Llevaban poco mas de 5 minutos observándose en silencio, Honey, quien observaba más tranquilo las acciones cuidadosas de Red, ha terminado su cajetilla y ahora camina por la habitación para tirar la caja y tomar otra nueva, espera largos minutos de silencio que parecen extenderse hasta un nuevo rugido en la habitación, el rugido de un estomago hambriento, Honey sonríe, al menos, ya puede encontrar un tema de conversación que pueda ser respondido por algo más que insultos
-te puedo ofrecer comida si tu gustas- anuncia desinteresado aunque algo emocionado de poder tener una conversación con quien sigue en silencio, escucha un gruñido de Red, seguido de otro por su estomago, sonríe suavemente y sale de la habitación que aun se encuentra abierta, cuando regresa, con un plato de comida, encuentra a Red peleando para abrir las rejas, hay un nuevo momento de silencio Red, quien aun tiene sus fuertes dientes mordiendo los tubos, se detiene para verlo pero aun, con su boca mordiendo, Honey diría que es adorable, así que muestra delante suyo el plato con un trozo de carne y puré de papa para Red
-si tanta hambre tienes, puedes comer esto, creo que te hará mas bien que el metal- se ríe divertido, acercándose a Red que ha dejado de verlo para observar con mirada brillante la comida. Honey muy discretamente juega con él, ahora que ya no es su blanco de visión, mueve el plato por todos lados, lo sube y baja de un modo ligeramente rápido mientras observa los gestos de Red, le parece divertido pues manipula al mencionado para que asienta o niegue o incluso gire su rostro en círculos como hacen los animales cuando ver comida
Finalmente, entre risas discretas acerca el plato a los barrotes, mas antes de que Red pueda arrebatarlo de sus manos, Honey lo vuelve a alejar para obligarse a que se miren una vez más, siendo incuso capaz de ocultar el plato entero detrás de su espalda, Red gruñe molesto, bajando sus orejas en un acto de amenaza que solo enternece al esqueleto más alto
-te ofrezco mas comida con la condición que no escapes- anuncia suavemente, Red se mantiene en silencio, aun con sus orejas bajas y su mirada de desconfianza pero asiente lentamente a su idea, tal vez sea el momento perfecto para que pueda escapar, Honey sonreí, tal vez pueda ser más fácil el poder entablar una conversación con el sin tener que llegar a los golpes, se dice
Camina una vez más, sacando de entre sus ropas la única llave que podría abrir la puerta de aquella jaula, Red se ha mantenido quieto, agazapado se podría definir, una vez Honey se ha alejado por completo de la única entrada y salida de aquella jaula, Red sale de un modo tranquilo y lento, ahora, es Honey quien avanza por delante guiando al más bajo hacia otra habitación, Red lo sigue en silencio y con pasos lentos, sonando cada vez más su estomago, al caminar con la cara baja puede percibir mejor las cosas sin problemas, puede ver otras habitaciones mas, percibe aromas curiosos, pero hay una en particular que llama su atención en cuanto aromas; si bien, la comida es un gran distractor, su olfato ayudado de su agudo oído le permiten encontrar rápidamente la puerta que debería de poder llevarlo hacia la salida de aquella prisión suya
-aquí esta- escucha la voz de Honey, cuando alza la mirada puede ver una gran mesa que es decorada con mucha comida elegante y a grandes proporciones; las orejas de Red y su cola se alzan en señal de emoción al ver tanta comida, aunque si bien, la mesa es pequeña a comparación de las mesas donde solía comer con el resto de sus amigos, Red puede decir que la comida luce aun más apetecible que la comida que había ingerido en la Pet Shop… claro, al tiempo que recuerda la razón por la que está atrapado ahí, también recuerda a sus amigos y sus orejas bajan
-sí, grandioso- susurra, no solo para Honey, también para él… él no va a ser vendido solo por comida, ya no otra vez, así que tan rápido como Honey lo mira confundido de sus actos, Red activa su magia con fuerza, crea huesos para así mismo crear una barrera entre Honey, su dueño y él. Dándole así, tiempo suficiente, Red gira sobre sus pasos y corre con todas sus fuerzas en dirección de la puerta que debe de llevarlo hacia la salida
