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Paper Love and Black Heart. por McMaddy02

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Notas del capitulo:

Hola… No estaba muerta, andaba de parranda (Bueno, en realidad no, pero hubiera querido jaja)

 

Les agradezco infinitamente la paciencia y les ofrezco otra disculpa por la espera, lamento que esto se esté haciendo costumbre, no me gusta, pero no tengo opción.

 

¡Aquí el capítulo nuevo!

 

Como datos curiosos del capítulo tenemos la mención de Jimmy Page, músico, guitarrista de Led Zeppelin (entre otras) en los años 70, mencionaré su famosa guitarra “La número uno” una Gibson Les Paul Standard, un modelo de guitarra preferido por muchos músicos por su diseño artesanal (también utilizada por Slash por ejemplo).

 

Por supuesto que no puede faltar la mención de alguna canción vieja jaja, en este caso es Stairway To Heaven de Led Zeppelin, una canción cuyo solo colocó a Jimmy Page en el tercer lugar por la revista Rolling Stone como el mejor guitarrista, de hecho, ese solo aún está como el mejor en la historia del Rock, la verdad es que es grandioso.

 

Y bueno, como todo lo que es bueno, también se le atribuyó a Jimmy Page en alguna ocasión los pactos satánicos y el gusto por el ocultismo. Es curioso como esas cosas pasan con las personas talentosas, a la gente le parece imposible que alguien tenga talento innato.

 

También me puse un poquito más moderna jaja, me ha dado por poner canciones y detallitos de la antigüedad, pero ¡Soy joven lo juro! Tan solo tengo 22 XD, esta vez incluí B.Y.O.B. de System Of A Down

Quizá les parezca un poco extraño la inclusión de esas canciones, pero en esta ocasión no tiene que ver con la letra ;)

 

Sin más que decir espero que sea de su agrado <3

 

Los personajes no me pertenecen, son creación de Alan Ituriel.

Su cuerpo temblaba, el frío era insoportable, sus piernas cansadas apenas podían sostenerse, pero el no hacerlo conllevaría seguir llagando la piel de sus muñecas con los oxidados grilletes que las rodeaban. Tan solo había pasado un par de horas encadenado, pero fue más que suficiente para abatir su cuerpo, la imagen que vio al despertar fue peor de lo que podría esperar, era nada menos que el rostro de aquella mujer que con gran habilidad podría darle fin a su vida.

 

-Para que su estancia sea más acogedora, mi querido doctor. –Inició la mujer- Me encargué de asegurar todos los alrededores, dudo que pueda soltarse de sus ataduras, pero más vale no arriesgar. –Caminó hacia el joven, lo sostuvo del mentón, Flug la miraba con odio- ¿Hay algo que quiera decir? –Preguntó sonriente, sabía perfectamente que lo único que el chico querría hacer sería despotricar y escupirle en el rostro, pero estaba dispuesta a recibirlo, para ella era todo un placer verlo tan vulnerable y sometido.

 

Chienne le quitó la pañoleta que ataba su boca. Flug intentó hablar, su boca estaba pastosa y su garganta seca, tenía un sabor amargo.

 

-*******… -Intentó pronunciar para ser acallado de inmediato con un duro golpe en la cara, su labio se partió y comenzó a sangrar.

 

Enfurecida, Chienne tiró de su cabello. - ¡Tu! Te atreves a pronunciar ese nombre y te asesino ¿Entendiste?

 

El científico soltó una ligera risa. –Es patética. –Se atrevió- Me secuestra con el temor de que Black Hat la atrape, él vendrá por mí y usted no tiene ningún plan para enfrentarlo. –Afirmó.

 

Un ligero toque de consternación se asomaba en la mirada de la villana, disfrazándolo rápidamente, volvió a sonreír. –Doctor creo que olvida algo importante. –Retomó su postura erguida y altanera- Black Hat no es un héroe. –Comentó con obviedad- Usted cree que es la princesa en apuros y su príncipe de sombrero negro vendrá a salvarlo… Ugh –Dijo con desagrado- La realidad es que Black Hat no sabe salvar a nadie, jamás se rebajaría a tanto, no importa cuántos absurdos sentimientos se hayan confesado, no está en su naturaleza ¿Se imagina lo que todos dirán si el gran lord cruzara el universo para salvar a su noviecito? –Se burló- Si Black Hat se hace el héroe por ti arruinará todo por lo que ha trabajado.

