Una sirena sonó estridentemente asustándolo, abrió sus ojos y pego un brinco quedándose arrodillado en su cama, miro a todos lados, ahora ya había luz de sol, miro la habitación y como si se tratase de una película recordó todo… había salido temprano en la mañana para ir a la escuela, recuerda que había visto su escuela a lo lejos cuando sintió un dolor en uno de sus brazos, encontró un dardo y luego despertó en esa habitación por la noche, trato de escapar y solo volvió a quedarse dormido…
No lo pensó demasiado, pego un brinco de la cama y corrió hacia la ventana, vio lo mismo, estaba a calculo en un tercer piso tal vez, estaba muy alto como para saltar y no matarse… trato de todos modos de abrir la ventana, pero vio que estaba sellada y en todo caso, no era una ventana para abrirse, volvió a ver la habitación, no había nada diferente a lo que vio por la noche, aunque se veía mejor que esa misma noche
Un escritorio con silla, ambos pegados al suelo sin posibilidad de poder moverlos, una cómoda negra y algo vieja con sus ropas, en la esquina superior izquierda de la habitación, en la misma pared que tenía la puerta, una cámara que daba directo hacia su cama, miró fijamente aquello y luego miro la puerta, se acercó con pasos lentos y cautelosos, trago duro entre su miedo y estando a una cosa de nada de tocar el pómulo de la puerta vio aparecer a un par de monstruos fornidos
Lo siguiente fue aterrador como violento, Sans se vio agarrado por ambos brazos, por supuesto, entre gritos y pataleo trato de liberarse, uno tenía unas orejas de conejo sobresaliendo por lo que alcanzaba a ver, el otro, parecía tener alas de murciélago por orejas, pero era lo de menos, tenían una tremenda fuerza y una increíble musculatura… hablaban raro, o al menos solo hablaba el de orejas de murciélago pues el otro ni hablaba… Sans trato de soltarse de ellos pero no consiguió nada, era clara la diferencia de nivel de fuerza entre él y sus atacantes
-¡Suéltenme!- grito furico, aun luchando por soltarse sin lograr nada más que agotarse
-¡Aléjense de mí! ¡Suéltenme!- grito todo el rato; se vio libre de la habitación donde estaba encerrado la noche pasada, y al seguir por lo que parecía ser un largo pasillo de algún hotel, vio aterrado como habían más hombres del mismo nivel de musculatura que le sujetaban tratando con otros monstruos y humanos por igual, miro asustado a sus alrededores y comenzó a ver cosas cada vez más perturbadoras
Habían humanos y monstruos llorando en esquinas, habían personas con batas blancas y hojas caminando de un lado para el otro, otros viendo fríamente a los monstruos que parecían asustados, Sans encontró entonces cosas particularmente extrañas… humanos con orejas de animales, algunos eran gatos, perros, conejos, coalas, zorros, canguros, mapaches, ardillas, incluso habían los que ni siquiera sabían que eran… los monstruos eran iguales… habían varios con características diferentes entre sí pero que tenían más pintas animales que rasgos humanos, además, todos los que lloraban y parecían tener miedo llevaban en su cuello un tipo de collar o correa para animal, gris con una placa metálica que parecía ser lo que lo unía…
*¿Dónde rayos estoy? * se preguntó asustado. Tan metido estaba observando a todos a su alrededor que no se dio cuenta cuando fue introducido a otra habitación y posteriormente, cuando las puertas se cerraron, Sans cayo en cuenta que ahora estaba en un elevador, mismo que lo envió hasta un sótano por lo que había visto y una vez ahí, sintió su miedo volver a ahogarlo y consumirlo terriblemente, trato nuevamente de zafarse cuando vio que los corredores que había visto pronto se habían transformado en paredes de hospitales con un toque lúgubre… trago asustado y miro como ahora habían monstruos y humanos tumbados en camas, cada uno gimiendo llenos de dolor, abrazándose si a veces podían, otros amarrados en todas sus extremidades mientras humanos y monstros con batas observaban a los convalecientes en las camillas y con ropas de hospital
-¿Q-Que van a hacerme?- pregunto aterrado viendo a ambos monstruos que lo estaban llevando, más ninguno dijo nada, únicamente el de orejas de conejo bajo un poco la cabeza y negó suavemente con esta, Sans sintió miedo en ese momento y observo que iba otro humano a su lado también siendo tomado por otros dos que Sans correlacionó como guardias… lo imaginaba por la fuerza que tenían y por qué a diferencia de los otros, parecía que tenían una armadura por debajo