Sus huesos son creados, no tiene tiempo de averiguar si la puerta está abierta o cerrada bajo llave, cosa que sería lógica de pensar sabiendo la locura que ha hecho Honey, así que, inclinándose a la idea de que la puerta pueda estar cerrada e incluso con guardias por fuera, Red ocupa sus huesos destruyendo la madera y saliendo rápidamente. Ahora, todo es cuestión de su muy mala memoria se dice, corriendo entre los pasillos, tratando de encontrar todos los aromas que recuerda, avanza rápidamente, esquivando gente y tirándola al suelo, continua corriendo, encuentra de milagro escaleras y baja por ellas tan rápido que siente en varias ocasiones que caerá de boca por no saber manipularse correctamente. Sin embargo, tan rápido como logra llegar a la primera planta, al salir de las escaleras, un fuerte golpe eléctrico le detiene y empuja de vuelta al interior de las escaleras golpeándose contra un muro
Adolorido, abre sus ojos encontrando un campo de fuerza, se levanta tan rápido como lo comprende, activando su magia y ataca, esquivando lo que seguidamente se convierte su ataque en su contra, Red gruñe, ahora, debe correr hacia arriba, encontrando lo mismo, está atrapado no importa cuántas veces trate o por donde trate. Ha llegado ya al cuarto nivel corriendo y atacando las puertas, esta vez, no hay un campo, lo cual parece a Red como una victoria un tanto sospechosa, aunque prefiere pensarlo mas tarde y no desperdiciar su momento, sale rápidamente por la puerta, siendo atrapado rápidamente por un grupo de monstruos tipo perro que han colocado por fuera de la puerta un campo; cuando Red se da cuenta trata de volver sobre sus pasos, pero ya es tarde, el campo ha sido sellado y ahora solo está atrapado en ese pequeño espacio que le permite el campo de energía, Red gruñe, seguido de ese campo que lo contiene, alguien ha disparado, un dardo llega a su hombro derecho y aunque gime de dolor por no haberlo podido evitar, cae arrodillado al suelo, gruñendo y entrecerrando uno de sus ojos con dolor, se maldice, no fue tan astuto como debía; ahora, los perros que quitan el campo avanzan con paso lento y cuidadoso cargando su cuerpo y llevándolo por otro elevador de vuelta al piso del que había escapado anteriormente, puede ver a los perros inclinándose delante de Honey y como es metido de nuevo en su jaula, se maldice por lo bajo, una vez más en el mismo punto, eso era molesto si se ponía a pensarlo siquiera un poco
Una vez en el silencio de la habitación, el gesto tranquilo de Honey, ahora lucia oscurecido un poco por el enfado, Red no podía moverse, pero había quedado boca arriba por ordenes de Honey hacia los demás empleados que a último momento había notado como agentes bien uniformados y elegantes, casi podría jurar que eran guardaespaldas… ahora, tal y como había sido desde el principio que llego a ese lugar, un silencio había reinado, callado únicamente por las pisadas tranquilas apenas calladas por la alfombra que no había notado, era claro, Red no se iba a quedar muchas horas a observar el lugar del que debía de escapar, aunque era bueno que lo hiciera, se suponía, su plan era fácil y factible de hacer… se había equivocado otra vez…
-no me hare la víctima, comprendo bien que quieras escapar de aquí Red- anuncio Honey, después de un largo silencio y sentándose por fin en la orilla contraria de la cama pero cercas de la visión del lobo que luchaba por mover sus huesos entumecidos, Red gruño, era todo lo que podía hacer, gruñir ante su enemigo y a quién podía percibir como peligroso, Honey solo lo miro un segundo, dando otra calada a su cigarrillo y mirando hacia el techo de aquella elegante habitación