 

-Al señor Black Hat no le importa, él me ama. –Aseguró.

 

- ¿Eso fue lo que te dijo? Querido, Black Hat no ama a nada ni nadie más de lo que se ama a sí mismo.

 

Duras palabras, el doctor se encontraba en la postura de defender por completo lo que creía de su pareja, sabía que no lo dejaría ahí… pero tenía que admitir que había un poco de realidad en las palabras de la villa. Comenzó a sentir angustia, la duda volvía, ¿Realmente Black sería capaz de ser su héroe una vez?

 

- ¿Por qué hace esto?

 

La mujer se sorprendió, pensaba que era una respuesta muy obvia. –Vaya, pensé que usted era el listo del equipo, doctor. Verá, yo adoro el arte de la villanía. –Comenzó, nuevamente caminó por toda la celda mientras hablaba- Lord Black Hat es una obra majestuosa… o lo era. –Dijo con desdén- Usted tuvo la osadía de manchar ese arte, de hacerlo… amar. Black Hat no ama, él odia el amor y ahora resulta que tiene un amorío con el individuo de la más baja estirpe que hay en su séquito, esto solo está haciendo pedazos todo lo que compone a la organización Black Hat. Toma esta situación como un favor a la organización, pronto el Lord se dará cuenta de que necesita a su lado a alguien con más… clase.

 

-El señor Black Hat no siente ni sentirá nada por usted. –Respondió con simpleza, inexpresivo.

 

Chienne gruñó. –Eso lo veremos. –Se acercó a un muro, de él colgaban mazas, hachas y finas dagas, tomó una de las filosas armas- ¿Sabe? Tengo una cierta fascinación por los rayos laser, aunque, también adoro las armas rudimentarias, no tienen mucha clase, –Paseó el dorso de una daga por la mejilla del doctor- pero el daño que causan comúnmente es irremediable, son toscas y dolorosas. –De forma brusca arremetió contra el científico, dejando una marca profunda que atravesaba su rostro, la sangre comenzó a correr.

 

El doctor soltó un fuerte alarido, presionó la dentadura con fuerza tratando de mitigar el dolor, la sangre bañaba su ojo izquierdo, comenzaba a arder también.

 

-Permítame limpiar esa sangre. –Propuso, retiró la sangre de su párpado con el pulgar, se detuvo un instante y violentamente incrustó el dedo afilado en el ojo del joven- Sin ese par de joyas, no tienes nada. –Decía mientras revolvía su ojo dentro de la cuenca, Flug gritaba desgarradoramente, intentaba zafarse sin éxito- Solo eres una cara bonita.

 

- ¡Ya basta! ¡No puedo más! –Gritó entre el llanto- ¡Por favor! –El dolor revolvió su estómago, sin poder controlarlo vomitó ensuciando a la villana.

 

- ¡Arg! Que maldito asco. –Dijo furiosa, separándose y soltándolo por fin- Eres una desgracia. –Lo abofeteó- Vas a arrepentirte de esto.

 

 

 

En una gran habitación con chimenea, alfombra púrpura, un par de sillas y una mesilla con té caliente, una joven de cabello bicolor y una pequeña mujer de piel aguamarina charlaban.

 

-Dijiste que solo sería la cena. –Soltó Demencia, la joven se encontraba sentada contra su voluntad en la elegante silla.

 

-Oh cariño, –Rio Belle- Lord Black Hat hizo hincapié en que permanecieras aquí un poco más. –Explicó.

 

- ¿Él fue quien llamó?