Sans fue llevado hasta otra habitación, esta estaba vacía y solo había en el medio una cama metálica; fue acostado ahí contra su voluntad, amarrado de sus cuatros extremidades, por el cuello, pecho y rodillas para que no se moviera, observo como aquel con orejas de conejo acariciaba su cráneo con suavidad y por fin le escucho unas suaves y apenas entendibles palabras
-lo siento mucho chico- aquello solo lo hizo temblar de miedo, miro al otro guardia y este palmeo suavemente su pierna
-se fuerte chico- y ambos partieron dejándolo en aquel lugar… asustado a mas no poder, Sans comenzó a forcejear, a gritar por ayuda, mas nadie aparecía, lucho hasta no poder más, se desgarro las cuerdas bucales en ese momento, pero ni así llego alguien, solo hasta que se escuchó las puertas se abiertas, Sans trato de ver, esta vez, era un hombre con bata de científico quien se le acercaba, no dijo nada aun cuando Sans no paro de llamarlo en todo momento, aquel hombre miro en la base de la mesa un tablero y leyó algo
-Sans el esqueleto ¿verdad? Alias “huesitos”- aquello helo a Sans en su lugar, no solo conocían su nombre, también conocían su apodo en un rol... un momento…
*el rol…* y como si se tratase de magia recordó la historia del lugar… “un día, un monstruo que deseaba a un humano como mascota crea un… liquido, droga… ¡lo que fuera! ¡una maldita porquería que transformo al humano en una mascota! Y… desde entonces el monstruo se había vuelto rico haciéndole lo miso a otros como el…”
-veo que ya entendiste muchacho- escucho de nuevo la voz del científico, lo miro aterrorizado y el hombre dejo la tabla que leía y tomando la camilla donde Sans estaba recostado lo lleva a otra sala, ahora Sans grita que no quería estar ahí, comenzó a gritar por que le liberaran de sus ataduras y le dejaran escapar, volver a su hogar… más sus gritos, aunque fuertes fueron ignorados… fue enviado a una habitación extra donde más hombres con batas estaban tecleando, fue dejado en el medio de todo, veía ir y venir a las personas, humanos y monstruos por igual, pero uno en particular se acercó más de lo debido desde uno de sus costados, Sans centro su atención en él, en especial cuando lo observo; entre sus manos, aquel monstruo que parecía esqueleto de cara marcada con una cicatriz arriba del ojo hasta la nuca y otra había abajo en su otro ojo perdiéndose en el cubre bocas…
Sans tuvo particular miedo de ese hombre que se había acercado con una jeringa de líquido verde toxico, tomo uno de sus brazos y paso un algodón frio, el aroma a alcohol se hizo más presente seguido de una inyección en la zona, escucho del hombre decir burlescamente que “solo sería un piquete y ya” seguido de un abrumador dolor que nació desde su alma y que se extendió por cada parte de su cuerpo desgarrándolo desde dentro
Perdió el sentido de sus alrededores, únicamente centrándose mas a fuerza que por gusto en aquel dolor y ardor que le envolvía por completo, sentía su cuerpo caliente, sentía dolor por que incluso el aire le tocase, ardía poco después donde dolía y después volvía el dolor en un ciclo sin fin cruel y despiadado… Sans se volvió a desgarrar con más fuerza la garganta entre tantos gritos y ni así, podía ser suficiente para calmar el dolor que le acongojaba… su magia estaba vuelta loca, le lastimaba sentirla correr por su ser entero, sentía, que si no era ayudado se volvería polvo…
Alcanzo a ver antes de que sus dolores lo dejaran sin sus sentidos, que el hombre de las cicatrices lo enviaba a otro lugar con ayuda del mismo científico que le había movido en la cama, después de encerrarlo en otra habitación oscura, alcanzo a percibir los gritos de alguien más… pronto, noto que habían gritos de más seres como el… para antes de que perdiera el conocimiento, la idea de que había llegado al infierno fue solo, un fugaz momento antes de perderse entre su dolor y la inconsciencia
Despertó, no por su propia voluntad, sino al sentir movimiento a sus alrededores, mas precisamente, cuando abrió los ojos, se encontró siendo transportado por medio de la cama metálica a otras habitaciones más, su mirada borrosa y su sentimiento de agotamiento solo eran presentes por poco tiempo pues, entre sus parpados que se abrían y cerraban lentamente, se encontraba ya en diferentes lugares, los mismos que había visto anteriormente cuando fue llevado contra su voluntad
La última vez que abrió sus ojos se encontró de vuelta en la habitación en la que había despertado, observo como los mismos sujetos que lo habían arrastrado por varios lugares ahora lo devolvían con sumo cuidado a su cama y después de arroparlo se machaban. Sans prefirió cerrar sus ojos presas del agotamiento extremo que sufría en ese momento, dejándose llevar por el sueño que se volvía lentamente una terrible pesadilla