posible, simplemente todo estaba ahí en su cabeza, donde hace solo un segundo no había estado. Todo ello atravesándole hasta la médula con la velocidad de un rayo, apenas en lo que dura un latido. Tantos sentimientos le hacían un enorme y doloroso nudo en la garganta, sentía que algo iba a desgarrarle el pecho y que su cabeza explotaría de tanta información.

Rostros, miles de rostros sonrientes, tristes, enfurecidos, bañados en sangre y una sensación de responsabilidad y culpa cayendo en sus hombros como un enorme muro de concreto, el peso de llevar el título del hombre más fuerte de la humanidad. El sentimiento de una lucha inalcanzable por la libertad. La incertidumbre de no saber si estarías vivo mañana. Miles de lágrimas y sangre derramada y la sensación impotencia por todas esas muertes bajo su mando. Amigos, familiares, camaradas, compañeros. La misma imagen de una vida perdiéndose lentamente frente a sus ojos una y otra vez, pero en diferentes rostros, le rompía el alma.  

 

Y luego estaban esos. Esos enormes ojos Alejandrita grabados con fuego en lo profundo de su pecho y ese brillo de determinación en su mirada, esa suave piel canela deslizándose exquisitamente entre sus desgastadas manos, esos labios de fresa repitiéndole una y mil veces que él no iba a irse, que él no iba a dejarlo solo, como una promesa dulce susurrada entre sus bocas. Esa mirada bañada de cariño, de pasión y deseo, dejándole a Levi una sensación tan cálida y reconfortante que su estómago se revolvió por la mezcla agridulce que surgía en su pecho.  

 

Ni siquiera fue consiente de las amargas lágrimas deslizándose por su rostro, ni de la mirada apenada de Kenny, que comprendía a la perfección lo que le pasaba. Para él, sólo estaban esos ojos, y ese niño parado frente suyo, ajeno a todos esos sentimientos, preguntándose por qué aquel hombre tan hermoso ante sus ojos estaba llorando. El pequeño niño se movió por impulso y se arrojó a los brazos del hombre, que no tardaron en rodearlo ni un segundo. Y Levi suspiró tranquilo, con todos esos nuevos recuerdos rompiéndole el alma a pedazos y con un precioso castaño entre sus brazos, se sentía tan roto y tan completo. 

 

—Eren— susurró con anhelo y la voz bañada en un sentimiento que sentía que iba a ahogarlo en cualquier momento, pasando sus largos dedos entre las suaves hebras castañas y apretándolo contra su pecho con miedo de que desapareciera en un segundo.

El niño escuchó esa hermosa voz junto a su oído nombrarlo tan dulcemente, esos fuertes brazos envolverlos en un abrazo necesitado y el fuerte retumbar del pecho del contrario contra su pequeño cuerpo llamándole con desesperación y por primera vez, sin saber incluso que lo había anhelado, se sintió en casa. 

 

 

Notas finales:

No tengo una opinión personal objetiva de este capítulo puesto que hubo un cambio muy brusco de escenario que no supe hacer leve o poco notoria, de modo que diganme qué les pareció por medio de un lindo review. 

Espero que les haya gustado. Esperen la actualización sobre esta semana c: Gracias por leer.

P.D. Tal vez al momento de publicarlo haya habido algún error de redacción, aunque no estoy muy segura, de cualquier modo estaré encantada de resolver todas sus dudas (y si encuentran un error haganmelo saber para corregirlo de inmediato) 

Les ha hablado Wollkat y les deseo una fascinante noche. 


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