 

La dama meditó la pregunta un instante. –Se podría decir que sí. –Respondió- Pero no debes preocuparte, solo será hasta el amanecer en tu planeta, unas cuantas horas más. –Dijo animada- Podemos pasar un tiempo de calidad juntas o si deseas dormir puedo pedir que te preparen una habitación. –Se inclinó sobre la mesa posando la cabeza en su mano, miraba sonriente a la joven.

 

Demencia bufó. –Ugh… ¿Por qué? ¿Qué se supone que harán?

 

-Digamos que… nos encargaremos de una plaga interplanetaria.

 

-Uh ¿Puedo ir? –Preguntó entusiasmada.

 

-Solo si te portas bien. –Contestó con una sonrisa ladina.

 

Demencia puso de inmediato un puchero, era la respuesta más certera para darle a entender que no podría acompañarlos. Belle soltó una risita y la miró enternecida.

 

- ¿Qué tal si escuchamos algo de música? –Propuso la villana.

 

Se puso de pie y se dirigió a un gramófono en el extremo de la habitación, el artefacto era viejo, pero casi una pieza de arte en colores cobrizos, colocó con cuidado la aguja, la música comenzó a sonar; era un Blues lento y de pocos instrumentos, un hombre cantaba con poco ánimo. Demencia observaba como la dama disfrutaba del ritmo de la música, pero a su parecer era bastante aburrida.

 

-Que anticuado ¿No tienes algo menos aburrido? –Dijo con fastidio.

 

- ¿Qué te gusta escuchar?

 

- ¡Rock! –Gritó con una sonrisa, levantándose de la silla.

 

Belle rio divertida. –De acuerdo. Dryadalis. –Llamó, el aludido apareció de inmediato- Trae… Eso.

 

El pooka no respondió, dirigió la mirada hacia la chica y la devolvió a su ama. - ¿De verdad?

 

La villana lo miró con seriedad y sin pensarlo dos veces el espíritu se fue para volver un segundo después con una caja negra alargada. Belle sacó de ella un artefacto que Demencia reconoció en el instante.

 

- ¡Eso! Eso… ¡Eso es! –Dijo casi sin aliento.

 

-Una Gibson Les Paul Standard, específicamente la número uno de Jimmy Page. –Completó con orgullo.

 

La chica se acercó admirada, se inclinó hasta colocarse al nivel de Belle, examinaba el instrumento con detenimiento.

 

-Es… asombrosa. –Comentó con una amplia sonrisa y ojos maravillados- Pero… ¿Funciona?

 

-Bueno… -Inició.

 

El pooka dejó un pequeño amplificador en el suelo y conectó el instrumento, la dama se posicionó, previamente a su hazaña le dedicó a la chica una mirada de complicidad, sus dedos comenzaron a moverse por la extensión de las cuerdas. A medida que la villana tocaba, el semblante de Demencia iba cambiando, era la primera vez que convivía tan íntimamente con Belle, en poco tiempo había descubierto un par de detalles que quizá, tan solo quizá, podrían cambiar la imagen que tenía de ella. La conquistadora entonaba nada más ni nada menos que el famoso solo de guitarra en Stairway To Heaven, una canción vieja pero legendaria, dejó de lado tan solo un instante su refinada postura solo para dejarse envolver por la energía que desprendía el instrumento. La joven admiraba la habilidad con la que acariciaba las cuerdas, sus dedos danzaban, no había error, de vez en cuando la guitarrista le miraba con picardía y la chica se ruborizaba sin motivo alguno. Al finalizar, se peinó levemente el cabello con los dedos retomando la compostura, y se acercó decidida hasta la joven Alebrije boquiabierta, le entregó el instrumento.

 

-Am… -Balbuceó.

 

-Toda tuya, querida.

 

- ¿Toda mía? –Cuestionó confundida.

 

-Adelante, linda, es… un pequeño presente.

 

-Pero yo… -Soltó extrañada, tomó el instrumento con cuidado, no entendía nada, esos constantes actos de amabilidad la descolocaban, no importaba cuanto la despreciara, parecía que con ello solo provocaba que se esmerara más en complacerla- ¿Por qué?

 

Belle se encogió de hombros. - ¿No te gusta?