-imagino por tus reacciones que no me has de recordar- suelta tranquilo dando otra calada a su cigarrillo notando ahora un gesto confuso de parte de Red, Honey sonríe suavemente y por fin, apaga el cigarrillo con la suela de su zapato encaminándose hacia la jaula; la abre con tranquilidad y saca con algo de trabajo a Red de esta, dejándolo con cuidado sobre su regazo, carga con el de un modo nupcial hasta poder llevarlo de vuelta a la habitación donde se encontraba la comida, Red mira aquellos gestos con sorpresa, Honey lo ha sentado en una de sus piernas, como si se tratase de un niño pequeño, Red diría algo de no ser que aun se siente algo entumecido, aunque con fuerzas para hablar (desde que fue tomado no ha parado de soltar maldiciones y malas palabras a los que lo llevaron de vuelta al lugar del que había escapado en principio)
-¿Qué mierda quieres? Estas enfermo- gruñe Red, notando que ahora Honey toma una cuchara y con tranquilidad pasmosa toma un poco de comida que es guiada hasta la boca de Red, ambos se miran, Honey únicamente se limita a sonreírle de un modo gentil ajeno a una idea de perversión por parte de Red, o tal vez, se dice el mismo esqueleto, es que Honey es de esos enfermos mentales que pueden ocultarse perfectamente bien tras una cara de amabilidad; de ser este último punto, Red se dice doblemente jodido pues no sabe tratar con gente así y sabe por lo menos que es un peligro para cualquiera la idea de trata con un psicópata enfermo retorcido…
-fue hace años… tu me salvaste- las palabras de Honey, detienen a Red de una imaginación morbosa donde es utilizado para cosas degradantes que lo van dejando peor que juguete de gato. Ahora su mente se centra en las palabras de Honey y como por fin, logra meter la cuchara de comida en su boca, Red siente que sus huesos se derriten al probar una carne suave y jugosa, deliciosa ante su paladar y que obliga a que mueva su cola con deseo de poder comer más de esa carne, Honey sonríe alegre y victorioso en secreto, ahora Red está más interesado en comer que en atacar, así que se dice que podrá hablar más civilizadamente mientras le entregue la comida
*Flash back*
Había sido hace mucho tiempo, en ese entonces, aun éramos jóvenes, unos niños por algo decir; en ese entonces, mi familia era tan pobre como una familia de recursos promedios, hasta ese entonces, no habíamos tenido problemas con el dinero… es cierto que de cuando en cuando teníamos alguna que otra deuda pero no era la gran cosa, mi familia y yo vivíamos bien, dentro de que se podía decir, éramos felices, una familia pequeña, que tenía que trabajar pero que todas las noches comíamos juntos y reíamos felices
Eso había sido hasta que a mis padres los habían engañado en un atraco, ellos, que nunca habían ido a extremos de robar tuvieron que hacerlo cuando uno de los trabajadores en la misma empresa de mi padre lo inculpo del robo de un dinero con demasiados ceros para ser contado realmente, mis padres, en un acto de desesperación tuvieron que acudir a la idea de robar. La idea fue de mal en peor, antes de que pudieran hacer algo o tratar de explicarse la policía ya estaba sobre ellos, así que, la idea de un robo había sido su única idea… pero como había dicho, todo fue a peor
El robo salió mal y ellos murieron sin poder ser reconocidos hasta tiempo después, el banco había embargado la casa y todo lo que había dentro, ni siquiera tuve oportunidad de tomar algo de dinero o de poder tomar ropas, simplemente, con lo que tenia puesto, fui lanzado a la calle, ni siquiera pude llorar apropiadamente la muerte de mis padres y sorpresivamente, toda la familia que alguna vez llegue a conocer había desaparecido simplemente… no hubo nadie que abriera sus puertas para mí en mi desesperación… así que vague solo por las calles oscuras y concurridas de la ciudad promedio
El día se había vuelto noche, la noche día y cuando por fin se cumplieron mis primeros tres días tratando inútilmente de buscar comida, hubo alguien que muy gentilmente me tendió la mano; era una noche oscura, atacada por una fuerte tormenta que parecía por momentos granizar en su agresividad; el frio era demasiado para mis huesos y mi empapada ropa sucia y rota por escapar de gente que me quería atacar, hasta que en medio de esa oscuridad, apareció quien sería mi salvador
