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El chico de la capa roja por hanasama

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Lentamente abrió sus ojos, al ver una luz rápidamente los cerro tuvo que abrirlos otra vez y parpadear varias veces para acostumbrarse a la luz, le dolía muy fuerte la cabeza, que le costaba mantener los ojos abiertos.
 
Trato de mirar a su alrededor para saber en que lugar se encontraba al parecer estaba en una cabaña sencilla y pequeña pero al parecer se veía acogedora.
 
Pero lo que mas le llamo la atención fue ver una foto, en aquella mesita de noche que se encontraba a lado de el.
 
Era una mujer muy bonita la que se veía en la imagen.
 
Se trató de levantar para salir de ese lugar al cual no pertenecia, necesitaba seguir con su misión, pero se dio cuenta que estaba desnudo y sin sus mas preciadas armas.
 
Rápidamente se puso a la defensiva al ver alguien entrar, tomo lo primero que vio para atacar, pero al ver que era uno de esos pueblerinos bajo el objeto que era un candelabro y lo dejo en su lugar pero aun asi seguia a la defensiva se cubrió el pecho en donde se veía su reactor y miro a su "salvador".
 
Poco a poco su respiración se empezo a sentir pesada se sentía muy expuesto e indefenso, se sintió mal y la cabeza le empezo a pulsar del dolor, cayo de rodillas y se toco la cabeza por el fuerte dolor.
 
Vio como el hombre se acerco tomándolo de los hombros tembló ante su tacto pero lo tranquilizo un poco, levanto la mirada al sentir como lo tomaba de la barbilla dándole entender que queria tener su atención y que lo mirara, su rostro le demostraba calma.
 
_tranquilo no te haré daño, trata inhalar y exhalar, vamos así, sigue así lo estás haciendo bien— el hombre trato de tranquilizarlo poco a poco, su voz era música para sus oídos, le transmitía paz.
 
Su respiración volvió a la normalidad y pudo respirar tranquilo, el dolor de cabeza menhuo solo un poco pero ya no sentía las pulsaciones como ese rato.
 
—lo mejor será que te recuestes y descansanses— dijo el hombre preocupado, tratando de levantarlo para llevarlo de nuevo a la cama.
 
Al sentir el contacto cálido de esa persona se alejó, lo más que pudo, arriconandose en una de las esquinas de esa habitación. 
 
—Tranquilo no te haré daño, aún tienes temperatura y necesito cambiar tus vendajes, si no se tratan se pueden infectar —le dijo hacercandose de poco a poco hacia él con precaución para no espantarlo.
 
—¿Mi ropa en dónde está?— le pregunto el castaño desconcertando al hombre.
 
—La puse a secar estaba un poco húmeda por la nieve así que las puse cerca de la chimenea para que se sequen, por mientras te prestaré una de mis prendas para que te puedas vestir y estar cómodo— le respondió.
 
Tony dejo de prestarle atención al extraño para dirijir su mirada hacia la chimenea donde exactamente estaban tanto su ropa como sus pertenencias.
 
Fueron cuestión de segundos donde el tipo había aprovechado su distracción para tomarlo desprevenido y cargandolo como un costal de papas dirigienlo hacia el colchón, no importando le que estuviera desnudo.
 
Se resistió totalmente y forsejeo para ser soltando, quería irse lo más rápido posible tenía cosas que hacer, pero el tipo no se lo dejaba fácil, era duro de roer.
 
Por el forsejeo entre ambos hizo que él hombre que lo cargaba tropezara con su propios pies, afortunadamente los dos callejón en el mullido colchón cayendo uno encima del otro.
 
Tony gimió en ese momento por el sobre peso, eso hizo que él desconocido, que estaba encima de él se sonrojara hasta las orejas por aquel melodioso gemido y una parte de su anatomía despertara.
 
Se miraron a los ojos y quedaron prensados en la mirada del otro.
 
Por desgracia su burbuja fue reventada de inmediato por una persona que había entrado como si fuera su casa, que sorprendida había tirado las cosas que cargaba al ver tal escena, que le hizo reventar de celos.
 