 

Demencia Negó con apuro. –¡No es eso! Em… -Observó la guitarra, pintada en rojo y anaranjado con ese toque tan clásico, la sostuvo con firmeza y se posicionó decidida- Puedo hacerlo mejor. –Dijo arrogante y comenzó a tocar. La introducción de B.Y.O.B. se desprendió de las cuerdas.

 

La chica tocaba con entusiasmo, era sin lugar a dudas uno de sus pasatiempos preferidos, mientras tanto los dos presentes la miraban entretenidos.

 

-Es muy tosca. –Dijo Dryadalis.

 

-Un poco. –Contestó Belle.

 

-No tiene nada de clase.

 

-Quizá.

 

-Es como un animal… salvaje, es un desastre.

 

-Yo creo que es un lindo desastre.

 

El pooka permaneció en silencio un instante, miraba disimuladamente a la villana conejo. Había pasado toda su existencia a lado de esa mujer, la vio en sus mejores y peores etapas, creciendo poco a poco, apoyándola siempre hasta verla convertirse en la gran conquistadora que era ahora, después de todo él mismo era un trozo de ella que había florecido alimentado de la ambición y la soberbia, solo un pooka, pero no un pooka mas, casi un hermano para la dama. Conocía ese brillo en sus ojos, esa sonrisa, había visto antes esos dedos pequeños enredarse en la tela de su falda al divisar a alguien, la última vez que sucedió todo se complicó y nada resultó bien para nadie.

 

-Cuando me dijo que necesitaba ese instrumento para alguien especial, alguien que “Podría calmar su corazón”, me imaginaba algo muy diferente.

 

-Si te preocupa el viejo Jimmy, dudo que a su edad la vuelva a necesitar, además me debía un favor. –Respondió restándole importancia.

 

-No es la guitarra lo que me preocupa.

 

Belle desvió su atención hacia el espíritu, ese rostro impasible parecería no decir mucho, pero era fácil de descifrar para ella.

 

-Todo estará bien. –Aseguró con una sonrisa, intentando calmarlo- Yo lo sé. –Su voz sonaba ligeramente esperanzada.

 

Demencia se desvivía por tocar, inmersa en el sonido perfecto de esas cuerdas, ni su propia guitarra sonaba tan bien. Por primera vez en todo ese rato, puso atención a sus espectadores, la suprema líder se apreciaba fascinada, sonriente, con ojos llenos de arrobo, esos ojos vacíos, pero a su vez tan penetrantes e intrigantes. El par de fanales desataron sus nervios, aquella sensación tan reciente que la acosaba cuando la conquistadora le miraba así, la detestaba. Sus dedos dieron un par de traspiés en las cuerdas provocando que errara en su toque, se detuvo abruptamente.

 

-Ugh… -Se quejó abrazando la guitarra.

 

- ¿Está todo bien, cielo?

 

-Yo… -Inició, aún con esa incomodidad muy presente en su estómago- Estoy cansada, quiero dormir. –Se excusó un tanto molesta.

 

-Oh, bien, pediré que te preparen una…

 

-No. –Interrumpió- Dormiré donde sea. –Contestó tajante, salió de la habitación dejándolos desconcertados.

 

Demencia caminó por el pasillo, no conocía el castillo, pero sabía que cualquier puerta que abriera, seguramente conduciría a alguna habitación con cama o al menos una alfombra, no le importaba donde dormiría. Abrió una puerta al azar, efectivamente era una enorme recámara con una amplia cama, todo aparentaba estar limpio y en orden, dejó la guitarra a un lado, se recostó en la cama mirando a un gran ventanal a su lado, desde ahí podía ver un par de lunas, o quizá un par de estrellas, tal vez eran en realidad el sol y una luna, el cielo se hallaba repleto de nubes espesas, era difícil saber que eran, si era de día o de noche. Devolvió su atención a su nuevo instrumento, era un obsequio bastante espléndido, no lo esperaba, si era honesta tampoco pensaba que lo mereciera, normalmente no era empática, pero esta situación la obligaba a serlo, siempre se mostró indiferente y hasta cruel con la reina pooka, aun así, solo obtenía tiernas sonrisas, palabras dulces y ahora obsequios de su parte, le molestaba inmensamente, por primera vez no podía ser odiosa cómodamente. Algunas horas antes, Belle demostró ser una despiadada soberana, merecerse el título de gran villana que portaba consigo, a pesar de ello no dejaba de parecerle educada y dulce, algo poco usual en un villano. Por un momento pensó estar exagerando su incomodidad, la dama siempre era complaciente con Flug, había sido como su hada madrina desde el inicio de su relación con Black, la posibilidad de que solo fuera amable con ella por mera costumbre estaba latente, podría ser solo un fantástico obsequio más a un habitante de la mansión Black Hat.