-¿Qué mierda? ¿No sabes donde estas?- fue lo primero que escuche seguido de abrir mis ojos y enfocar la mano esquelética de otro esqueleto como yo, parpadee confundido, subiendo mi mirada en la penumbra de la lluvia, apenas iluminado por una farola tenue, pude verlo, un esqueleto más bajo que yo, sus dientes en punta y sin uno de su lado izquierdo, sus ojos eran carmesí y tenia ojeras bajo los ojos, sus ropas desgarradas y mas harapientas que las mías lucían igual de empapadas aunque había un cartón ligeramente mojado que lo estaba cubriendo
-¿Quién… eres?- pregunte, entumecido por el frio, pero él no me respondió, simplemente se inclino para tomar mi mano y jalarme, ahora recuerdo que estaba sentado en una esquina de los pilares que daban hacia un parque ahora cerrado por la hora, el simplemente jalo de mi mano obligándome a ponerme de pie, tirando el cartón que lo había estado cubriendo de la tormenta, jalo conmigo llegando ambos hasta lo que era un refugio; nos regalaron un poco de ropa seca y una sopa sencilla pero caliente que nos calentó los huesos y la magia…
Nunca pude preguntar por su nombre, esa noche estaba demasiado cansado como para poder hacer algo mas, al día siguiente, cuando desperté junto a otros mas, el ya se había ido; al parecer, había tenido problemas con uno de los otros vagabundos que al parecer lo había incriminado por robar algo, no supe jamás como había terminado la pelea, solo que ambos habían sido expulsados y poco después, simplemente, no pude volver a verlo, por más que durante otros días, lo sigue buscando. Hasta que finalmente, quien termino siendo encontrado, fui yo
Una hermana de parte de mi padre me había encontrado después de tanto tiempo, era abogada así que esclareció los problemas de mi familia y al menos, se intentó dar sepultura al recuerdo de mis padres, jamás supe si ella pudo encontrar sus restos; sin embargo, en mi deseo de poder ayudar a quien me había ayudado y esperar por tener un futuro mejor, donde nunca volviera a padecer de hambre o de techo, estudie. Admito que intente ser un abogado como mi tía, pero jamás fue lo mío relámete, así que, contrario a lo que había pensado en un principio, más que buscar venganza en un rubro que es fácilmente manipulado por el dinero, pensé que lo mejor seria imitar la amabilidad de quien me había ayudado en ese entonces… y sin pensarlo, un restaurante había nacido
En mi deseo por dar alimento en las noches mas oscuras, el restaurante creció, también fueron ciertas esos comederos para los que no tenían dinero; rápidamente y con ayuda de mi tía subí hacia las más altas esferas, ahora, soy lo que soy y sin embargo, la verdadera razón de que pueda llegar hasta donde estoy, es por él, aquel esqueleto que no pude encontrar otra vez en mi vida… hasta el día de hoy
*Fin flash Back*
-¿Me estás diciendo que fui yo quien te salvó a ti?... ni siquiera lo recuerdo- dijo Red enarcando un ojo y comiendo con torpezas ahora que una de sus costado izquierdo funcionaba más que el derecho, Honey aun tenia bien aferrado a Red de sus caderas para que no tratara de escapar, aunque, sabía que por la comida que estaba ingiriendo tan rápidamente, eso no sería pronto
-lo supuse, después de todo no tuvimos tiempo de decirnos nuestros nombres- explica Honey tomando un vino tranquilamente pero sin dejar de ver a Red en ningún momento
-¿Y cómo rayos fue que diste conmigo si se supone que no sabias nada de mi?- pregunto, Honey desvió la mirada con algo de nervios y un tenue sonrojo naranja
-me hice de amigos del mismo rubro y entre ellos salió una vez la mención de la pet shop, me metí solo a buscar similitudes a ti y descubrí que por un poco mas de dinero se podía hacer un pedido especial, así que… gastar algunos cientos de millones mas no era la gran cosa si con eso podía volver a verte; sumando cosas, llegamos a esto nada mas- se explica, aunque para cuando gira a ver, siente peso en sus costados, asustado, encuentra que Red se ha quedado dormido a su lado, con sus mejillas sucias por la comida y con un gesto angelical de alguien que por fin ha comido y ahora puede descansar tranquilamente, Honey observa y lo estrecha contra su pecho con cariño besando su frente
-déjame demostrarte mi gratitud… Red- susurra, con una suave sonrisa llena de felicidad honesta y sin dobles intenciones…
Por ahora…