—¡STEVE!— grito colérica, rápidamente  hacercandose hacia esos dos para separarlos.
 
El rubio dirijo su mirada enojada hacia la mujer, no comprendía por qué se enojaba pero de algo estaba seguro ella había interrupido el momento íntimo.
 
Se safo bruscamente del agarre de la chica y camino de nuevo hacia el castaño tomándolo con una mano de la cintura, levantandolo de la cama  pegandolo a su cuerpo, para así tapar su desnudez de la mujer, mientras con la otra mano libre destendia la cama para así acostarlo y cobijarlo.
 
Exprimió una frasada de agua fría, que había traído horas atrás, al exprimirla bien se la puso en la frente al chico que estaba sonrojado por la fiebre, por aquel acercamiento momentos atrás había notado que estaba hirviendo en fiebre y que necesitaba un buen baño de agua fria para asi bajar la calentura.
 
Pero primero tenía que desacerse de la mujer gritona que estaba haciendo su numerito enfrente de una persona enferma.
 
Tocando una de sus mejillas sonrojadas para retirar una gota de agua que caía en su rostro, se levantó al ver que el chico no se levantaría.
 
Tomo a la mujer fuertemente del brazo no importandole que está se quejara y la arrastró hacia la puerta.
 
Una vez ahí la abrió y la empujó hacia afuera sin delicadeza importante muy poco si se caía ó no por aquel empujón.
 
Las personas si no entienden por la buenas entonces no queda de otra que hacerlo por las malas.
 
—Las personas sin invitación no pueden entrar a mi hogar — la miró fríamente para después cerrar la puerta ó al menos eso iba a ser, Sharon era demaciado persistente.
 
—Steve porfavor perdóname no se queme paso, te juro que me portare bien, déjame entrar, me siento sola— contesto suplicante mientras ejercía precio para entrar.
 
—Ya Sharon ¡LARGO!, Te dije que ya no vinieras acaso no entiendes ó te tengo que explicar con piedritas y palitos como a un niño— molesto ya por la actitud fuera de lugar de la mujer.
 
—solamente me corres para revolcarte con ese bastardo verdad, en que se diferencia en mi ó a caso es porque le ves algo parecido a mi hermana es eso verdad— hablando igualmente molesta con el rubio.
 
—Eso no tiene nada que ver contigo,soy libre de estar con quién quiera, además no metas a Peggy en esto solamente por tus malditos celos, tú y yo no tenemos, ni tuvimos, ni tendremos nada entiéndelo.—le dijo ya harto de las palabrerías de la chica.
 
—Ahora sí me disculpas tengo cosas que hacer.— termino de decir dejando a la mujer callada y molesta en la puerta de su hogar.
 
Sharon se puso roja del coraje al ver que le cerraron la puerta en su cara.
 
—Esto no se va quedar así ese maldito hombre se las pagaría por alejarlo de su rubio— murmuró la mujer mientras mordia con desesperación una de sus uñas.
 
Se detuvo y sonrió ahora solamente tenía que hacer lo mismo que hizo con su hermana y listo.
 
Camino, perdiéndose entre la neblina y blanca nieve.
 
~~~~~~~ 
 
Steve suspiro una vez que la amenaza se había ido, Sharon era desesperante no entendía como pudo ser hermana de su dulce Peggy.
 
Volvió a suspirar y camino hacia su habitación en dónde había dejado a un lindo castaño de ojos grandes.
 
Grande fue su sorpresa al ya no encontrarlo en su cama.
 
Voltio hacia la chimenea y ni siquiera la ropa que estaba tendida cerca de ahí estaba, ni hablar de las pertenencias del otro.
 
Se masajeo las cien y trato de tranquilizarse, se hacerco al baño a ver si estaba ahí y nada.
 
Camino de nuevo a la habitación y sintió un poco de frío, fue cuando notó que se había escapado por la ventana.
 
Ese chico era un testarudo de lo peor.
 
Sabía que no llegaría lejos con esas heridas y esa fiebre.
 
Así que tomo su abrigo y salió en su búsqueda.
 
Continuará...
 

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