 

La puerta vieja de la habitación se abrió, un par de ojos rosados se asomaron, tímidos, la chica lagarto intentó ignorarla, viró los ojos y se recostó boca abajo.

 

- ¿Ocurrió algo, cariño? –Preguntó preocupada.

 

Demencia bufó, se sentó fastidiada y abrió la boca con toda la intención de gritarle que se largara, la expresión de auténtica angustia en el semblante de Belle lo impidió, la joven se atragantó con sus palabras.

 

-Nada. –Respondió con sencillez.

 

- ¿No te ha gustado el obsequio? –Cuestionó con un ligero tono de tristeza.

 

- ¡No! Yo… Agr. –La chica se talló el rostro desesperada- Creo que es genial. –Finalizó, las palabras salieron de su boca con mucha dificultad- Pero… ¿Por qué?

 

La villana meditó la pregunta un instante. –Porque me gusta verte feliz. –Respondió con una sonrisa.

 

Las mejillas de Demencia tomaron color, en su pecho algo presionaba insistente y provocaba un cosquilleo en su estómago. La joven pensaba en tanto que podría responder, pero nada salía de su boca, era como si sus pensamientos se hubieran licuado en un instante, aquello era… lindo, pero demasiado complicado de asimilar para ella, quizá se debía a la mala costumbre de ver el rechazo como cariño, bien dicen que el sufrimiento puede volverse un estilo de vida.

 

-Quiero dormir. –Pidió, melancólica, no pudo evitar sentirse así, era la culpa por sus acciones y el dolor que le provocaba darse cuenta que era la primera vez que alguien se mostraba así con ella, y de manera desinteresada.

 

Belle se comió sus palabras, admitía que había pasado el tiempo suficiente cerca de los humanos como para saber que existían situaciones en las que era indispensable darles tiempo, no entendía el por qué, pero sintió que debía hacerlo, ese semblante era inusual en la joven. Se dirigió a la salida, dispuesta a dejarla dormir al fin.

 

-Gracias. –Pronunció la chica, sorpresivamente. La dama paró en seco- Creo que… eres una gran villana, –Continuó sin mirarla- jamás te había visto en acción, tu sabes, –Rio levemente- le pateaste el trasero. –Se recostó de nuevo- Buenas noches.

 

Belle Mort permaneció estática, estupefacta, aquello era una mina de oro que posiblemente jamás volvería a escuchar, pensó cuidadosamente una respuesta, no quería arruinarlo, llegó a la conclusión de que lo mejor era ser breve y no hacer que se retractara.

 

-Gracias a ti. –Respondió finalmente- Buenas noches. –Salió de la habitación.

 

Permaneció un instante fuera de la habitación, sin poder creerlo, una sonrisa involuntaria apareció en su rostro, apretó con fuerza su vestido y se mordió el labio inferior.

 

Dryadalis apareció a su lado. –Mi lady. –Le mostró un reloj de bolsillo.

 

-Oh, ya casi es hora. –Respondió retomando la compostura, respiró profundo- Debemos alistarnos.

 

 

 

Gotas de sangre escurrían de las manos rojas de Chienne, una mirada enloquecida adornaba su rostro junto a una quebrada sonrisa de satisfacción. Durante un largo rato se dedicó a propinar fuertes golpes en el rostro de Flug, descargó rabia contenida que no sabía que estaba ahí, con inmenso desdén lo atacó hasta dejarle las mejillas hinchadas y oscuros moretones alrededor de los ojos, el joven salivaba sangre, se encontraba en un estado deplorable y donde debía estar su ojo izquierdo, lamentablemente, ahora solo había una cuenca vacía. Su orgullo dolía más que su cuerpo, tenía una gran impotencia, deseaba con todas sus fuerzas que sus labios partidos pudieran pronunciar aquel nombre que invocaría a el único que podía ayudarlo ahora.

 

-Ojalá Black Hat pudiera ver lo patético que te ves ahora. –Dijo con burla- Estoy harta de golpearte, tal vez deba proseguir de otra manera. –Del muro tomó un látigo de cuero y lo ondeó hasta golpear a Flug por un costado, él simplemente jadeó- ¿No piensas complacerme? Quiero que grites. –Volvió a azotarlo, pero nuevamente hubo silencio- Quizá fue demasiado para tu endeble cuerpo. –Rio- ¿Sabes? Debí tomar medidas drásticas desde el principio, fue mi error no pensar en que el señor Black Hat sería tan terco como para no ceder ante la presión social, creí que aquella foto en el restaurante sería suficiente, pero me equivoqué. –Admitió.

 

El doctor levantó el rostro con dificultad. –¿Tu? –Pronunció a duras penas.

 

-Oh querido por supuesto ¿A acaso no sabes a quien pertenece el l'agonie Lente? –Se recargó en el muro, estaba agotada por su ardua labor- Claro que no lo hice yo misma, una vez que me enteré de su visita solicité una fotografía, aunque debo admitir que no esperaba que capturaran ese suceso… que los encontraran casi fornicando en mi restaurante. –Comentó molesta- Desde que supe que ese restaurante era el preferido del gran lord, me adueñé de él de inmediato, pero fue toda una decepción que… lo visitara con alguien más… -Apretó el látigo entre sus dedos y lo agitó con energía para golpear nuevamente al chico- Fue solo un error, llegar en segundo lugar no es tan malo. –Se consoló a sí misma.

 

-Sueñas… alto.

 

La mujer detuvo sus golpes, se acercó furiosa, lo tomó de su crespo y sucio cabello y lo obligó a mirarla. –Tú ya no estás ¡Entiéndelo! –Gritó- Ya no volverás, debiste darte cuenta, -Su expresión volvió a quebrarse, la inundaba la locura y la desesperación- debiste notar todas las señales que te di, alejarte a tiempo… o al menos debiste decírselo a tu adorado demonio.

 

-Yo… no soy un soplón. –Dijo lo más fuerte que pudo, su voz era débil- Soy un villano.

 

Chienne soltó una risotada. –No seas idiota, eres un insignificante subordinado. –Lo soltó, caminó nuevamente a su alrededor, observándolo- Tengo que admitir que para ser un pobre terrícola no te ves tan mal, es una lástima que… te guste por detrás. –Rio, tomó del muro una espada corta de empuñadura negra, puso el filo en la piel de Flug, continuó caminando dibujando su piel, rasguñándola, dejando un camino rojo en ella- Te gusta sentir algo dentro… como la funda de una espada, quizá así te dé fin, pero es demasiado pronto.

 

- ¿Por qué no me mata de una vez?

 

-Sería demasiado fácil para ti. –Se encogió de hombros- Además, tengo curiosidad por saber cuál será la reacción del gran lord si viera el estado en el que te encuentras, unas fotografías bastarán, de hecho… -Chasqueó los dedos, la reja de la entrada a la celda se abrió, un caballero de armadura roja entró- esto podría ser un espectáculo entretenido para él.

 

El hombre de armadura, caminó hasta quedar a su espalda, era un poco particular, de la cintura para abajo lucía el cuerpo de un artrópodo al igual que la villana, se quitó el yelmo mostrando una piel magenta, mirada oscura y cabello bermellón, sonrió.

 

-Te presento a Madra, mi hermano menor y general de mis tropas armadas.

 

Madra posó sus manos en la cadera de Flug, el doctor se erizó de inmediato.

 

-Madra está algo impaciente por cumplir con su tarea de hoy aquí abajo. –Dijo entre risas- Verá mi estimado doctor, nuestra raza es muy subestimada en el aspecto… sexual, pero debe saber que no dejamos nada que desear, además –Hizo una señal a su hermano- nuestros machos son bastante… vigorosos.

 

Bajo la cintura del hombre, se mostró una pequeña abertura, de ella protruyó lentamente un largo y grueso miembro de color rojizo, con una forma puntiaguda y casi por completo lisa. Madra sonrió con satisfacción, aprovechando su desnudez, restregó la punta de su miembro entre los glúteos del científico, sintió su sobresalto.

 

-No te atrevas a tocarme. –Soltó molesto, Flug se removió en su sitio, temeroso por lo que estaba por venir.

 

-No se preocupe señor Flug, me encargaré de que le sea placentero. –Dijo finalmente Madra, con voz gruesa.

 

- ¡Vete a la mierda!

 

El doctor intentó patearlo, pero Madra tomó su pierna con habilidad, la levantó del muslo dándose espacio para entrar. Chienne sacó un teléfono, sencillamente comenzó a tomar fotografías, relajada, mientras se recargaba en el muro.

 

-Quisiera prepararte un poco, pero realmente estoy ansioso.

 

-No… ¡Suéltame! –Gritó desesperado, apretó la mandíbula al sentir cerca el miembro de Madra. Se tensó y gruñó cuando sin cuidado alguno el hombre se introdujo de golpe- Por favor… -Dijo en un susurro.

 

-Parece que no te han dado lo suficiente. –Comentó mientras lo embestía con fuerza- Estás apretado, pero es tan cálido dentro de ti.

 

El doctor comenzó a llorar, sangre y agua se resbalaban en gotas por sus mejillas, lloraba de impotencia, de rabia, estaba desesperado, decidió no darle más gusto, simplemente dejó de quejarse, de moverse, de mostrarse débil, permaneció quieto y en silencio como una muñeca. Madra se abrazó a él por la espalda, alcanzó mas profundidad, jadeaba pesado en el oído de Flug, lamía la sangre de sus heridas, sonreía satisfecho al tocar sus pezones erectos y sentir su entrada tan estrecha.

 

- ¿Te gusta? Basura. –Preguntó Chienne, divertida, el doctor la miró con odio- Ugh Madra, no sé cómo puede gustarte esto, es asqueroso.

 

-Hermana, en tiempos de guerra…

 

-Yagh, no completes eso, eres repugnante.

 

Madra se inclinó para alcanzar el cuello del científico, lo mordió con fuerza. Flug soltó un quejido, bufó con fastidio.

 

-Bien, ya es suficiente. –Dijo una voz grave y rasposa.

 

Chienne pegó un brinco, era una voz fácil de reconocer. Repentinamente Madra comenzó a gritar, mostró pánico, intentaba alejarse de Flug sin éxito, soltaba alaridos de dolor, cuando finalmente pudo separarse su miembro se encontraba dañado, prácticamente calcinado y goteaba un líquido verde, el hombre retrocedió hasta caer al suelo, se retorcía de dolor.

 

-Pero ¿qué…? –Dijo la villana, asustada.

 

-Admito que ha sido muy valiente señora Malum… -Inició.

 

La mujer buscaba por todas partes la procedencia de la voz, la risa estruendosa de aquel ser le indicó claramente donde estaba, se acercó con lentitud a Flug. De una manera aterrorizante, el doctor levantó el rostro, sonrió ampliamente mostrando una dentadura afilada, sus ojos redondos de esclerótica negra y pupilas rojas estaban abiertos por completo, reía y salivaba, las gruesas cadenas y grilletes que lo aprisionaban se deshicieron, cayeron como agua al suelo.

 

-Pero no lo suficientemente inteligente. –Finalizó.


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